Capitulo 2
Me coloco los pantalones holgados grises que mas me gustan usar cuando voy a correr y la sudadera negra.
-¡¿Nana?!- Exclamo mientras ato los cordones de mis zapatillas.
-¡Asi es, mi niño! ¡Ya llegué!- Afirma ella desde el piso de abajo con su acento ecuatoriano.
-Iré a correr- Afirmo ahora yo mientras me dedico una ultima mirada en el espejo- Vuelvo en una hora, te dejo en el mercado y me voy a la escuela- Bajo las escaleras y ahi esta ella, con su radiante y jovial sonrisa cincuentona.
-De acuerdo mi niño- Dice y sus manos morenas estrujan mis mejillas y yo hago una mueca graciosa antes de abrazarla- Pero no te tardes demasiado.
-No lo hare. A las siete y media estoy aqui.
-Siete y cuarto- Aclara- O no tendras tiempo de darte aunque sea una ducha.
-¿Quien dijo que iba a bañarme?- Bromeo y ella niega con la cabeza entre risas.
-Serás marrano- Carcajea- Ya Adios.
-Adios, Dori- Beso su frente y me calzo los auriculares a los oidos antes de salir por la puerta principal y marcharme al parque.
~
Habia pasado quizas mas de media hora dando vueltas en circulo al parque se encuentra a seis calles y todo marchaba bien si tenia un poco de musica electronica que me acompañara; o al menos todo marchaba bien, hasta que la vi.
La vi llegar al parque. No traia su clasica motocicleta. Estiraba los brazos y las piernas a un extremo del parque, casi a veinte metros lejos de mi. Su top y sus leggings color uva cortoneando su perfecto cuerpo y su cabello rojo como el mismisimo fuego cayendole suavemente por los hombros y la espalda.
Adelaide estaba ahi, tan perfecta y radiante como desde que la conoci.
Oh no.
Asustado porque me viera completamente transpirado y con olor a cadaver, comence a retroceder sobre mis propios pies y me di la vuelta para correr al otro extremo del parque. Cruce por dentro dandole la vuelta a la estatua que se hallaba en medio y pase junto a un grupo de personas que juntas paseaban a sus perros.
Cuando llegue al otro extremo, fue inevitable frenar en seco y comenzar a jadear en busca de aire a bocanadas, por el esfuerzo fisico que realice.
-¿Mac?
Y entonces, la pesadilla, se hizo realidad.
Adelaide Horan se hallaba parada justo enfrente de mi, mirandome como si estuviera a punto de desmayarme.
-Hola- Rio cuando recupero el aliento un poco- ¿Tu tambien vienes a correr aqui?
-No exactamente siempre, pero no es lo mismo correr en una maquina que en un bello parque como este- Sonrie mirando a su alrededor, y yo no puedo evitar que mi presion sanguinea se acelere estupidamente.
-Claro que no, esto es belleza natural y no tiene precio... literalmente, es gratis- Bromeo y ella rie de mi "chistoseo". Rasco la parte trasera de mi nuca con nerviosismo y ella mira su telefono por un instante.
-¿Q-Que escuchas, eh?- Digo señalando su telefono con mi dedo indice y ella me dedica una amable sonrisa mostrandome la pantalla de bloqueo. Sin embargo, no puedo concentrar mi vista en su reproductor de musica cuando de fondo de pantalla veo una foto suya en un palco, en bikini, echada sobre una silla reclinable y bebiendo zumo de frutas.
Jo-der.
-T-T-The B-Beatles- Balbuceo completamente idiotizado y ella asiente mordiendose el labio inferior y mirando su pantalla con emocion, y yo la miro no podiendo apartar la vista de sus labios. La forma en la que los muerde tiernamente me llenan de ganas de cubrirlos de besos- Here comes the sun.
-Es grandiosa. Y me encanta escucharla cuando voy a correr- Me sonrie, pero para cuando lo hace, no entiendo como no me di cuenta cuan cerca estaba de mi y cuanto estaba invadiendo mi espacio personal y yo el suyo. Trago saliva como el cobarde idiota que soy y retrocedo- Oye... apesto- Bromeo otra vez y ella niega con la cabeza entre risas, mientras por dentro quisiera molerme la cara a golpes. Si me tuviera enfrente me dejaria sin dientes de tantos puñetazos.
