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CAPÍTULO 26: BORIS WALSH


— ¿Y Walsh? — preguntó Priya mientras todos comíamos alrededor de la mesa.

Iba a ser nuestra última comida juntos, por la madrugada deberíamos irnos para acabar con todo. Estaba asustada.

— Ni idea, quizás no tenga hambre — respondí envolviendo los espaguetis en el tenedor.

— Es raro, siempre suele comer a esta hora, subiré a ver.

— Priya — la interrumpí —, dale su espacio.

La chica asintió y volvió a sentarse en la silla.

— Ethan, ha sido un placer ayudarte — él me miro confundido —. Sé que anoche no podías dormir y que mi presencia te relaja, cuando quieras podemos repetir — le guiñé el ojo.

Ethan se limitó a toser un poco de su agua y después fulminarme con la mirada.

¿Qué estás haciendo?

Meredith no entendía absolutamente nada de mi plan, pero si lo contaba, perdería su intriga.

Aiden apretó los puños y exhaló.

— Priya, a decir verdad me has caído muy bien — me dedicó una sonrisa —. Tú, Robert, no tanto, me compraste las compresas sin alas, ¿qué te pensabas?

Los hermanos rieron junto a Otis, los otros dos chicos se miraban, Aiden parecía hablar con Ethan con la mirada, este último quizás quería explicarle lo que había pasado, pero a mi percepción, era imposible.

Estuvimos un largo rato terminando de comer, después decidimos subir arriba para ir preparando las benditas maletas donde claramente llevaríamos las armas que con ayuda de Robert pudimos conseguir.

— Voy al servicio a por unas cosas — comenté a los demás, que estaban en la habitación de Priya ya que era la más grande.

— Yo también — respondió Aiden.

AIDEN

Entré junto a Lee al servicio, no tenía nada que hacer allí, pero necesitaba hablar con ella. No pensé en qué le iba a decir.

"¿Cómo te atreves a follarte a Ethan?"

Ella y yo no éramos nada, no tenía derecho a replicarle ninguna cosa que pudiese haber pasado entre ellos dos.

Abrió la puerta, nos quedamos paralizados. No sé qué pasó por su mente en aquel momento, ni cómo se tuvo que sentir a parte de destrozada, pero sé que nunca había visto nada tan gráfico.

La sangre de la bañera salía de esta, estaba rebosando. El cuerpo de Walsh, pálido y sin vida, yacía dentro.

Me acerqué a él, dando unos cortos pasos, pude ver sus muñecas, con sangre claramente.

Se ha suicidado.

¿Por qué lo hizo? Se le veía algo peor últimamente, pero no pensé que fuese a hacer algo así.

¿Qué coño te pasó, qué te hizo tomar esta decisión?

No me preocupaba el que él hubiese muerto, de hecho nunca tuve mucha relación con Boris, pero la idea de que Ethan pudo haber planeado esto era aterradora.

Veamos, Walsh había tenido algunos encuentros ni muy buenos con Ethan, no tenían tanta relación pero Boris siempre defendía a Lee, algo que probablemente le molestaba mucho. Quizás Walsh descubrió algo y a Ethan no le convenía que lo supiera. Quién sabe.

Me sacó de mis pensamientos la imagen de Heaven en el suelo, llorando. Fui corriendo hacia ella, me agaché y la atraje hacia mi pecho, no definitivamente no le pareció fácil asumir la muerte de su amigo.

HEAVEN

— Estaba dormido, necesitaba aprovechar ese momento para coger el collar. Así que entré en su habitación y lo tomé prestado... — me aclaré la voz y me auto-corregí — tomé lo que me pertenece, Alesha me lo dio a mi, no a Ethan.

Walsh suspiró al tiempo que se sentaba junto a mí.

— Está histérico, deberías haberlo visto.

— Tranquilo, te creo.

Fijó sus ojos en mis manos, donde aún sostenía aquella joya (la que me pertenecía, recalco). ¿Estaba de parte de Ethan? Si era así me dolería saberlo, así que preferiría ni preguntárselo.

— Es solo un collar.

Fruncí el ceño, él amaba a Alesha, no tenía sentido que le quitase importancia o valor a algo que ella me dio. Le estaban comiendo la cabeza, no podía ser cierto, él no era Walsh, no el que se enamoró de mi amiga.

— ¿Me estás jodiendo? Tú sabes lo mucho que puede significar.

— Quizás no tiene nada que ver, es un simple collar, Eav, nada más.

— Era de mi hermana.

Se levantó del sofá, aparentemente estresado.

— Supéralo, está muerta, Alesha, tu hermana y nosotros acabaremos muertos — los ojos se le cristalizaron — ¿¡Por qué te cuesta tanto entenderlo?! ¡Maldita sea, no van a volver!

— Lo sé.

— Pues entonces deja de lamentarte, de intentar buscar más respuestas de personas que no te las van a dar. ¡Yo también perdí todo, la perdí a ella! — sollozó, me levanté para abrazarlo y correspondió el gesto — La perdí para siempre.

Dolía saberlo, Walsh estaba roto por dentro y lo más probable era que no se recuperase, el daño ya estaba causado. ¿Merecía seguir sufriendo? Claro que no.

Había estado pensando en lo que me dijo Ethan, en asesinar a Priya, pero realmente ella era inocente, no lo merecía y todavía había esperanza, era joven, con un pasado extraño y horrible, sí, pero no tenía por qué afectar a su futuro. Ella debía continuar su vida, aprender a hacerla sola.

Walsh no, él ya estaba destrozado. Era frágil. Era tan débil como yo. Pero si se caía, no se levantaba. No merecía vivir esa vida, era inocente, joven, con un pasado duro y un futuro quebrado, roto. Merecía mucho más, pero no eso, no esa vida de mierda. ¿Cómo sería cargar con la muerte de la que iba a ser su pareja? No saldría de aquello. Merecía morir, por su bien.

— No va a volver.

— Tú puedes ir con ella — respondí.

Alzó la cabeza, confuso. Tardó unos segundos en darse cuenta, luego se apartó bruscamente de mí, haciendo que me tambalease.

— ¿Qué?

— Te ayudaré, te prometo que no dolerá, estarás con ella.

— Heaven, yo no quiero morir.

— ¿Prefieres vivir esta vida?

— No, pero... — lo interrumpí.

— No digas nada, no es necesario, confía en mí.

De nuevo, se quedó mirándome fijamente, supe que no confiaba en mí, pero tenía que hacerlo, debía hacerlo antes de morir, Alesha hubiese querido eso para él.

— No sufrirás, Walsh, podrás volver a verla y estar junto a Alesha para siempre, ¿sabes que esa posibilidad no la tiene casi nadie? Ahora yo te estoy ofreciendo una solución increíble, no la desperdicies.

Walsh, que estaba igual de asustado que antes — o incluso más — dudó antes de dar unos pasos hacia mí. Supe que aquello no estaba bien, que esa chica no era yo, porque nunca dejaría que nada malo le ocurriese y, aún así, le estaba ofreciendo una invitación a matarlo. No por su bien. Por el mío. Para sentirme preparada cuando tuviese que asesinar a Priya. Por eso, nada más.

— ¿Qué me harás? — su voz fue casi un susurro.

— Solo sígueme — ofrecí mi mano y él la tomó segundos después.

Los chicos estaban junto a Priya en el patio, probablemente intentando calmar a Ethan que sabía que yo claramente tenía el collar, pero era mejor que no dijese nada, o yo también diría todo.

Mientras subíamos las escaleras, noté como varias veces Walsh se paraba o me apretaba la mano más fuerte, clavando sus uñas en mis palmas, no me importaba.

— ¿Cómo lo vamos a hacer?

Reí levemente, me detuve en mitad de las escaleras y giré para verlo.

— Yo voy a hacerlo, Boris, tú no tendrás que hacer nada, solo relajarte — asintió con la cabeza.

Escuché la suave voz de Meredith, estaba...¿orgullosa? La verdad es que no tenía ni idea, sé que mi hermana nunca hubiese hecho algo así, ella no era tan sádica y mucho menos una asesina, en todo caso probablemente prefería tener un plan mucho más sofisticado, mucho más de su estilo pero que no conllevase una muerte.

Entramos al servicio, Boris antes de mí. Cerré la puerta con pestillo para que nadie nos interrumpiera.

Walsh observaba el servicio como si fuese la última vez que lo haría, yo en su lugar estaría atemorizada, él no, él se mostraba casi neutral. Ya ni si quiera se interponía a ma muerte, es más, la estaba aceptando o eso pude observar.

— Boris, ahora quiero que llenes hasta arriba la bañera —. Asintió y se dirigió hacia ella.

Me fui a los estantes y busqué las pastillas que solía tomar, me ayudaban a relajarme en situaciones de estrés, ya que no me ayudaba con la esquizofrenia estar alterada.

Me giré, Walsh estaba regulando el grifo, sonreí ante la imagen de él junto a Alesha metidos en la bañera jugando con la espuma como una pareja, como la pareja que podían haber sido.

— Ya está casi — avisó.

— Déjala unos segundos más, debe estar hasta arriba.

Asintió.

Me acerqué a él y le enseñé la pastilla que debía tomarse, después fijé mi vista en el agua de la bañera.

— Cuando estés dentro, tómala y visualízate junto a ella, ¿vale?

— Está bien.

— Recuerda, no te resistas.

Cogió la pastilla con seguridad.

— ¿Me quito la ropa?

Llevaba puesto un pijama blanco, fino y de manga larga. Walsh me comentó que siempre había sido bastante friolero y en las noches solía tener frío a menudo, por eso casi nunca dormía en manga corta. Al contrario que yo, que estaba en pantalón corto y camisa de tirantes.

— Déjate el pijama —. Respondí.

Cerró el grifo, el agua estaba rebosando. Fue a meterse, pero lo detuve, apoyé mi mano en su hombro.

— Walsh, siempre te querré, recuérdalo —. No dijo nada, aunque no me odiase, supuse que tampoco me quería en aquel momento, yo tampoco me estaría agradeciendo.

Se limitó a apartarse y hundirse en el agua, que le llegaba hasta la barbilla. Se tomó la pastilla y finalmente me dedicó una mirada triste.

— ¿Qué les dirás?

— Te suicidaste, yo te encontré.

Asintió, no era lo que él quería que hiciese, ¿verdad? Pero no podía hacer otra cosa, no les podía decir que yo lo había matado, ¿en qué lugar me dejaba aquello?

Y pensar que iba a matar a la misma persona que un día quise salvar en Coven. Pero era lo que yo quería, lo que debía hacer, lo que él en parte merecía.

— Yo también te recordaré... — sonreí —, pero nunca pensé que me ibas a matar tú.

— Yo tampoco lo imaginaba, créeme.

— Te haré un hueco en el infierno.

Reí.

Mereces ir allí. Tú misma sabes que no es solo una broma.

Lo sabía.

Me agaché y le sostuve el rostro entre mis manos, después, planté un beso sobre su frente, donde algunos mechones castaños le caían sobre la frente.

— Te quiero — dije.

— Te quise — respondió él.

Automáticamente, me puse de pie, apoyé ambas manos sobre su cabeza y unos segundos después lo empujé hacia abajo, sin que pudiese respirar. Supongo que por el instinto de supervivencia se estaba retorciendo bajo agua, pero lo esperaba peor, después de unos segundos se empezó a detener, hasta que finalmente el agua volvió a calmarse.

Está muerto.

Me metí junto a él en la bañera, a su lado, le cerré los ojos que en algún momento me miraron con cariño y lo abracé. Estuve allí hasta que el agua se volvió fría y mis dedos estaban arrugados.

— Ahora te queda la parte más difícil — Meredith, desde el lavabo me estaba aplaudiendo con orgullo en el rostro — ya sabes.

Suspiré, sí que era la peor parte, definitivamente. Cogí el cuchillo e hice varios cortes lo suficientemente profundos para que pudiese haberse desangrado, después dejé el cuchillo dentro del agua y le di un último beso en la frente a Walsh.

— Bien hecho, Ada — fue lo que me dijo Meredith antes de que saliese del baño para cambiarme.

"Era de noche, y la lluvia caía; y cayendo, era lluvia, pero, habiendo caído, era sangre."

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