¦Nota del autor:¦

SPOILER: Lucía, la niña de ojos verdes, que murió, aparecerá dentro de poco 🥲

Challenger1986

CAPÍTULO: Ayuda.

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La boda de Hoppy y Kickin estaba cada vez más cerca, y todo el mundo ayudaba con los preparativos. Los Smile Critters decoraban con globos y guirnaldas, mientras los Frowning Critters, aunque menos entusiasmados, se encargaban de organizar las mesas y la comida. Catnap, distraído, seguía pensando: "¿Debo pedirle matrimonio a Dogday?"

A unos metros de distancia, Catmoon miraba a Catnap y Dogday con su expresión impenetrable. Desde donde estaba, podía ver cómo se tomaban de las manos, cómo Dogday reía con dulzura cuando Catnap le susurraba algo al oído.

El corazón de Catmoon latía con fuerza, pero no de felicidad. Era asco. Se acercó sigilosamente y, sin decir una palabra, tiró suavemente de Dogday, separándolo de Catnap. Luego lo abrazó con fuerza.

Catnap sintió un escalofrío. La forma en que Catmoon lo miró... era la misma mirada oscura de su pesadilla. Pero, sin hacer ningún comentario, Catmoon simplemente se alejó y fue hacia donde estaban Catfeine y Dogpressed, como si nunca hubiera pasado nada.

Dogday: - lo observó con ternura y rió levemente, se acercó a su hijo - Ay, mi amor... ¿Por qué tan celoso? - le dijo con voz dulce, acariciando su cabello - Sabes que te quiero mucho.

Antes de que Catmoon pudiera reaccionar, Dogday comenzó a llenarlo de besos en la frente y las mejillas. Entonces, algo inesperado ocurrió. Catmoon dejó escapar una risita. Era un sonido pequeño, casi imperceptible, pero todos lo escucharon.

Se hizo un silencio absoluto.

Catfeine dejó caer un ramo de flores. Dogpressed abrió los ojos como platos. Catnap sintió cómo su piel se erizaba. Nadie había escuchado a Catmoon reír antes. Al notar todas las miradas sobre él, Catmoon se encogió de miedo. Bajó la cabeza y se escondió en el pecho de Dogday, aferrándose a su ropa como si quisiera desaparecer.

Dogday: - le acarició suavemente la cabeza - Tranquilo, bebé... No pasa nada.

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Los días pasaban, pero la tensión en el aire se hacía cada vez más densa. Catnap aún no tomaba una decisión sobre si pedirle matrimonio a Dogday, aunque su amor por él era innegable. Sin embargo, había algo que lo inquietaba, una sensación persistente de que las cosas no iban bien.

Mientras tanto, Groody se encontraba con un grupo de Frowning Critters cuando, sin darse cuenta, dejó escapar un comentario sobre su sueño. No dio detalles, pero mencionó que había visto a Catmoon en una situación extraña. Su tono de voz fue suficiente para que los demás se quedaran en silencio, mirándolo con intriga y cierto temor.

Icky Piggy: ¿Un sueño... con Catmoon? - murmuró uno de ellos.

Groody: No es nada, olvídenlo - intentó restarle importancia, pero ya era tarde.

Las palabras se esparcieron como un rumor sutil entre los demás. Aunque los Smile Critters eran naturalmente amigables, algunos no pudieron evitar sentir un escalofrío. ¿Era posible que Catmoon tuviera algo extraño en él?

Catmoon empezó a notar las miradas. No eran de odio ni desprecio, como antes, pero sí de duda. De sospecha. Se mantenían amables con él, pero la atmósfera había cambiado. Ya no lo trataban con la misma naturalidad.

Dogday también lo notó. Viendo a su hijo tan retraído, se acercó a él con ternura, acariciando su cabeza.

Dogday: ¿Qué pasa, cariño? - preguntó suavemente.

Catmoon no respondió. Solo hundió el rostro en el pecho de su madre, aferrándose a él en un gesto silencioso. Dogday suspiró y lo abrazó más fuerte.

Esa noche, Groody volvió a soñar con Catmoon. Esta vez, no estaban solos. Otros Frowning Critters también estaban ahí, pero la sensación era distinta. Catmoon no sonreía, ni intentaba disculparse. Solo los observaba, con una expresión indescifrable.

El ambiente era inquietante. Groody despertó de golpe, el corazón latiéndole con fuerza. Se llevó una mano a la cara, sintiendo el lugar donde antes estaba su cicatriz. Pero antes de poder calmarse, sintió algo.

Una presencia. Giró la cabeza y su sangre se heló. Catmoon estaba en la puerta de su habitación, inmóvil, con esos ojos amarillos brillando en la oscuridad. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, ni qué estaba haciendo. Por un instante, Groody no pudo moverse.

Entonces, Catmoon inclinó la cabeza ligeramente... y sin decir nada, desapareció en el pasillo. Groody se quedó paralizado. Algo estaba pasando. Y era solo cuestión de tiempo antes de que todos lo descubrieran.

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La boda de Hoppy y Kickin estaba cada vez más cerca, y todos en el grupo de los Smile Critters ayudaban con los preparativos. Mientras tanto, Catnap aún no podía dejar de pensar en su posible propuesta de matrimonio a Dogday. Sin embargo, algo más empezaba a inquietarlo: Catmoon.

Desde la fiesta, Catmoon había estado actuando extraño. Su mirada sombría, su insistencia en alejar a Dogday de él y, sobre todo, la inexplicable reacción de Groody... Todo eso encendía una alerta en su mente.

Esa tarde, en medio del bullicio de los preparativos, Catnap decidió visitar al Dr. Halvorson en su laboratorio improvisado. No era común que hablara de sus preocupaciones con él, pero algo dentro de él le decía que necesitaba respuestas.

Dr. Halvorson: ¿Sucede algo, Catnap? - preguntó el doctor, acomodando sus gafas mientras revisaba unas notas.

Catnap vaciló. ¿Cómo podía explicar esa sensación extraña? Sus recuerdos aún eran fragmentados, pero un pensamiento persistente lo atormentaba.

Catnap: Es sobre Catmoon... - dijo al fin - Algo no está bien con él.

Halvorson: - levantó la vista, atento - ¿A qué te refieres?

Catnap: No sé... Su mirada. Su manera de actuar... Y, sobre todo, la forma en que Groody reacciona a su presencia. No es odio... es miedo.

Dr. Halvorson: - frunció el ceño - ¿Y qué crees que signifique?

Catnap: - se quedó en silencio por un momento antes de susurrar - Me recuerda a... 1006.

El científico sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Dr. Halvorson: Catnap... Sabes que eso es imposible. 1006 murió en la explosión de la fábrica.

Catnap: Lo sé... Pero, ¿y si no fue así? - apretó los puños - ¿Y si... de alguna forma... sigue aquí?

Halvorson no respondió de inmediato. Tomó su cuaderno y pasó algunas páginas, deteniéndose en anotaciones antiguas sobre la explosión, sobre 1006, sobre Catnap y su reparación tras el coma.

Dr. Halvorson: Catmoon es solo un niño - dijo finalmente - Quizás estás viendo cosas donde no las hay.

Catnap quería creerlo. Realmente quería. Pero la imagen de los ojos fríos de Catmoon, aquella sonrisa que le dirigió a Groody en el parque... no podía sacársela de la cabeza.

Mientras tanto, en otra parte del refugio, Catmoon estaba sentado en el suelo con la cabeza gacha, abrazando sus rodillas. En su mente, una voz resonaba como un eco monstruoso.

"¿Ves cómo te miran? No confían en ti. Nunca lo harán."

Catmoon cerró los ojos con fuerza.

"Catnap lastimó a tu papá. Él es una amenaza. Todos lo son."

