05| Somos imparables
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Las semanas se volvían cada vez más tediosas para Adhara quien ya debía algunos trabajos por haberse concentrado en las prácticas de quidditch que habían comenzado hace menos de una semana. Como siempre, el primer partido de la temporada sería entre Gryffindor y Slytherin, y Adhara no podía esperar para pastearle el trasero a James de una vez por todas.
Pero aquella noche era una de las peores. Halloween se avecinaba y Adhara odiaba aquel día. Desde hace unos años que las festividades muggles se habían implementado en el castillo y los jóvenes se disfrazaban (luego de sus clases) para pasearse por los pasillos jugando y teniendo un buen rato. Pero esa no era Adhara.
—¿Me estás diciendo que te quedarás en tu habitación?—le preguntó Katherine, despegando su vista por primera vez de su tarea de transformaciones—Vamos Adhara, podemos disfrazarnos de las chicas súper poderosas...Annie puede ser mojojojo.
—Katherine de verdad que no tengo ganas de hacer nada.
—Nunca tienes ganas Adhara—Annie se unió a la conversación mientras seguía haciendo su ensayo y fingió que no había oído lo que Katherine había dicho de ella.
—Bueno, será mi problema si no me levanto de mi cama porque me dió pereza.
—Adhara, sabemos que es por algo más que solo pereza—recalcó Talia, quien sabia toda la historia familiar de su amiga.
Cuando Adhara tenía ocho años le encantaba Halloween. Salía a pedir dulces con sus padres y hermano al mundo muggles difrazados de brujas y magos. Ella creía que era normal salir con esa ropa y siempre quizo disfrazarse de algo más. Cuando tenía nueve se disfrazó de campanita, sus padres no le hicieron problema, pero Lucius Malfoy estaba bastante molesto.
Siempre había tenido un odio indescriptible hacia su nieta mayor. La trataba mal y la hacía sentir pésimo. Mientras a Scorpius lo regaloneaba a ella la encerraba en su habitación hasta que llegaran sus padres a llevársela a casa.
La mente de Adhara había bloqueado todas las palabras que salían de la boca de Lucius aquella noche. Podía recordar como su cabello se movía mientras gritaba por toda la casa, como un loco, y cómo apretaba fuertemente su varita hacia Draco quien intentaba de alguna manera protegerla. Un elfo doméstico había llegado a la habitación en ese preciso momento y apuntó su varita hacia él, pero debido a que estaba bajo las influencia del whiskey de fuego falló, y aquella maldición chocó contra la espalda de Adhara, donde miles de cicatrices yacían el día de hoy...que le causaban unas horrendas pesadillas.
Desde aquel día que no visitaban la mansión Malfoy.
Ese mismo día en la cena, Adhara ya no tenía ganas de nada. No comía, no hablaba y se sentó lo más lejos de sus amigas, no quería bajarles los ánimos con su actitud tan triste. En la mesa de Slytherin todos comían tranquilamente mientras algunos cuchicheaban con cartas en la mano.
—¿Te llegó a invitación?—escuchó hablar a Cinthya Smith, a quien claramente no soportaba.
Lamentablemente para Adhara, además que compartir habitación con Talia, Zara y Cora, Cinthya también formaba parte de aquel grupo. Era la persona más odiosa que Adhara había conocido jamás y muchas personas estaban de acuerdo. Con su cara tostada y sus grandes ojos marrones sonreía cínicamente a cada persona que se le cruzaba en el camino.
—¿La de la fiesta clandestina de James Potter? ¡Claro que si! Obviamente que me invitó—le respondió Rebecca Jackson, otra niña insoportable del año de Adhara.
Perras
En la mesa de Gryffindor todo era diferente. Todos hablaban con todos y el tema principal era la fiesta de Halloween.
—¿Cómo lograste que te dieran permiso James?—le preguntó su hermana.
—Simple. No me lo dieron—Lily abrió sus ojos avellana y miró desaprobatoriamente a su hermano que en ese mismo momento comenzaba a reírse.
—¿De que te ríes? ¡Es peligroso!
—De eso mismo, es peligroso...por eso es divertido.
Fred y Levi se le unieron a la conversación apenas llegaron a la mesa. Estuvieron toda la tarde practicando Quidditch en el campo y estaban exhaustos.
—¿Ya mandaron las invitaciones?
—Claro que si Rose. A ti no te llegó por aguafiestas—se rió Fred.
—De todo modos es mi sala común y puedo pasarme por ahí igual—le contestó Rose, aún sabiendo que no saldría en toda la noche de su habitación.
—Hablando de eso, ¿no las invitaste a ellas?—preguntó Levi muy interesado.
—Claro que no—respondió James obvio.
—¿No teníamos una apuesta?—le recordó Levi.
