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Capitulo 25

Debido a que tuvimos que esperar aproximadamente dos dias para que trasladaran el cuerpo desde Vietnam hasta Massachusetts, la poca familia que teniamos tuvo tiempo para tomar el primer vuelo disponible para venir a despedirse.

Mi papá murió en el ultimo ataque terrorista, en Vietnam, cuando uno de los agresores le disparo seis veces. Fallecio en el traslado a la guardia medica mas cercana. Gustav, mi padre, se había ido.

Desde ayer,desde su funeral, que no puedo parar de pensar en el. No puedo dejar de pensar en la sonrisa que solia llevar a veces en el rostro, la forma en que me regañaba cuando yo desobedecia o la manera en que intentaba por todos los medios posibles de ser el mejor papá del mundo.

-¿Mac?- La quebradiza y suave voz de mi madre se escucha a mis espaldas y volteo en la cama a verla, parada en el umbral de la puerta de su habitacion, mirandome con una amigable sonrisa pero con los ojos enrojecidos de tanto llorar.

Me volteo y me siento en el borde de la cama, y palmeo dos veces a mi lado invitandola a sentarse junto a mi. Ella asiente debilmente con la cabeza y se sienta a mi lado apoyando su cabeza en mi hombro y yo la rodeo con mis brazos. Entonces, ella vuelve a llorar y yo acaricio su espalda con la palma de mi mano, sintiendo como los ojos se me llenan de lagrimas.

-El siempre volvía- Solloza y la chito suavemente acariciando su pelo con mi mano libre- Pensé que volveria esta vez tambien... jamás pensé que no podria despedirme.

-Shhh.... mamá- Bisbiseo en su oido- El esta bien ahora. Tienes que ser fuerte, el lo habria querido asi...

-Siempre lo recordaremos como el soldado, esposo y padre que fue- Balbucea ella entre lagrimas espesas- Nunca lo olvidaremos.

-No, mamá, no lo haremos- Digo, sintiendo un dolor profundo en el pecho.

-Mi niño- Una voz me busca en el pasillo que da a la pieza de mamá y reconozco la voz de nana Dori aun porque tambien me llama con su tipiquisimo apodo.

-Nana- Digo yo, poniendome de pie y yendo hacia el pasillo. Al camino viene ella.

-Alguien te busca afuera- Afirma casi quedandose sin aire y arrugo la frente en señal de confusion.

-Lia y Wade ya se fueron- Admito, como si no supiera que otra persona podria venir y ella me mira con esa mirada ironica.

-Es ella, Mac- Suena ofendida, como si le molestara- Es Adelaide... y esta demasiado ebria.

-Voy- Afirmo emprendiendo camino hacia las escaleras pero ella me toma del brazo y niega con la cabeza sin dejar de mirarme tan fijamente como lo hace.

-No, Mac, basta- Me frena- Tienes que parar de verla. Ya basta, entiende... las personas como Adelaide no cambian jamas.

La miro con los ojos muy abiertos y me gustaria contradecirla y decirle que no es cierto, pero hasta yo mismo se que Dori tiene toda la razon.

-Todavia necesito decirle que lo nuestro ya no va a funcionar- Aclaro- Asi que solo ire a echarla y volveré.

-Si, solo... no le sigas la corriente, hijo- Pide con dulzura y asiento con la cabeza mas serio de lo que jamas habia estado y me alejo de ella bajando las escaleras.

Salgo al portico mirando en todas direcciones, y cuando la veo, siento como si se me paralizara el corazon.

Esta tumbada en el suelo, boca arriba y carcajeando con una botella de vino barato en la mano. Para nada se ve como la Adelaide de la que alguna vez estuve perdidamente enamorado, y me duele que se haga tanto daño a si misma.

-Adelaide- Susurro poniendome de pie junto a ella, mirandola friamente.

-Tu- Grita con repentino enojo como si toda la diversion se esfumara en ese momento- Tu, tu me traicionaste.

-Vete a casa- Le ordeno y ella intenta ponerse de pie, le tiendo una mano para ayudarla a levantarse pero ella la rechaza dandole una bofetada con la suya- Mira como estás.

-¿Esto?- Rie señalandose a si misma con la mano, y me muestra la botella antes de beber un trago con soberbia, a lo que ruedo los ojos- Esto es culpa tuya.

