¦Nota del autor:¦

Se viene un pequeño momento de c0ito forzado 🔞

Challenger1986

CAPÍTULO: Recuerdos rotos del pasado.

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El peso de la verdad cayó sobre Catnap y el Dr. Halvorson. Ya no había espacio para dudas. 1006 estaba vivo. Y de alguna manera, estaba controlando a Catmoon.

Dr. Halvorson: Llévalo a la sala de observación, de inmediato. - dijo a Catnap para luego mirar al grupo de científicos.

Catnap pretó a Catmoon contra su pecho y salió con pasos apresurados, su mente llena de preguntas sin respuesta.

Dogday: - lo siguió con angustia en el rostro - Voy contigo.

Catnap: - se detuvo y lo miró con suavidad - Será mejor que te quedes. Cuida de Catfeine y Dogpressed, ellas te necesitan aquí.

Dogday apretó los labios, su corazón dividido entre sus hijas y su pequeño hijo. Finalmente, asintió con resignación.

Dogday: Está bien... pero cuídalo, por favor... Y cuídate también.

Catnap le dedicó una sonrisa reconfortante antes de inclinarse y besarlo en la frente. Dogday le devolvió el beso con ternura antes de verlo desaparecer por los pasillos con Catmoon en brazos.

A pesar de lo ocurrido, la ceremonia continuó.

Kickin y Hoppy retomaron la celebración, pero la tensión en el ambiente era evidente. Los invitados intentaban disfrutar, pero sus pensamientos volvían una y otra vez a Catmoon.

Los Frowning Critters, en especial Catfeine y Dogpressed, no dejaron de lanzar miradas preocupadas en dirección a la salida.

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Luego de unos minutos...

SALA DE OBSERVACIÓN:

Dr. Halvorson: Solo fue un desmayo. Su pulso es estable, pronto despertará.

Catnap, que permanecía junto a la camilla, suspiró con un alivio contenido.

Dr. Halvorson: Ahora dime... ¿cómo va el efecto de la sustancia X en ti?

Catnap: - parpadeó, volviendo su mirada hacia el científico - Funciona... pero aún no lo recuerdo todo.

Su voz sonaba distante, como si hablara de algo ajeno a él mismo.

Catnap: Es extraño... me siento como si mi mente estuviera lejos de mi cuerpo todo el tiempo.

El Dr. Halvorson: - lo observó con seriedad - Es normal. Estás recuperando fragmentos de recuerdos que tu cerebro había sellado. Pero lo más importante... ¿has recordado algo sobre 1006?

Catnap entrecerró los ojos, tratando de encontrar algo en la bruma de su memoria. Nada... Pero, por alguna razón, su corazón latía con fuerza. Como si algo en su interior estuviera a punto de despertar.

El Dr. Halvorson: - cruzó los brazos y miró fijamente a Catnap - Podemos aumentar la dosis de la sustancia X. Tres veces más fuerte. - Catnap movió su cola con nerviosismo - Sería arriesgado. Podría dejar secuelas, pero en teoría, podríamos repararlas con el tiempo. Lo importante es que ayudaría en nuestra investigación sobre 1006... y quizás, incluso podrías recordar quién eres realmente.

Catnap bajó la mirada, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Quién eres realmente? Esa pregunta lo perseguía como una sombra. Apoyó los codos en sus rodillas, pensativo. Su memoria seguía siendo un laberinto oscuro, lleno de puertas cerradas y pasillos sin salida. Pero en medio de esa oscuridad, algunas luces parpadeaban.

Los Smile Critters. Sus risas, sus bromas, las aventuras compartidas. Dogday. Sus sonrisas, sus abrazos, los momentos silenciosos donde solo existían el uno para el otro. Sus hijas. Catfeine y Dogpressed. Pequeñas estrellas en su vida. Dogday embarazado. Él sosteniéndole la mano, sintiendo las pataditas de Catmoon.

