Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

23| Sueños

Muchos días después, cuando las cosas se ponían aún más feas, Adhara despertó muy temprano sintiéndose abrumada por una intensa sensación en el medio de su pecho. No era nada extraña, era bastante conocida. Llevaba mucho tiempo experimentando ese sufrimiento cada vez que pensaba en lo que pasaría, en Zachariah, en Talia...

Quitó esos pensamientos de su cabeza, concentrándose en un punto fijo de la pared. Hoy no divagaría en tonterías (qué en realidad no eran tonterías). Cuando llegó a su primera clase lo primero que hizo fue apoyar su cabeza en la mesa y en muy poco tiempo cayó profundamente dormida.

Soñaba que caía por un barranco. Intentaba aferrarse de lo que fuese, pero no había nada más que el aire a su alrededor. Escuchaba gritos. Personas gritando su nombre. ¡Adhara! Esa voz definitivamente era Katherine. ¡Adhara vuelve! No podía volver, no había manera. Ya estaba todo hecho. Cuando cayó al suelo, lleno de hojas caídas de los árboles, y no sintió dolor se preocupó aún más. ¿Dónde estaba ahora? No parecía un sueño y esa era la peor parte.

—Por fin nos encontramos frente a frente—escuchó una voz desconocida pero que se la hacía bastante familiar.

—¿Quién está ahí?—preguntó apenas se puso de pie y buscaba su varita en su bolsillo—Demonios—dijo entre dientes cuando no la pudo encontrar.

—Oh querida, me conoces muy bien.

—¿Qué quieres?—preguntó nuevamente, girando su vista hacia todos lados intentando así poder encontrar al desconocido que le causaba un gigante terror.

No hubo respuesta instantánea como creyó.

—¿Zachariah?—se atrevió a preguntar, muy bajito, temiéndole al nombre y al hombre.

Se escuchó una risa y corrió un gran viento. Los árboles se movían de lado a lado mareándola por completo—Te tardaste un poco, dulzura.

—Te he preguntado algo—dijo esta vez con un poco más de valor, estaba decidida a sacarle toda la información posible...incluso si fuera un sueño creado pro nada más que su imaginación.

Se volvió a escuchar una risa y luego sintió un fuerte dolor en su pecho. Cuando llevó sus manos allí sangre corría por su torso y su respiración se desvanecía. No había rastro de ningún tipo de arma o maldición usada en su contra. Su camisa se manchó de sangre y caía por sus brazos y piernas y lo vió. La primera imagen real de Zachariah. Estaba frente a ella con los ojos negros y la boca bien abierta en una sonrisa malévola y sadica. Tenía unos dientes horribles y el cabello demasiado corto para haber vivido hace unos 500 años. Sintió como el la tocó, tocó su sangre y su herida inexistente. De pronto la empujó con una fuerza que podría haberla mandado lejos. Cayó de espalda al suelo, mirando estupefacta hacia el cielo que parecía estar nublándose de a poco. No podía moverse, probablemente se debía al gran dolor. ¿Estaba muerta? Probablemente.

Adhara había quedado sola en ese lugar, nuevo, oscuro y desconocido que cada vez se volvía más y más oscuro. Estaba segura de que era un sueño. ¿Cómo haría para despertar? ¿Cómo volvía al mundo real?

¡Bam! Escuchó. Por inercia cerró sus ojos y cuando los abrió la profesora Dankworth estaba mirándola. Había vuelto a Hogwarts, a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras más específicamente, y la profesora no se veía contenta. Maldición, pensó cuando sintió que su cabello estaba más desordenado que de costumbre y vió todos los pergaminos que llevaba Darkworth en la mano. Se había olvidado de hacer la extensa tarea que le habían enviado. La innecesaria, extensa tarea de cincuenta centímetros de pergamino. La señorita Darworth era joven y se veía agradable, pero tenía una alma de vieja amargada. ¿A quién se lo ocurría enviar una tarea así a finales de año?

—Felicitaciones, señorita Malfoy. Este es su mejor trabajo hasta la fecha—le entregó el pergamino y la rubia intentó esconder su-notable-confusión.

—Señorita Nott—añadió, esta vez hablándole a Annie quienes estaba sentada unas filas más adelante—no porque sea la mejor de la clase le da derecho a darse el lujo de no entregar trabajos obligatorios. Luego la veré en la oficina de la directora para discutir su castigo—le advirtió.

