00| Malfoy Greengrass
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Una trenza cascada y una sonrisa vigorosa. Adhara Malfoy era la viva imagen de su madre. Ojos verdes, cara redonda, nariz puntiaguda e igual de delgada que toda la familia Greengrass. Si no fuera por el cabello rubio característico de los Malfoy, nadie dudaría en afirmar que la pequeña no formaba parte de aquella familia.
La rubia de once años corría por el único pasillo de la locomotora. Era su primer año en Hogwarts y no podía sentirse menos emocionada. Su padre le había contado miles de historias de ese lugar. Los mejores años, y los peores también, los había vivido ahí, en la escuela de magia y hechicería. La niña tenía expectativas altas y esperaba poder cumplirlas todas.
La locomotora era extremadamente grande, mientras pensaba en todo lo que podría hacer en la escuela olvidó completamente lo que estaba por hacer.
—¡Fíjate sangre sucia!—escuchó que alguien hablaba.
—¿Sangre sucia? ¿Pero qué es eso?
No le era difícil a Adhara reconocer aquel apodo. Su abuelo solía decirlo normalmente cuando vivían en la Mansión Malfoy. Luego de que se mudaran nunca volvió a escuchar aquel insulto.
—Además eres idiota. Estupida hija de muggles, tú no perteneces aquí y nunca lo harás.
La sangre de Adhara comenzó a subirle a la cabeza y no pensaba con claridad. Sus orejas se volvían rojas lentamente. Ese chico no tenía ningún derecho de tratar a aquella muchacha de esa manera. Adhara no quería meterse en problemas, menos aún antes de que siquiera llegaran a Hogwarts, pero se le hizo imposible no acercarse para enfrentar a tal bravucón.
—¡Oye cretino! ¿Quién te crees que eres para tratar a una niña así?
—Me creo mejor que ella y que tú, estupida. También debes ser una sangre sucia. Todas son igual de feas y antipáticas como tú.
Por Merlín. Aquel joven no tenía idea en la que se había metido.
—Primero que nada—comenzó a hablar Adhara—no soy fea ni antipática, deberías mirarte en un espejo. Segundo, no eres mejor que nadie en este maldito tren y lo acabas de demostrar diciendo tales barbaridades. Podré ser una niñata de once años pero se hacerme valer. Y por último, mi sangre es mucho más limpia que la de cualquier persona que haya pisado este tren, no es que importe.
El muchacho hizo una mueca al escuchar las palabras de Adhara—¿Ah si? Seguro eres de esas familias que no tienen ni un galeón y se creen la maravilla del mundo ¿o me equivoco? A ver, dime tu nombre niña tonta.
—Adhara—se quedó callada unos segundos, su padre le había enseñado a ser la reina del drama—Adhara Meissa Malfoy Greengrass, a tu servicio.
La cara del chico era un poema y la rubia deseaba tener una cámara consigo para no olvidar jamás esa imagen. Adhara se acercó a la jovencita que aquel muchacho de nombre desconocido, e insignificante, había molestado y le dedicó una cálida sonrisa que hubiese surtido efecto de no haber sido por aquellos fríos ojos verdes.
—Gracias. No tenías por qué defenderme y lo hiciste de todas maneras. Soy Talia Edevane—dijo de todas formas Talia, sin prestarle mucha atención a la fachada dura y fría de Adhara.
—Un gusto. Supongo que ya sabes quien soy.
—Si...bueno, mmh. ¿Quieres irte conmigo? Si no quieres está bien, eres la única que conozco y en realidad me caíste bien entonces pensé que sería una grandiosa idea pero ahora que lo digo en voz alta suena estupido porque no nos hemos dicho más de cinco palabras a la otra entonces no tendrías ningún motivo para sentarte conmigo y...—la cara de confusión de Adhara la hizo volver de golpe—ya estoy divagando, ¿verdad?—Adhara se limitó a asentir.
—No te preocupes Talia, tu también me caíste bien—de pronto recordó lo que estaba por hacer—¿Qué te parece si buscamos un compartimiento para sentarnos? Luego podría ir a buscar a la señora del carrito, mi padre me contó que vende demasiados dulces exquisitos y me ha dado bastante dinero como para comprármelo entero.