Suspiró profundamente. No se recordaba a sí mismo. Solo a los demás. Pero... 1006. Ese nombre le causaba un malestar visceral. 1006 no era solo un experimento fallido. Era un fragmento de sí mismo. Y era su culpa que existiera.

Catnap: - exhala aire - Está bien. Hazlo.

Su voz sonó firme, pero en el fondo, sentía miedo en su pecho. El Dr. Halvorson asintió con seriedad y se giró hacia la mesa de instrumental. Con movimientos precisos, preparó la jeringa con el suero X. Un líquido brillante y denso llenó la aguja.

Dr. Halvorson: Esto te traerá recuerdos, pero será intenso. Mantente firme.

Catnap asintió sin responder. El pinchazo fue rápido. Pero el efecto fue inmediato. Un mareo brutal lo golpeó, su visión se tornó borrosa y sintió que su cabeza iba a estallar. Su cuerpo perdió fuerzas, y antes de que pudiera reaccionar, se desplomó en la camilla.

Dr. Halvorson: - observó el cuerpo inerte de Catnap y suspiró - Lo siento... - murmuró con culpa.

Le había mentido a Catnap, sobre la dosis. No era tres veces más potente. Era al menos veinte veces más fuerte.

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Dentro de la mente de Catnap...

Oscuridad. Luego, chispazos de luz. Los recuerdos lo envolvieron como una tormenta violenta. Un pequeño Smile Critter, corriendo por la fábrica. La emoción de descubrir el mundo. La primera vez que vio a Dogday. Su risa. Sus ojos brillantes.

Los recuerdos se entrelazaban.

Pero entonces, algo más profundo se reveló. Antes de ser Catnap. Antes de ser un Smile Critter. Él mismo como un niño humano. El reflejo de un pequeño en un cristal. Sangre. Sus padres. El accidente. Luces cegadoras. Gritos. Cristales rotos. Luego, la guardería de Playtime Co. El inicio de todo.

Y entre esos recuerdos... Él estaba, solo en la oscuridad. Y una voz. Una presencia. Alguien que siempre estaba con él. Un amigo imaginario. Theodore, un niño solitario en la guardería de Playtime Co., abrazaba sus propias rodillas en una esquina oscura de la habitación.

- No estás solo... - susurró una voz fría y envolvente.

El niño alzó la mirada, sus ojos reflejaban la tenue luz de la habitación. Frente a él, en la penumbra, una figura sin rostro parecía tomar forma. Era alta, distorsionada, con extremidades alargadas y movimientos fluidos.

- Yo siempre estaré contigo, Theodore... Nadie más nos entenderá.

La voz era suave, tranquilizadora, pero tenía un eco escalofriante. Aquel "amigo" se volvió su única compañía. Años después, cuando los científicos de Playtime Co. experimentaron con su cuerpo y lo convirtieron en Catnap, algo sucedió. 1006 dejó de ser solo imaginario. Se volvió real; una parte de Catnap, una sombra dentro de él.

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Recuerdo de Catnap:

Theo estaba sentado en un rincón del patio escolar, garabateando dibujos de Unknown en una libreta gastada que su padre, Eduard Grambell, le regaló. Su apariencia era de un niño blanco con pecas, cabellos y ojos marrones.

Mientras los otros niños corrían y reían, él murmuraba en voz baja, hablando con alguien que no estaba allí. Sus compañeros lo evitaban; nadie entendía por qué prefería la compañía de su amigo imaginario. Un grupo de niños pasó cerca, señalándolo con risas burlonas:

Jake: mira, es el raro que habla solo - susurró Kickin. En ese entonces, su aparencia era un chico moreno, pelinegro, de ojos verdes y cabellos crespos.

Theo no levantó la mirada, ya estaba acostumbrado a los comentarios hirientes. Pero entonces, una voz cálida y firme se alzó por encima del ruido.

Elijah: ¡Déjenlo en paz!