Si... en efecto; apesto.
-Oye- Vuelvo a decir cuando aminora su risa gutural y angelicalmente contagiosa- Yo... tengo que irme, ¿Sabes? Le prometi a mi nana q...
-¿Tienes nana?- Rie como si le causase gracia y me pongo completamente rojo apretando los dientes mientras le sonrio nervioso como una gelatina.
-Este... es que me ha cuidado desde pequeño y es como una segunda mamá para mi- Admito esquivandole la mirada y ella deja de reirse...- No es que necesite una nana... es que me acostumbre a vivir con ella y no puedo no tenerla.
-Claro, es entendible- Rie un poco mas simpatica y divertida- No quise hacerte sentir mal.
-No lo hiciste- Le regalo una sonrisa un tanto mas despreocupada-Cualquiera en tu lugar tambien se habria reido. Pero... oye, llego tarde.
-Seguro. Ve- Dice haciendome un ademan con la mano- Nos vemos otro dia, supongo.
-Hasta luego- Intento sonar algo frio para que no piense que estoy obsesionado con ella -que claramente no lo estoy- y me doy la retirada echandome a trotar en la direccion opuesta.
Pensando en ella.
En Adelaide y en su despampanante sonrisa perladamente blanca.
~
-Mira que enamorarte de una universitaria, niño- Rie Dori a mi lado mientras seco mi cabello rapidamente con una toalla- ¿Y cuantos años tiene la niña?
-Es toda una mujer, nana- Digo cerrando los ojos como si la tuviese enfrente mio en este mismo instante- Pero no estoy seguro. Si esta en la universidad... Significa que es mas grande que yo... ¿no es cierto?
-Si es mas grande que tu- Se burla ella excusandose con señas y muecas raras mientras toma las llaves del auto y me las tiende- Podria tener cualquier edad, quizas treinta y cinco.
-Dori- La "reprendo" dedicandole la mirada de reproche mas tierna que me sale- No creo que sea para tanto- Niego con la cabeza arrojando la toalla al cesto de ropa- Seguro no pasa de los veinticinco. Wade me dijo su edad pero no la recuerdo con exactitud.
-Y tu tienes dieciseis casi diecisiete- Pretende sonar celosa y protectora y eso solo hace que la ame aun mas de lo que lo hago- Practicamente es pedofilia.
-Pero yo si quisiera estar con ella, no contaria como pedofilia, y yo quiero estar con ella- Balbuceo como si alguien me estuviera tendiendo la oportunidad de hacerlo- El problema...- Mi voz desciende unos cuantos tonos y mi vista baja al piso.
Sus ojos color cafe vienen a mi mente... su pelo y su sonrisa se estancan en mi memoria... su maldita sonrisa perfecta.
-El problema es que ella no quiera estar conmigo. Es decir... ¿Por qué querria?
-Niño- La voz de Dori llama mi atencion y coloca sus manos sobre mis hombros obligandome a mirarla- Dime... ¿Quien no querria estar con un muchacho tan tierno y caballeroso, tan guapo y educado, tan culto y bien portado?- La miro a los ojos con un brillo de decepcion en la mirada y levanto los hombros dando a entender que no lo se.
-Mackenzie- Vuelve a decir ella y sus ojos de un color profundamente oscuro al igual que su piel suave que acaricia mis mejillas como una madre acariciaria las de su niño- Eres tu un muchacho maravilloso y como tu no hay ni dos ni tres ni ninguno. Si tu eres para ella y ella es para ti... te juro por la virgencita que no hay cosa que se pueda interponer.
-Ven aca- Balbuceo una vez mas con la voz tiesa y la rodeo con mis brazos y ella a mi con los suyos- Enserio que no te miento cuando digo que te amo como si fueras mi mama de verdad.
-Y yo a ti, mi jovencito- Dice mirandome una vez mas y le regalo una sonrisa tranquilizadora- Ahora vamos, que son cerca de las ocho y no atravesaras la ciudad en diez minutos.
-Tienes razon, vamos- Sonrio una vez mas y le tomo las llaves del auto de las manos.
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