Capitulo 15
No he visto a Adelaide desde el lunes, cuando fue a buscarme a la salida de la preparatoria, el dia previo a que decidiera dejarme plantado esperandola en el camino hacia la cima de la montaña.
No atendi sus llamados de antenoche, y el dia de ayer no he visto rastros de ella por ningun lado. Es como si luego del Martes, la tierra se la hubiese tragado.
-Mac, alcanzame el plumero que está en la cocina- Pide nana muy concentrada terminando de acomodar los adornos en uno de los estantes. Yo me encuentro parado en el umbral de la puerta entre la cocina y la sala de estar-comedor con el trapeador en la mano. Tieso, quieto, como si me hubiesen hipnotizado- ¿Mac?
-¿Si?- Le presto mi mas intensa cara de intento de concentracion, pero es notorio que no estaba escuchandola en realidad.
-El plumero, niño- Repite amable como es ella y riendo ante mi distraccion y yo voy hasta la cocina para tomarlo de arriba de la mesa y se lo llevo hasta donde ella se encuentra- Desde que te enamoraste, te perdí- Bromea, pero algo me dice que ella lo dice desde el fondo de su corazon.
-Nana- La llamo en un intento de llamar su atencion y ella voltea a verme como si preguntara qué quiero- ¿Que harias si la persona que amas te deja plantada esperandola por tres o cuatro horas?
-Preguntarle porqué hizo eso, supongo- Vuelve a voltearse y a limpiar lo que limpiaba, con mucha seguridad de lo que acaba de decir- ¿Me alcanzas eso?
Voy junto a ella con el semblante mas serio que pueda tener y ella limpia uno de los adornos que le alcanzo con meticulosidad.
-¿No te indignaria saber que la esperaste por horas y nunca apareció?- Intento buscar esa parte de Dori que siempre me terminaba dando la razon, pero es como si en este momento todo el consentimiento que ella solia darme se hubiesen ido lejos.
-No si tiene una buena explicacion para darme- Pretende sonar desinteresada de la conversacion y me devuelve el adorno ya limpio y yo vuelvo a colocarlo en su sitio, no muy satisfecho con el rumbo que nuestra "charla" estaba tomando- Mac, mirame.
Me obligo a mi mismo a clavar mis ojos repletos de duda sobre los suyos, que reflejan firmeza y bondad de corazon.
-Enojate todo lo que quieras si tu novia hizo algo malo, tienes el derecho- Apoya sus manos en mis hombros y suena como si estuviese a punto de reprenderme. Y de hecho, lo hace- Pero aun enojado tu tienes que dar lo mejor de ti ¿Sabes? Quedarias como un tonto si te enojaras sin saber que es lo que tiene para decirte.
-L-La esperé y nunca llegó- Sueno como si quisiera llorar pero no quiero en realidad.
-¿Y tu piensas que orinas agua bendita? ¡Tambien te equivocas, hijo! Si esperas que la muchacha esa sea perfecta, nunca estaras listo para decepcionarte si te falla y lo bonito que hayan construido todo este breve tiempo se va a derrumbar.
Asiento y, como siempre, acaricia mi mejilla izquierda con su mano morena y callosa.
No puedo creer que este diciendome la verdad a gritos, y aun haya una parte de mí que no quiera escucharla. Pero tomo esa parte orgullosa de mi ser y la obligo a decirme a mi mismo que debo calmarme y volver a tierra. Que todo estará bien y yo podré charlar pacificamente con Adelaide y todo estará bien.
Creer, o reventar.
Y no quiero reventar.
~
La clase del señor Michigan nunca se habia vuelto tan drasticamente aburrida y tediosa como lo era el dia de hoy. Amaba Geografia y podia hablar de esta materia toda mi vida, y solia disfrutar al contestar las preguntas de Adolf Michigan, pero hoy no habia contestado ni una, y el profesor no dejaba de revolear sus ojos sobre mi, como si las preguntas que yo solia hacer en sus clases lo liberaran de un vacio irrellenable en sus clases.
