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24| Mentirosa de primera

Fin de curso había llegado. Slytherin había ganado el último partido de Quidditch contra Hufflepuff y se habían coronado como los campeones. Para mejorar esto, la copa de las casas fue de las serpientes ese año. ¡Por tres años consecutivos! Pero el verano significaba solo una cosa para los hermanos Malfoy. Tendrían que enfrentarse a su miserable padre que habían dejado solo, sumiéndose en su desventura a inicios de Enero.

Scorpius se sentía terrible. Su pobre padre tenía que avanzar solo mientras que ellos tuvieron la oportunidad de hacerlo con sus amigos. No era así como debían haber sido las cosas. Deseaba volver en el tiempo y haberse saltado ese año, que de todas formas fue bastante aburrido para él.

Adhara no mantenía es sentimiento de culpa. Si, se sentía terrible, pero cada uno tenía que salir del luto como uno pudiese, y si la forma de su padre era esconderse de todo el mundo en esa cueva que llama habitación, entonces tenían que dejarlo.

—Deberíamos haberle escrito al menos una carta—se culpaba Scorpius.

—No te preocupes por eso ahora—lo paró su hermana—De seguro no se dió ni cuenta—dijo y siguió leyendo el diario del profeta.

Albus pasó por fuera del compartimiento y Scorpius lo siguió, despidiéndose de Adhara sin que ella se diera cuenta. Annie y Katherine aparecieron y la primera le quitó el periódico de un tirón.

—No deberías estar leyendo eso—la retó.

—¿Por qué no?

—Por una vez en tu vida Adhara, solo hazle caso—habló por primera vez Katherine, rogándole con los ojos.

La rubia cedió y volvió a su asiento pero cuando Annie dejó el periódico al lado se lo sacó de un golpe y corrió fuera del compartimiento. Sentía como la joven la llamaba y empujaba a otros estudiantes para llegar a ella así que tenía que hacer algo rápido si no quería que su loca prima la alcanzara. Entró a uno de los compartimientos y se escondió detrás de uno de los chicos que estaban ahí.

—Eh, ¿qué se te ofrece?

Adhara, quien estaba aún escondida, buscó por todas las páginas del periódico por la información que supuestamente no debería ver. Hasta que la encontró, casi al final.



DRACO MALFOY Y SU FRACASO CON LA MAGIA OSCURA

No es novedad para cualquiera que la familia de los Malfoy este estrechamente vinculada con la magia oscura, pero hace unos días nada más unos par de aurores de nuestro ministerio de magia siguieron un rastro de magia oscura hasta la mansión Malfoy donde se pensaba que ya no debería haber nada. Sorpresa fue lo que sintió todo el mundo mágico, pero yo usaría la palabra miedo.
Cualquiera sabe que hace menos de un año la esposa del señor Draco Malfoy, Astoria, falleció de una desconocida maldición. ¿Será que esta fue causada por la magia oscura proveniente de la mansión?
¿Será que Draco Malfoy, el pobre mortifago asustadizo, esté intentando traer a su esposa a la vida? ¿Será él el causante de su repentina muerte? O peor, ¿Estará intentando devolver a la vida al mago más tenebroso de los últimos tiempos?

Rita Skeeter.


Era un corto pero preciso mensaje y Adhara comprendió lo que querían hacer. Estaban haciendo creer a la gente que los Malfoy habían vuelto a su antiguo estilo de vida. Y lo peor, ¡Estaban involucrando el nombre de su fallecida madre en todo aquel lío!

La mirada de Adhara se topó con la de su prima quien la miraba desde la entrada del compartimento. Los chicos de ahí se miraban entre sí y la rubia pensaba: ¿No podía entrar a otro compartimento? James Potter, Fred Weasley II y Levi Bynes tenían el entrecejo fruncido mirando a Adhara fijamente.

La rubia suspiró intentando calmarse—Perdónenme—se excusó.

—No te preocupes—le dijo James, posando una mano en su hombro, intentando reconfortarla.

Se sentía extraño, pero familiar. La calidez de su palma traspasaba su camiseta y se volvía un sentimiento agradable que no sentía hace bastante tiempo.

Fred y Levi mantenían su vista en ambos jóvenes y el momento se detuvo hasta que el primero se puso repentinamente de pie y dijo—Le prometí a Roxanne que iría a su compartimiento un rato así que...nos vemos—se despidió, abandonando el lugar.

Adhara le levantó el dedo corazón antes de que el pelirrojo saliera, aún seguía molesta por lo de su mano.

Tres Gryffindor, una Ravenclaw y una Slytherin no era la mejor combinación pero parecía resultar bien. Los cinco chicos tomaron posiciones de una manera incómoda en aquel compartimiento pero con el tiempo y los malos chistes de Levi aquel sentimiento desapareció de sus cuerpos. Tal como esa vez a inicios de año, cuando Adhara había recibido la horrible noticia.

—No debían preocuparse por mí—les dijo Adhara a sus amigas—En su lugar, le hubiese advertido a Scorpius. De los dos él es el más emocional.

—¿No te causa furia que escriban estas pestes sobre tu familia?—le preguntó James al notar que la rubia parecía muy calmada.

—Ya hemos pasado por esto docenas de veces—le explicó—Hace unos años, cuando todos especulaban que Scorpius era el hijo del señor tenebroso...gracias a Merlín tu padre salió a desmentir los rumores.

