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Capitulo 23

Arch Enemy invade mis auriculares mientras termino de dar las ultimas pinceladas a la pared que alguna vez estuvo frente a mi cama. Pasar del color celeste al blanco y quitar todos los posters, fotografias y pertenencias de las paredes hacia que mi habitacion se viera gigante, sin contar  que ahora solo mi cama se veia como mi cama. El resto del espacio que alguna vez fue mi habitacion ahora solo se veia como un simple cuarto vacio.

-Nana- La llamo- ¿Cuando vuelvas a subir, podrias alcanzarme la cubeta de los pinceles usados?

-Porsupuesto mi niño- Afirma.

Termino de pintar el rincon, y remojando por enésima vez la brocha en la pintura blanca, retoco los pequeños lugares que parecieron faltarme. Escucho los pasos de Dori subiendo las escaleras marmoladas y me arrastro, sentado en el suelo como estoy, al centro, admirando "la obra".

Ella aparece por el portico echandole una mirada atenta a toda la habitacion.

-Y...- Canturreo mirando el reloj en mi telefono, que marca las seis cincuenta- Dame mis cinco dolares porque perdiste la apuesta.

-No pensé que lograrias terminar antes de las siete- Rie mirando mi baile victorioso y me tiende la cubeta en la cual arrojo la brocha, y luego un vaso con limonada.

-Ven- La invito a sentarse en la cama junto a mi y ella alza las cejas como si se "diera por vencida" antes de sentarse junto a mi.

La abrazo pasando mi brazo derecho por sus hombros y ella descansa su cabeza en el mio.

-Nana, necesito contarte algo- Admito y ella me mira- Pero necesito que porfavor no le digas nada a nadie. Mucho menos a mi mamá.

-Volviste con Adelaide- Suena reprensiva y abro los ojos como un par de platos cuando lo adivina tan seria y tranquilamente, como si fuera algo obvio.

-¿Qué?- Balbuceo, atonito- ¿Cómo demonios lo...

-¿Lo supe?- Rie y cierro la boca arrugando la frente- Mackenzie Carson, te he cambiado los pañales mas embarrados que pudieron existir en la historia de los pañales embarrados. Te he criado como un hijo con tu madre, te vi crecer y he sido tu mas grande confidente todos estos años. ¿Como pretendes que no sepa lo que te sucede?

-Es que no entiendo- Parpadeo- Enserio eres increible.

-Seria increible si fuera una buena nana y fuese corriendo a decirle a Holland- Me reprende y mi semblante cambia de asombrado a apenado- Pero aqui estoy, apañandote y dandote una oportunidad para que me expliques ¡¿Por qué hiciste eso?!

-Nana... no puedo evitarlo- Susurro, sintiendome avergonzado- Ella tiene razon. No importa lo que haya hecho, porque la amo y por eso le di otra oportunidad.

-Estas equivocado, Mac- Afirma y la miro con los ojos entrecerrados- Debi haberme dado cuenta, como todo el mundo a tu alrededor, de lo mala que es Adelaide Horan para ti.

-¿Ella es mala?- Balbuceo casi sintiendome herido.

-Tu sabes que te amo- Sonrie acariciandome la mejilla- Y que siempre quiero lo mejor para ti porque eres el hijo que nunca tuve. Mackenzie, el mundo entero te lo dice a gritos... debes acabar con esto.

-Pero... tu me dijiste que todo el mundo merece una oportunidad mas... ¿La tercera es la vencida, no?- Sueno inocente y le sonrio de oreja a oreja pero la sonrisa se me borra cuando ella me sujeta del rostro obligandome a mirarla fijamente.

-¿Y que pasará si vuelve a fallarte?- Supone y mi vista cae al suelo.

-No va a pasar- Intento convencerme a mi mismo- Pero... nana, te prometo con una mano en el corazon- Apoyo mi mano en el lado izquierdo de mi pecho- Que si Adelaide Horan vuelve a hacerme daño, por ti, te prometo que la cortaré de raiz de mi vida.

-No, Mac- Niega con una amplia y jovial sonrisa- Tienes que dejar de hacer pacto por los demas y hacerlo por ti, mi niño. Debes hacerlo por Mackenzie y solo por Mackenzie. ¿Lo haras?

Asiento con la cabeza, y nos fundimos en un abrazo.

~

Voy y vuelvo al baño por centesima vez y maldigo en mi interior haberle echado salsa de pesto a las alitas de pollo de la cena. Mi estomago rugia por el dolor y me repetia a mi mismo que luego del alikal y el te de hierbas que tome, el malestar estomacal se pasaria pronto.

Salgo de bañarme con agua fria aprovechando el calor hostigante que llevaba encima y coloco musica a bajo volumen no sin antes comprobar que la puerta de mi habitacion estaba cerrada. Busco mi ropa interior, mis calcetines, unos pantalones cortos y una camiseta blanca sin mangas, lo mas comoda posible para dormir.

Me visto rapidamente y me despreocupo de mi cabello dejandolo mojado, como si con la resequedad que cargaba no fuera a esponjarse por si solo en unos cuantos minutos.

Aburrido, me rio observando mi abdomen curvado hacia afuera, y rio cuando dibujo los malditos abdominales -deseados por toda la maldita preparatoria- y carcajeo frente al espejo cuando noto lo deformes que los dibuje y lo irreales y falsos que se ven con ese extraño labial bermellon que le robe a mamá para mis travesuras.

-Eres un imbecil, ¿No?- Rio diciendome a mi mismo haciendo poses heroicas y riendome de lo tonto y ridiculo que me veo a mi mismo- Un grandisimo cretino.

Mi telefono vibra sobre el mueble de la cajonera vacia, y camino hasta el para tomarlo y mirar la notificacion. En la pantalla, puedo leer que Lia me ha enviado una foto, y me ruborizo aun sin saber de qué se trata.

Cuando descargo la imagen, mi corazon da un vuelco furioso y suspiro sin querer.

En la imagen, esta ella, tomando la foto frente a un espejo que la muestra de cuerpo completo. Sonrie alegremente como ella es, mirando su movil. Lleva puesto un vestido acampanado de un color azul con textura aterciopelada, que le llega muy por debajo de las rodillas. Sin embargo, el resto de ella no luce elegante, si no mas bien como si hubiese recien despertado de una siesta.

Bollo despeinado en la cima de su cabeza, medias rayadas impares, rostro al natural y uñas sin pintar.

-Solo queria mostrarte el "increible" vestido que me compre, para la graduacion- Escribe al pie de la foto y rio mirando la imagen de reojo.

-Te ves muy bien- Comento y ella adjunta un emoji sonrojado.

-¿Todavia iremos juntos el viernes, no es asi?- Escribe ella esta vez y siento como mi respiracion se ralentiza y cierro los ojos.

No puedo dejar de pensar en que ahora estoy devuelta con Adelaide, y en el fondo, tampoco puedo olvidar todo lo que me dijo nana esta tarde. No puedo dejar de pensar en que no deberia ignorar a Lia. Despues de todo, ella es la que estuvo conmigo cuando mas lo necesite.

-¿Pero que cosas dices? Claro que si- Afirmo y en el fondo maldigo ser tan indeciso y mentiroso- Ya quiero que llegue.

-Seguro, Mackie- Bromea y sonrio plenamente al leer el apodo que acaba de designarme- Gracias por tu opinion sobre este harapo.

-No hay de qué- Tecleo- ¿Mañana nos vemos?

-Claro que si- Pone- Buenas noches para ti.

Suspiro dejando salir el aire con pesadez, y entonces, algo dentro de mi, desde lo mas profundo de mi corazon, me grita que no puedo caer en el mismo juego que Adelaide, yo no soy asi.

Hablaré con ella y le diré que todo esto debe acabarse, que ya no podemos vernos.

Busco su contacto y escribo- Hey, ¿Podemos vernos mañana?

Casi enseguida, veo que se conecta y mira el mensaje. Mis dedos recorren nerviosos la carcaza del telefono cuando veo que esta escribiendo.

-Hey baby- Me envia y enfoco toda mi atencion posible- Esta semana es la ultima del semestre y tengo un examen importantisimo el viernes- Mi respiracion se acelera cuando leo lo ultimo- Pero como obviamente boy a aprobarlo, se me ocurre salir a festejar que yo termino mi antepenultimo año de la carrera y que tu terminas la preparatoria, y de paso me cuentas. ¿Que dices?

O voy a mi baile de graduacion con Lia, la cual esta completamente emocionada ahora que tiene la certeza de que no ira sola, o le fallo y voy con Adelaide, y le aclaro de una vez por todas que ya no tendremos nada que ver.

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