Un mensaje vibra en la pantalla de mi telefono y le agradezco al cielo que tenia el telefono silenciado. El nombre de la pelirroja en la cual no he podido dejar de pensar aparece en la pantalla y con dedos temblorosos desbloqueo y leo.
"Hablemos. Por favor. Ven a casa, te extraño :(
xx Ladie"
Miro de sobreojo a mis compañeros confirmandome a mi mismo que todos estan demasiado "sumidos" en la clase. El chico a mi lado cuyo nombre no recuerdo esta en el quinto sueño, otros miran sus telefonos escondidos en sus libros y una de mis compañeras lima sus uñas discretamente.
"Hoy no he tenido clases. ¿Quieres venir ahora?
xx Ladie".
Vuelvo a echarle una mirada a mis compañeros, y trago saliva, sientiendo remordimiento desde ahora por lo que estoy a punto de hacer.
-Salgo para allá- Escribo velozmente y trato de idear una forma inteligente de escaparme del salon con mi mochila tambien. Y entonces la encuentro.
Beverly Scott. Ella vive en biblioteca.
Busco su contacto en mi telefono y le pido si puede llamarme inventando alguna excusa que me convoque a la biblioteca.
-¿Hola, Mac?- Habla cuando me llama y la atiendo y el profesor Michigan me mira de reojo.
-Disculpe profesor, ¿puedo atender una llamada? ¿Afuera?- Intento sonar inocente y sabiendo que el profesor no me dejará salir. Y en efecto, se niega.
-Lo que tengas que hablar lo puedes hablar frente a todos ¿No?- Inquiere y trato de lucir decepcionado. La mayoria de mis compañeros tienen su vista clavada en mi.
-Claro- Digo y me llevo el telefono a la oreja- ¿Que sucedio, Beverly?
-¿Olvidaste que hoy debiamos hacer la investigacion para literatura? No voy a leer a Shakespeare sola ¿Sabes?
-Es que estoy en la clase del profesor Michigan, no sé si me deje ir- Susurro y lo miro fijamente a los ojos.
-Ve, muchacho- Consiente el y trato de no lucir emocionado aunque este casi saltando de alegria al saber que mi plan si funciono.
-De acuerdo, el dice que tengo su permiso asi que te veo ahi en cinco minutos, no me tardo- Confirmo y corto la llamada. Cuelgo mi mochila al hombro y me levanto del pupitre.
Salgo del salon de clases y ahi, a lo lejos en el pasillo, parada en la puerta de la biblioteca se encuentra Beverly, con su mirada intenta escarbarme.
Me acerco hasta ella y saco de mi mochila el almuerzo. Sandwiches de atun y tomate.
-Solo acepte porque hace mucho que no como atun, porque la comida del colegio apesta... y porque olvide sobre la mesa mi propio almuerzo- Sonrie con picardia arrebatandome el paquete de papel madera y yo le dedico una mirada mas bien fria y vacilante.
-Gracias por ayudarme- Susurro y me doy la media vuelta para marcharme del colegio.
Corro fuera y la adrenalina por ser esta la primera vez que me escapo del colegio corre por mis venas como el mas poderoso de los venenos. Trago saliva y respiro hondo. Tomo mi bicicleta que está atada a un poste rapidamente y me marcho casi a toda velocidad. Me tocará pedalear un buen rato, la casa de los Horan no estaba exactamente cerca.
Sin embargo, en un punto en el camino, algo me obliga a detenerme y freno a un lado de la calle.
¿Qué acabo de hacer?
Acabo de escaparme del colegio, para ir a ver a mi novia. Mis padres no saben que no estoy en la preparatoria, le menti a mi profesor favorito y soborne a una compañera con mi almuerzo para que me ayudara a escapar.
¿Que está pasando conmigo? ¿Por qué, de repente, hacia todo mal?
¿Por qué no podia comportarme como el buen, dulce e intachable Mackenzie Carson que solia ser hace menos de un año?
Mi vista esta perdida en el suelo y entonces, se me ocurre mirar en todas direcciones por las calles, como si estuvieran siguiendome.
Es tarde para echarme atras.
Debo ir a casa de Adelaide.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro