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Capitulo 22

A medida que voy conduciendo, la miro por sobre el hombro, y puedo ver como una mezcla entre miedo y emocion se plasman en el brillo que hay en sus ojos. Mira en todas direcciones intentando adivinar donde quiero llevarla, y en parte, eso tambien me emociona un poco a mi tambien. Me emociona el hecho de saber que volveremos al lugar donde todo comenzó, y al que no he vuelto desde que las cosas se pusieron dificiles con ella.

Cuando me salgo del paso de la carretera principal y conduzco por una calle vacia, que se dirigia al pie de la montaña, ella me mira de reojo, como si adivinara de pronto mis intenciones. Le sonrio de costado sin desenfocar mi vista de en frente, por si algun sujeto anduviese por aqui.

-¿A la casa en la cima?- Medio sonrie aun sin deshacer esa mirada asustada y nerviosa- ¿Por qué?

No contesto, y ella vuelve su vista al frente.

Por un momento mas, conduzco tranquilamente y en silencio. Pero casi llegando a la casa, aparco a un lado del camino y ella me mira extrañada y confundida.

-¿Hey, que haces?- Espeta y la ignoro hasta que apago el auto.

-No me arriesgaré a ir con este armatoste. Iremos caminando. De todos modos, hoy es el dia libre de Artie- Afirmo con una media sonrisa y ella asiente convencida. Bajamos del auto y seguimos unos minutos a pie hasta donde comienza la casa, y confirmamos que el vigia que suplanta a nuestro buen amigo por hoy, duerme comodamente en su cabina.

Pasamos por debajo de la barrera y corremos casi en puntillas de pie, carcajeando como dos ratas ladronas. Si el padre o el tio de esta muchacha se enterara del pesimo rendimiento laboral de sus empleados los despedirian.

Una vez lejos, nos encaminamos a nuestro arbol y nos sentamos en el piso con la espalda pegada al tronco.

-Henos aqui- Anuncio cuando nos encontramos cara a cara.

Un silencio incomodo se instala entre los dos y ella sujeta mi mano, pero la miro extrañado y aliviana el agarre como si fuera a soltarla.

-Mac... yo...-

-Adelaide- Sueno mas pretensioso de lo que me gustaria y ella me mira con los ojos ampliamente abiertos- Solo... quiero saber... porqué...

-Perdoname, Mac- Susurra inclinandose hacia mi- Perdoname... porfavor... perdoname por todo, mi amor.

-¿Crees que fue facil para mi todo lo que sucedio?- Sueno dolido de pronto, y trato de no mostrarme tan debil como en realidad lo estoy cuando la tengo tan cerca- Me mentiste dos veces.

-Y lo lamento- Vuelve a suplicar- Pero te necesito, mi vida. Te necesito, te necesito todo el tiempo... no puedo estar sin ti.

Trago saliva y niego con la cabeza, mi corazon galopa como un caballo y intento aminorar la opresion en mi pecho por la adrenalina que estoy sintiendo.

-Sé que me porté muy mal contigo, bebé- Vuelve a victimizarse y la miro con brillo en los ojos- Pero no puedo hacer mas que esto, esto es todo.

-¿A qué te refieres?- Susurro casi sollozoso.

-A que es la mejor version de mi, Mac- Se encoje de hombros- Esto es lo que soy.

-No puede ser verdad- Me niego, entrecerrando los ojos- ¿Qué te han hecho?

Suspira y mira hacia el frondoso atardecer que se alzaba por la montaña, sentada en posicion fetal abrazando sus delgadas y casi huesudas piernas.

-No entiendo porqué debería haberme sucedido algo para ser la clase de escoria que soy- Suena indignada y no puedo evitar sentirme culpable al respecto- No entiendo porque se supone que tiene que envolverme un pasado tragico o algo por el estilo.

A veces, estamos tan acostumbrados a justificar el mal comportamiento de una persona con un pasado oscuro y no es asi. A veces, las personas solo somos mierda porque somos eso y no sabemos ser otra cosa.

-O quizas, siempre te han tratado como mierda y por eso no puedes evitar serlo- Balbuceo, apreciando yo tambien un poco la vista.

-Acabas de admitir que soy una mierda- Rie casi al borde de las lagrimas y asiento carcajeando y ella rie igual.

-Todos lo somos, de alguna manera- Confieso- Todos tenemos defectos. Es lo que nos hace mas humanos. Es lo que nos hace estar vivos.

-Supongo que si- Admite mirando al suelo.

Un silencio casi gratificante nos envuelve por un rato.

-Con que Lia Martinez, eh- Dice como si quisiera felicitarme por algo o algo, y la miro desconcertado- No esta tan mal.

-¿De que hablas?

-De que no estas tan mal, sin mi ¿No es asi?

-No estamos saliendo- Intento justificarme como si le debiera explicaciones- Somos buenos amigos.

-Pero le gustas- Contrarresta ella mirandome de reojo entreabriendo los labios- Y a ti te agrada ella.

-No puedo mentirte Marge- Bromeo citando a Homero Simpson y ella carcajea- Si lo hace. Lia me agrada- Susurro, pensando en la nueva amiga que tenia- Pero insisto en que no estamos saliendo.

-Pero ira contigo al baile ¿No es asi?- Suena malditamente celosa y la parte intoxicada de mi quiere gritarle que es la persona menos indicada para asaltarme con celos idiotas, pero intento aminorarlo.

-Adelaide, basta- La freno y ella agacha la mirada otra vez- No hagas esto.

Ella se avalanza lentamente sobre mi y me toma por sorpresa besandome rapidamente. Sus labios se mueven desesperadamente contra los mios y le correspondo torpe y casi estupidamente.

-No, tu no me hagas esto, Mac- Pide entre besos inclinandose hacia mi- No puedes salir con ella, bebé- sus manos acunan mi rostro con suavidad y cierro los ojos- No puedes llevarla al baile, no puedes porque me perteneces a mi.

Me separo bruscamente y la miro confundido e indignado a la vez.

-¿Qué?- Sueno molesto y ella me mira nuevamente con esa tristeza tan caracteristica en su mirada ultimamente- No, no puedes hacerme esto.

-¿Hacer qué?- Ahora ella es la que suena molesta y mis manos se vuelven puños.

-Mientes, mientes todo el tiempo- Espeto venenosamente- Y luego te arrepientes, y pretendes que te disculpe asi como asi- El dolor se ancla en la forma en que me mira- Y luego me envuelves en besos, como si todo pasase en un abrir y cerrar los ojos.

-Te lo dije antes y te lo digo ahora- Llora y trago saliva otra vez- Te necesito, Mackenzie. No puedo vivir sin ti.

-Eso no parecio ser verdad cuando entraste a Snowit con un sujeto de la mano- Escupo tan ponsoñozamente que me da miedo.

-¿Cuantas veces tengo que decirte que lo siento?

-¡Solo imagina cuan adolorida estarias tu si yo hubiera hecho lo mismo!- Me excuso y ella tuerce la boca- Te doleria.

-Te amo- Intenta obviarme y vuelve a la carga besandome casi ferozmente- Y se que estas enojado conmigo por haber sido tan estupida, pero eso no quita que soy Adelaide, la unica que, con solo un beso, te hace viajar de ida y vuelta a las estrellas.

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