XXXII
¦Nota del autor:¦
Un poco de chiste negro:
Como va batman a un funeral?
- va tieso.
CAPÍTULO: Bebés.
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Dogday aún estaba sentado en el suelo, con los brazos sobre sus rodillas y la mirada algo perdida. Aunque sus bebés estaban bien, la culpa seguía pesando en su mente. Catnap, con Dogpressed aún en sus brazos, lo observó en silencio por unos segundos. No era bueno con las palabras, pero esta vez sentía que debía decir algo.
Catnap: Dogday... - murmuró con timidez.
- levantó la cabeza y lo miró con curiosidad - Dogday: ¿Mmm?
Catnap bajó un poco la mirada, como si le costara admitir lo que estaba por decir, pero aun así continuó.
Catnap: No entiendo por qué dices que eres un desastre de padre... - susurró - Yo... he estado observando. No has dejado a nuestras hijas solas en ningún momento del día. Solo lo hiciste ahora, y ni siquiera fue intencional.
- parpadeó, sorprendido - Dogday: Pero...
Catnap: Además... - hizo una breve pausa, sintiendo cómo su pecho se calentaba al decirlo - Se nota que las amas demasiado. Corriste sin dudarlo para asegurarte de que estaban bien. Eso no es algo que haría un mal padre.
Dogday lo miró fijamente, procesando sus palabras. Luego, sus orejas se movieron levemente y una sonrisa suave apareció en su rostro.
Dogday: Catnap... - susurró, visiblemente emocionado.
Sin poder contenerse, Dogday se levantó rápidamente y lo abrazó con fuerza, envolviendo tanto a Catnap como a Dogpressed en sus brazos. Catnap se quedó completamente inmóvil, con el rostro ardiendo de vergüenza.
Catnap: D-Dogday...
Dogday: ¡Gracias! - exclamó moviendo su cola con felicidad - ¡De verdad, gracias por decirme eso!
Catnap no sabía cómo reaccionar. Su corazón latía demasiado rápido y su mente estaba llena de pensamientos confusos. Sin embargo, al ver lo feliz que Dogday estaba con sus palabras, decidió no apartarse. Simplemente se quedó quieto, sintiendo el calor del abrazo y, por primera vez, sin rechazarlo del todo.
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En la noche...
Catnap asintió levemente tras escuchar a Dogday explicarle sobre su función dentro de los Smile Critters. Aunque aún se sentía un poco extraño con toda esta nueva información, decidió que lo intentaría.
Con un suspiro, cerró los ojos y dejó salir el gas rojo por su boca. Este se dispersó suavemente por el refugio, envolviendo a cada uno de los Smile Critters en una sensación de calma y tranquilidad.
Uno a uno, comenzaron a quedarse dormidos. Pudo ver a Hoppy acurrucada con sus bebés, a Picky acomodándose en su rincón, y a los demás entregándose al sueño sin preocupaciones.
Por último, dirigió su mirada a Dogday. Dogday bostezó, bajando sus orejas lentamente mientras sus ojos se cerraban. Justo antes de quedar profundamente dormido, sonrió con dulzura.
Dogday: Buenas noches, Catnap... - susurró con voz adormilada.
- sintió un leve cosquilleo en su pecho - Catnap: Buenas noches... - respondió, casi en un susurro.
Se quedó ahí por unos segundos más, observando la expresión pacífica de Dogday. La suave luz de la luna iluminaba su rostro, resaltando su ternura incluso mientras dormía. No podía evitarlo, Dogday era hermoso.
Catnap sintió calor en sus mejillas y rápidamente apartó la mirada, dirigiéndose a su propia habitación. Al acostarse en su cama, no pudo evitar recordar la imagen de Dogday sonriendo antes de dormir.
Colocó su brazo sobre su rostro, tratando de ignorar el extraño sentimiento en su pecho. No entendía qué era, pero algo dentro de él le decía que quizás... solo quizás... Dogday estaba empezando a significar más de lo que imaginaba.
