Los jueves tocaba ayudar a nana con la limpieza de la casa. Para cualquier adolescente promedio, puede sonar a tragedia y desgracia, pero tratandose de la buena relacion que tengo con nana, pies descalzos y buena musica latina de fondo, casi podria decir que esperaba los jueves con ansias.

Despues de llegar del colegio, ella la tenia lista nuestra merienda y juntos charlabamos un rato. Despues, yo ponia Marc Anthony o Jessie y Joy mientras ella iba por los trapeadores, trapos y lustramuebles.

-¡Ven, nana!- Rio tomandola de las manos y ella rie dejandose llevar por mi hasta la alfombra del centro de la sala y juntos bailamos la sesion de salsa mas terrible de la historia, entre carcajadas y trapo en mano, de paso, lustramos el mueble del televisor.

-Bien, ¡Soldado!- Exclama en broma y yo me paro erguido y derecho haciendo un ademan de guerra- ¡¿Muebles lustrados?!

-¡Señor, si Señor!- Exclamo como un teniente colocando mi mano horizontal sobre mi frente.

-¡¿Habitacion ordenada?!

-¡Señor, si Señor!

-¡¿Piso encerado?!

-Caray Nana, nos falto el piso- Cubro mi boca fingiendo sorpresa y mirandola como si hubiera hecho un descubrimiento y ella rie con energia y va por la lustradora, yo me cruzo de brazos y decido ir a descolgar la ropa del tendedero.

-¿Tu la vas a planchar?- Se mofa señalandome la pila de ropa junto a la pequeña mesa que usa para ese fin y le saco la lengua.

-Puedo intentarlo. ¿Que tan mal puede salir?- Rio y entonces, alguien llama a la puerta- Yo abro- Vuelvo a reir y me miro por un momento. Jeans rotosos y una camiseta desteñida es lo que llevaba puesto, comocada vez que limpiabamos la casa- Diablos, que no sea nadie importante. ¡Ya voy!- Exclamo y apago el reproductor con el control remoto antes de arrojarlo al sofa y abrir la puerta.

En el momento en que abro, mis ojos no lo pueden creer. Mi estomago se anuda y siento como si mi corazon se hubiera detenido.

-¿Papá?

-¡Mackenzie!- Exclama y me estruja entre sus brazos, unas subitas ganas de llorar se arremolinan en mi pecho pero trato de contenerlas con todas mis fuerzas.

-¡Volviste! ¡Volviste!- Exclamo y el apoya su frente contra la mia.

Las relaciones padre-hijo quizas eran mas frias y no tan sentimentales, pero ver a mi papá despues de ocho meses en el servicio militar fue inaudito y no rompi en llanto para no acabar con la poca hombría que me quedaba.

-Ay hijo mio- Rie y entra a la casa. Nana Dori corre a su encuentro y el la abraza entre carcajadas.

-Ay Señor Carson, cuanto me alegra que este aqui- Ella lo estruja entre sus brazos como si se tratara de un muñeco de trapo. Si, tambien habia cuidado de mi papá un tiempo y ahora se encargaba de mi. Otra de las razones por las que no podria desprenderme de Dori.

-Hola Nana- Rie el con alegria y jovialidad- Los he extrañado tanto. ¿Y Holland?

-Ah, la Señora Carson esta en su trabajo, pero no tarda en regresar. Quizas para las siete esté con nosotros.

-Perfecto- Afirma el y deja el bolso en el piso.

Por un rato, nos dedicamos a charlar mientras Nana le sirve cafe y un sandwich. Sin embargo, decidimos no hablar tanto ya que queriamos dejar lo mas emocionante para la cena de en la noche.

Nana hace algunos quehaceres mas y se despide de nosotros con su tipico beso en la mejilla. Nosotros los americanos no podiamos entender como los latinoamericanos se saludaban de entrada y salida con un beso en la mejilla, para nosotros un beso en la mejilla significaba mas que un simple saludo, pero viniendo de Dori no nos molestaba en lo absoluto.

Sin dudarlo, si tuviera cincuenta años mas encima, no dudaria ni por un segundo en intentar conquistar a una mujer tan maravillosa como mi nana. En el fondo, siempre iba a estar profundamente enamorado de ella como la madre adoptiva en que se habia convertido.

~

Fue emotivo ver el reencuentro de mis padres, abrazarse y besarse tan tiernamente, y ver desde la escalera como un amor floto sobre viento y marea tantos años, casi veinte años de matrimonio. Sin duda, Holland y Gustav Carson eran la pareja modelo para mi. Añoraba vivir algun di un amor tan intenso y real como el suyo.

"Hey chaparrito" dice el mensaje que acaba de vibrar en mi telefono "Te debo una por lo que hiciste por mi el lunes".

"¡Adelaide! Sabes que no hay problema. Me caes bien y haria lo que sea por ti".

¿Haria lo que sea por ella?
Oh, Mackenzie, eres la cumbre de lo patetico.

"Eres un buen chico, después de todo" Me manda y sonrio frente al brillo de la pantalla.

"Suena como si se lo dijeras a tu mascota o algo por el estilo" Tecleo y un emoji de risa es lo que me manda.

"No, a mi perro lo llamo por su nombre" Escribe "Argus".

"¿Mortal Kombat Armaggedon? ¿El papá de Taven?" Bromeo y me siento en la cama dejandome caer.

"Seguro. Gran juego" Pone y una pausa alargada se prolonga en la conversacion cibernetica.

A los dos o tres minutos, me envia una foto con un terranova beige claro, casi de un tono cremoso. La cabeza del animal es tanto o mas grande que la de ella y posa con simpatia para la selfie que me ha enviado.

"Wow. El tamaño de ese Terranova le hace justicia al buen nombre que le pusiste" Escribo y observo por un momento mas la fotografia.

"Es mi bebé, y lo ha sido por varios años" Admite.

"Te enseñaré a Ciro" Tecleo y le envio una foto que le saque con un gorro de lana y una bufanda la navidad pasada.

"Awwwww. Tu canhijo es adorable, Mac. Es tan tierno como el dueño ;)". Su mensaje me saca de balance, y no estoy segura de que debo decir en realidad. Le envio otra foto donde estamos juntos y ambos sonreimos plenamente como si estuviera arreglada. "Tan lindos" vuelve a escribirme y sonrio ruborizandome como un idiota. Esta chica no puede tenerme asi de loco.

"Debo bajar a cenar en un rato. Hablamos luego" Escribo con los dedos gelatinosos.

"Disfruta la cena. Hablame cuando termines, xoxo".

Por un instante, quisiera llorar... sigo sin entender bien que es lo que quiere conmigo. No entiendo porque teniendo novio de repente esta coqueteando conmigo y dudo que sea solo por gratitud, no es como si le hubiera salvado la vida o algo parecido.

En que demonios me estoy metiendo contigo, Adelaide Horan.