XXVII
¦Nota del autor:¦
Ay me duele el kokoro 😭
CAPÍTULO: Sacrificio.
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Dogday, abrazó a sus hijas por última vez antes de entregarlas a Bobby y Craftycorn, sentía el peso de la angustia en su pecho. El temblor de la fábrica vibraba a través del suelo, haciendo que todo su ser se inquietara. La idea de dejar a Catnap sin protección, lo destrozaba por dentro. A pesar de que sus hijas estaban a salvo, su mente no podía calmarse mientras pensaba en el peligro al que Catnap seguía enfrentándose solo dentro de la fábrica.
Dogday: Cuidalas por mí... - le dijo a Bobby y Craftycorn con voz quebrada, antes de verlas asentir con preocupación.
No les dio tiempo a preguntar más; su mente ya había tomado una decisión impulsiva y peligrosa. Sin esperar a escuchar más palabras, Dogday comenzó a correr de regreso hacia la fábrica. Cada paso que daba lo acercaba más a lo que sabía que podría ser su final, pero la imagen de Catnap, solo y enfrentándose al monstruo de 1006, lo perseguía como una sombra.
A medida que avanzaba, la preocupación por Catnap lo llenaba de una determinación ciega. A lo lejos, los destellos de la fábrica, aún en caos, iluminaban la noche. El ruido de los combates, el zumbido de los juguetes controlados y la risa maliciosa de 1006 resonaban en sus oídos.
Dogday se detuvo un instante antes de entrar en el edificio, sintiendo una presión en su pecho, como si algo no estuviera bien. Pero no podía detenerse ahora, no cuando Catnap necesitaba ayuda.
Al cruzar el umbral de la puerta de la fábrica, el aire estaba espeso y cargado de tensión. La fábrica estaba más oscura que nunca, con el sonido de los gritos lejanos de los juguetes controlados por 1006 y la constante vibración de los temblores. Dogday se adentró más, su mente llena de dudas, pero impulsada por el amor y la necesidad de encontrar a Catnap.
En el interior, la fábrica parecía más un campo de batalla que un lugar de trabajo. Juguetes rotos, escombros por doquier, y la amenaza invisible de 1006 acechando en cada rincón. Dogday avanzaba con cautela, temiendo lo peor pero decidido a no rendirse. No podía dejar a Catnap allí, solo, luchando sin más ayuda.
Mientras avanzaba, algo extraño ocurrió. Una sombra lo rodeó, un susurro en su mente, algo que no podía comprender completamente, pero que sentía como una presión. Era como si alguien estuviera allí, susurrándole, guiándolo. 1006. El experimento había comenzado a ejercer su control mental sobre él nuevamente, sin que Dogday pudiera darse cuenta.
- D... Dogday... - susurró la voz, casi un eco en su mente.
Era 1006, claramente. Estaba jugando con él, manipulación pura. Dogday, aunque lo sentía, no podía oponerse. Su cuerpo se movía por sí mismo, avanzando cada vez más hacia el centro de la fábrica, donde la risa de 1006 se oía más fuerte.
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Mientras tanto, afuera, Craftycorn y Bobby miraban a las pequeñas Catfeine y Dogpressed, que ahora se encontraban a salvo en un rincón apartado. Pero algo no estaba bien. El extraño comportamiento de Dogday no era normal, y un escalofrío recorrió la espalda de Craftycorn cuando vio a Dogday correr de nuevo hacia la fábrica.
Bobby: ¿Qué está haciendo? - preguntó preocupada.
Crafty: ¡Él no está bien! - respondió con una mirada inquieta.
Sabían que Dogday era impulsivo, pero esto era algo diferente. Algo lo estaba controlando. Algo peligroso. La preocupación se apoderó de ellas, y rápidamente tomaron una decisión. Debían ir tras él antes de que fuera demasiado tarde.
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Mientras tanto, Dogday avanzaba cada vez más hacia el núcleo de la fábrica, donde la risa de 1006 llenaba el aire, y él no podía detenerse, incluso si lo intentaba. En lo profundo de su mente, algo le decía que algo estaba terriblemente mal, pero la influencia de 1006 sobre él lo hacía seguir adelante.
Y así, como un títere en manos de un monstruo, Dogday se adentraba en la oscuridad, cada vez más cerca de un destino incierto, mientras fuera de la fábrica, Craftycorn y Bobby se preparaban para enfrentarse a lo que parecía ser una misión aún más peligrosa: rescatar a su amigo antes de que fuera demasiado tarde.
Dogday sentía como si su mente estuviera atrapada en una niebla espesa, su cuerpo en total descontrol. Las órdenes de 1006 se filtraban en su cabeza, desterrando sus propios pensamientos, su voluntad, su alma. A medida que avanzaba, sus pasos se sentían más pesados, como si cada movimiento fuera impuesto, como si su cuerpo ya no le perteneciera.
Era imposible luchar contra eso. Dogday trataba de resistir, de recordar la razón por la que estaba allí, de pensar en Catnap, en sus hijas, en todo lo que estaba en juego. Pero todo parecía desvanecerse, como si cada intento de liberarse lo sumiera más en la oscuridad. Su corazón latía con fuerza, su respiración era errática, y una angustia indescriptible llenaba su pecho.
Dogday: No... no... esto no es real... - susurraba para sí mismo, aunque sus palabras se desvanecían rápidamente en el aire.
Cada vez que intentaba cuestionar lo que estaba sucediendo, 1006 lo aplastaba con más fuerza, como una sombra que lo devoraba desde dentro. De repente, Dogday se encontró en una zona aún más oscura de la fábrica, un lugar olvidado, donde las luces parpadeaban débilmente.
La presencia de 1006 lo acechaba por todos lados, como una amenaza que nunca se iba. Era como si estuviera siendo arrastrado por una corriente invisible, y en un momento de desesperación, Dogday no pudo más. En un impulso impulsado por el miedo, corrió hacia un abismo cercano, un hueco oscuro y profundo que parecía consumirlo todo.
El aire se volvía más frío, y su mente, ya al borde del colapso, pensó que quizás acabaría con todo en ese instante. Quizás así terminaría con el dolor, con el control de 1006, con la locura. Pero, en el último segundo, vio algo que lo hizo detenerse.
Lejos, en la distancia, una figura conocida emergió de las sombras, corriendo hacia él. Su corazón latió más rápido, al principio sin entender qué estaba sucediendo. Pero cuando sus ojos se enfocaron mejor, reconoció a la única persona que siempre había estado a su lado. Era Catnap.
El terror se apoderó de Dogday al ver la desesperación en los ojos de Catnap. Sabía que él no debía estar ahí, que debía estar lejos, a salvo. Y, sin embargo, estaba allí, corriendo hacia él, hacia el abismo que Dogday había estado a punto de caer. En ese momento, Dogday dudó, su mente intentando hacerle creer que todo era un truco de 1006.
Catnap, sin embargo, no perdió ni un segundo. Estaba allí para salvarlo, para evitar que todo se fuera al abismo, para traerlo de vuelta, incluso si eso significaba arriesgar su propia vida.
Catnap: ¡Dogday! - gritó Catnap con una fuerza que hacía eco en toda la fábrica.
Estaba tan cerca, y Dogday podía escuchar la angustia en su voz. Era como si cada palabra de Catnap fuera un ancla para su alma, un recordatorio de que aún había algo que valía la pena salvar. Perdido en el laberinto de sus pensamientos y el control de 1006, Dogday luchó contra sí mismo, pero no podía resistir.
En el fondo de su mente, algo brillaba, una chispa de conciencia, y se aferró a ella. Si Catnap estaba dispuesto a arriesgarse para salvarlo, entonces él no podía dejar que todo se desmoronara. No podía rendirse. Con un último esfuerzo, Dogday se aferró a esa chispa, a esa conexión con Catnap, y cuando estuvo a punto de caer, algo en su mente se rompió.
Fue un esfuerzo titánico, pero Dogday dio un paso atrás, alejándose del abismo, casi tambaleando, pero logrando mantenerse de pie. Catnap llegó a su lado en un abrir y cerrar de ojos, y, sin pensarlo, lo abrazó con fuerza, con una desesperación y alivio que no podía ocultar.
Dogday estaba de vuelta, pero no del todo. Su cuerpo aún temblaba, luchando contra la influencia de 1006.
Catnap: Te tengo... te tengo, Dogday - susurró Catnap, sosteniéndolo con toda su fuerza, asegurándose de que no fuera a caer nuevamente.
Dogday no podía responder con palabras. Solo sentía la calidez del abrazo de Catnap, la presencia reconociendo que, a pesar del control, a pesar de la oscuridad, aún había esperanza. Aunque 1006 no se había ido, Catnap seguía allí, luchando junto a él.
Dogday: Lo siento... - fue todo lo que pudo decir, su voz temblorosa y llena de remordimiento.
El dolor en la cabeza de Dogday se intensificó, como si un puño invisible lo estuviera aplastando desde dentro. Sus ojos se llenaron de oscuridad y su respiración se volvió entrecortada. 1006 estaba ahí, dominando su mente, obligándolo a ceder. La voz de 1006 resonaba en su cabeza, burlándose de él, arrastrándolo aún más hacia la oscuridad.
Catnap, al ver el sufrimiento de Dogday, intentó apartarlo del borde del abismo, pero antes de que pudiera hacerlo, 1006 apareció de las sombras. Con un solo movimiento, empujó a Catnap con una fuerza brutal, haciendo que casi perdiera el equilibrio. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Catnap mientras caía hacia el abismo, pero logró aferrarse al borde con sus manos, luchando por no caer en la oscuridad.
Al girarse, vio la grotesca figura de 1006 emergiendo de las sombras. Era como si todo lo que quedaba de la esencia de esa criatura estuviera distorsionado, corrupto. Sus ojos brillaban con una luz maligna, y su cuerpo parecía cambiar de forma constantemente, como si fuera una amalgama de pesadillas rotas. En su rostro se reflejaba una sonrisa torcida, como si estuviera disfrutando del caos que había desatado.
Catnap, con el corazón acelerado, vio cómo 1006 se acercaba a Dogday, quien ya estaba demasiado débil para resistir. 1006 levantó a Dogday con facilidad, como si fuera solo una marioneta, y lo abrazó contra su cuerpo, provocando que Dogday dejara escapar un grito de angustia.
La escena se volvió aún más distorsionada cuando 1006, con una sonrisa cruel, besó a Dogday. Era un acto oscuro, como si el beso representara su deseo profundo de corromper todo lo que Catnap amaba. La sensación de traición se coló en el aire, como si todo lo que había sido puro se estuviera desmoronando.
1006: Esto es lo que nunca pudiste hacer, Catnap - la voz de 1006 resonó en el aire, como si estuviera burlándose de él - Todo lo que tomas, todo lo que amas, yo lo tomaré.
Catnap sintió una mezcla de ira y desesperación. No podía permitir que 1006 tuviera éxito, pero no quería hacerle daño a Dogday, a la persona que amaba más que a nada en este mundo. ¿Qué podía hacer para detener todo esto sin perderlo?
Justo cuando parecía que la desesperación había alcanzado su punto máximo, un grito resonó desde la entrada.
Crafty y Bobby: ¡Catnap!
Era Craftycorn y Bobby, que llegaban corriendo. Ambas estaban listas para luchar, pero al ver la escena, la gravedad de la situación los hizo detenerse un momento. 1006 estaba sosteniendo a Dogday, quien ya no reaccionaba, y Catnap parecía estar atrapado en una lucha interna, intentando salvarlo sin causar más daño.
Craftycorn miró a Bobby, con una mirada llena de determinación, Bobby asintió con firmeza. Sin dudarlo, ambas se lanzaron hacia 1006, pero la criatura los detuvo con un solo movimiento. Con un gesto, 1006 les lanzó una oleada de energía oscura que los hizo caer al suelo, sin poder avanzar.
1006: Nada puede detenerme - se burló, girando lentamente a su alrededor mientras mantenía a Dogday atrapado en sus brazos - Ya está hecho. Lo que era de Catnap, ahora es mío.
Catnap, sintiendo como su cuerpo temblaba por el esfuerzo, cerró los ojos. Sabía que necesitaba ser fuerte, que no podía rendirse, que debía encontrar una forma de salvar a Dogday. Un plan oscuro empezó a formarse en su mente. Si no podía luchar contra 1006 de manera directa, tal vez podría usar algo que 1006 no esperaba: el amor que sentía por Dogday.
Con una respiración profunda, Catnap gritó, alzando la voz por encima del caos:
Catnap: ¡Dogday! ¡Recuerda de nuestras hijas! ¡No dejes que 1006 te controle! ¡Recuerda de mi!
El corazón de Dogday latió con fuerza al escuchar la voz de Catnap. Fue un destello de conciencia, una chispa de esperanza que se encendió en su interior. Aunque el control de 1006 aún era fuerte, algo en su alma respondió a las palabras de Catnap.
La oscuridad que lo rodeaba comenzó a ceder, pero aún era una lucha titánica. Cada vez que Dogday intentaba luchar, 1006 lo empujaba de nuevo hacia su voluntad.
Catnap, viendo el sufrimiento de su amor, decidió arriesgarlo todo. Si no podía destruir a 1006 de inmediato, tal vez podía hacerle frente con un plan que lo estaba guardando para emergencia. Sin pensarlo dos veces, Catnap se lanzó hacia ellos, sus ojos llenos de resolución.
1006 por tener una forma grotesca e inestable, deshizo su cuerpo mientras aún cargaba a Dogday en sus brazos. Catnap, al caer al borde del abismo, sintió el suelo bajo sus manos, resbalando por un instante antes de ser levantado rápidamente por Craftycorn y Bobby. El viento frío de la caída pasada aún le helaba la piel, 1006 había desaparecido con Dogday, la angustia se apoderaba de su pecho solo, sentía miedo, rabia y furia.
Catnap: ¡Rápido! - ordenó, sin mirar atrás.
Estaba decidido a encontrar a Dogday, no importaba lo que tuviera que enfrentar. Cada segundo que pasaba sin saber dónde estaba su amor lo debilitaba aún más. Craftycorn y Bobby lo miraron con seriedad. Sabían que no podían dejarlo ir solo, pero también comprendían que si 1006 estaba involucrado, el peligro era más grande de lo que cualquier de ellos podía prever.
Bobby: Nosotras iremos contigo - dijo con voz firme, mientras corría a su lado.
Catnap no contestó, solo corrió. Su mente se llenaba de pensamientos de Dogday, de lo que 1006 podría hacerle. Recordaba cómo 1006 lo había controlado antes, cómo manipulaba las emociones y mentes, y eso solo aumentaba su preocupación. Cada rincón de la fábrica parecía esconderse un peligro aún mayor que el anterior.
Pasaron por salas oscuras, laberintos de metal, donde los ecos del pasado retumbaban en cada esquina, pero la imagen de Dogday seguía intacta en su mente. De repente, una risa baja y macabra llenó el aire, resonando entre las paredes rotas. 1006.
Catnap se detuvo en seco. Esa risa... era la misma, pero algo había cambiado. Había una angustia en ella, como si estuviera jugando con algo que él valoraba profundamente.
Catnap: ¡Dogday! - gritó, sin pensar en lo que podría estar esperándolo.
Pero la única respuesta que recibió fue el eco de su propia voz retumbando por la fábrica. Bobby y Craftycorn se acercaron más a él, al notar que había algo extraño en la atmósfera. La fábrica temblaba una vez más, más fuerte que antes, como si algo o alguien estuviera a punto de destruirla desde adentro.
Catnap avanzó, con cada paso sintiendo el peso de la incertidumbre en su pecho. Ya no solo luchaba por salvar a Dogday; luchaba por su propio corazón, por la promesa que había hecho de nunca dejarlo ir, de nunca rendirse.
Pero al final, lo que Catnap no sabía era que 1006 tenía más poder del que él podría haber imaginado. La batalla aún no había terminado. Y Catnap sabía que nada sería lo mismo hasta que pudiera abrazar a Dogday nuevamente. La fábrica temblaba violentamente a medida que los escombros caían alrededor de ellos, pero Catnap solo podía centrarse en Dogday.