James recordaba muy bien ese momento. Había mantenido una larga discusión con su hermano Albus por años debido a ese rumor que él había decidido creer. No fue hasta que conoció en persona al menor de los Malfoy, y notó que era una de las personas más agradable y bondadosa que había conocido en su vida.

Levi, viendo que el ambiente comenzaba a ponerse incómodo otra vez dijo—Bueno...¿quién quiere una galletita?

(...)

La llegada a la mansión había sido mucho mejor de lo que pensaban. Aunque Draco no fue a recogerlos a la estación cuando lo encontraron en el jardín trasero no parecía estar sumido en la depresión y desesperación.

—¿Hola?—lo llamó Scorpius

Su padre los saludó con un gesto, sin llevar la mirada a ellos.

Los hermanos se acercaron un poco temerosos. Nunca supieron cómo lidiar con la tristeza de su padre, normalmente su madre se encargaba de ello.

—Teddy estuvo aquí hace unos días—dijo.

Adhara se sorprendió de que siquiera les estuviera hablando.

—Y adivinen que me pidió—continuó un poco más entusiasmado—¡Ser el padrino de su boda!—dijo cuando ninguno de sus hijos respondió.

—¿Entonces iremos a la boda?—pregunto Scorpius.

Draco abrió sus ojos más de lo normal, sorprendido—¿Por qué deberíamos perdérnosla?

Adhara no podía dejar de sonreír. Su padre estaba volviendo de a poco a su realidad y parecía que había encontrado paz consigo mismo y con los demás. Aquellos eran momentos felices que, lamentablemente, no durarían mucho más tiempo.

—¿Leíste el profeta?—se atrevió a preguntar la rubia.

Su padre le dió un beso en su sien y dijo—No te preocupes por eso princesa. Potter me debe unos favores, él lo resolverá.


(...)

Katherine estaba sentada en una banca, esperando que los hermanos Nott aparecieran de una buena vez. Aaron seguía un poco enojado con ellas y Katherine sabía que luego se le pasaría, pero si quería acortar el proceso debía ayudarlo. Así que ahí se encontraba, en aquel pueblo muggle con la mirada pegada en aquella casa la cual nunca había visto en persona, pero sabía muy bien quien vivía allí.

Mentiría si decía que no estaba un tanto furiosa con Talia. Primero, porque no entendía aquella tan tonta decisión de largarse del mundo mágico, y segundo porque no le había dicho a nadie lo que tenía pensado hacer y había sorprendido a Adhara, su mejor amiga, en el peor tiempo posible.

—Te odio—le dijo a la nada.

Aunque no lo sentía del todo, lo dijo, porque deseaba hacerle saber de alguna manera a Talia que su decisión le había dolido mucho más de lo que pensaba.

Los hermanos Nott venían desde su derecha. Su padre los había dejado en una plaza cercana, donde no se encontraría con ningún muggle a esas horas. Katherine los visualizó y la imagen le dió un poco de risa. Nunca se había fijado en la diferencia de altura de Aaron y Annie. Mientras Aaron media casi un metro con ochenta centímetros, su hermana llegaba con mucha suerte al metro sesenta.

Eso le pasa por no jugar Quidditch. Pensaba Katherine.

—¡Hasta que aparecen!

—¿Dónde estamos?—preguntó Aaron evitando la mirada de la chica.

—Estanos visitando a Talia, ¿Dónde más podríamos estar?—contestó Annie, pareciendo muy obvia.

Era completamente verdad, ¿a que otra persona que vivía en un barrio muggle conocían?

Aaron tragó saliva. Pareciendo muy nervioso—No creo que sea buena idea.

Sin prestarle mucha atención, Katherine avanzó hasta la entrada de la casa, de la cuál tenía la dirección solamente porque se la había pedido una vez a Talia para poder enviarle cartas.
Llamó a la puerta y espero paciente a que alguien le abriera. Volvió a llamar pero nada pasó. Annie, un poco desesperada, avanzó hasta la puerta y la abrió simplemente girando el picaporte.

Los tres jóvenes se miraron pensando lo mismo.

La joven entró y se encontró con una casa vacía, llena de polvo y sin ningún mueble.

—¡Hey!—escucharon como alguien los llamaba—¡Salgan de ahí de inmediato!

Aaron se giró buscando aquella voz y vió que provenía de la casa de al lado.

—Lo lamento señor. Es que estamos buscando a nuestra amiga Talia. ¿La ha visto?

—¿Ustedes creen que soy estúpido? Unos jóvenes como ustedes han intentado colarse en esa casa antes. No caeré en su trampa.

—No es ninguna trampa—lo interrumpió Aaron—En esta casa vive la familia Edevane, nuestra amiga nos dió la dirección.

—Esa casa lleva abandonada por más años de los que puedo recordar. Ahora, ¡largo si no quieren que llame a la policía!

Annie salió como un rayo de la casa al oír la palabra "policía". Había oído hablar de ellos y tal parecía que eran mucho peor que los aurores.

—¿Entonces Talia nos ha estado mintiendo todo este tiempo?—preguntó Annie.

—¿Por qué habrían personas buscando a Talia? ¿En que creen que estaba metida?—dijo Katherine ignorando completamente a Annie quien casi temblaba del miedo.

Katherine y Aaron mantuvieron el silencio unos segundos hasta que se les prendió la bombilla—¡Zachariah!—dijeron al unísono.

La situación era cada vez más confusa.

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