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Dogday se despertó de repente, sintió un nudo en el pecho. Aunque las pastillas ayudarían a calmar su ansiedad, la pesadilla aún persistía en su mente como un eco lejano. La imagen de Lucía, con sus grandes ojos verdes llenos de vida, lo perseguía en la penumbra de su habitación.
No podía olvidar su risa, su calidez... y mucho menos el momento en que la perdió para siempre. Cerró los ojos con fuerza, tratando de ahuyentar los recuerdos.
Dogday: No es real... no es real... - susurró para sí mismo, apretando las sábanas entre sus garras.
Justo en ese momento, la puerta se entreabrió y una figura silenciosa se asomó. El felino se quedó en el umbral, observando a Dogday con su expresión reservada, pero con una pizca de preocupación en sus ojos.
Catnap: Hoppy se llevó a las bebés - murmuró con su voz baja, como si no quisiera perturbarlo demasiado.
- suspiró y asintió sin mirarlo - Dogday: Lo sé... gracias.
Catnap se quedó en su lugar, sin moverse. Parecía dudar, como si quisiera decir algo más, pero al final optó por entrar y cerrar la puerta tras de sí. Dogday sintió el peso de Catnap sentándose al borde de la cama. Un silencio cómodo se instaló entre ellos.
Catnap: Tu cara dice que no dormiste bien - comentó finalmente, sin rodeos.
- soltó una risa seca - Dogday: ¿Así de mal me veo?
Catnap: No lo suficiente para asustar a alguien, pero sí lo suficiente para preocuparme.
Dogday se giró lentamente hacia él, sorprendido por esas palabras. Catnap lo miraba fijamente, sin apartar la vista.
Dogday: ¿Te preocupa? - preguntó con un pequeño destello de esperanza en la voz.
- apartó la mirada con cierto nerviosismo - Catnap: Supongo que sí...
- sonrió melancólico - Dogday: Tuve una pesadilla - confesó al fin, suspirando.
Catnap no preguntó detalles, pero su postura indicaba que estaba dispuesto a escuchar si Dogday quería hablar. Por un instante, Dogday dudó. ¿Debería contarle sobre Lucía? ¿Sobre el dolor que aún llevaba dentro?. Finalmente, se limitó a mirar a Catnap y le dio unas palmaditas en la cabeza, revolviéndole el pelaje con cariño.
Dogday: Gracias por preocuparte - dijo con una sonrisa cansada.
Catnap hizo un leve puchero al sentir la mano de Dogday en su cabeza, pero no se alejó.
Catnap: Solo descansa un poco más - murmuró, apartando la mirada con las orejas bajas.
Dogday lo observó en silencio y, sin pensarlo mucho, se acomodó en la cama y cerró los ojos. Tal vez con Catnap cerca, la pesadilla no volvería esa noche.
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Dogday parpadeó varias veces, sintiendo un leve calor en su rostro al notar la posición en la que estaba. Catnap estaba profundamente dormido, con su cuerpo acurrucado contra él y su cabeza apoyada en su pecho. Su respiración era lenta y tranquila, y sus orejas se movían ligeramente con cada exhalación.
Dogday tragó saliva.
Su primer instinto fue apartarse, pero cualquier movimiento que hiciera podría despertar a Catnap. Y si eso pasaba... probablemente el gato se alejaría de inmediato, avergonzado. Así que se quedó quieto.
Mientras el tiempo pasaba, Dogday no pudo evitar fijarse en lo relajado que se veía Catnap. Era raro verlo así... sin su habitual actitud reservada o su mirada tímida. Aquí, en este momento, parecía tan pacífico... tan vulnerable.
Dogday sintió una calidez en el pecho. ¿Cuánto tiempo más podría quedarse así antes de que Catnap despertara? Pero justo cuando pensó en eso, Catnap se movió un poco, frotando su rostro contra él con un leve quejido de sueño. Dogday se tensó.