Frente a él estaba la figura de su amado, pero no era él. Los ojos de Dogday estaban vacíos, como si la esencia misma de su ser hubiera sido reemplazada por la fría voluntad de 1006. Su cuerpo se movía con una agilidad brutal, atacando sin piedad. Golpes y cuchillos volaban por el aire mientras Catnap intentaba esquivarlos, sabiendo que cada uno de esos ataques estaba dirigido con la fuerza de 1006, no de su verdadero amor.
- gritó desesperado - Catnap: ¡Dogday, por favor! ¡Escúchame! ¡Eres tú, te lo suplico! ¡No dejes que te controle! ¡Te necesito!
Pero cada palabra parecía perderse en el aire, ahogada por el rugido inhumano de Dogday, que avanzaba con ferocidad, como una bestia desenfrenada. Catnap sintió cómo sus brazos se llenaban de rasguños y moretones, pero no importaba. Solo podía pensar en salvarlo.
Craftycorn y Bobby, al ver la desesperación de Catnap, se unieron a la lucha, intentando sujetar a Dogday sin lastimarlo. Ambos sabían que no podían golpearlo, no podían herirlo. Pero detenerlo era casi imposible. Sus cuerpos eran fuertes, pero Dogday estaba fuera de control, como un torbellino de furia.
Bobby: ¡Catnap, necesitamos hacer algo más! - gritó buscando cualquier manera de liberarlo del control de 1006.
Catnap, jadeando de dolor y frustración, miró a sus compañeros, pero su mente seguía fija en una sola cosa: salvar a Dogday. La tristeza y la rabia se mezclaban en su pecho mientras veía los ojos vacíos de su amado.
Catnap: ¡Lo sé! ¡Pero no sé qué hacer! ¡1006 lo tiene completamente bajo su control!
Los tres seguían esquivando los golpes de Dogday, mientras él seguía atacando con la furia de un animal. Cada vez que Catnap intentaba acercarse, era golpeado y empujado hacia atrás, su corazón latía con fuerza, apremiante por la necesidad de salvar a Dogday antes de que fuera demasiado tarde.
De repente, en medio del caos, Catnap vio una leve chispa de reconocimiento en los ojos de Dogday, algo que no estaba completamente perdido. Fue un destello breve, pero suficiente para que Catnap sintiera una esperanza renovada.
Catnap: Dogday... por favor... - susurró, acercándose lo más que pudo sin hacer un movimiento brusco - ¡Soy yo, Catnap! ¡Por favor! ¡Recuerda todo lo que hemos pasado juntos!
Pero 1006 no iba a permitir que eso fuera tan fácil. Un resplandor rojo comenzó a brillar en los ojos de Dogday, y su cuerpo se tensó aún más, un claro indicio de que 1006 estaba reforzando su control. La fábrica seguía temblando, y los escombros caían con más fuerza. Catnap no podía rendirse, quería a su amado devuelta.
Catnap: ¡Dogday! ¡Te amo! ¡No voy a dejar que 1006 te haga esto! - gritó con toda la fuerza que le quedaba, acercándose aún más.
En ese momento, algo cambió. Dogday titubeó, como si la voz de Catnap hubiera penetrado a través del control mental de 1006. Los músculos de su cuerpo se relajaron por un segundo, y en sus ojos se pudo ver una chispa de reconocimiento. Catnap no podía permitir que esa oportunidad se le escapara.
Sin dudarlo, Catnap saltó hacia él, tomándolo con fuerza, abrazándolo con todo su ser. Dogday gruñó, luchando contra él, pero algo dentro de él estaba empezando a ceder. La energía que 1006 había implantado en su mente comenzaba a desvanecerse, aunque todavía no era suficiente.
- susurró, con su voz temblorosa, pero decidida - Catnap: Te lo prometí... que siempre estaríamos juntos. No te dejaré ir. Te amo, Dogday... recuerda quién eres.
Los ojos de Dogday vacilaron una vez más, y finalmente, una lágrima cayó de su ojo mientras su cuerpo se relajaba por completo. El control de 1006 comenzaba a desmoronarse. Catnap, temblando de miedo, pero también con esperanza, no dejó de abrazarlo, sabiendo que no todo estaba perdido.
Catnap sintió un intenso dolor punzante en su abdomen, un dolor tan agudo que lo hizo caer al suelo de rodillas, mirando desconcertado hacia donde sentía la herida. Con sus manos temblorosas, levantó su camisa y vio el cuchillo hundido en su estómago.