-No, Adelaide- Niego e inconscientemente subo el tono de voz- Tienes veintitres años, vas a la Universidad y tienes un padre que te lo da todo en esta vida. Tienes salud, eres bonita y joven, lo tienes todo. No puedes culparme a mi, eres grande, y tienes que aprender a responsabilizarte de tus propias acciones.

-Tu debias venir conmigo, amor mio- Replica- Pero preferiste a esa zorra antes que a mi.

-Preferi ir a mi propia graduacion ¡Adelaide, entiende!- Exclamo alzando los brazos, exaltados.

-Fuiste con Lia- Me acusa y da un par de pasos tambaleantes en mi direccion- Fuiste con ella y a mi me dejaste esperandote.

-Adelaide...

-Tu eres mio, Mac- Suena ordenante y no puedo soportar que quiera poseerme como si fuera solo y tan solo una simple pertenencia- Tu me perteneces a mi. Eres mio, y ya no voy a compartirte, yo te amo...

-Ya para- Pido entredientes- Esto no es sano para ti.

-¡Lo que no es sano es que nisiquiera te hayas dignado en llamarme!- Suena tan molesta y rabiosa que creo que va a golpearme.

-¡No he podido, Adelaide! ¡Entiende, porfavor!- Suplico colocando mis manos juntas frente a mi rostro- No he tenido tiempo.

-¿Qué? ¿Acaso se murio alguien?- Espeta con tanta frialdad y, entonces, lo siento por primera vez en mi vida.

Mi corazon se parte en dos.

Las lagrimas huyen de mis ojos y md cubro la cara con las manos dejando que el llanto bañe mi rostro, pero no hay forma de describir el intenso dolor que siento en el momento en que escucho lo dura que esta siendo conmigo.

-No tienes idea- Sollozo suavemente mirandola heridamente y ella no cambia su semblante serio y descorazonado ni por un instante- No tienes idea de lo que vivi estos dos dias.

-¿Que puede haber sido tan...

-Mi padre murio el viernes- Balbuceo con un nudo en la garganta y cierro los ojos sin poder dejar de sentir ese intenso y calante dolor en el pecho.

-¿Qué?- Espeta otra vez juntando las cejas y arruga la nariz- No puede s...

-Vete- Suelto. Mi respiracion es tan lenta y paulatina que puedo escuchar el corazon bombear sangre por todo mi cuerpo y el pulso en la clavicula de mi cuello es potente.

Un silencio malditamente incomodo y tirante se instala entre la chica de cabello rojo y yo, y ya no me sale llorar.

-Mac...- Suplica dando un paso en mi direccion pero yo lo retrocedo- Por favor...

-Dije que te fueras- Vuelvo a esperar con tanta tosquedad que me duele como si estuviera en sus zapatos- Acabas de demostrarme que no mereces que me preocupe por ti, ni que te haya defendido frente a todos... nisiquiera te mereces una buena explicacion. Solo, marchate.

-Estoy enamorada de ti- Llora mordiendose el labio y cubre su boca con una mano y cierro los ojos intentando digerir su intento de victimizacion- Te amo, Mac.

Suspiro lentamente y la miro fijamente a los ojos.

-Pero yo no, Adelaide. Yo no te amo.

En el fondo, pareciera que su corazon tambien se resquebraja cuando escucha mis palabras y llora aun mas agonizantemente, quizas por los mismisimos efectos del alcohol.

-No es verdad- Solloza audiblemente y  pongo mis manos por detras de mi cabeza- No puede ser verdad... Mac... tu...

-¡No, Adelaide! ¡Se acabó! ¡No te amo, no te amo!- Exclamo y ella se deja caer en el piso de rodillas haciendose bolita- ¡Ya olvidate de mi, porque solo estas enferma conmigo!

Camino hacia la puerta de mi casa, y un trueno se hace oir en el cielo. Alzo la vista y trago saliva cuando veo como todo el cielo esta bañado de distintos tonos de grises.

-Vete, Adelaide- Le pido, con una voz moderada y amable- Va a llover. Será mejor que estes en casa para entonces.

Llora y solloza fuertemente en el suelo casi gritando, y me veo obligado a atar las increibles ganas que tengo de acogerla entre mis brazos y consolarla.

Se terminó.

Adelaide se terminó para mí.

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