Capitulo 10
-Asi que regresaron- Rio juntando mis manos por delante de mis pantorrillas sentado en el cesped del patio de receso.
-Ella dijo que se equivocó en dejarme y que me extrañaba- Susurro mirando en direccion al edificio escolar- No estoy seguro de que haya dicho la verdad.
-Wade- Llamo su atencion y el me dedica una de esas miradas miserables que ha llevado consigo todos estos dias- No puedes vivir pensando que ella te miente todo el tiempo. Viejo, amar tambien es confiar. No enfermes tu cabeza.
-Lo se, Mac- Cierra los ojos como si algo lo torturara- Es que... cuesta confiar en alguien que me engañó.
-Pero aqui estás, intentandolo de nuevo con ella- Continuo y el me mira de nuevo- O dejas que su fallo los perjudique para siempre, o lo intentas enserio y lo olvidas. Si no, nunca la perdonaste.
-Tienes razon- Sonrie- ¿Que opinas si me hago gay y me acuesto contigo?
-¡Quitate!- Bromeo entre risas mientras el intenta abrazarme y "besarme" haciendo pico de pato con sus labios y gritando como una putifresa "Oh si Mac, soy tuya por siempre"- Me avergüenzas.
-Lo se- Rie guiñandome un ojo y chocamos puños- Pero es que enserio, amigo, no se que haria sin ti.
-No se, posiblemente estarias enterrando un cadaver. Quién sabe- Bromeo y el palidece y abre los ojos desmesuradamente- ¡Es chiste!
-Por dios- rie mientras bebe agua de su botella- Vamos, volvamos a clases.
-Te sigo, chico popular.
~
Corro con un ritmo constante al ritmo de Bruno Mars y trato de respirar como corresponde a un trote promedio. Lentamente mi cuerpo comienza a sentirse cansado y comienzo a sentir el caracteristico ardor por la falta de aire en mis pulmones, asi que me detengo.
Descanso mis manos en mis rodillas y agacho la cabeza jadeando en busca de aire.
A mi lado pasan algunas personas de esas que tambien vienen al parque a correr o caminar y miro pero entre ellas no esta esa persona por la que vengo cada dia a este parque solo para verla.
Me agacho para atarme los cordeles de los zapatos y justo en ese momento, alguien tropieza con mi otro pie y cae al suelo de rodillas.
-¡Demonios, lo siento!- Exclamo dandome vuelta fugazmente y entonces veo quien fue la persona que cayo con mi pie.
¿Acaso vamos a coincidir en todos lados?
-No pasa nada, yo no vi tu pie- Se escucha enfadada y se pone de pie sacudiendo sus leggins, pero cuando me ve, la expresion indignada en su rostro se borra casi por completo- ¿Tu?
-Hola, Ladie- Sueno como un cretino y una sonrisa socarrona se dibuja en mi rostro.
-¿Ladie? ¿Ahora tengo nuevo apodo?- Rie aun sacudiendose una pierna.
-¿Te lastimaste?- Esta vez, sueno preocupado y ella niega con la cabeza.
-No no te preocupes- Da un par de pasos hacia atras- ¿Tu todo bien?
-Adelaide- Intento hacerme el serio y ella me mira a los ojos como si se resignara- No podemos simplemente fingir que la conversacion del otro dia no sucedió.
-Yo no se si quiero hablar de eso- Se niega intentando zafarse de mi y pasar por al lado mio pero la atajo con mi brazo y ella me enfrenta con esa mirada irritante y adorable al mismo tiempo.
-Pero yo si, deja de evitarme- Me pongo firme- Vamos, sientate conmigo y hablemos de esto.
-No- Vuelve a negarse- No aqui, Mackenzie. No me gusta este parque.
-¿Y si no te gusta por qué vienes a correr aqui?
-Porque es la unica forma que tengo de verte todos los dias.
~
Durante todo el dia, no he podido dejar de pensar en lo que Adelaide dijo.
¿Era enserio?
No podia creer que la persona de la cual estaba cada dia mas pérdidamente enamorado tambien lo estaba de mi. ¿Como podia ser posible? Si yo no tenia nada que pudiese llamar la atencion de una chica tan extravagante como ella.