Era Dogday, antes de ser un Smile Critter. Un niño de piel blanca, ojos celestes y un hermoso cabello rubio. Elijah apartó al grupo con una mirada decidida.

Elijah: ¿Por qué siempre estás aquí solo? - preguntó, sentándose junto a Theo.

- lo miró de reojo, apretando la libreta contra su pecho como un escudo - Theo: no me gusta jugar con los demás.

Elijah: ¿Por qué no? Podríamos divertirnos mucho - insistió Elijah, sacando una canica de su bolsillo - Mis amigos y yo vamos a jugar a las canicas. ¿Quieres venir?

Theo negó con la cabeza, sin pronunciar palabra. Elijah suspiró, pero no se dio por vencido.

Elijah: está bien. Entonces me quedaré aquí contigo.

El tiempo pasó, y aunque él rara vez hablaba, Elijah no dejó de acercarse cada día. Le contaba historias y anécdotas divertidas, tratando de arrancarle una sonrisa. Theo, poco a poco, comenzó a confiar en él, aunque todavía prefería la compañía de su "amigo imaginario," una figura borrosa que solo él podía ver.

Una tarde, mientras dibujaban juntos bajo un árbol, Elijah señaló el dibujo de Theo: un monstruo imponente con largas extremidades y ojos carmesí.

Elijah: ¿Es tu amigo? - preguntó, curioso.

- asintió - Theo: se llama Unknown. Él me protege.

- frunció el ceño, pero sonrió - Elijah: bueno, si él te cuida, entonces está bien por mí.

Elijah Delaney. El primer niño que no lo había tratado como un bicho raro. Theo nunca había confiado en nadie, pero Elijah insistió en ser su amigo. Otro día, Theo y Elijah estaban sentados bajo el mismo árbol artificial de la guardería, compartiendo un bocadillo.

Elijah: Deberías intentar hablar más con los demás - dijo con la boca llena - Apuesto a que les caerías bien si te dieran la oportunidad.

Theo: - bajó la mirada, jugueteando con la punta de su libreta - No quiero... No me entienden.

Elijah: - suspiró, pero no discutió - Bueno, al menos me tienes a mí.

Theo esbozó una pequeña sonrisa. Sí... él lo tenía. Pero entonces, una brisa helada recorrió su mente, oscureciendo la imagen. Algo cambió. El rostro de Elijah se desvaneció. Las paredes de la guardería parecieron deformarse, y la voz familiar de Unknown resonó en su cabeza.

"Ellos nunca te entenderán. Sólo yo lo hago."

Theo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su "amigo imaginario" estaba ahí... siempre había estado ahí. Y de alguna manera, sentía que no quería compartirlo con nadie.

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La oscuridad de su inconsciencia se iluminó con un recuerdo nuevo, uno que lo transportó al momento en que abrió los ojos por primera vez como un Smile Critter.

Frío.

Esa fue la primera sensación que experimentó. No por la temperatura, sino por la extraña frialdad que parecía envolver su propia existencia. No recordaba cómo había llegado allí, pero sentía que algo faltaba.

Sus párpados se abrieron lentamente. La luz lo cegó por un instante, y cuando su visión se aclaró, vio rostros desconocidos mirándolo con curiosidad y temor.

Eran otros como él, con formas y colores distintos, pero con algo en común: grandes ojos expresivos y sonrisas que no parecían naturales. Sin embargo, entre todos, uno se destacó.

Dogday: ¡Hola! - dijo con voz cálida y llena de energía.

Una criatura con orejas largas y un hocico alargado se acercó con un entusiasmo contagioso. Sus ojos brillaban con emoción.

Dogday: ¡Soy Dogday! ¿Cómo te llamas?

Catnap no respondió. Solo lo observó en silencio. No porque no supiera su nombre... sino porque no quería hablar. Su mirada sombría y apagada hizo que algunos de los otros Smile Critters retrocedieran con nerviosismo.