Dogday lo había hecho. La visión de su amado, los ojos llenos de horror y lágrimas, lo hizo sentir un retorcimiento en el corazón. Dogday, al darse cuenta de lo que había hecho, se apartó de él rápidamente, cubriéndose el rostro con las manos mientras sollozaba con desesperación.
Dogday: ¡No... no! ¡Catnap, lo siento tanto! ¡No quería! ¡Por favor, no me dejes! ¡No puedo perderte! - Su voz estaba quebrada, llena de arrepentimiento, pero Catnap solo pudo sonreír débilmente, sintiendo cómo su cuerpo comenzaba a ceder.
Craftycorn y Bobby miraron la escena con desesperación. Catnap, con las fuerzas que le quedaban, levantó la mano y tocó el rostro de Dogday, limpiando las lágrimas que caían de sus ojos.
Catnap: No es tu culpa... Dogday... - susurró con dificultad, su respiración se volvía cada vez más superficial - Lo que pasó... no fue tu voluntad... tú no querías... - se detuvo para tomar aire, el dolor se intensificaba, pero no quería irse sin decirle lo que sentía - Eres un padre increíble para Catfeine y Dogpressed... ellos... te necesitan...
Catnap forzó una sonrisa, mientras sus ojos se cerraban por un segundo, sintiendo que su cuerpo comenzaba a sucumbir.
Catnap: Te... te amo... - musitó, antes de darle un suave beso, con la esperanza de que ese último gesto de amor pudiera calmar el caos en su corazón.
Dogday, con el rostro lleno de angustia, se arrodilló a su lado, temblando y rogando por su vida.
Dogday: ¡No! ¡No me dejes! ¡Por favor, Catnap! ¡Te lo suplico, quédate! - gritó, su voz llena de desesperación.
Pero Catnap sabía que su tiempo se estaba agotando. Con un esfuerzo casi sobrehumano, se giró hacia Craftycorn y Bobby, quienes observaban la escena, sus rostros sombríos al ver cómo todo lo que habían temido estaba sucediendo.
Catnap: Pongan en marcha el plan ocho... - dijo su voz era débil pero decidida.
Sabía que era la única opción para detener la amenaza que seguía acechando, incluso si eso significaba su propio sacrificio. Craftycorn se adelantó rápidamente, sacando una bolsa de su mochila y entregándola a Catnap.
Dentro de ella, había una bomba de alta potencia, que podría desintegrar la fábrica y acabar con todo lo que quedaba de 1006. Sabía que esta era la única forma de detener la locura, pero también era la última opción, el último sacrificio de Catnap.
Bobby: Hazlo rápido, Catnap, no dejes que esto se alargue más... - dijo con la voz rota de dolor, sin poder hacer nada más que aceptar que su amigo estaba a punto de hacer lo impensable.
Catnap miró a Dogday, quien aún temblaba y lloraba frente a él, rogándole que no lo dejara.
Catnap: Lo siento, Dogday... -susurró, mientras sus fuerzas flaqueaban - Esto es lo único que puedo hacer para que todos estén a salvo... No llores más... esto... Salvará a todos...
Con ese último suspiro de fuerza, Catnap activó la bomba, mientras Craftycorn y Bobby comenzaban a arrastrar a Dogday, quien seguía luchando para acercarse a Catnap.
Dogday: ¡NO! ¡NO LO HAGAS, POR FAVOR! - gritó, mientras Bobby y Craftycorn lo alejaban con todo lo que podían, pero Catnap estaba determinado a cumplir con su sacrificio.
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La bomba comenzó a emitir un pitido bajo y constante, el tiempo se agotaba. Los ojos de Catnap se cerraron lentamente, pero no sin antes ver a Dogday por última vez. Con una sonrisa tranquila en el rostro, finalmente dejó escapar un suspiro de alivio. Sabía que había hecho lo correcto.
- antes de que todo estallara, murmuró - Catnap: Te amo... siempre te amaré.
El suelo bajo sus pies tembló con fuerza. Un segundo antes de la explosión, el mundo de fábrica Playtime Co., se desvaneció por completo.
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