¿Como un chico comun como yo podia ser amado por alguien tan excepcional como ella?
Durante todo el dia, no hubo ni un solo momento en que pudiera quitarmela de la mente. No me fue en la escuela tan promediadamente bien como solia irme. Nisiquiera pude prestar atencion a mi clase favorita, la del Sr. Michigan.
Sin duda, no habia sido un dia para nada productivo para mi y Adelaide tenia la culpa de ello.
-Buenas tardes- Saludo al aire, por asi decirlo, cuando entro a mi casa y cuelgo las llaves junto a la puerta antes de arrojar mi mochila al suelo y lanzarme al sofa como suelo hacer siempre que llego a casa luego de un mal dia.
-Hola, mi pequeño- Canturrea mamá desde el primer piso, y oigo como la maravillosa voz de Louis Armstrong invade mi hogar- And I think to myself what a wonderful world- Canta con parsimonia apareciendo por el mini balcon que da a este lado de la casa.
-Yeah I think to myself- Le sigo la cancion y juntos la terminamos mientras baja las escaleras como en un videoclip de los años sesenta- what a wonderful world.
-¿Cómo está el hijo mas perfecto del Universo?- Me sonrie abrazandome y colgando sus brazos en mi cuello- ¿Eh? ¿Como te fue?
-Podria ser peor- Dejo que note cuan decepcionado estoy de mi mismo y frunce el entrecejo con confusion- Hoy no fue un gran dia.
-¿De qué hablas?- Pareciera intentar sacarme una retahila de informacion pero yo niego con la cabeza- Seguro estas cansado, amor, es todo. No te preocupes. Pronto vendran las vacaciones y podras descansar ¿De acuerdo?
-Si, mamá, seguro es eso- La convenzo y ella vuelve a subir las escaleras mientras canta al compas de la proxima cancion.
Me quedo parado en el medio de la sala de estar, con la mirada perdida en un punto fijo en el suelo. Pensando, como lo he hecho todo el dia, en lo que dijo ella. En lo que Adelaide me dijo, en lo que me ha dicho todo este tiempo.
¿Esta tan enamorada de mi como yo de ella?
-Mi niño- La voz de nana me llama la atencion y salgo del trance casi hipnotico en el que me encontraba para mirarla desenfadadamente.
-¿Que sucede?
-Adelaide, la muchacha de cabello rojo- Susurra mientras mira por la ventana- Ella esta aquí.
Mi corazon comienza a latir con fuerza dentro de mi pecho, como si intentara desesperadamente escapar de mi pecho y huir lejos. Siento como la sangre fluye violentamente por mis venas como si tuviese prisa, y lo unico en lo que puedo pensar ahora es en que ella esta ahi afuera.
-Y-Yo iré a atenderla- Balbuceo tan estupidamente como la primera vez que la vi y la nana me regala una mirada mitad divertida mitad complice.
Abro la puerta y lo primero que veo es su cabello carmesí bailando al compas de la breve briss que habia levantado.
-Hola, Mac- Sonrie con una mano en la cintura, como si posara para una sesion fotografica- ¿Listo para pasear un poco?
-¿Pasear?- Sueno confundido y ella me tiende un casco negro con lineas blancas por doquier, yo lo tomo y lo miro de reojo cuando miro a la motocicleta aparcada frente a la casa- ¿En eso?
-Por supuesto- Rie y yo ladeo un medio intento de sonrisa- ¿Que esperas? Toma un abrigo y larguemonos.
-Claro- Le regalo una sonrisa y vuelvo mi cabeza hacia adentro cuando veo que nana no esta en la puerta como supuse que estaria- ¡Vuelvo mas tarde!.
-¡Ok!- Exclama sin bajarle a la musica y niego con una carcajada boba.
Tomo mi chamarra de cuero marron y me la calzo con velocidad mientras caminamos hacia la motocicleta. Ella se coloca su casco y sube; yo la sigo.
Pero justo cuando estoy por colocarme el mio, alguien carraspea la garganta y me obliga a mirar hacia en medio de la calle, donde provenia el sonido. Ella me imita, y casi podria decir que nos congelamos.
-¿Mac? ¿Qué demonios estas haciendo con Adelaide, subido a su maldita motocicleta?
Carajo.
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