Picky: Da miedo... - murmuró uno.

Bubba: ¿Por qué no dice nada? - susurró otro.

Pero Dogday no se dejó intimidar.

Dogday: Bah, no importa si no hablas. ¡Igual podemos ser amigos!

Catnap: ... - parpadeó, confundido por su insistencia.

Con el tiempo, empezó a notar que Dogday pasaba mucho tiempo con otro Smile Critter: Craftycorn. Eran inseparables. Reían juntos. Compartían momentos. Se entendían sin necesidad de hablar.

Y aunque Catnap no comprendía al principio, una sensación desconocida se enredó en su pecho. Celos. No sabía por qué... pero odiaba verlos juntos.

Y ahora, en el presente, recordando esos sentimientos enterrados, finalmente entendió la razón. Desde el inicio, Dogday había sido su mejor amigo. Y sin darse cuenta... ya había empezado a enamorarse de él.

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Cada imagen, cada sonido, cada emoción de su pasado volvía a él con una intensidad que le hacía sentir como si estuviera reviviéndolos. Y entonces, recordó aquel día. Dogday estaba frente a él, moviendo sus manos con nerviosismo, su mirada insegura y temblorosa.

Dogday: C-Catnap... Quisiera... decirte algo, p-pero no sé cómo lo vayas a tomar... - murmuró, evitando su mirada.

Catnap: - lo observó con curiosidad, pero sonrió con suavidad - Puedes decirme lo que sea, Dogday. Y si tienes miedo de decírmelo, prometo no reaccionar de una forma que te haga sentir mal.

Dogday: - levantó la mirada, llena de dudas - ¿En serio? ¿Lo prometes?

El movimiento de sus orejas denotaba su nerviosismo. Catnap empezó a sentirse un poco inquieto por su actitud.

Catnap: Lo prometo.

Dogday: - tragó saliva, bajando la vista - Lo que voy a decir podría cambiar todo entre nosotros... nuestra amistad... todo...

Su voz tembló. Apretó sus orejas contra su cabeza, queriendo ocultarse. La angustia empezó a crecer en Catnap.

Catnap: M-me estás empezando a preocupar, Dogday...

Dogday: - alzó la voz, desesperado - ¡Es en serio! ¡Prométeme que no me dejarás solo si te lo digo!

Catnap: - dio un paso atrás, sintiendo su propia respiración agitarse - ¡Por dios, Dogday! ¡Solo dilo!

Dogday: - respiró hondo - ¡Me gustas! - gritó con una voz temblorosa. Luego bajó el tono, avergonzado - N-no como un amigo... es más que eso... ¡Te amo m-más que solo un amigo! ¿¡Ahora lo entiendes!?

El silencio que siguió fue sepulcral. Dogday cubrió su rostro con sus manos, su pelaje temblando.

Dogday: A-al menos di algo... - su voz sonó llorosa.

Catnap sintió su pecho apretarse. Lo miró con sorpresa... pero en lugar de confusión o rechazo, una calidez lo envolvió. Se acercó lentamente, tomando las manos de Dogday y apartándolas de su rostro. Las mejillas de su amigo estaban encendidas, sus orejas gachas, pero su mirada reflejaba un miedo profundo.

Catnap sonrió. Se inclinó y depositó un suave beso en su mejilla. La suavidad del pelaje de Dogday contra sus labios le hizo sentir como si estuviera alcanzando el cielo con sus propias manos. Dogday se quedó congelado... hasta que su cola empezó a moverse con una velocidad imposible de ocultar.

Catnap: - lo abrazó con fuerza - Yo también siento lo mismo.

Dogday soltó un jadeo ahogado y, sin poder contenerse, le devolvió el abrazo con igual intensidad. Era el momento más feliz de su vida.