A principio de año los tres habían apostado 3 galeones, 5 sickles y 25 knuts a que Adhara Malfoy no se presentaría en la fiesta y por consecuencia las reinas de Hogwarts tampoco irían. Ellos no conocían el trasfondo de la historia de Adhara pero sabían muy bien que Halloween no le gustaba en absoluto. James apostó a que si iría mientras que Fred y Levi habían dicho que no.
Desde que James intentó ser amable y ella lo rechazó sin siquiera pensarlo dos veces no habían vuelto a hablar como personas civilizadas, se peleaban en clases y hasta en los pasillos. En el fondo James sabía que era su culpa, había empezado el año cm el pie izquierdo debido a la broma del banquete.
—Se me quitaron las ganas de invitarla chicos. Está más desagradable que nunca.
Obviamente Levi no iba a quedarse con los brazos cruzados. Conocía muy bien a su mejor amigo y sabía que en el fondo no la odiaba si no todo lo contrario, la admiraba. Su carácter y su belleza eran lo que más llamaba su atención.
—Invítala ahora mismo—Fred y James lo miraron confundido—Ve a la mesa de Slytherin e invítala a ella y a sus amigas personalmente. Si lo haces te haré todos los deberes la siguiente semana.
James no perdería una apuesta. No era un cobarde. Y tampoco desaprovecharía la oportunidad de relajarse de las tareas. Se levantó de la mesa sin quejarse y caminó a paso decidido a la mesa de los Slytherin. Se llevó miradas de la mitad de Hogwarts. Su ex novia, Sandra Simmons lo miró desde que se levantó de su asiento. Amaba a ese chico. Era perfecto para ella. Alto, de cabello castaño despeinado lo que le daba un toque sexy. Ojos avellana y pecas esparcidas por su cara. Pero James nunca sintió nada profundo por ella. Cuando pasó por la mesa de los Slytherins se sorprendió al ver que Adhara no se encontraba con sus amigas. Se preocupó un poco. Aún así las invitó bajo la mirada atenta de los alumnos.
Buscó con su vista a Adhara y la encontró sentada en la otra punta de la mesa. No quería y acercarse porque, uno, Cynthia Smith estaba sentada muy cerca de Malfoy y ella siempre lo esperaba afuera del salón de clases e intentaba—fallidamente—seducirlo con su acento australiano, y dos, simplemente no tenía ganas de hablar con la rubia.
Adhara aún no se percataba de nada de lo que estaba pasando a su alrededor, aún tenía la mirada perdida en su plato y los oídos en la conversación de Cynthia.
El silencio era muy poco común en Hogwarts, sobretodo en la cena. Cuando se giró en su asiento para observar lo que ocurría avellana con esmeralda chocaron. Era una combinación extraña. Los ojos de James transmitían confianza y calor mientras que los de Adhara estaban vacíos lo que producía que transmitieran frialdad.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de James.
—Hola rubia—le dijo apenas se sentó a su lado. Adhara ni se inmutó.
—¿Qué quieres Potter? ¿Comida? Hay bastante en tu mesa.
—Te tengo una noticia que te va a encantar—dijo corriéndole el cabello de la cara. ¿Por qué demonios hice eso? Se preguntó
Así que eso era lo que él quería. De alguna manera Adhara pudo darse cuenta de los planes de James. Probablemente había perdido una apuesta o algún reto. Él estaba seduciéndola.
—¿Ah si?—respondió—¿acaso te mudas a China y yo no me he enterado?—negó— ¿al fin te expulsaron del castillo?—volvió a negar y se escuchó un ligero "nop"—entonces nada de lo que me digas me va a encantar.
—Es algo mucho mejor y divertido—se acercó a ella y le susurró—tendremos una fiesta clandestina en la sala común de Gryffindor mañana, para celebrar Halloween y estaría encantado de que asistieras.
Ella no asistiría ni en sus peores pesadillas.
—Claro que me pasaré por ahí—le sonrió.
Tomó el último sorbo de su jugo de calabaza y se levantó de su asiento. Sus amigas le hicieron una seña y ella las siguió afuera del comedor.
Se detuvieron cuando llegaron al baño de damas y las tres chicas miraban a Adhara esperando una explicación.
—Me invitó a su maldita fiesta de Halloween a la que claramente no iré.
—Pero Adhara...
—¿Saben de que me di cuenta? El no fue amable conmigo el otro día en el pasillo por que le nació a él ser así...y yo me empezaba a sentir culpable. Lo hizo por una maldita apuesta...bueno yo creo que fue por eso. ¡Está intentando seducirme! ¡Lo odio!
(...)
—Chicos, ¿no lo ven? ¡Está intentando seducirme! ¡Me sonrió y todo! Se veía tan adorable con su mano en su mentón. ¿Qué está haciendo conmigo?
Mientras James entraba en crisis, Fred y Levi se reían de él en su cara.
—¿De que se ríen par de mongolicos?—James estaba cabreado.
—Deberías ver tu cara de sufrimiento cornamenta.