Catmoon: No... - susurró, pero su voz no salió.

Un hormigueo recorrió su cuerpo. Sus manos temblaban. Sabía lo que eso significaba. Si nadie se daba cuenta a tiempo... tal vez ya era demasiado tarde.

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Esa noche, el refugio estaba en calma. Los Smile Critters descansaban después de un día agitado con los preparativos de la boda. Pero Catnap no podía dormir. Estaba recostado en su habitación, observando el techo. Algo dentro de él no le dejaba tranquilo. Esa sensación de que algo estaba mal...

No podía ignorarla. Se levantó en silencio y salió de la habitación, caminando por los pasillos oscuros. No tenía un destino en mente, solo quería aclarar su mente. Pero entonces lo escuchó. Un sonido débil, casi imperceptible. Como un murmullo... o un sollozo.

Catnap frunció el ceño y siguió el sonido hasta una esquina del refugio. Ahí, encogido en el suelo, estaba Catmoon. El pequeño tenía la cabeza baja, los brazos rodeando sus piernas. Su cuerpo temblaba ligeramente.

Catnap: Catmoon... - susurró, acercándose con cautela.

Catmoon no reaccionó de inmediato. Su respiración era irregular, como si estuviera agitado.

Catnap: ¿Qué haces aquí solo? - preguntó, intentando sonar calmado.

El niño levantó el rostro lentamente... y Catnap sintió un escalofrío. Esa mirada vacía. Apagada. Catnap sintió que algo dentro de él se tensaba. Otra vez, era la misma mirada que había visto en sus pesadillas...

Catnap: ¿Quieres decirme algo? - insistió, aunque su voz salió más tensa de lo que esperaba.

Catmoon abrió la boca. Parecía que quería hablar... pero nada salió. Ni un susurro. Catnap observó cómo el pequeño luchaba por pronunciar una palabra, cómo su garganta parecía contraerse sin éxito. No podía hablar. Catmoon apretó los labios y miró a Catnap con desesperación. Sus ojos se humedecieron.

Catnap sintió un nudo en el pecho. Era la primera vez que veía a Catmoon así. No distante, no frío... sino indefenso. Intentando pedir ayuda. Pero antes de que pudiera reaccionar, Catmoon se puso de pie de golpe y salió corriendo, dejando a Catnap congelado en su lugar.

Por primera vez, la duda se instaló en su mente. Y una pregunta lo atormentó mientras veía la silueta de Catmoon desaparecer en la oscuridad del pasillo:

"¿Qué es lo que realmente está pasando con él?"

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Los días pasaron rápidamente, y la boda de Kickin y Hoppy estaba cada vez más cerca. Todos en el refugio estaban emocionados, corriendo de un lado a otro con los últimos preparativos. Pero entre toda esa alegría, Catmoon seguía comportándose de manera extraña.

Al principio, Catfeine pensó que solo era su forma usual de ser reservado, pero algo era diferente esta vez. Incluso ella, que siempre entendía lo que su hermano quería decir sin necesidad de palabras, ahora no podía descifrarlo.

Cada vez que intentaba comunicarse con él, Catmoon simplemente bajaba la cabeza, como si quisiera decir algo pero no pudiera. Dogpressed también lo había notado. Aunque no tenía la misma conexión silenciosa que Catfeine con su hermano, podía sentir la angustia en Catmoon.

Dogpressed: Él está asustado - susurró una noche, mientras hablaba con su hermana - Algo lo está atormentando, pero no sé qué es.

Catfeine la miró fijamente, sintiendo una punzada de preocupación en el pecho. Si Dogpressed lo había notado, significaba que no era solo su imaginación. Debían hacer algo. Al día siguiente, ambas decidieron hablar con sus padres.

Catnap y Dogday estaban ocupados con los preparativos de la boda, organizando decoraciones y asegurándose de que todo estuviera perfecto. Cuando las dos niñas se acercaron, Catnap llevaba un par de cajas pesadas, y Dogday se encargaba de dar instrucciones a los demás.