Un segundo después, Catnap parpadeó lentamente, entreabriendo los ojos con somnolencia. Su expresión aún era relajada... hasta que se dio cuenta de dónde estaba. Sus ojos se abrieron por completo. Y entonces...
Catnap: ¡¡A-AH!! - se apartó de golpe, con su pelaje erizándose al instante.
Dogday apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Catnap se hiciera un ovillo en la otra esquina de la cama, con las orejas gachas y el rostro ardiendo de vergüenza.
Catnap: Y-Yo... no... ¡No fue intencional! - balbuceó, sin poder mirarlo directamente.
Dogday, que también estaba rojo, se rascó la nuca con una risa nerviosa.
Dogday: Tranquilo, lo entiendo... no pasa nada.
Pero Catnap seguía demasiado avergonzado como para calmarse tan fácilmente. Después de unos segundos de silencio incómodo, Dogday decidió cambiar de tema.
Dogday: Bueno... parece que dormiste bien.
- aún hecho un ovillo, asintió lentamente - Catnap: Sí... supongo...
- sonrió con ternura al verlo tan tímido - Dogday: Me alegra.
A pesar de su vergüenza, Catnap sintió una pequeña calidez en su pecho. Y aunque no lo admitiría en voz alta... dormir así no había sido tan malo. Catnap parpadea lentamente, aún con algo de sueño, pero no puede evitar seguir observando a Dogday.
La forma en que la luz del sol iluminaba su pelaje, sus orejas moviéndose ligeramente con la brisa de la mañana... todo en él era hipnotizante. Dogday se estira nuevamente y le revuelve el pelaje a Catnap con una sonrisa juguetona.
Dogday: Duerme un poco más, dormilón. Yo iré a desayunar con los demás.
Catnap asiente con una leve sonrisa tímida, pero antes de que Dogday pueda levantarse completamente, lo sujeta con delicadeza de la muñeca.
Catnap: Eh... - murmura con la voz un poco rasposa por el sueño - ¿Puedo... verte después?
- parpadea sorprendido, pero luego sonríe con ternura - Dogday: Claro que sí, tontito. Siempre puedes verme cuando quieras - Se inclina un poco y le da una suave caricia en la cabeza antes de salir de la habitación.
Catnap lo sigue con la mirada hasta que la puerta se cierra. Su corazón late un poco más rápido de lo normal. Se da la vuelta en la cama, enterrando la cara en la almohada con las orejas bajas y el rostro completamente sonrojado.
Catnap: ¿Por qué me hace sentir así...? - susurra para sí mismo.
Mientras tanto, Dogday llega al comedor donde los demás Smile Critters ya están reunidos. Hoppy, que está alimentando a Wimpin Chikin y FlopZee, nota su expresión relajada y sonríe con picardía.
Hoppy: Alguien parece estar de buen humor hoy~ - dice, dándole un codazo a Picky, que también se da cuenta de la expresión de Dogday.
Dogday solo se ríe y se sienta con los demás, aunque su mente aún está en la habitación, donde Catnap sigue durmiendo... y esperándolo.
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Mientras Dogday estaba con los demás Smile Critters en el comedor para desayunar, Dogday nota la ausencia de sus hijas.
Dogday: ¿Dónde están Catfeine y Dogpressed?
Hoppy: Ah, están en la casita pequeña junto a los demás - señaló la casita de juguete.
Abre los ojos con sorpresa y emoción al escuchar a Hoppy. Se levanta de inmediato de su asiento y camina rápidamente hacia donde están los bebés.
Dogday: ¿En serio? ¿Ya están gateando?
Hoppy asiente con una sonrisa, señalando la pequeña casita de madera donde los bebés de los Smile Critters juegan juntos. Dogday observa con asombro cómo Catfeine y Dogpressed intentan moverse por sí solas. Sus movimientos aún son torpes, pero cada vez avanzan más con determinación.
Dogday: ¡Miren eso! ¡Mis niñas están gateando! - exclama con orgullo, su cola moviéndose de felicidad.
Los demás Smile Critters se acercan a mirar también. Kickin le da una palmada en la espalda a Dogday con una gran sonrisa.
Kickin: ¡Vaya, amigo! ¡Son las primeras en aprender! ¡Eso es increíble!
Bubba: ¡Sí, sí! ¡Todavía son pequeñitas y ya están moviéndose solas!
Crafty y Bobby: Se nota que tienen la energía de su padre - dijeron con una sonrisa traviesa.
Dogday sonríe con orgullo, pero luego siente un leve cosquilleo de nostalgia y tristeza. Hubiera querido que Catnap viera esto también... aunque, pensándolo bien, Catnap aún está en proceso de aceptar su papel como padre. Tal vez sea mejor mostrarle este momento con calma.
Dogday: Son unas luchadoras... - susurra Dogday con ternura, arrodillándose para verlas mejor - Mis pequeñas guerreras.
Mientras tanto, Catfeine y Dogpressed notan la presencia de su padre y comienzan a balbucear con emoción, tratando de gatear hacia él. Dogday abre los brazos y las recibe con una sonrisa enorme.
Dogday: ¡Vamos, mis bebés! ¡Ustedes pueden!
Los demás Smile Critters observan la escena con ternura, mientras Dogday abraza a sus hijas y ríe con felicidad. Sin embargo, en su mente, aún sigue pensando en Catnap... ¿Cómo reaccionará cuando vea a sus bebés avanzando tan rápido?
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Como Catnap no podía dormir, caminó con calma hacia el grupo, aún con su expresión reservada y su postura un poco retraída. Observó la escena con atención: Dogday está de rodillas en el suelo, animando a Catfeine a que se acerque a él.
Dogday: ¡Vamos, pequeña! ¡Tú puedes! - dice con entusiasmo, moviendo su cola con alegría.
Catnap parpadea sorprendido cuando ve a Catfeine avanzar poco a poco, con sus movimientos torpes pero decididos. Luego, desvía la mirada y se da cuenta de algo más: además de sus propias hijas, hay otros bebés en la pequeña casita de madera.
"¿Los demás también tienen crías?", pensó.
Mientras tanto, Catfeine finalmente llega a los brazos de Dogday, quien la recibe con emoción, frotando su nariz contra la de su hija antes de lamerle suavemente la cabecita. Su cola de perro se agita con felicidad.
Dogday: ¡Lo hiciste, mi pequeña Catfeine! ¡Eres increíble! - dijo con orgullo.
Catnap se queda inmóvil por un momento, observando la ternura con la que Dogday trata a su bebé. Su corazón late un poco más rápido, sintiendo una extraña calidez en el pecho. Es un sentimiento nuevo para él, pero no desagradable. Los demás Smile Critters notan su presencia y le sonríen.
Kickin: ¡Miren quién decidió unirse al desayuno! - dijo con una gran sonrisa.
Crafty: ¡Hola, Catnap! Ven, siéntate con nosotros.
Bobby: Y mira, estos son nuestros bebés - señaló a los pequeños que jugaban en la casita de madera - ¡Todos han crecido bastante!
Catnap se acerca lentamente, mirando a los bebés con curiosidad. Ve a Icky Piggy, Dumbba Dumbbaphant, Floppy FlopZee, Groody Grudgebear, Uniquecorn y Wimpin Chikin, todos interactuando entre sí. Nunca se había percatado de la presencia de tantas crías... ¿Desde cuándo existían?
Dogday: Son nuestros pequeños, Catnap - dijo en voz baja - No solo los nuestros, sino los de todos.
Catnap bajó la mirada hacia Catfeine, quien parpadea con curiosidad al verlo. Su pequeña cola robótica se mueve levemente, como si reconociera su presencia. Catnap tragó saliva y, con algo de duda, se sienta junto a los demás. Aún no sabe cómo sentirse sobre todo esto... pero, poco a poco, tal vez pueda comprenderlo.