Pero la memoria cambió. El amor y la calidez desaparecieron, sustituidos por el caos y el terror. "La Hora de Alegría". Catnap vio su propio reflejo en los cristales rotos de la fábrica Playtime Co. Un monstruo enorme y aterrador. Garras afiladas. Dientes relucientes. Ojos vacíos. Y frente a él, Dogday en el suelo.

Dogday: ¡Catnap, por favor no los lastimes! - gritaba su voz rota por el llanto, mientras protegía un grupo de niños, lleno de desesperación.

Él solo escuchaba un rugido gutural saliendo de su propia garganta, una voz dentro de su cabeza susurrándole:

"No lo escuches. Él no importa. Solo yo importo. Solo yo he estado contigo desde el principio."

Catnap sintió un dolor desgarrador en su pecho... pero la voz de 1006 seguía envolviendo su mente, como cadenas invisibles.

"No hay vuelta atrás. Acábalo."

Catnap miró sus propias garras, cubiertas de sangre. Y la imagen se desvaneció. Pero luego recordó de otro momento, que ahora, no quería recordar en lo absoluto.

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Su voz monstruosa resonaba en la habitación, se recordaba de aquellos momentos en los que maltrataba a Dogday.

Dogday: por favor Catnap... - sollozó con dolor - mis piernas ya no aguantan.

Catnap: ¡Cállate, maldito hereje! - gritó con voz monstruosa, arañando la espalda del canino.

La sangre escorrió hasta las piernas de Dogday. Él lo estaba penetrando por detrás, pero Dogday ya no aguantaba se tratado solo como un objeto sexual.

Dogday: ¡¡Agh!! ¡¡Maldita sea Catnap te odio!! - gimió de dolor mientras intentaba mantenerse de pie.

- gruñe enojado - Catnap: ¡Trato de ser romántico y tu te portas como una perra malagradecida! - lo empujó contra la cama.

Dogday: ¡Ugh! - cayó sobre la cama - ¡¡¿¿En serio piensas seguir con esta mierda??!!

Catnap: - presionó el cuello de Dogday contra la cama - ¿Y si lo quiero que?, es tu castigo por ir a ver a Crafty. - se rió con malicia - Está muerta y no puedes hacer nada.

Dogday mal podía respirar, trató de apartar las manos de Catnap sobre su cuello, pero Catnap metió su pene de forma tan profunda en Dogday, que le hizo gritar de dolor. Catnap, sin piedad abrió aún más las piernas de Dogday con sus manos, mientras que su cola sostenía sus brazos con fuerza.

Catnap: Dije que no te fueras a buscar Craftycorn, y aún así lo hiciste. - susurró mientras empezaba a moverse lento.

Dogday: ¡Ah...! - gimió curveando su espalda.

Catnap: Dime. ¿Acaso todavía la amas? ¿Te olvidaste de mi? - lo miró melancólico.

Dogday: - respiró entrecortado, mientras seguía llorando - ¿Po-orqué me-e haces esto?

Catnap: No respondiste mi pregunta. - dejó de moverse y volvió a ahorcarlo.

Dogday trató de gritar, pero le era imposible. Catnap seguía sosteniendo los brazos y piernas de Dogday, ambos sudaban. Catnap agarró desde la base del pene del can y empezó a moverlo con una mano. Dogday empezó a gemir por reflejo del placer que le generaba.

Catnap: ¿Vas a responderme, Doggie? - dijo mientras olía su dulce aroma de Vainilla en el cuello.

Dogday: ¡Oh...! ¡Catnap porfavor, basta! ¡D-deja de...! ¡Ah! ¡N-no h-hagas eso, Mhh...! - mordió los labios para callar sus gemidos.

Catnap: ¿Porqué? Se ve que te encanta. - chupó y mordió el cuello de Dogday, dejando un camino de marcas en su débil cuerpo, mientras empezaba a moverse más rápido.

Dogday: ¡Ah...! ¡Ah...! ¡Ah...! ¡Oh...! ¡Ay dios! ¡Po-orfavor! ¡Ah...! ¡De-etente! ¡C-CAT...! ¡AH...!

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De vuelta en la realidad, su cuerpo convulsionó violentamente sobre la camilla. El Dr. Halvorson lo observó con una expresión de preocupación.

Dr. Halvorson: ¡Doctora Harlow, Reed, Morgan! - gritó llamándolos de imediato - ¡Necesito un equipo, ahora!

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El torrente de recuerdos seguía golpeando la mente de Catnap como una tormenta implacable. Miles de imágenes y emociones destellaban en su conciencia, arrastrándolo en una espiral de memorias que lo consumían. Y entonces... recordó aquel día.

Dogday tenía los ojos llenos de lágrimas. Su expresión era un reflejo puro del dolor.

Dogday: ¿Q-qué estás diciendo...? - su voz se quebró - ¡No puedes estar hablando en serio, Catnap!

Catnap sintió su pecho arder, pero mantuvo su mirada fría, su postura tensa.

Catnap: Lo siento, Dogday... - dijo con voz apagada - No podemos seguir juntos.

Dogday: ¡¿Por qué?! ¡Dame una razón, por favor! ¡Dime qué hice mal!

Dogday sollozaba, sus orejas gachas y su respiracion entrecortada. Catnap apretó los puños. Quería abrazarlo, consolarlo... decirle la verdad. Pero no podía.

"No le digas nada."

La voz de 1006 susurraba en su mente, como una sombra acechante. Catnap bajó la mirada, su propia garganta quemándole con cada palabra que estaba a punto de pronunciar.

Catnap: No te amo.

Dogday dejó de respirar por un segundo. Sus ojos se agrandaron, llenándose de una angustia indescriptible.

Dogday: M-mientes...

Catnap: No lo hago.

Cada palabra dolía más que la anterior. Dogday apretó los puños contra su pecho, como si quisiera contener el dolor.

Dogday: P-pero... ¡tú dijiste que me amabas! ¡Que siempre estaríamos juntos!

Catnap: - cerró los ojos - Las cosas cambian...

Mentira. Todo era mentira. Dogday se quedó allí, temblando, con el rostro bañado en lágrimas mientras Catnap se alejaba, su propio corazón destrozado.

Tiempo después...

Catnap estaba en el otro extremo de la habitación, observando en silencio. Dogday reía junto a Craftycorn. Se mostraban cariño abiertamente, sus miradas brillaban con cariño. Dogday la abrazaba, sin miedo, sin la tristeza que había mostrado aquel día en el que Catnap lo dejó.

Catnap... sentía celos. El dolor lo consumía desde dentro, una sensación desgarradora que lo obligaba a apartar la mirada. Pero la voz en su mente no lo dejó.

"Mira cómo sonríe sin ti."

"Mira cómo ya no te necesita."

"Él es feliz... sin ti."

"¿Por qué debería ser feliz, cuando tú no lo eres?"

Los ojos de Catnap se oscurecieron. El sentimiento creció y creció dentro de él, convirtiéndose en un veneno ardiente. Y 1006 lo usó en su contra. Cada susurro lo envolvía como cadenas invisibles.

"No lo permitas."

"Deja que el resentimiento te guíe."

"Ellos no te necesitan... pero tú puedes hacer que te recuerden."

Los celos se convirtieron en enojo. Y el enojo... en odio.

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De vuelta en la realidad.

Catnap gritó. Su cuerpo convulsionó sobre la camilla, su respiración entrecortada mientras las memorias seguían aplastándolo. Los científicos lo observaban con preocupación, registrando sus reacciones con ansiedad.

Dr. Halvorson: - se inclinó sobre él con seriedad - Resiste Catnap. - murmuró con preocupación, mientras ponía otra substancia para controlar las convulsiones.

Catnap sintió su mente nublar se. No podía escapar de 1006. Y lo peor de todo... Era que una parte de él no quería hacerlo.

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