Catfeine: ¡Papá! - llamó intentando captar su atención.

Dogday: - se giró, notando las expresiones serias de sus hijas - ¿Sucede algo? - preguntó, mientras le pasaba las cajas a Catnap, quien soltó un gruñido al recibir el peso de golpe.

Dogpressed: Es sobre Catmoon - empezó, con su tono melancólico de siempre - Algo no está bien con él.

Dogday frunció ligeramente el ceño.

Catfeine: No podemos entender lo que quiere decir. Y no es como antes... Esta vez, realmente no podemos.

Dogday: - suspiró y sonrió con calma - Oh, cariño... probablemente solo se siente ansioso - dijo, agachándose para quedar a su altura - Sabes que a tu hermano nunca le ha gustado hablar, tal vez simplemente le cuesta comunicarse más estos días.

Dogpressed: Pero... - insistió, sin estar del todo convencida.

Dogday: - les acarició la cabeza con cariño - No se preocupen demasiado. Catmoon es fuerte. Solo necesita tiempo.

Las niñas intercambiaron miradas, sintiendo que no era suficiente. Dogday les sonrió y volvió a sus preparativos, mientras Catnap, aún cargando las cajas, las miraba con cierta duda antes de seguirla.

Catfeine y Dogpressed, sin embargo, no se sintieron tranquilas. Porque algo dentro de ellas les decía que su hermano no estaba simplemente ansioso. Estaba pidiendo ayuda. Y nadie lo estaba escuchando.

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2 Semanas después...

El enorme salón privado de la fábrica Playtime Co. estaba repleto de emoción. Todos los Smile Critters y los Frowning Critters, junto con los científicos y empleados de la fábrica, se habían reunido para presenciar el gran día de Kickin y Hoppy. La decoración era impecable: guirnaldas de flores colgaban por doquier, las luces daban un brillo cálido y las mesas estaban repletas de bocadillos y pasteles.

En la segunda fila, los científicos observaban la ceremonia con reacciones bastante peculiares.

El Dr. Halvorson mantenía su expresión neutral, aunque una ligera sonrisa se formaba en sus labios. A su lado, el Dr. Reed no tenía la misma contención emocional: las lágrimas corrían por su rostro mientras sacaba un pañuelo para secarse.

Dr. Reed: ¡Es tan hermoso! - sollozó, llamando la atención de la Dra. Harlow, quien, sin prestarle demasiada atención, observaba de reojo al Dr. Halvorson, perdida en pensamientos que probablemente incluían un fondo de atardecer y música romántica.

Mientras tanto, el Dr. Morgan tenía prioridades más urgentes: había llenado su plato con tantos bocadillos que parecía más una torre inestable que un aperitivo.

Dr. Morgan: Oye, ¿crees que si me meto esto en el bolsillo me dirán algo? - susurró Morgan a Halvorson, señalando un pastelito con evidente intención de robo.

Dr. Halvorson: No seas infantil - respondió sin siquiera mirarlo.

Al frente, Kickin esperaba en el altar con su traje de novio, completamente nervioso. Se balanceaba sobre sus patas traseras, su pie temblaba y sus orejas se movían inquietas. Bubbaphant, quien oficiaría la boda, carraspeó.

Bubba: Tranquilo, amigo - le susurró.

Kickin: ¡¿Cómo quieres que esté tranquilo?! ¡Me estoy casando! - exclamó, sacudiéndose como un temblor ambulante.

Varios Smile Critters intentaban calmarlo dándole palmaditas en la espalda o asegurándole que todo saldría bien. Sin embargo, el pobre Kickin parecía a punto de desmayarse.

Y entonces... llegó ella.

Cuando Hoppy apareció en la entrada del salón, todo el mundo se quedó en silencio. Su vestido blanco con toques de verde resplandecía con los detalles de rosas bordadas. Se veía radiante, y a su lado, sus hijos Floppy FlopZee y Wimpin Chikin caminaban sosteniendo los extremos de su velo con cuidado.

La música de matrimonio sonaba en el fondo, mientras Hoppy avanzaba con gracia. Kickin, al verla, sintió un nudo en la garganta. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se forzó a mantenerse firme.

Kickin: Aguanta, Kickin, aguanta... - murmuró para sí mismo, con la voz temblorosa.

Pero en cuanto Hoppy llegó al altar y le sonrió dulcemente... su autocontrol se fue por la ventana.

Kickin: ¡ES TAN HERMOSA! - gritó, rompiendo en llanto y abrazando a Hoppy como si fuera un peluche.

Bubba: ¡Eh, eh! ¡Todavía no hemos llegado a esa parte! - protestó tratando de separarlos.

Los invitados rieron ante la escena, mientras Hoppy sacudía la cabeza con una sonrisa divertida.

Hoppy: Respira, Kickin - susurró ella, tomándole de la mano con cariño.

Kickin asintió con torpeza, pero él no dejaba de llorar. La ceremonia apenas comenzaba, y ya era un evento inolvidable.

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Alejado del bullicio, Catmoon se había escondido detrás de una pila de cajas en un rincón apartado del enorme salón. No era que le disgustara la fiesta, pero prefería la tranquilidad mientras disfrutaba de los bocadillos que Bobby BearHug y su madre, Dogday, habían preparado.

Tomó un pastelillo y lo mordió con placer. El dulzor y la suavidad se deshacían en su boca. Por primera vez en mucho tiempo, sintió un leve instante de paz.

Pero esa paz se desmoronó en cuestión de segundos. Un escalofrío recorrió su espalda cuando una voz profunda, susurrante y carente de humanidad retumbó en su mente.

"Míralos... ríen, celebran, como si fueran dignos de felicidad."

Catmoon se tensó. Sus manos dejaron de moverse, su respiración se volvió entrecortada.

"Esta boda no es más que una farsa. Kickin y Hoppy... ¿acaso ya olvidaste lo que le hicieron a tu papá? ¿Cómo la lastimaron? ¿Cómo se atrevieron a hacerle daño y ahora pretenden sonreír?"

El corazón de Catmoon latía con fuerza. Sus pequeñas garras se clavaron en su cabeza mientras un agudo dolor lo atravesaba. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su cuerpo temblaba.

Catmoon: N-no... - intentó murmurar, pero su voz seguía sin salir.

El dolor en su mente se intensificó. La presencia oscura dentro de él parecía envolverlo como una sombra asfixiante. Catmoon se llevó las manos a la cabeza con más fuerza, apretando sus sienes como si intentara callar la voz.

"Tienen que pagar... - susurró la voz con una calma espeluznante - ¿O acaso quieres que tu madre sufra otra vez?"

Los oídos de Catmoon zumbaban. Su visión comenzó a distorsionarse. La voz no se iba, no lo dejaba en paz. Fue entonces cuando una presencia diferente apareció.

Catfeine: ¿Catmoon?

Su hermana mayor, había seguido sus pasos al notar que se alejaba de la multitud. Pero lo que encontró la dejó paralizada. Catmoon estaba encogido sobre sí mismo, sus pequeñas manos aferradas a su cabeza con fuerza. Su respiración era errática, y su cuerpo temblaba de manera alarmante.

Catfeine: ¡Catmoon! - exclamó, acercándose rápidamente.

Catmoon no levantó la vista. Sus ojos permanecían ocultos bajo su flequillo. Pero incluso sin ver verlo a los ojos, Catfeine sintió que algo estaba terriblemente mal. De repente, Catmoon sale corriendo de forma desesperada, Catfeine corre detrás de él.

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Kickin y Hoppy estaban en el momento más emotivo de su boda. Las alianzas ya habían sido intercambiadas, y ahora llegaba el instante en que ambos expresarían sus votos. Con el micrófono en manos de Kickin, el ambiente estaba cargado de emoción. Algunos Smile Critters contenían las lágrimas, y el Dr. Reed ya estaba llorando sin disimulo. Sin embargo, todo se quebró en cuestión de segundos.