—Pues, no es necesario que me compres nada.
La humildad de la chica le había agradado a Adhara. Le quedaba muy bien con su cabello rubio y sus ojos soñadores. Traía ropa simple y el cabello amarrado en una coleta alta. Todo lo contrario de Adhara, quien era parte de la aristocracia del mundo mágico, quien no salía de casa sin algún accesorio carísimo en el cabello.
—No me molesta gastar un par de galeones más para comprarte unos dulces. Hay que gastarlos de todas formas, en Hogwarts no hay nada para comprar.
Ambas se sonrieron y caminaron juntas a buscar un lugar vacío. Al no encontrar uno se acercaron a una chica que estaba sola y aparentemente también entraría a su primer año.
—Hola—saludó Adhara—están todos los lugares ocupados ¿nos podemos sentar acá?
—Claro que sí. Soy Katherine Wood.
—Un gusto, soy Talia Edevane—la confusión en la cara de Wood hizo que la chica se alarmara.
—No lo pienses tanto—respondió Adhara—es hija de muggles—le explicó luego de tomar asiento.
—Pues bienvenidas a mi lugar. No es nada especial.
—Es igual que todos los vagones.
—Pero acá está la chica más guapa que jamás verán en Hogwarts—Talia pensó que era verdad. Katherine tenía su cabello castaño cayéndole hasta la cintura y unos ojos marrones que transmitían alegría y calor.
—Corrección. Las tres chicas más guapas que jamás verán en Hogwarts. ¿Haz visto los ojos de Talia? ¡Son preciosisimos!—y eso claramente era verdad. Los ojos azules de Talia volverían loco a cualquiera.
—Mujer, tu no te quedas atrás—le respondió Wood—¡Tu cabello es asombroso!
De pronto un golpe en la ventana las sacó de lugar. Eran Zara Zabini y Annastasia Nott.
—¡Zara! ¡Annie!—Adhara saltó de su asiento a abrazarlas—¡No las vi en todo el verano! ¿Cómo están?
—Pues aún sigo viva—debido a la cara de asombro de la rubia, Annie tuvo que explicar que su hermano se había vuelto un adicto a las pociones y casi le había volado la cabeza a tres elfos de la casa y su madre, quien también era tía de Adhara, no había estado muy contenta.
—¿Qué hay de ti Zara?
—Lo normal. Mi padre tiene una nueva novia, pero parece que no funcionará muy bien esta vez. Estoy seguro que este hábito lo heredó de mi abuela. ¿Sabías que antes de tener a mi padre ya había tenido 3 maridos? Y...—se quedó callada al notar la presencia de las dos chicas quienes mantenían su boca cerrada—¿Quiénes son ellas?
—Ella es Katherine Wood—Zara hizo una mueca mientras Annie le sonreía alegremente—y ella es Talia Edevane.
—¿Edevane? ¿Como la famosa jugadora de Quidditch? Ya saben, la que jugaba en las Avispas de Wimbourne.
—Zara—dijo Adhara mientras hacía una mueca—ella es hija de muggles.
—Oh—ahora fue turno de Zara hacer una mueca—De todos modos me tengo que ir, Cora Smulder me esta esperando. Tampoco es como que quiera perder mi tiempo con una sangre sucia—lo último lo dijo susurrando.
Talia aún seguía con la intriga. ¿Sangre sucia? ¿Que insulto era ese?
(...)
—Perdón por mi ignorancia pero, ¿que es lo que significa sangre sucia?—dijo Talia mientras guardaba el envoltorio de un chicle superhinchable en uno de sus bolsillos.
—Es un término despectivo que solían utilizar los magos para referirse a los hijos de muggles. Usar el término sangre sucia para referirse a un mago o bruja se considera un insulto muy grave, además de ser despectivo y ofensivo para los nacidos de muggles. Aquellos de origen totalmente mágico los llaman así en contraposición con el término con el que se refieren a sí mismos: sangre pura o sangre limpia—dijo casi de memoria Annie quien estaba sentada en el piso del compartimiento comiendo unas ranas de chocolate.
—Muchas gracias Anniccionario. Nos haz sacado de la terrible duda—dijo sarcásticamente Adhara.
—¡Nos haz salvado estamos agradecidos!—bromeó Katherine.
—Le estaba respondiendo la pregunta a Talia. Un poco de conocimiento básico no les haría daño.
Siguieron discutiendo pero aquella palabra seguía rondando en la cabeza de Talia. Adhara no tardó en darse cuenta.
—No te preocupes Tals. Nadie es tan estupido como para volver a usar ese insulto.
—Pero ese chico lo dijo sin dudar. ¿De verdad lo habrá dicho en serio?
—No te preocupes por él. No dejaré que nadie te haga daño.
(...)
No era cuestionable del hecho de que Adhara terminaría en Slytherin, Katherine en Gryffindor y Annastasia en Ravenclaw. Pero, ¿Talia en Slytherin? Todas habían llegado a la conclusión de que Talia era toda una Hufflepuff y que no había duda que que esa sería su casa y la sorpresa se hizo notar en sus caras cuando Talia se puso el sombrero seleccionador y luego de un par de minutos gritó: ¡Slytherin!
—¿Slytherin? ¿Es en serio?—le había dicho Adhara a Talia apenas se sentó en la mesa de las serpientes.
—Eso mismo me pregunto yo. ¿Cómo es posible? ¿Una sangre sucia en Slytherin?
—¡No vuelvas a llamarte así! Eres mucho mejor que eso Talia. Pero ¿por qué quedaste en Slytherin? Nosotras pensábamos que quedarías en Hufflepuff.
—Esa fue la primera opción del sombrero. Luego cambio de opinión. Me pareció que vió el futuro.
—¿Futuro?—Aaron Nott se les unió a la conversación, justo después de haber sido seleccionado en Slytherin. El chico era el hermano mellizo de Annie y primo de Adhara—¿Es posible que aquel sombrero vea el futuro? Porque si es así tengo muchas cosas que preguntarle.
—No me sorprendería que así fuera. De alguna manera debe saber en qué casa debe colocarte ¿no?
(...)
A la mañana siguiente todo parecía normal. Era sábado y la mayoría de los alumnos se encontraban en sus habitaciones durmiendo o Morgana sabe que cosas. Solamente cuatro chicas se encontraban despiertas. Las Slyherins, la Gryffindor y la Ravenclaw estaban sentadas en una mesa en la biblioteca mientras cuchicheaban despacio.
—Potter, Weasley y Bynes me tienen harta. He cruzado dos palabras con ellos y no paran de parlotear sobre lo afortunada que soy de que me estén hablando. ¿Quienes creen que son? ¿Harry Potter?
—Uno de ellos es su hijo Kath—le respondió secamente Annie—No pueden ser peor que mis compañeras de cuarto. Isabella Lavinski es demasiado antihigiénica, no se lavó los dientes antes de ir a dormir y Charlotte Truman dejó toda su ropa tirada por la habitación y déjenme decirles que sus pies no huelen nada bien—puso una cara de asco apenas termino de hablar.
—Yo estoy bastante contenta. Comparto habitación con Adhara y ella es fanática del orden así que para mi está bien—dijo Talia quien se encontraba sorprendentemente feliz—El único problema es Zara y su amiga Cora, no me dirigen la palabra...
—Al menos no le tenemos que ver la cara a Potter todo el día. Te compadezco Wood, de verdad lo hago—se limpió una lagrima falsa y Katherine le dio un golpe en el hombro mientras soltaba una carcajada.
—Silencio niñas. Es una biblioteca.
¿Qué hacía la señora Pince a estas horas de la mañana en la biblioteca, en especial un día sábado? No había respuesta lógica para aquella pregunta. A excepción de que le gustaran mucho los libros. Nadie podía poner en duda eso.
—Por Godric, no puedo esperar a que tengamos clase de vuelo.
—Ni yo—respondió Adhara.
—¿Clases de vuelo? ¿Los magos de verdad vuelan en escobas?
—Ay mi querida Talia—Annie puso una de sus manos en el hombro de la rubia—Ni te imaginas.
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