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Padre



Un resplandor hubo a lo lejos, una luz tan resplandeciente como ninguna otra. Sus ojos miraban con asombro aquel inusual fenómeno en un lugar como el infierno. Sin embargo, a diferencia de lo que uno esperaría no se trataba de una luz positiva o hermosa a la vista. No, el asombro de los demonios presentes era por lo retorcido que era ese fuerte brillo, como algo impuro y contaminado por fuerzas oscuras manchando lo puro y sagrado.

Estaba mal, inconscientemente sus mentes les hicieron entender que aquel suceso estaba mal en todos los niveles. No solo por el obvio pecado que era mancillar una luz divina o copiarla de la peor manera posible, sino también porque producía un sentimiento de pavor como ninguno otro. Sus cuerpos querían moverse y alejarse de ahí lo más rápido que pudieran, pero sus músculos y articulaciones no respondían. Incapaces de moverse, la luz se extendió como por arte de magia hacia su posición y si antes temían por lo que ese suceso podía significar... Ahora gritaban con puro terror.

Aquella luz los alcanzo y quedo demostrado que no solo era un brillo cegador, era algo creado para aniquilar completamente. El cielo, la tierra, el aire, las moléculas, los átomos, los seres vivientes. Todo eso fue consumido y dio paso a destrucción sin fin.

Los cuerpos de los demonios eran desintegrados dolorosamente. Sus esencias, sus almas, todo eso fue borrado totalmente.

Las casas de los pecadores, lo material de lo inhumano, las creaciones de los ambiciosos... Nada de eso quedo para el final. Absolutamente, cada cosa, por minúscula que fuera fue borrado de la creación para jamás volver.

Los exterminios, eventos que provocaban terror absoluto ahora se quedaban cortos ante esta muestra de crueldad. Al menos antes no desaparecían del todo, sus esencias se unían a la fuente del infierno que lo hacía existir en primer lugar, a la entidad que del mal nació y contamino a los descendientes del primer humano desde el inicio de los tiempos.

Ahora, en cambio, dichas cosas ya no existían. Todo ser y lo que lo conformaba se había ido.

Porque así como Dios, el creador supremo elimino la maldad del mundo con un diluvio, así lo haría la creación hecha a su imagen y semejanza. Después de todo, el infierno era eterno.






https://youtu.be/SXpnI52cLEc

Sujeto el mango de su arma con suma fuerza. El aire pareció volverse más pesado a medida que avanzaba a trompicones en el lugar. Sus movimientos aunque bruscos, no perdían ni por un momento la elegancia con la que siempre se presentaba. Los pasos que daba, el suelo donde sus pies caminaban parecía contraerse a su voluntad, lo estable e inestable dejaba de tener significado, puesto que ante su majestuosidad oscura dichas palabras perdían significado.

Avanzo como la dueña del lugar, su rostro cubierto por una túnica negra que ocultaba la mayor parte de su cuerpo e incluso su género. Detrás de la oscuridad que la falta de luz daba sus ojos violetas brillaban con una intensidad letal.

Su presencia era invisible ante el ojo mortal e incluso sobrenatural, era una fuerza de la naturaleza que no debía ser vista ni sentida por nadie. Era una entidad, una potestad capaz de doblegar a los seres vivos como hormigas sin problema alguno. De hecho, pecadores y demonios caían al suelo en frío silencio como un acto repentino e ilógico. La muerte los tomo sin preguntar.

Azrael dejo que su consciencia se extendiera por todo ese inmundo sitio, su mente y espíritu visualizando el anillo del orgullo y los demás para encontrar su misión. El seol, el lugar a donde iban los hombres y mujeres malos en vida se convirtió en el sentido literal de la condenación. Sin que nadie supiera por qué, los seres morían una segunda vez y definitivamente sin oportunidad de regresar de algún modo. El poder angelical con el que fue bendecida extirpaba sus existencias como unos granos horrendos, eliminando cualquier mancha que hubiera.

¿Dónde estas Adam?— se preguntó en voz baja, su tono melodioso y frio esta vez acompañado de insistencia. Lento, pero seguro, su paciencia se estaba agotando por cada minuto. Era ilógico que Adán pudiera esconderse tan bien que nublara su visión general. Tampoco pudo haber desaparecido sin más.

Ella sabía que estaba aquí, lo presentía como un sexto sentido o una voz en su cabeza que le susurraba verdades silenciosas para cualquier oído que no fuera el suyo. Sus dientes se apretaron por el enojo, su grande hoz se tensó debido a la fuerza con la que lo sostenía. Sus dedos se movían lentamente, casi con una elegancia extraña.

Ella había llegado a aquí a espaldas del gran consejo angelical y de sus hermanos, una acción que sin lugar a dudas le traerían consecuencias más tarde, pero eso a ella no le importaba nada. Siempre y cuando regresara con Adán podría soportar cualquier clase de castigo que los Serafines quisieran ponerle.

Claro está que también esperaba liberarse solo un poco con los miembros del Hazbin Hotel por ser los responsables directos de la muerte de tantos exorcistas como la desaparición de Adán. Podía sonar injusto porque técnicamente hablando ellos solo se defendieron, algo que estaba en todo su derecho considerando que fueron atacados en el día del exterminio. Incluso podrían justificarse con que la actitud de Adán era tan narcisista y orgullosa que ataco deliberadamente el hotel para mostrar su superioridad y burlarse de ellos. Para cualquiera que solo hubiera visto al hombre con su típica mascara y actitud petulante de seguro estaría de acuerdo con esas afirmaciones, pero como bien se sabe no todo es lo que parece.

El hotel estaba en el círculo del orgullo, la zona del exterminio. Podría decirse que solo terminaron en el fuego cruzado dado que ni siquiera se fueron de ese lugar y se quedaron como que si fueran orgullosos guerreros entrenados para defender su hogar... Demasiado bueno para ser verdad.

Charlie Mooningstar, princesa del infierno e hija de Lucifer y Lilith bien pudo llevarse a sus amigos al hotel de su padre mientras el exterminio se hiciera, evitando que Adán los atacara porque por más idiota que pareciera, el hombre no era estúpido y sabía por más que lo frustrara que Lucifer estaba a una liga diferente a la suya. Pero si los informes que leyó eran precisos con la actitud de la princesa, ya que no quería más exterminios también pudo llevarse a los pecadores que realmente tuvieran oportunidad para el cambio, para la redención que tanto predicaba. La cuestión radicaba en que ni ella sabía quienes serían esos afortunados, esa chica creía que todos merecían una segunda oportunidad, algo similar a lo que decía Jesucristo en su tiempo en Israel.

La osadía de querer comparar a la hija del pecado con el hijo bendito era detestable, abominable completamente. Charlie ya era una adulta según se informó, pero su mentalidad era lo contrario a eso. Veía las cosas con un positivismo que rayaba en la idiotez, sin mencionar que creía en libros de cuentos que no estaría mal si no se los tomara al pie de la letra, asegurando que los sucesos ocurrieron tal y como se describían en el libro.

Era absurdo, la mítica historia del infierno era sola una autobiografía de Lilith, su esposo Lucifer ni siquiera tenía mucha participación más allá del enamoramiento que tuvo con ella y el cómo le dio la manzana a Eva. Pero de ahí, que Lucifer fue menospreciado por sus ideas o que Eva acepto gustosa la manzana solo fueron las interpretaciones que la misma primera mujer dio o escribió, contando los hechos a su manera y dejando a los involucrados como víctimas del cielo, especialmente Eva.

La misma Lilith que influyo en el fortalecimiento de los demonios con su voz y que según su historia fue para empoderarlos y que hicieran maravillas. No hace falta decir que pintaron al cielo como unos cobardes o malvados al hacer el exterminio para matar a esos mismos demonios por temor a un levantamiento.

Azrael sacudió su cabeza para quitarse esos pensamientos rencorosos, no tenía tiempo para esas cosas. Debía encontrar a Adanm, su misión autoimpuesta y llevarlo a casa. La muerte no descansaría hasta encontrarlo y luego de darle tal vez unas cuantas reprimendas como golpecitos de buena fe volverían al cielo para resolver las cosas. La redención era posible, sí, pero no para todos. El riesgo era grande y las pruebas pocas, ya que Azrael estaba completamente segura que Charlie ni siquiera sabia como el tal Sir Pentius se redimió, aunque ellos estaban en la misma página.

De cualquier modo, lo resolverían después. Adán la prioridad y una vez lo encontrará se preocuparían por lo demás.

Te encontraré, me cueste lo que me cueste— comento Azrael con una resolución poderosa, una firmeza que denotaba lo tan en serio que lo decía. La muerte no fallaría.









Si le preguntaban a Adán cómo era vivir en el jardín del Edén, él respondería que era lo mejor de lo mejor. Era un lugar de ensueño, uno donde estabas en absoluta paz y felicidad. No había nada malo ahí, todo fue hecho para el bienestar de todo lo que ahí residía.

Era su hogar

En el Edén, los animales convivían los unos con los otros sin distinción o repudio, eran amigos. El oso no se peleaba con la liebre, el león no le gruñía al elefante, no había enemigos. La comida era dada por la misma naturaleza sin necesidad de esforzarse para hacerlo, siempre quedabas satisfecho y nunca te enfermabas al ser alimentos sanos y puros.

El aire estaba limpio, libre de cualquier bacteria o contaminación que afectara a sus pulmones. No había calor porque la temperatura siempre era la correcta, ni muy fría ni muy caliente. El molesto sol no era más que una agradable compañía en el día, nunca te molestaba la piel o provocaba irritación a los ojos, estaba ahí para iluminar a todos por igual y brindarles comodidad.

La luna que apareció una vez el sol se ocultaba brindaba una luz algo más apagada, pero hermosa, alumbrando en medio de la oscuridad y protegiéndolos de cualquier peligro que hubiera si eso fuera posible. Nunca producía temor, sino que todo lo contrario, era hermosa de ver cuando estabas acostado cerca del lago donde podías ver tu reflejo de una forma mágica.

Todo era simplemente perfecto y lo amaba con todo su ser.

En el Edén, el cielo era una imagen simbólica, algo que lo protegía del exterior. Nunca buscaba hacerles daño, siempre procuraba manteners a salvo, seguros. La naturaleza estaba en armonía con los seres vivos que la habitaban, nunca molestaba, siempre feliz. Nunca rencorosa, siempre dispuesta a ayudar.

En este paraíso el idioma no existía, todos y cada uno hablaban la misma lengua universal y se entendían a la perfección. Eran iguales, ninguno era más o menos que el otro.

Ahora estaba en un infierno.

Ahora, el gran Adán celestial con una luz tan brillante como la estrella más vibrante había muerto. En su lugar, había un Adán con una luz opaca y rojiza. Ya no era un ángel del cielo, sino un caído por cuestiones que ni él mismo sabia. El anillo de Salomón vibraba en su dedo, los demonios que fueron apresados por ese objeto ocasionaban caos por doquier en un aparente sin sentido.

El sentido ya no tenía importancia, Adán no creía que las cosas volverían a como eran antes. El cielo lo abandono a su suerte, los exterminios serían cancelados seguramente y sus seres cercanos lo olvidarían para seguir con sus vidas.

¿Como paso de estar en la cima a caer en lo más bajo?

Su estado de ánimo no hizo más que empeorar en su estadía infernal, las noticias de lo que sucedió con Mammon llegaron a los otros anillos y como cabria esperar ocasionó un revuelo masivo, ya que el castillo de uno de los pecados capitales más influyentes fue destruido. El payaso calmo la situación asegurando que todo fue parte de su acto, un show que organizo con sus subordinados para ganar más dinero gracia al boca en boca. 

Ya fuera que los del infierno eran más estúpidos de lo que pensaba, o Mammon era tan buen mentiroso la gente se tranquilizó y acepto esa palabrería como la verdad absoluta.

Lucifer ni siquiera mostró interés en el asunto, al muy maldito le valía 3 cotarías lo que pasara en los otros anillos siempre y cuando no lo involucrara a él y a su preciosa hija. Era un asco, se hacía llamar rey, pero ni eso podía hacer bien. No era sorpresa que Lilith lo haya dejado después de tanto tiempo.

Aunque no había ni un papel o documento que dijera lo contrario, técnicamente hablando ambos seguían casados y aunque Lilith se había ido por bastante tiempo no estaban divorciados. Tal vez por eso Lucifer mantenía la calma y no hacia un berrinche por su esposa, eso y que había recuperado a su hija.

Una mierda totalmente.

Adán no sabía que era peor, que Lucifer pasara tiempo con su hija cuando él mismo no podía o la hipocresía de ese enano al fingir actuar como un buen padre. Lilith no se anduvo con rodeos y le dijo explícitamente lo ausente que había sido en la vida de Charlie. Ella también tenía parte de la culpa por alejarla de él casi siempre, pero Lucifer tampoco mostró mucha resistencia. 

Lo permitió, creyendo que era mejor que estuviera con su madre o tal vez sus fracasos pasados lo agobiaban tanto que se creía indigno de ser padre de alguien cuyos sueños rivalizaban con los suyos en su mejor época.

Oh Lucero de la mañana, que bajo caíste.

Según su terrible y espantosa exesposa, Lucifer se la pasaba deprimido constantemente a pesar de que los 3 compartieron buenos momentos juntos. 

Se suponía que su hija sería el soporte que necesitaban, el hilo que los uniría de una vez por todas. Pero era injusto ponerle semejante carga a una mocosa que apenas si pensaba lógicamente. La criaron con sueños a cumplir, protegiéndola de cualquier peligro y educándola como mejor les parecía. A simple vista una familia unida.

Pero el tiempo hizo ver lo contrario.

Al primer hombre no le importaba realmente eso, tuvo que escuchar en contra de su voluntad a Lilith despotricar sobre el enano incompetente de su marido sin ninguna razón. No sabía que estaba haciendo esa perra en estos momentos, pero su situación actual no lo dejaba siquiera calmar sus dudas y tensiones.

Todo esto era una mierda. 

Devuelta al cielo, podía vivir en paz sin preocuparse por otras cosas al ser el paraíso profetizado a sus descendientes desde los tiempos de piedra. Un lugar donde tenías todo lo que querías y necesitabas, sin conflictos ni problemas de ningún tipo. 

A menos que como él, fueras parte del consejo angelical. 

Adán no recordaba cuanto tiempo transcurrió desde que escondía sus peores temores y traumas debajo de una máscara y el libertinaje. En el cielo podía ser Adán, el primer hombre y líder de los exorcistas, el ejército que protegía el paraíso de dios ante toda cosa.

Podía ignorar las peleas que había tenido con miembros de la familia debido a los desacuerdos que hubo con temas en particular. No importaba, mientras sus hijos estuvieran a salvo nada más le importaba. 

En lo que a él respectaba, no importaba si ya no querían verlo, era más importante que ellos vivieran felices en sus hogares ganados por su labor y esfuerzo.

Adán era un hombre y no lloraba por nada de eso, y definitivamente no lloraba desconsolado ante la falta de su esposa. Sus ojeras no se debían a noches y noches de insomnio. Su barba desordenada no se debía a la falta de cuidado por su apariencia. Él estaba bien.

Era Adán después de todo, la imagen y semejanza del altísimo. Un hijo de dios, el guerrero por excelencia después de Michael. Todo estaba bien con su persona, su situación no era más que una prueba a pasar. Pudo con bestias antiguas, podía con lo que sea.

Sus rodillas tocaron el suelo en ese instante, su cuerpo se sentía fatigado y pesado. Le dolía la cabeza, las alas, todo. Se quejaría y usaría todas las malas palabras que hubiera en todos los idiomas existentes, pero no se rendiría. 

El mismísimo Abbadon podría pararse delante de él amenazando con acabarlo de una vez, pero ni aun así se rebajaría a abandonar su orgullo. El orgullo que fue su escudo durante eones, al que podía recurrir para no ser lastimado jamás, no de nuevo. Era fuerte como ningún otro, no tenía comparación. 

No importaba cuantos de sus descendientes hicieran hazañas extraordinarias y que cada nueva generación lograra cosas inimaginables, él podía hacerlas mejor.

Él sé lo prometió, le aseguro que sería un buen hijo. Fallo incontables veces, pero nunca se quedó en el suelo, siguió luchando negando la debilidad.

Defendió el cielo, protegió a los justos y castigo a los malvados. El mismo tenía ciertas falencias, pero no era ni por cerca igual a esos engendros. Los humanos que cometieron atrocidades en vida no merecían la salvación, usaron el regalo del existir para fines oscuros.

Guerras, pestes, asesinatos, violaciones, robos, difamaciones, violencia, canibalismo, adulterio, avaricia, ataques, holocaustos. 

Los humanos habían hecho todas esas cosas y muchas más, lastimando a personas inocentes y destruyendo el planeta que fue creado para que ellos prosperaran.

Adán sintió un profundo dolor en todo su ser al presenciar el mal que habitaba en la tierra, su antiguo hogar. Se sentía avergonzado. Su sangre, sus descendientes avergonzaban a su creador con sus viles actos llenos de pecado. Para él, era una falta de respeto hacia dios y algo que no podía aceptar. Esos hacedores de maldad no eran sus hijos, eran monstruos sedientos de oscuridad.

Sus hijos jamás harían algo como eso, ellos intentarían por todos los medios ayudar a las personas por más imposible que pareciera. Su verdadera sangre jamás cometerían sus mismos errores y en su lugar serían mejor día tras día.

Él... Simplemente, no podía ver a esos monstruos como sus hijos, negando cualquier cercanía sanguínea o espiritual que pudieran tener. Adán no era malo, o al menos creía que no lo era.

¿Qué nadie leyó el antiguo testamento?

Ahí se contaba como dios mismo, castigaba a los malvados de diferentes formas, ejemplos había varios como Sodoma y Gomorra, o el pueblo de Egipto con las 10 plagas. O la conquista de tierras por los israelitas en su nombre o el dichoso diluvio universal.

El creador no era malo por hacer todo eso, hizo lo correcto al castigar a esos malnacidos definitivamente. No dudo ni se cuestionó su grado de moralidad o alguna estupidez como esa, hizo el trabajo eficazmente y los resultados fueron estabilidad por un tiempo. Porque dios era tan misericordioso que siempre les daba oportunidades aunque no las merecieran, creyendo fielmente de que algún día todos encontrarían la paz interior y ascenderían hacia algo nuevo.

Tristemente, eso no se veía que pasaría pronto.

Lideraba las purgas anuales, exterminaba cada ser demoniaco que encontrara. No mentiría con negar que no le gustaba asesinarlos, era lo único emocionante que tenía en tanto tiempo. El pelear con quien fuera, el movimiento de su cuerpo, la brisa del aire al volar por los cielos. Era un hombre que tuvo que enfrentarse al mundo salvaje, su sistema no podía estar sin hacer nada.

Pero aun así y a pesar de eso, era la única forma que le quedaba para pedirle perdón al creador por su ineptitud y los pecados de su especie. Al matar a todos esos horribles seres creía que estaba limpiando a la creación y redimiéndose de algún modo.

No importaba si se manchaba las manos de sangre siempre que fuera la de violadores y asesinos.

No importaba si explotaba cuerpos de hipócritas y mentirosos.

No importaba si su mente y alma caían en un abismo infinito donde parecía nunca poder salir, siempre y cuando los justos y los verdaderos hijos del todopoderoso no tuvieran que llevar semejante carga.

Era el primer humano y como tal la humanidad era su responsabilidad, sus errores y actos pecaminosos eran sus fallas, la falla de la creación era en parte culpa suya por no haber protegido a Eva de ese maldito de Lucifer.

Necesitaba ser útil, quería ser de utilidad. Quería hacer algo grande, sentir que verdaderamente ayudaba con el plan del gran G.

¿Era mucho pedir? ¿Acaso no merecía sentirse libre? ¿Era realmente malo querer deshacerse del error?

https://youtu.be/z6_hnmDHl6o

(Ver el video completo)









FIN DE CAP

Les juro que creo que es el mejor capítulo que haya escrito hasta el momento, tanto por poder usar a Azrael como profundizar en Adam. Por cierto, gracias a mi pana El Oraculo por subir el video que compartí de Adam, merece ser visto por todos.

No sé cómo lo hice pero ojalas les gusté. Si es así denle estrellita y comenten.


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