prólogo
El Ganador Es Belcebú!!!
El estadio quedó en silencio. Göll apenas podía procesar lo que acababa de ocurrir.
El científico más grande de la humanidad había caído.
Belcebú, el portador de Satanás, se alzaba como el vencedor. Sus labios se movieron, pronunciando palabras que se perderían en el eco de la arena. Pero Göll no las escuchó.
Entre el polvo y los escombros de lo que antes fue un hombre, encontró la mirada de su hermana Göndul. Sonreía. ¿Por qué sonreía?
Antes de que pudiera preguntarlo, desapareció. Como si nunca hubiera existido.
Brunhilde se dio la vuelta, su expresión tan fría como siempre. No hubo lágrimas, no hubo palabras de despedida. Solo una orden.
Göll, vamos por el siguiente representante.
La valquiria más joven tragó en seco.
...Sí.
No dijo más. Solo echó una última mirada a las gradas, maldiciendo en silencio. Maldiciendo el Ragnarok. Maldiciendo haber nacido para esto. Maldiciéndose a sí misma por no haber escuchado las últimas palabras de sus hermanas.
[En otro lado]
Un bosque envuelto en penumbra. En su centro, una pantalla brillaba, proyectando el final del combate.
El sonido de las páginas arrugándose rompió el silencio. Una mujer bajita con lentes y un sombrero miro una pantalla que estaba en medio de todo, ella apretaba uno de los libros que tenía mientras veía como el científico moría junto a la valkiria.
¿Estás bien...?
Reginleif
levantó la mirada. A su lado, un hombre rubio, semidesnudo, vestido únicamente con una hoja, la observaba con preocupación.
Estoy bien, Adán - respondió mientras dejaba el libro a un lado.
Adán no respondió de inmediato. Solo la miró en silencio, y luego la envolvió en un abrazo.
No lo creo.
Reginleif suspiró, dejando que la calidez del primer hombre la rodeara.
Creo que iré a ver a alguien... - susurró.
¿Una de tus hermanas? - preguntó Adán.
Ella asintió.
Te acompaño.
La valquiria alzó una ceja. - ¿Por qué razón?.
Adán guardó silencio por un momento. Luego, sus ojos se oscurecieron con un dolor profundo.
Porque ya no soporto ver a mis hijos morir... y no poder hacer nada.
Lu Bu. Raiden. Rasputín. Nikola Tesla. Todos ellos caídos. Todos ellos humanos. Todos ellos sus hijos.
Y Adán ya había tomado una decisión.
Sería el siguiente.
[En otro lugar]
¡Jo jo jo!
La carcajada de Zeus resonó en la sala. El dios principal, anciano y decrépito, sonreía con satisfacción.
Al final, empatamos otra vez. Cuatro a cuatro.
Esta es nuestra oportunidad de tomar la delantera - dijo Ares con seriedad, observando las pantallas que mostraban a los dioses aún en pie.
Hermes, elegante y sereno, sirvió té sin inmutarse.
Gracias - murmuró Ares, sin apartar la vista de la lista.
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Los dioses restantes:
Poseidón.
Bishamonten.
Zeus.
Odín.
Shiva
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Zeus frunció el ceño. Las muertes de Hércules y Apolo aún ardían en su pecho. Los humanos habían logrado lo impensable.
Jack el Destripador había vencido a Hércules.
Leónidas había derrotado a Apolo.
Simo Häyhä había acabado con Loki.
Qin Shi Huang había aniquilado a Anubis.
No era momento de lamentaciones. Era momento de decidir.
La puerta de la sala se abrió lentamente.
Las miradas se dirigieron hacia la figura que emergía. Un hombre de cabello dorado, ojos fríos como el océano y un tridente en mano.
Poseidón.
Zeus sonrió, caminando hacia él con una mezcla de sorpresa y diversión.
Oh... pero qué ven mis viejos ojos.
Poseidón avanzó sin vacilar.
Pasa algo, hermano? - preguntó Zeus, aunque ya conocía la respuesta.
Poseidón entrecerró los ojos y sostuvo el tridente con más fuerza.
Yo seré el siguiente.
Todos en la sala quedaron en silencio excepto por Zeus, este río sabiendo una cosa. El concepto de Dios era algo que Poseidon resguardará sin importar que, para el los dioses no pueden ser corregidos...y que ahora unos humanos estén haciendo esto sin dudas le fastidia.
Iré ahora.. - dijo el díos de los mares pero Zeus lo detuvo.
Tantas ganas tienes de ser el siguiente? - dijo mientras un aura lo rodeaba - y que tal si yo digo que soy el siguiente? - dijo divertido y Poseidon se paró frente a el.
Tu no eres el apropiado para esto, los humanos tienen que saber una cosa - su tridente tocaba el suelo haciendo que varias copas con agua estallen asustando a Ares - los dioses son los únicos que deciden y si unos incompetentes van...tendrán esperanzas falsas - dijo mientras volvía hacia la puerta - les mostrare una ejecución.
Con eso dicho Poseidon se retiró y Zeus sabiendo que no cambiaría de opinión lo dejara ser, de todos modos los griegos tenían que recuperar su honor luego de que 2 de los suyos ya murieran, y Poseidon era el indicado.
Ares por otro lado dió un suspiro
(Menos mal no hicimos enojar al señor Poseidon) - dijo mientras recordaba algo - (Aunque bueno...creo que...yo nunca lo hice enojar por suerte) - Ares miro el techo y dió un suspiro.
Ares realmente quería terminar con este Ragnarok.
[Con las valkirias]
El silencio reinaba en la sala de reuniones de los humanos. Aunque este lugar fue creado para que los guerreros y sus valquirias discutieran estrategias, ahora solo Brunhilde y Göll lo ocupaban. O más bien, lo ocupaban hasta hace un momento.
Reginleif avanzó con pasos tranquilos por el pasillo. Su semblante, como siempre, era inexpresivo. No se dejaba llevar por emociones innecesarias, pero el repentino estruendo de la puerta abriéndose la hizo detenerse.
Göll salió corriendo.
Reginleif vio de reojo su expresión angustiada, su respiración agitada. Algo había ocurrido.
Adán miro a la valkiria unos segundos antes de retirase.
Entonces, Brunhilde apareció.
La valquiria mayor salió con un largo suspiro, llevándose una mano a la frente. Su postura era firme, pero sus ojos reflejaban el peso de cada decisión.
Reginleif la observó con calma, pero sus ojos se desviaron brevemente hacia el pasillo por donde Göll había desaparecido.
Hermana....
Brunhilde la miró por un momento antes de responder con una leve inclinación de cabeza.
Hermana mayor, ¿qué le pasó a Göll? - Su tono no cambió, pero había un matiz sutil en su voz. No era curiosidad. Era preocupación.
Brunhilde en ese momento suspiro - tuvimos una discusión.
Reginleif mantuvo la mirada fija en su hermana por un instante. No presionó más.
Con su permiso, me retiro.
Cuando dio media vuelta para marcharse, Brunhilde la sujetó del hombro.
Reginleif ladeó la cabeza, mirándola con frialdad.
Ustedes serán los siguientes.
Reginleif parpadeó una vez, lenta y calculadamente.
¿Hmm?
Se soltó del agarre y flotó levemente en el aire hasta estar a la altura de los ojos de Brunhilde.
Así que ahora nos toca… - Murmuró sin emoción.
Brunhilde la observó en silencio.
Reginleif analizó su postura. Los pequeños detalles hablaban más que las palabras. La leve tensión en los hombros de su hermana, el ligero movimiento de sus ojos, su respiración apenas irregular.
Así que Loki ya no está.
Brunhilde se tensó al instante - ¿Cómo lo supiste?.
Reginleif cerró los ojos un momento antes de responder.
Loki era tu informante.
Brunhilde no dijo nada, pero la falta de negación lo confirmó todo.
Siempre sabías con certeza quién sería el siguiente dios en luchar, incluso antes de que ellos lo decidieran - sus ojos volvieron a posarse en los de su hermana - eso significa que alguien del lado de los dioses te estaba pasando información.
Tomó aire lentamente.
Pero después de la ronda de Loki solo hiciste suposiciones.
Brunhilde apartó la mirada, sin responder.
Reginleif asintió con calma - él era tu contacto.
Brunhilde cerró los ojos, como si por un instante se permitiera sentir el peso de esa verdad.
Reginleif la observó un momento más antes de girarse, dándole la espalda.
Bueno, al final no importa.
Dio un paso hacia la salida.
Nosotros pelearemos.
Y sin más que decir, se marchó con la misma calma de siempre.
Brunhilde, por su parte, cerró los ojos y dejó escapar un suspiro.
.
.
.
Los humanos aguardaban con la respiración contenida. Algunos todavía mantenían la esperanza, aunque tenue, mientras que otros se aferraban a su fe, tratando de mostrarse firmes. Pero la verdad era que, después de tantas pérdidas, el miedo seguía pesando sobre ellos.
Los dioses, en cambio, estaban impacientes. Querían que el Ragnarok terminara de una vez. Nadie esperaba ver caer a cuatro de sus deidades.
Finalmente, Heimdall apareció en el centro de la arena. Pero esta vez, la arena no era solo de piedra o tierra, está vez había agua rodeando la arena de combate.
¿E-eso es… agua de mar? - murmuró un dios desde las gradas, inclinándose para ver mejor.
Sí… espera un momento… ¡Entonces el siguiente luchador es!
En un palco superior, Brunhilde sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sus ojos se abrieron con sorpresa mientras su mirada se clavaba en la arena convertida en océano. Tragó saliva, su mente procesando a toda velocidad lo que eso significaba.
Göll, que estaba a su lado, no entendía nada. Se suponía que el próximo en luchar según su hermana podría ser Shiva.
Hermana… ¿qué es esto? - preguntó, tocándose la pequeña curita en la mejilla. Miró a Brunhilde con preocupación.
Pero Brunhilde no respondió. En su lugar, se llevó las manos a la cabeza y apretó los dientes. La valquiria menor rebuscó en su memoria, repasando la lista de los dioses que aún quedaban. Y entonces, un nombre resonó en su mente.
Poseidón…
Las palabras salieron de sus labios casi en un susurro, pero fueron suficientes para que el horror se instalara en su pecho. Ahora entendía por qué Brunhilde estaba tan furiosa.
¡Bien, humanidad! - La voz de Heimdall tronó en el estadio - ¡¿Están listos para la novena ronda?!
Un silencio sepulcral se extendió entre los humanos. Un mismo pensamiento cruzó por sus mentes.
"¿Qué monstruo peleará ahora…?"
El agua de la arena comenzó a sacudirse violentamente, como si algo colosal estuviera a punto de emerger de sus profundidades. Heimdall, que ya se había subido a un barco para alejarse, apenas lograba mantenerse en pie.
¡Del lado de los dioses tenemos a una de las deidades más temidas de Grecia! ¡Conocido como el Zeus de los mares, el tirano del océano…!
Las aguas rugieron, agitándose con tal fuerza que parecían a punto de desbordarse sobre la audiencia. De repente, como si una espada invisible las hubiera partido en dos, el mar se dividió perfectamente.
¡Uno de los hermanos mayores del mismísimo Zeus… el padre del cosmos…!
De las profundidades, un pasaje emergió. Escaleras de piedra ascendían desde lo más hondo del océano, y una figura caminaba por ellas con una calma absoluta. La tensión en el estadio se volvió insoportable. Humanos y dioses lo miraron con una mezcla de terror y fascinación.
No necesitaban que nadie dijera su nombre.
Todos lo sabían.
El mar, que permanecía cortado en dos como si fuera una ofrenda en un altar, de pronto se agitó una última vez antes de regresar a su estado normal. Heimdall dejó escapar un suspiro de alivio.
¡¡ÉL ES POSEIDÓN!!
El dios del mar se plantó en la arena sin decir una palabra. Su tridente golpeó el suelo con un sonido seco y firme.
La multitud apenas podía reaccionar.
¡Es… Poseidón!
No creí que pelearía ahora…
¿Quién será el desafortunado que lo enfrente…?
Los humanos estaban paralizados. Apolo había sido una bestia. Hércules, una leyenda. Pero Poseidón… Poseidón era un mito temido incluso entre los dioses. Algunos se dejaron caer al suelo, otros murmuraban plegarias desesperadas.
Esperaban un milagro.
Porque si la humanidad debía enfrentarse a Poseidón…
Necesitarían mucho más que esperanza.
Un rugido irrumpió en la arena.
De la enorme puerta de los humanos salieron varias criaturas voladoras. Águilas, halcones y otras aves revoloteaban, como si anunciaran la llegada de alguien imponente. Pero entre ellas, un ser en particular captó todas las miradas.
Un pegaso.
Sus alas se extendieron con majestuosidad, su galope resonó con fuerza en el suelo antes de elevarse con gracia. La humanidad contuvo el aliento.
¡Es considerado el inicio de la humanidad! ¡Aquel que desafió a su propio creador!
En ese instante, un sonido profundo retumbó en la arena. Frente a Poseidón, el suelo comenzó a abrirse.
Un agujero cuadrado emergió del centro del coliseo, sus bordes resplandecían con una luz dorada. Desde su interior, el eco de pisadas resonó, acompañado por los cantos de los animales que esperaban en la entrada.
¡El encargado de acabar con la serpiente! ¡El padre de la humanidad!
La multitud quedó en silencio. Un único pensamiento cruzó sus mentes.
"No puede ser… ¿Él?"
El tiempo pareció detenerse.
Y entonces, con una ligereza sobrehumana, una silueta saltó desde la columna central.
Su caída era vertiginosa, como si fuera a estrellarse contra el suelo… pero, con una suavidad imposible, aterrizó sin esfuerzo, su postura firme y serena.
La columna volvió a cerrarse tras él. Ahora, los dos oponentes estaban frente a frente.
¡¡ÉL ES ADÁN!!
Los humanos explotaron en vítores y gritos de incredulidad.
¡No puede ser, es él! ¡El primer humano!
¡El mismísimo Adán en persona…!
¡Rayos, está desnudo!
¿Ese es el luchador de la humanidad?!
¡¿Qué estilo de pelea tiene?!
¡¿Por qué solo usa una hoja?!
Las reacciones eran variadas. Algunos estaban llenos de emoción y esperanza, otros temían por la pelea que se avecinaba. Pero nadie podía apartar la vista de la figura que ahora se erguía con calma frente al dios de los mares.
Tras un rato...calma
La arena estaba en completo silencio. Los dos combatientes permanecían inmóviles.
Desde lo alto, montada en su pegaso, Reginleif observaba la escena con mirada afilada. Su expresión era seria, sin rastro de duda o emoción innecesaria.
(Esto no está bien… Ese tridente… nos dará problemas)
Sus ojos se fijaron en Poseidón. Su postura era impecable, su respiración tan estable como el propio océano. No mostraba una sola abertura.
(Las nudilleras no servirán contra él… Si Adán se enfrenta a ese tridente con golpes directos, será aniquilado.)
La valquiria apretó los labios. No podía perder tiempo.
¡Adán, hagamos el Völundr!
Saltó desde su montura y descendió con precisión. Adán no dudó un solo segundo. Extendió el brazo y la conexión se selló.
Un resplandor dorado los envolvió.
Reginleif cerró los ojos por un instante, sintiendo la transformación. Pero cuando el resplandor desapareció, su mirada se endureció.
En lugar de una manopla, en la mano de Adán había una lanza.
Él la giró con facilidad, pero frunció el ceño.
Mmm… - observó el arma, con la misma calma de siempre - Reginleif… esta no es la misma que antes.
Lo sé - Su tono era firme, su mirada se mantenía en Poseidón - pero la manopla no servirá contra él..ese tridente…nos daría problemas.
Adán hizo girar la lanza entre sus dedos, sintiendo su peso, adaptándose.
Hah… ya veo.
Sé que no es tu arma preferida, pero dime… ¿puedes imitar sus movimientos?
Reginleif no apartó la vista del dios de los mares. Sus músculos no se tensaban, ni siquiera respiraba con más fuerza. Su presencia era sofocante.
Adán sonrió.
…Creo que podré.
Dio un par de giros con el arma, adaptando su postura. No era su estilo… pero podía hacerlo suyo.
La arena estaba completamente en silencio. Humanos y dioses miraban la escena con expectación.
Dos guerreros… dos armas… un solo vencedor.
Poseidón no se movió.
Adán tampoco.
Ambos esperaban.
Solo un movimiento marcaría el inicio del combate.
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Ok ok, esto no se si fue un buen inicio pero espero que les haya gustado.
Daré algunas aclaraciones por si quieren seguir viendo la historia
1) Personalidad de Reginleif: Básicamente ella tendrá una personalidad más fija en esta historia pues apenas y vimos algo de ella.
2)Pasados:Para variar un poco decidí que los personajes tendrían algunos cambios en sus historias al manga, esto para darle algo de originalidad a la pelea.
Resultados:Las rondas ya fueron mencionadas, ahora no voy a escribir las futuras rondas después de esta pelea, así que solo diré sus resultados y listo
También agradezco a Don-belcebu por pasarme la portada.
En fin espero que les guste, gracias por ver
Bay bay
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