Seguido de eso se escucharon dos carcajadas estruendosas. James amaba a sus amigos. Para el era la familia que uno elige.
Fred era su primo, pero si él no quisiera llevarse bien con él no lo haría. Ese pelirrojo de metro ochenta era su favorito en todo el mundo. Lo hacía reír en cada situación y siempre le salvaba el pellejo a él y a Levi.
Levi era su rubio favorito. No era tan alto como Fred y James y por lo tanto el era el encargado de escabullirse a todas partes. Era igual de revoltoso que James y tan inteligente como su tía Hermione pero el nunca lo demostraba. Se sacaba extraordinario en todas las clases y siempre se quejaba con el mundo de que tenía un aceptable.
—Ustedes dos serán los responsables del colapso mental por el que pasaré mañana.
(...)
Luego de todas las clases que había asistido aquel jueves, Adhara se encerró en su habitación a simplemente llorar y dormir.
—Adhara te tienes que levantar. Katherine me está obligando—le dijo Talia cuando ya estaba vestida con su traje de Rapunzel.
Adhara dio un par de vueltas en la cama, ignorando por completo a Talia, hasta que la curiosidad la mató y la observó. Se veía preciosa con su cabello rubio trenzado y su vestido violeta de mangas largas.
—Voy a ir a la biblioteca a buscar un libro y vuelvo—Adhara se levantó de su cama y comenzó a ponerse su túnica (Astoria se la había enviado luego de darse cuanta de que su despistada hija la había dejado colgada en su closet)
—No no no. La mamá de Katherine te envió un disfraz, y te lo vas a poner.
—Talia, me estoy levantando a duras penas de mi cama. Estás pidiendo mucho—Adhara no tenía ganas de nada, si fuera por ella ni hubiese despertado.
—Vamos, es muy simple.
Talia le extendió el vestido y ella lo miró por todos lados. Era—en su totalidad—blanco y tenía algunos accesorios dorados que parecían armadura.
—La tía Katie creyó que te verías linda de Diosa griega. Yo lo creo también—Adhara le levantó una ceja—Póntelo.
—Tals no tengo ganas de nada. Te lo ruego—le suplicó poniendo su mejor cara de perrito.
—No funciona eso conmigo. Pruébatelo.
A Adhara no le quedó de otra que entrar al baño y probarse el vestido, que no le quedaba para nada mal. Salió casi enseguida con una cara larga que demostraba su falta de interés.
—Toma esto, son los accesorios—Talia le extendió una granada, una diadema que parecía de oro–en realidad era solo plástico–y una lanza—Te queda precioso, probablemente sea de Hera el diafraz, ya sabes, la diosa de diosas—Adhara rodó los ojos—Ya vamos.
Talia notó que su amiga no estaba para nada contenta así que intentó animarla un poco.
—Vamos a crear nuevas memorias—le dijo agarrándole suavemente de los hombros—momentos felices donde nadie ni nada pueda bajarnos de nuestra nube. Somos imparables Adhara.
—Somos imparables Talia.
Se encontraron con Aaron en la sala común quien acaba de ponerse su disfraz de gladiador. Apenas llegaron al comedor Katherine y Annie, quienes llevaban camisetas a juego que decían "cosa uno" y "cosa dos" y sombreros rojos a juego, las recibieron con una sonrisa en la cara por ver a Adhara fuera de la habitación ese día.
Era una novedad que se viera a Adhara paseando por el castillo este día. Mucho más hasta disfrazada.
—No van a creer lo que vi—les dijo Levi a Fred y a James acomodándose el sombrero de su traje de Robin Hood.
—¿Me interesa?—preguntó James.
El chico se arregló su corona dorado en la cabeza y agarró el rayo de cartón que había dejado en su cama. Su disfraz estaba listo.
Levi lo miro con las cejas alzadas y respondió—Oh si, claro que te interesa.
Prosiguió a contarles que había visto a la joven Malfoy pasearse por el castillo disfrazada.
—¿Disfrazada? Hubiera esperado que quizá saliera a dar una vuelta con su uniforme pero ¿disfrazada?—James no podía creer lo que su amigo le contaba.
—¿Y de que está disfrazada? De seguro algo estupido que le eligió Wood—se quejó Fred, siempre se había llevado mal con la chica.
Levi no sabía si decirlo, en realidad no estaba seguro de su disfraz. Estaba claro que era una diosa, pero cual de todas. Y ahí lo recordó. Había leído algunos libros sobre la mitología griega cuando tenía 13 años. Había tenido una ligera obsesión.
—Está disfrazada de Hera—sus dos amigos pusieron cara de confusión—La diosa del matrimonio.
—Ni idea—dijo Fred poniéndose su máscara de Spiderman.
—La legítima esposa de Zeus y Reina de los dioses.
—Oh no—fue lo único que James pudo pronunciar.
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