Catfeine: ¡CATMOON! - su voz desesperada irrumpió en la ceremonia.

Los invitados voltearon en dirección a la entrada del salón, viendo a Catfeine correr con el rostro lleno de angustia. Pero antes de que alguien pudiera reaccionar, una figura veloz pasó entre los presentes como un rayo. En un solo movimiento, Catmoon se apoderó del micrófono de Kickin y, con una agilidad imposible, se impulsó hasta el techo del gran salón.

El murmullo de asombro se convirtió en un silencio helado.

Desde las alturas, Catmoon los observaba con una mirada oscura y vacía, una sonrisa maliciosa curvaba sus labios. Su pecho subía y bajaba de forma irregular, como si estuviera conteniendo una furia invisible. Se escuchó un gruñido bajo y amenazante salir de su garganta.

Dogday se llevó ambas manos a la boca, sus ojos reflejaban pura preocupación.

Dogday: Cariño... - susurró.

Catnap, en cambio, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Algo no estaba bien.

Catnap: Tengo que subir hasta ahí - dijo en voz baja, sin quitarle la vista a Catmoon.

Los científicos también estaban tensos. El Dr. Halvorson frunció el ceño con inquietud, mientras el Dr. Reed, aún con lágrimas en los ojos, se quedó sin palabras. Los invitados apenas podían procesar lo que acababa de suceder. La ceremonia que hace segundos era pura felicidad, ahora estaba envuelta en un aire de peligro y misterio.

Catmoon estaba ahí arriba, observándolos a todos como un depredador que acaba de interrumpir una escena de falsa paz. El micrófono tembló en sus manos. ¿Diría algo?

El silencio en el salón se hizo más denso. Nadie se atrevía a moverse ni a decir nada. Catmoon seguía ahí arriba, con la respiración entrecortada, su cuerpo temblando visiblemente. Pero algo cambió.

Su expresión maliciosa comenzó a quebrarse. Sus ojos, que antes estaban fríos e inhumanos, ahora reflejaban un tormento interno. Sus labios se separaron en un intento de hablar, pero solo salieron jadeos ahogados.

Se llevó ambas manos a la cabeza, presionándola con fuerza. Sus pequeños sollozos resonaron por el micrófono que aún sostenía.

Catmoon: Ngh... ah...

El sonido de su lucha interna estremeció a los presentes. Catfeine observaba desde abajo con el corazón latiéndole a mil por hora.

Dogday: - se levantó de la silla para acercarse - Catmoon... - murmuró angustiado.

De pronto, su cuerpo se detuvo. Su respiración seguía siendo irregular, pero algo en él cambió. Entonces, con un hilo de voz, una única palabra escapó de sus labios.

Catmoon: A...y-yu...u...da...a...

Fue apenas un susurro, entrecortado y tembloroso, pero lo suficiente para helar la sangre de todos los que lo escucharon. Y luego, su cuerpo se desplomó. El tiempo pareció ralentizarse mientras Catmoon caía desde lo alto, su pequeño cuerpo sin fuerzas precipitándose al vacío.

Pero antes de que el pánico se desatara, un destello plateado se movió a toda velocidad. Catnap, sin dudarlo ni un segundo, saltó hacia adelante con un impulso casi instintivo. Su corazón latía con fuerza, su mente en blanco, su único pensamiento era una orden clara: atraparlo.

En el último segundo, sus brazos rodearon a Catmoon en el aire, protegiéndolo con firmeza. El impacto lo hizo tambalearse, pero mantuvo el equilibrio, aferrándolo contra su pecho. El salón entero contuvo el aliento. Todo quedó en completo silencio. Catnap seguía sosteniendo a su hijo, mientras la incertidumbre y el miedo envolvían a todos los presentes.

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