De un momento a otro, Dogday se sintió mal. Dogday salió corriendo sin decir una palabra, y ahora todos intercambian miradas preocupadas. El sonido de arcadas en el baño hace que todos los Smile Critters se queden en silencio por un momento.
Kickin: ¿Está enfermo? - susurra frunciendo el ceño.
Crafty: Pero se veía bien hace un rato - añade inclinando la cabeza.
Antes de que alguien más pueda comentar, un ruido metálico resuena en la sala. La caja electrónica se activa con un parpadeo de luces, y la voz fría y meticulosa del Dr. Halvorson retumba en el aire.
Dr. Halvorson: Dogday, ven inmediatamente a mi escritorio médico para un chequeo.
Catnap se pone tenso al escuchar eso. Sin dudarlo, se levanta y sigue a Dogday hasta la oficina del doctor. Aunque todavía le cuesta expresarse con palabras, su instinto le dice que no puede dejarlo solo.
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En el escritorio médico...
Dogday está sentado en la camilla con los brazos cruzados. Se ve inquieto, con la cola baja y las orejas gachas. Dr. Halvorson trabaja en silencio, tomando muestras de sangre y orina con su precisión habitual.
Dr. Halvorson: No te muevas - ordena el doctor, sin mirarlo.
Dogday solo asiente, mirando de reojo a Catnap, quien está parado cerca de la puerta con una expresión neutra. Después de un rato, la máquina de análisis emite un pitido, indicando que los resultados están listos. Dr. Halvorson observa la pantalla y, por primera vez en mucho tiempo, sus cejas se alzan con sorpresa.
Dr. Halvorson: Interesante... - murmura.
- siente un escalofrío recorrer su espalda - Dogday: ¿Q-qué pasa? - pregunta con nerviosismo.
El doctor se gira hacia él y, con una expresión casi inexpresiva, suelta la noticia.
Dr. Halvorson: Estás embarazado otra vez. Felicidades.
El silencio en la sala se vuelve pesado. Dogday siente cómo el aire le falta por un momento.
Dogday: ¿E... Embarazado...? - repite, como si su cerebro no pudiera procesarlo.
Catnap, que hasta ahora se había mantenido en segundo plano, se tensa visiblemente. Sus orejas se mueven ligeramente, pero no dice nada.
Dr. Halvorson: - asiente con indiferencia - Sí. Tu cuerpo sigue adaptándose a las modificaciones. No es sorprendente que esto sucediera.
Dogday no responde. En su cabeza, el caos se desata. ¿Cómo se supone que va a manejar esto? Ya tiene dos bebés que cuidar, Catfeine y Dogpressed. Apenas está logrando organizar su vida de nuevo. Catnap aún está adaptándose. Y ahora, esto...
Dr. Halvorson: Tu pulso es inestable. Estás estresado.
- aprieta los puños y desvía la mirada - Dogday: No... no es eso. Solo... - traga saliva - No lo esperaba.
Dr. Halvorson: - lo observa con su mirada analítica - Piénsalo bien, Dogday. Ya has pasado por esto antes.
Dogday baja la cabeza, su cola se enrosca alrededor de su pierna. Catnap, aún en silencio, observa a Dogday con atención. No entiende del todo lo que está sintiendo, pero sabe que Dogday no está feliz.
No hay brillo en sus ojos, no hay emoción en su expresión, solo shock y preocupación. Por primera vez en mucho tiempo, Catnap siente un impulso dentro de él. Quiere hacer algo.
Quiere decir algo. Pero... ¿qué podría decir en un momento así?
Dogday baja la cabeza, cubriendo su rostro con las manos. Sus hombros tiemblan y pequeños sollozos escapan de su garganta.
Dogday: No puedo... - susurra con la voz rota - No quiero... No quiero tener otro bebé...
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