6. Matrimonio
matrimonio
«Mi amor y mis deseos no han variado;
pero una palabra suya me
hará callar para siempre».
—Orgullo y prejuicio, Jane Austen.
LILITH SONRIÓ, observó complacida como Adán firmaba orgulloso el papel. No era complicado adivinar en qué estaba pensando el Primer Hombre, sus gestos expresivos lo delataban. Postura altanera, sonrisa ladina y el gesto puro de quien cree que a ganado en algún juego. Pero Adán es ingenuo, maravillosamente aún en tonto hombre joven que fue criado en el Edén. Detrás de toda la mierda había un rastro de inocencia.
Lo probaba en esa confianza ciega que deposito en Lilith.
—Ahora bien perra, ya está. El trato ya está hecho. —dijo Adán, dejando la pluma desaparecer en el aire.
La tinta negra resplandeció para luego sellar el trato, volviendolo genuino y totalmente inrrompible.
—Siempre es un placer hacer tratos contigo, querido. Larga vida a tus decisiones, larga vida al rey consorte. —añadió, sonriendo. Sus ojos brillaron en un tono peligroso.
Adán frunció las cejas. El pergamiento de pronto cambio las letras iniciales de su título, estaba bajo un concepto de magia glamur ahora, sin un disfraz las letras formaban: matrimonio. Los ojos del ángel se agradaron, sostuvo la hoja en sus manos donde con todas las de la ley del Cielo e Infierno se podía ver un acta de matrimonio entre Adán, con su firma tan felizmente entregada y al lado de su firma, estaba en un rojo fuerte junto a la estrella demoníaca la firma de Lucifer Morningstar.
—¡¿Qué mierda hiciste perra?! ¡¿Qué carajos te pasa?! —exclamó, el papel se arrugó en sus manos pero no se rompió.
Lilith alzó una mano, silenciandolo.
—Sencillo querido. Todo eso que paso en el Edén tuvo un propósito, Lucifer y yo hicimos un trato en ese entonces. A cambio de que él me entregará el poder que me merezco, yo le daría a él su más grande deseo. ¿Adivinas querido, qué deseaba Lucifer? —cuestionó, dándo vueltas lentas alrededor de Adán.
El ángel tragó saliva.
—Cómo si me importará lo que ese cabrón quisiera.
Ella soltó una risita suave, parándose al frente de él, le sostuvó el mentón.
—A ti. —dijo por fin. Las olas chocaron contra la arena. — Él te quería a ti, ¿y qué hiciste tú? Huir, lo hiciste desde el inicio y, lo hiciste después, ahora construyó un mundo donde ni siquiera Dios puede negarle tener lo que desea. ¡Y qué te puedo decir, soy una mujer de palabra! —exclamó lo último, haciendo una voz sonora, casi como una canción.
Adán negó. Por supuesto que esto debía ser una puta broma, una broma jodida de un par de enfermos salidos del Infierno.
—Pues que se joda, un papel puede decir muchas cosas, pero mi voz dice que no. Nunca, escuchame bien, nunca aceptaré esto. Puedes irte al Infierno tú y Lucifer.
Lilith rió.
—¿De dónde crees que vengo, querido?
Un chasquido de dedos hizo desaparecer a la mujer en un párpadeo, dejando la playa en solitario.
—🍎—
Sera suspiró afligida.
—Acabas de firmar una alianza matrimonial con el propósito de regular la población Infernal y, te juro que aprecio tu honorable sacrificio. De hecho considero que es un acto muy noble. —explicó Sera. Adán nunca se sintió más tonto escuchando y viviendo esta situación.— Pero...¿Adán de Morningstar? Es realmente un sacrificio enorme.
Los serafines a los costados asintieron, totalmente fascinados ante la entrega y devoción hacia las causas pérdidas.
Adán quiso insultarlos a todos, pero su orgullo era más grande como para admitir que había sido engañado.
—Claro, porque soy un tipo genial. Me encanta poner mi nombre en todo, ¡incluso en la cagada del Infierno! —sonrió, llevándose las manos a la cintura e inflando el pecho.
—Es momento de que hagas tus maletas, debes irte a donde perteneces, al lado de tu esposo.
Adán casi vómita. La injusticia del asunto ardida en su pecho, cuando viera a Lucifer le clavaría un puñal angelical en el pecho. Lo haría, claro que sí. Lute a su costado siguió observandolo confundida, pues ella había sido testigo de su odio hacia todo ser del Infierno, más aún, hacia el mismo Lucifer. Desde su posición donde no entendía tal giro de acontecimientos, solo le quedó seguir de acuerdo con Adán, el maestro que le asignaron al nacer.
Caminaron en silencio, las maletas del ángel estaban acomodadas en el pasillo del hogar que había tenido desde que ascendió al Cielo.
Para sorpresa de Adán, un portal apareció en medio del pasillo, dejando entre ver al otro lado paredes rojas y múltiples secciones de amarillo.
—Seguiré contactandote tetas chiquitas. —habló Adán en dirección de Lute. — Porque te juro que me voy a desahogar como no tienes idea de este cagón.
Cruzó el portal sin mirar atrás, apenas sus pies llegaron al piso alfombrado la abertura se cerró. Al frente, de aspecto elegante y de sonrisa extendida el ser más odiado de todos le estaba esperando.
—Por fin estás aquí.
—Vete a la mierda, todo es tú culpa. Te odio, te voy a odiar siempre. —susurró. A sabiendas de que el Cielo podía escuchar su miseria. — Podemos ser esposos, pero nunca te amaré.
Adán se sintió complacido al ver la expresión de Lucifer cambiar. La tristeza y el shock se veían bien en el bastardo que había arruinado sus días de eterna diversión en el Paraíso.
—Podemos vivir juntos, aún así que sepas que mis sentimientos son reales. Que tus palabras pueden destruirme.
—Te lo mereces cabrón. ¡Siempre te lo has merecido! Por mentiroso, por traidor, por hacer esto. ¿No fue suficiente con tener a mis esposas?
Lucifer negó.
—Ni creas esa mierda. Ellas se fueron por sus propias decisiones, yo no las tuve. Lilith y yo teniamos un trato, ahora cumplió su puta parte. Eva deseaba paz, obtuvo paz. ¿No entiendes? Tú eres para mi el verdadero causante de mi expulsión, mi deseo hacia a ti cego mi luz angelical.
Adán rió.
—De todas formas eres un egoísta. Me engañaste para casarme contigo.
—Una temporada aquí es ahora el paraíso si te tengo.
Adán decidió recurrir a la paciencia, quién sabía y después de todo podía quedar viudo. Sonrió con desgana, mostrando sus facciones humanas y expresivas. Esperaría la noche, la cual al llegar sembro asco en su interior al tener que dormir junto a la criatura que más odiaba. Pero la maravilla del acto fue, pese a convivir con el demonio, una situación inocente. En ropas de pijama, rescotado uno al lado del otro sin verse obligado —como supo muchas veces para su pesar, ocurrió en la Tierra—, a besar a Lucifer o a tocarlo. Sencillamente recibió un meláncolico "buenas noches". La cuchilla de acero angelical la sostuvo con fuerza entre sus manos, pero no hizo nada.
No lo mató cuando tuvo oportunidad de hacerlo, porque pese a que odiaba a su marido, pese a su odio hacia todos los hombres...Sintió que ante este hombre era débil. Porque este vil demonio, alguna vez fue el ángel que voló a su alrededor y que también lo dejó solo en el Edén. Ahora, dos siglos después de haber él muerto era complacido con la información de que siempre fue el motor de todos los planes. Sí Eva había comido la Fruta del Conocimiento, significaba que nunca existió la Fruta Prohibida, porque sencillamente era una metáfora.
—Adán esta prohibido, Luzbel. Él no puede ser besado ni tocado por tus manos manchadas en el deseo impío y sucio.
Lucifer dejó escapar un suspiro tembloroso, entre abrió los ojos viendo como suavemente Adán se recostaba otra vez en la cama, dándole la espalda. Lucifer volvió a cerrar los ojos, pensando que era un buen paso saber que su esposo decidió no clavarle un cuchillo en la garganta.
NOTA DE AUTORA: tremendo complot se armooo aaaa. Me dió vibes a drama de época, matrimonios concertados, enemies to lovers. Ay carajo ✨️una gran idea✨️
Gracias por leer💖 me fui por las ramas pero algo es algo😭.
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