Sus miradas se toparon y Adhara lo descifró al instante. Annie había entregado su trabajo con el nombre de Adhara y ahora estaba castigada. ¡Su segunda vez castigada! La rubia no lo podía creer. Ambas llevaban semanas sin hablarse regularmente, todo debido a que el orgullo de Annie estaba sumamente dolido. Adhara le había dicho en la cara que no necesitaba su ayuda así que decidió que no se la daría nunca más, pero cuando observaba a su prima que estaba perdida en su mundo no pudo resistirse y esta era su forma de pedir disculpas.

Después de la clase, Adhara la siguió por los pasillos gritando su nombre pero parecía que la chica Nott no tenía la intención de escucharla.

Cuando iba llegando a la torre de Ravenclaw, James Potter se interpuso en el camino de Annie quien tuvo que frenar abruptamente. Eso le dió tiempo a Adhara para alcanzarla. Con una seña le agradeció a James y se recordó que debía preguntarle como demonios sabía que necesitaba ayuda en ese preciso instante.

—Annie—la llamó, esperando que la joven le respondiera.

La joven Nott se dió la vuelta y la miró directamente con sus profundos ojos marrones. Si no hubiese sido por el gigante orgullo de ambas jóvenes ya estarían apretándose en el abrazo más largo de la historia.

—No quise tratarte así—se excusó la rubia.

—Está bien, te entiendo—la interrumpió Annie—fue mi culpa.

—No, fue mi culpa.

—No, fue...

—Fue culpa de ambas...me incluyo también.

Annie y Adhara se voltearon encontrándose con Katherine quien había aparecido de la mada.

—Si, las venía siguiendo...no me juzguen.

Esta era la primera vez que pasaban tanto tiempo separadas y había sido una de las peores experiencias de sus vidas. Katherine, siendo la más valiente de las tres, las atrajo cerca de su cuerpo y se fundieron en un abrazo que duró más de lo que creyeron posible.

—Ahora eres la enana del grupo—se burló Katherine de Annie, quien le llegaba a la nariz a la chica Wood.

(...)

—Les juro por Morgana que no se sentía como un sueño—les contaba Adhara a sus acompañantes.

—¿Y entonces que era Adhara?

—Fue como una transportación—expresó la rubia.

—¿Estabas en otro lugar?—pregunto el único hombre del grupo.

James Sirius se les unió a las tres jóvenes en los jardines. El joven ya sabía todo sobre la trágica condición de Adhara así que se propuso ayudar en todo lo que el pudiera. Podría usar su capa para escabullirse por la biblioteca y el mapa de los merodeadores para avisar si venía algún profesor. La verdad era que su presencia era de mucha ayuda.

—Exacto.

Un tanto enfadada por no encontrar una respuesta a aquel horrible sueño se puso de pie y comenzó a tirarle rocas al lago negro que de vez en cuando se las devolvía con mucha menos fuerza. James se le unió, simplemente para no dejarla sola.

—¿Cómo es que supiste que estaba persiguiendo a Annie?—le preguntó la rubia, dejando de lanzar rocas para poder mirarlo a la cara.

James no quería confesarle que a veces la observaba en el mapa del merodeador por mera diversión. Le daba un poco de vergüenza parecer tan desesperado.

—Solo tuve suerte.

Esa tarde, mientras los cuatro revisaban libros que nunca habían visto, Aaron los observó desde una distancia prudente e intentó contener su enfado, pero cuando su propia hermana comenzó a reír de alguna tontería que Potter había dicho sus orejas comenzaron a volverse rojas y ya no se contuvo más. Se acercó al grupo, con los puños cerrados intentando contener su enojo.

—Ya he aguantado demasiado. ¿Es acaso mi compañía menos grata que la del estupido de Potter? Les recuerdo que a ninguna de ustedes tres le cae bien el muy inepto.

—Aaron—lo intentó calmar su hermana.

—No Annie. Ya veo que no soy lo suficientemente confiable para ustedes.

El muchacho se dió media vuelta y sin despedirse o hacer una seña se marchó.

Katherine fue la primera en seguirlo, como siempre.

—¿Le cuento?—había preguntado antes de irse.

Adhara asintió, sintiéndose mal por no haber pensado en su primo quien siempre estaba ahí para apoyarla en todo lo que alguna vez necesitaba. Quien estaba ahí para ella cuando tenía ataques de nervios o simplemente quería golpear a alguien.

Cada vez odiaba más aquella situación.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro