20| Puertas cerradas
El tan indeseado día había llegado. Annie preparaba su bolso con todo lo que iba a necesitar para realizar los exámenes por los que había estado estudiando. Katherine no recordaba donde había dejado su uniforme y ya iba llegando tarde. Aaron esperaba a Adhara fuera de la sala común, porque de los nervios no podía ni caminar, y la rubia no se había levantado de la cama aún.
Aquel libro que Annie había robado de la biblioteca le robaba el sueño. No respondía ninguna de las dudas que la mayor de los Malfoy tenía. Solo la confundía más, y la dejaba deambulando en su propia mente.
Un libro lleno de hechizos oscuros y magia negra con la que seguramente podría acabar con aquel monstruo que perseguía a su familia. Pero, ¿valdría la pena correr el riesgo? Morir no estaba en sus opciones, pero si no había otra manera, era justamente lo que tendría que hacer.
Una chica de primero tocó su puerta, anunciando que su primo estaba esperándola afuera.
Con un gran suspiro puso ambos pies fuera de la cama, buscando su uniforme y peinándose el cabello con las manos temblorosas. Cuando se hincó en el suelo para buscar sus zapatos, la capa que le había "pedido prestada" a James apareció en su campo de visión. Aquel instrumento mágico nunca pudo ser utilizado por la joven...excepto esa vez...
—¡Ah!—se quejó la rubia.
Ahí estaba de nuevo. Ese sentimiento en su pecho que cada vez dejaba una marca más grande.
Se cubrió con sus brazos, intentando calmar su nerviosismo y temor y al cabo de uno segundos estuvo lista para enfrentar el día a día. Lamentablemente seguía siendo una adolescente y tenía que presentarse a dar los exámenes.
—¿Te quedaste dormida?—preguntó Aaron luego de que Adhara cruzara delante suyo.
—No. No tenía ganas de venir.
El gran comedor estaba más bullicioso de lo que esperaba y si quería repasar su libro de encantamientos por última vez tendría que buscar un lugar más tranquilo y pacífico.
Saludó a su suertudo hermano al cual aún le faltaban dos años para estar en su lugar, le robó una tostada y se dispuso a largarse de ahí.
—Adhara, ¿por qué tienes la capa de mi hermano?— le preguntó Albus antes de que la muchacha llegara muy lejos.
—Se la robé—respondió la rubia, mintiendo lo mejor que podía.
Albus sabía que su hermano nunca dejaría que Adhara se saliera con la suya, mucho menos robandole aquella capa que el tanto apreciaba. ¡Ni si quiera Lily tenía permiso de usarla sin autorización!
Sin decir otra palabra, la rubia salió del gran comedor. Se dirigió a la biblioteca donde sabía muy bien que nadie estaría haciendo un alboroto.
Sorpresa fue lo que invadió su cuerpo cuando lo primero que vió al entrar fue a James, sentado en una de las primeras mesas, con sus anteojos puesto y su pelo desordenado. Tal parecía que los TIMO'S le afectaban más de lo que cualquiera pensaría.
—Que sorpresa—le dijo Adhara cuando tomó asiento al frente suyo—No esperaba verte aquí.
El chico la ignoró.
—¿Estás haciendo un repaso?—preguntó la rubia sin obtener respuesta—¿Qué tienes?
—¿Qué necesitas Malfoy? Estoy un poco ocupado por si no lo notaste—respondió bruscamente sin mirar a la joven.
Adhara, desconcertada, le contestó—Solo aprovechaba este momento para devolverte tu capa. No la usé en realidad así que...
—Si, verás, no me importa.
Confundida por el repentino acto del joven, Adhara se puso de pie y sin despedirse fue a buscar otro lugar para estudiar. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? ¿Así se sentía James cada vez que ella lo trataba de esa forma?
Cuando James notó que estaba fuera de vista dejó salir una sonrisa. Si molestarla y evadirla era lo que necesitaba para que la rubia le prestara atención, entonces eso sería exactamente lo que haría.
(...)
La semana pasó y las preocupaciones bajaron. Habían presentado todos los exámenes, teóricos y prácticos, ya era momento de relajarse.
—Estoy cien por ciento segura de que no me fue de lo mejor en pociones. ¡Tu hermano terminó antes que yo!—se quejó Annie con Albus, quien no sabía que decir.
—Potter siempre ha sido muy bueno en pociones—le respondió Aaron.
—No me importa lo bueno que sea San Potter en pociones—se quejó la rubia, rodando los ojos—No me interesa tampoco que yo no sea la mejor en pociones, de todas formas terminaré siendo jugadora de quddicth profesional.
Katherine la miró de reojo, esperando escuchar más de esa historia.
—La capitana de las arpias de holyhead vendrá a observar el juego de Slytherin contra Ravenclaw que se lleva a cabo en menos de un mes. Si destaco no voy a necesitar los estupidos TIMO'S. Seré igual de grande que Ginny Weasley—dijo con voz soñadora.
—No le gusta que la llamen así—dijo Albus—Prefiere Ginny Potter.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Supongo que ser un Potter abre más puertas que ser un Weasley—dedujo Katherine mientras ojeaba un libro que Annie la obligaba a leer.
—No es por eso—bufó Albus—Toda su vida ha sido comparada a sus hermanos, siendo la más pequeña de los weasley, la única mujer...supongo que ya se hartó.
Parecía que la conversación había acabado justo en ese momento, porque los demás se pusieron de pie y entraron al castillo, dejando a una Adhara anonadada sentada en el suelo, con los brazos cruzados y las cejas fruncidas.
¿Cambiarse el apellido? Pensaba. Si fuera así de fácil ella ya lo hubiese hecho. Se podría librar de aquella maldición, pero lamentablemente no era tan sencillo como ella pensaba.
Esas ganas de ser otra persona, de convertiste en alguien más y poder hacer lo que se le daba la gana volvió a invadirla. Desde inicios de año había tenido esos pensamientos. Parecía ser su peor año, un año que no podría olvidar jamás. Pero Adhara sabía que tenía que salir adelante, aunque fuese una tarea difícil. Aún tenía que descubrir cómo derrotar a Zachariah, pero más importante, descubrir quien era la persona que lo estaba ayudando porque aún tenía tiempo para detenerlo, para hacerlo entrar en razón.
—Hola Adhara—Lily la sorprendió sentándose a su lado.
—Me asustaste—se quejó la rubia—Parece que siempre estás cerca cuando lo necesito.
Lily no pudo contener su sonrisa, Adhara era su primera amiga fuera de la familia y eso la emocionaba bastante.
—Siempre estoy dispuesta a ayudar.
Adhara solo le sonrió en respuesta, aún inmersa en sus pensamientos. La pelirroja lo entendió, sin decir ni una palabra, sacó uno de sus libros y comenzó a estudiar. La rubia solo necesitaba compañía y Lily era muy buena en eso.
—¿Te cambiarías el apellido?—preguntó súbitamente.
Lily, quien no entendía del todo la pregunta d ella rubia simplemente se encogió de hombros.
—Me refiero a cuando te cases, si es que te quieres casar.
La pequeña de los Potter no entendía muy bien ya que sólo tenía doce años, pero no quería dejar la pregunta al aire—No lo se, probablemente si. ¿Y tu? ¿Te cambiarías el apellido?
—Depende—contestó al instante la rubia, casi como si estuviese esperando que le preguntaran aquello—Llamándome Adhara Malfoy no es lo mejor del mundo. Todos me cierran las puertas antes de que pueda explicar...quizá sería bueno ser un don nadie.
—Pero, ¿no dicen que una mala reputación es mejor que ninguna reputación?
—Una puerta cerrada es mejor que ninguna puerta—susurró.
A veces hablar con una niña de doce años no era la peor decisión.
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