27| No me dejes ir
—¿Crees que Fred tiene algo que ver?—comenzó la conversación Annie un par de semanas después de la boda.
Adhara estaba recostada en su cama, tal como la había pasado la última semana, llorando y escondiéndose como una cobarde, y Annie estaba sentada en uno de los sillones de la habitación ojeando aquel libro que había robado de la sección prohibida de la biblioteca, pero tal como había visto Adhara, no había nada que contribuyera a la poca información que tenían.
—Si—respondió Adhara secamente a la pregunta de Annie.
—¿Pero estás segura?—insistió.
No. No lo estaba y su padre ya había hablado con ella al respecto. Solo era una hipótesis, una tonta y mediocre hipótesis que su cerebro había decidido creer. Pero algo en su interior le decía que era verdad y no era una simple intuición, porque ella estaba atada a cada paso que Zachariah diera.
—No—respondió.
—Adhara, no puedes hacer acusaciones de ese cali...
—¡Ya sé, Annie!—exclamó girando su cuerpo para poder mirarla a la cara—Pero no porque no esté segura significa que no sea real.
—Que no estés segura significa que nada ha sido confirmado, por lo que no es real—explicó Annie, un poco sorprendida por los gritos de Adhara.
—Sólo cállate. Déjame tranquila.
—¡No! Parece que no llegas a entender lo grave de la situación...
—¿Crees que no lo se? ¿Crees que no entiendo que estos pueden ser los últimos días de vida? ¡Claro que lo se, pero no me interesa!—exclamó Adhara, con la cara roja de la furia—¡¿Por qué no me asesinan ya, eh?! ¡Mejor aún, haré el trabajo por ustedes!—gritó por última vez antes de romper en llanto y derrumbarse sobre su cama.
Annie nunca se había detenido a pensar como toda la situación afectaba a Adhara (sus bloqueos emocionales y pensamientos racionales no se lo permitían todo el tiempo), y obviamente que la afectaría cuando despertaba todas las mañanas con el temor de que aquel sería su último día, su última risa, su último llanto.
—Siéntate—le dijo Annie luego de dar media vuelta y abandonar la habitación.
Adhara no sabía si obedecer o simplemente ignorarla. Parecía enojada, o quizá algo asustada, Adhara no estaba segura. Pocas veces se le hacía imposible entender lo que sentía Annie, y esta era una de esas ocaciones menores. Así que volvió a sentarse en su cama, mirando directamente hacia la ventana como si su vida dependiese de ello, limpió sus lagrimas y solo ahí analizó sus palabras. ¿De verdad estaba hablando en serio? ¿Quería morir? ¿Sería capaz de matarse? Una vez había escuchado que el suicido era un acto cobarde y de debilidad, así que probablemente sería capaz de hacerlo, ella misma era la persona más cobarde que conocía. ¡Hasta su madre creía que era cobarde! A Adhara le tomó un tiempo descifrar lo que había en el interior de aquella caja blanca, pero cuando lo supo no sabía si sentirse agradecida o decepcionada de su madre. Quizá un día la llegaría a usar y Adhara pensaba que ese día estaba cada vez más cerca.
Cuando Annie volvió a la habitación no le dijo ninguna palabra, ni siquiera le miró la cara, pero se acercó lentamente a Adhara y sin que ella se lo esperase comenzó a peinarle el cabello tal como su tía Astoria solía cepillarselo a ella. Adhara no se opuso y dejó que el suave cepillo hiciera su tarea, sencilla pero eficaz. Se sentía cómoda, hasta feliz. Era un pequeño gesto de aprecio y cariño, todo lo que Adhara necesitaba.
—Mamá me contó que ella solía cepillar a tía Astoria durante casi toda su infancia. Pensé que quizá un poco de cariño físico serviría para calmar esa furia...esa pena que tienes dentro—dijo Annie dejando salir a la luz una sonrisa lastimosa—Yo te quiero, Adhara—el suave cepillo detuvo su tarea mientras Annie recitaba aquellas palabras—Te amo, te adoro. No voy a dejar que nada te pase, nunca—dijo antes de que un par de lagrimas resbalaran por sus mejillas.
—Lo lamento—respondió Adhara sin saber que decir—No quiero que ninguno de ustedes sufra.
—No te lamentes por algo de lo que no tienes control. Es en parte culpa nuestra que te sientas de esta manera, debimos cuidarte mejor...
—No empieces—le advirtió Adhara.
—Tú cállate y escúchame—la retó Annie poniéndose seria de repente—Como tú familia no hemos estado para ti, y eso es imperdonable, pero te juro hermana que eso jamás volverá a pasar. Siempre voy a estar a tu lado, incluso cuando no quieras.
—¿Cómo una molestia en el trasero?—se burló Adhara.
—Tal cual—Annie dejó salir una sonrisa sincera hasta que los acontecimientos de hace un par de semanas invadieron sus pensamientos—Hablando de molestias en el trasero, hay algo que Katherine y yo hicimos que no te hemos contado...bueno, Aaron también formó parte, no porque quisiera pero porque casi lo obligamos—balbuceó—Es sobre Talia—terminó Annie, dejando a Adhara atenta a la conversación. Su prima hizo un gesto incitándola a seguir la historia—Fuimos a buscarla a su casa luego de volver de Hogwarts y nos encontramos con que nunca vivió allí.
—¿Qué? No entiendo de que hablas.
—Su vecino, bueno, su supuesto vecino nos dejó muy claro que aquella casa a la que le enviábamos nuestras cartas durante el verano nunca estuvo habitada y no solo eso, no fuimos los primeros en ir a buscarla. Todo fue una mentira, una gigantesca mentira—dijo Annie dejando salir un largo suspiro.
—Pero, ¿por qué? Es que no entiendo...
—Es confuso, lo sé—la interrumpió—Por el momento lo único que sabemos es que Talia ha desaparecido de la faz de la tierra, por cuenta propia o a la fuerza. Si te sirve de algo me inclino más por la primera. Talia es inteligente, si había gente buscándola no dejaría que la encontraran tal fácil.
Aquello fue lo último que Annie fue capaz de decirle hasta que alguien llamó a la puerta de la habitación. Adhara estaba absorta en sus pensamientos, con el leve presentimiento de que Talia estaba realmente muerta. Durante esas semanas había dudado, hubo momentos en los que decidió no confiar en su corazonada, deseando con todas sus fuerzas que Talia estuviese viva y que eran solo inventos de su cabeza. Pero ahora, sabiendo que potencialmente había peores personas en busca de su amiga, deseaba con toda su alma que Talia estuviese realmente muerta. No le importaban las consecuencias ni el hecho de que Zachariah estaba cada vez más cerca de lograr su cometido, que Talia estuviese muerta la salvaría de la tortura que se venía. Pero tampoco quería imaginársela muerta, ensangrentada y machucada. Era la imagen más bizarra que su mente había creado y solo le daban ganas de vomitar.
¿Cómo le explicaría esto a Aaron? "Sí, la única persona a la que le has entregado tu corazón posiblemente está muerta, lo siento". Que estupidez, pensó.
—Tierra llamando a Adhara.
Adhara miró a su primo quien la observaba desde el umbral de la puerta y corrió hasta el baño para dejar salir todo aquel vomito atascado en su garganta. El universo parecía estar en su contra aquel día y aún no era hora del té.
—Ugh, había olvidado que todo te da ganas de vomitar. A ver, déjame ayudarte—le dijo sin parecer impresionado, quitando el cabello de su prima de su cara para que pudiera dejar que todo saliera—Eso es, déjalo salir.
—Perdona—se disculpó la rubia luego de terminar—Estaba pensando en algo asqueroso.
—¿En que Talia está muerta?—dijo luego de apoyar su cadera en el lavamanos—Ya tuve esta conversación con Katherine, no te preocupes.
—¿Y entonces qué haces aquí, Aaron? Dudo que estes aquí simplemente de apoyo moral luego de que te oculté bastante información durante casi todo el año.
—No se si Annie te lo dejó claro con el discurso que te acaba de dar, pero somos familia y esto es para siempre—le explicó sin moverse de su lugar—No importa las estupideces que hagas o lo tonta que te veas creyendo que puedes resolver tus problemas solita, siempre vamos a estar aquí. Aunque así no lo quieras o que nos...
—Ya. Entendí perfecto. No necesito otro discurso.
Aaron río, entendiendo perfectamente el comportamiento de Adhara. Siempre había sido así, tosca y bruta como una mula, pero así la querían.
—Lo siento—dijo Adhara luego de un cómodo pero largo silencio aún apoyada en el retrete—Tenía que habértelo dicho, debí haber confiado en ti, pero fui tan tonta...lo lamento.
—No te lamentes tanto, y ya basta de llorar—dijo en un tono severo—Esta no es la Adhara que conozco—siguió, acercándose a su prima—Ahora te vas a levantar del suelo y te vas a recomponer antes de salir de esta habitación porque no soy el único que vino a verte.
—¿Qué?—dejó salir Adhara.
—Tu noviecito está esperándote abajo con todo el clan Potter. Y yo que pensé que babeabas por Tyler de último año.
—No tengo novio—dijo Adhara poniéndose de pie, un poco confundida del cómo habían terminado hablando de aquel tema y dándole un suave empujón a Aaron—Y Tyler no me habla desde que comenzó el rumor de Cynthia—continuó, pero esta vez un poco menos animada.
—Y si no tienes novio ¿Por qué te andabas besuqueando con James en la boda de Teddy?—le preguntó luego de cruzarse con ella y taparle la salida del baño.
—Mira—exclamó enojada y lo empujó intentando correrlo del umbral de la puerta—no tengo nada que...espera, ¿y eso como lo sabes tú?
—Tienes un hermano parlanchín, ya deberías saberlo—dijo Aaron sin inmutarse por el comportamiento furioso de Adhara.
—Argh, de todas formas no puedes reclamarme nada, tú te besuqueas con Katherine y nadie te dice nada.
—¡Hey! Yo no me besuqueo con tu amiga.
—¡Pero admites que te gusta!
—¡Nunca he dicho eso!
—Pero deberías—dijo y notó que el cuerpo de Aaron ya no estaba tenso y con un simple empujón pudo correrlo para poder salir.
—Cuando tú asumas que te mueres por James lo diré. No antes.
—¡Sorpresa! Yo ya lo admití.
—Pero nunca en vos alta—le susurró, persuadiéndola de que lo hiciera.
—Ni en tus sueños—le susurró de vuelta.
—Ugh, y lávate los dientes antes de salir...tres veces.
(...)
Hizo caso a su primo y por primera vez en semanas salía de la comodidad y calidez de su cuarto para enfrentarse a la realidad. Con su padre no había platicado para nada, mucho menos sabiendo que Draco había presenciado el prolongado, acalorado e inolvidable beso que le había dado a James en la boda. Sería una gran vergüenza. Pero su padre si había golpeado a su puerta un par de veces, buscó ayuda en Scorpius quien también intentó sacarla de allí, y sin lograrlo la dejaron en paz. Astoria sabría que hacer y eso mataba a los Malfoy, pero habían aprendido a vivir con ello, o al menos se obligaban a pensar que sí.
Lo primero que notó fue el gran grupo de gente en el jardín, conversando tranquilamente como en una celebración. ¿Pero que demonios hacen? Pensó Adhara, sintiendo que arruinaría la felicidad de los otros con su mera presencia.
Scorpius corría detrás de Lily quien llevaba una diadema de papel en su cabeza, seguramente intentando quitársela, y soltaba carcajadas cada vez que se tropezaba. Katherine igual estaba allí, sonriéndole desde la distancia devorándose un trozo de pastel que probablemente no le pertenecía y que Adhara no tenía idea de donde había salido. Al notar a su hermana, Scorpius detuvo su andar y quiso ir a por ella pero Albus se le adelantó.
—¡Hey, Bella durmiente!—gritó Albus a penas a vió y corrió en su búsqueda. Adhara no entendió aquella referencia o cual era su intención, pero el simple apodo la había hecho sonreír. Albus la hacía sonreír.
—¿Qué haces aquí?
—James está de cumpleaños y no ha parado de hablar de cuanto quería saber cómo estabas, así que lo trajimos hasta aquí casi a la fuerza para celebrarlo—dijo Albus como si nada.
—¡¿Están qué?!—exclamó sintiéndose mucho más frustrada que de costumbre. Primero, ni siquiera sabía que era el cumpleaños de Potter, segundo, estaban celebrándolo en el jardín de su casa, sin su consentimiento, y tercero, debió haberlo adivinado cuando vio a Katherine masticar, no, tragar aquella porción.
—Celebrando el cumpleaños de James. Ven, únetenos—volvió a repetir.
—Basta de bromas. ¿Por qué estarían celebrando? ¿Si quiera saben por qué he estado encerrada allí adentro todo este tiempo?—exclamó dejando salir la rabia acumulada de su interior.
—Sí, lo sé, James me lo dijo. Y te creo. He visto como ha actuado Fred durante este último tiempo. Creo en ti, solo espero que te equivoques.
—Ya, pero hoy no es el cumpleaños de James—dijo obvia.
—Si lo es, 28 de Julio ¿Cómo te olvidaste del cumpleaños de tu novio?
—¡Que no es mi novio, y ni siquiera lo sabía!—gritó sin percatarse de que los demás estaban observándola. Katherine estaba sentada descalza en el pasto riéndose de ella mientras que, ahora, trenzaba el cabello de Annie. Parecían felices y eso que nunca se habían llevado de lo mejor con el mayor de los Potter.
—Es tiempo de que te relajes y bajes la guardia.
—¿Cómo se te ocurre?—dijo Adhara, volviendo a si—Pensé que creías en mi...
—Y lo hago. Pero ahora estamos con un buen estado anímico, y tú deberías venir a probar una de estas costillas que están deliciosas. Además, tal parece que tu padre está de guardia, no ha dejado de pasearse por aquí.
Adhara paró de protestar y dejó que Albus la llevara hasta la pequeña multitud donde Aaron ya se había juntado con los demás. James no dejaba de mirarla de reojo pretendiendo que no estaba interesado, y Adhara no podía dejar de pensar en lo estúpida que se veía con la mirada posada en el suelo para no encontrarse con aquellos ojos que expresaban más de lo que a Adhara le gustaría.
—Hola—le dijo después de saludar a los demás.
—¿Qué onda?—respondió James y se arrepintió al instante. ¿Quién en su sano juicio decía que onda sabiendo que la otra persona se sentía del demonio?
—Estoy pasándola...¿y tú? Osea, perdona. Feliz cumpleaños—le dijo sin acortar la distancia ni mirarlo a los ojos.
—Gracias, supongo.
—Ugh, ya bésense—intentó gritarles Katherine pero Annie no la dejó.
—Compórtate.
—Es una fiesta de cumpleaños, no hay reglas acá—se quejó y continuó trenzando su cabello.
Parecía una tarde tranquila, demasiado tranquila para el gusto de algunos. Scorpius podía notar la incomodidad de Adhara desde donde se encontraba y no podía dejar de sentir algo extraño, quizá traer a todos al jardín a celebrar no había sido una buena idea. Él no era el único que se sentía así puesto que Aaron, de un momento a otro, dejó de posar su mirada en la sonrisa de Katherine y se acercó a su primo.
—Esto no se ve bien.
—Es muy perfecto—le respondió Scorpius intentando guardar la calma.
Aunque Adhara quisiese alejarse de James su cuerpo hacía caso omiso y aquella vergonzosa conversación se prolongó por más tiempo del que ella pensó necesario. De a poco el sol comenzaba a esconderse y sus amigos entraban a la casa.
—Perdona, no sabía que era tu cumpleaños—dijo de repente antes de que comenzaran a caminar de regreso a la sala, esperando la reacción de James
—Está bien. Nunca nos habíamos llevado bien como para contarnos cuando estábamos de cumpleaños.
—Pero debí preguntarte antes de, ya sabes...besarte—ahí estaba justo lo que Adhara no quería nombrar, pero aquella palabra se escapó de sus labios con una prisa impensable.
Se habían abstenido de hablar de lo ocurrido pero ahora James creía que ella lo estaba obligando a disculparse—Lo lamento—la interrupió—no debí haberlo seguido.
Adhara intentó mostrarse serena, pero el pensar que James no estaba interesado en ella le dolía más de lo que le gustaría admitir—No te preocupes, fue totalmente mi culpa, lo hice sin pensar y...
—No—volvió a interrumpirla—Yo debí haberlo dejado claro desde el inicio—dijo y luego, arrepentido comenzó a negar rápidamente con su cabeza. Aquellas palabras habían salido de su boca sin pensarlas y por la cara que había puesto Adhara supo que las malinterpretó—Osea, debí haberte dejado saber lo que sentía mucho antes. Yo debí haberte besado.
Confundida con el comentario de James, Adhara se dió la vuelta y se dirigió hacia la casa donde Annie y Katherine esperaban impacientes, pero volvió a girarse y de un impulso le dijo—¿Estás diciendo que yo no tenía permitido besarte? ¿Dar el primer paso?
—¡No!—exclamó acercándose a ella—Quiero decir que yo tenía mis sentimientos resueltos, desde hace bastante tiempo de hecho, y tú parecías algo dubitativa.
—¿Ah, si?
—Sí.
—¿Cómo lo sabes?
—Yo no te hubiese dejado ir. Jamás te hubiese dejado ir—recalcó acortando toda la distancia de sus cuerpos y, después de semanas, volvió a juntar sus labios en el beso más cariñoso y suave que James había dado jamás.
Adhara correspondió al instante, sin pensar ni dudar, alzó sus brazos y entrelazó sus manos en el cuello de James para después recorrer su cabello y despeinarlo en el acto. James posó sus manos en las mejillas de Adhara juntándola más a él, no dejándola ir. Estaba feliz. Estaban felices. Tocándose, sintiendo la calidez de sus palmas recorrer el torso del otro, sus respiraciones medio agitadas luego de acelerar el beso pidiéndoles cada vez más. Era un beso mucho más agradable que el anterior, incluso cuando sus amigos estaban espiando se sentía más íntimo, más propio.
Pero a Adhara la felicidad nunca le duró mucho y no mucho después de separarse fue el grito de su padre el que la alarmó.
Recuerden dejar su voto!!
N/A: hola, hoy capítulo medio largo porque no había actualizado en meses.
hace tiempo que no dejaba una nota por aquí, ¿que tal? ¿Que les ha parecido este capítulo? Se conversan un par de cosas interesantes creo yo así que me gustaría saber que piensan, sobretodo de la relación que tienen Adhara y James.
Yo los amo pero como no soy objetiva porque es mi historia mejor les pregunto a ustedes JAJAJAJ
Les cuento que solo quedan dos capítulos y el epílogo... 🤧 llegó la hora triste
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