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14

[Nota: este capítulo estará en su mayoría narrado en presente, al igual que algunos otros, lo hago para que haya más tensión ;)]

CAPÍTULO 14: 1, 2, 3…¡ACCIÓN!

Eran las cuatro am cuando todo comenzó. Yo estaba durmiendo cuando lo escuché. Un profesor una vez me dijo que hay un momento en nuestra vida en el que todo cambia, a mejor o a peor, pero cambia y eso era inevitable, porque nosotros no buscamos un futuro, el futuro nos busca a nosotros. La línea entre decidir y no tener opción es más fina de lo que pensamos, porque al fin y al cabo, nunca tenemos elección, porque cuando decidimos lo hacemos de alguna manera obligados. La simple palabra lo dice: decidir. Aunque no queramos, no tenemos opción. Algunas cosas a veces nos parecen tan diferentes, pero realmente acaban siendo lo mismo.

Yo no tuve elección, era eso o morir.

Hay un ruido que no para de sonar, es como una sirena o alarma.Abro mis ojos lentamente, todavía es de madrugada, lo sé por la luz de la noche. Entonces, si no es el toque, ¿qué es?

Me froto los ojos intentando recuperar la vista del todo, mi habitación está bastante oscura pero reconozco una figura al lado de la puerta. ¿Estoy soñando?

—¿Qué coño? — digo algo asustada.

La persona se acerca a mí, pero no retrocedo ni me levanto, todavía no sé si esto es real.

En cuanto se pone al lado de la ventana, por donde entra algo de luz, confirmo que sí está sucediendo. Aiden está bastante agitado, me sostiene por los hombros y habla.

— Nate nos ha encontrado, tenemos que irnos — mi piel se eriza y un escalofrío me recorre la espalda.

—¿Cómo? ¡Qué coño está pasando! — rápidamente me tapa la boca.

—Dios, ¿qué no entiendes de que nos va a matar si no nos vamos?

Estoy asustada, creo que nunca en mi vida lo he estado más, ni si quiera cuando apagaba la luz y corría hacia mi habitación para que el monstruo imaginario no me destripase.

—Pero…podemos quedarnos aquí, la puerta es segura y no nos pasará nada si nos escondemos — miro hacia todos lados — debajo de la cama por ejemplo.

Aiden voltea los ojos y suspira.

—Sé que tienes miedo pero si nos quedamos aquí antes o después nos encontrará y eso va a ser todavía peor.

Me gustaría replicar como cuando era pequeña y no quería comer puchero, pero esto es mucho más que eso evidentemente.

Asiento, no tengo otra opción.

De pronto alguien comienza a hablar a través del micrófono que comunica a todo el psiquiátrico, parece algún enfermero o guardia de seguridad.

"Atención, todos los pacientes deberán estar en sus habitaciones, queda totalmente prohibido salir" se repite varias veces.

—Eso significa que han entrado al psiquiátrico — dice Aiden.

— ¿Cómo lo sabes?

— Porque sucedió una vez.

Aiden va vestido como los guardias de seguridad, con la diferencia de que trae puesto un chaleco antibalas. Lleva un cinturón donde están dos pistolas, una porra y algo que parece un walkie-talkie, la verdad no lo veo claro debido a la poca luz.

—Vamos — me hace un gesto para que me acerque a la puerta.

— No tengo las zapatillas.

Voy con el traje del psiquiátrico y unos calcetines negros (Heaven Lee no es Heaven Lee sin sus calcetines a todas horas), rápidamente intento buscar mis zapatillas, pero no las encuentro, probablemente están bajo la cama.

— No tenemos tiempo, Lee — Aiden me sostiene de la muñeca y salimos hacia el pasillo, no hay ni un solo guardia y todo está oscuro — no puedes hacer ruido, ¿vale?

Asiento y andamos pegados a la pared lentamente. Por la dirección creo que vamos con Olivia, es el único camino.

Se escucha un disparo.

Y luego otro.

Aiden y yo giramos la cabeza, un hombre vestido de negro con un pasamontañas nos está siguiendo.

—Corre.

Corremos rápidamente pero nos siguen disparando. Él y yo nos escondemos tras una pared, la dirección opuesta a la sala de Olivia. Aiden saca una pistola y comienza a disparar, pero no le da porque nos siguen apuntando, parece que hay más personas.

El chico asoma la cabeza y un disparo llega, por suerte no choca contra el ya que rápidamente lo atraigo hacia mí.

—¿Estás loco? — le digo.

—Déjame a mí, soy el que sabe Lee — dice mirándome como si yo no fuese nadie.

Estás muy equivocado.

Cuando era algo más pequeña mi padre y yo íbamos a cazar, yo siempre apuntaba y daba justo donde quería.

Cojo otra de las pistolas que tiene Aiden y salgo de aquella pared, hay dos hombres pero dejan de disparar.

Pobres, ¿no han escuchado que un demonio se oculta tras un ángel?

Disparo al primer hombre, la bala da justo en el centro de su cabeza, eso alerta al segundo, el cual no duda en dispararme, pero su puntería es demasiado mala, así que logro que otra bala llegue directa a su pecho.

Muerte instantánea.

Me giro hacia Aiden, el cual está sorprendido por mi habilidades.

— ¿Qué decías? — le digo, él se ríe y me hace una seña para que avancemos.

Ahora volvemos a la dirección principal: la sala de Olivia.

Avanzamos por el pasillo pero le hago una seña a Aiden para que se detenga.

— Algo pasa aquí — digo — es extraño que no tengamos a cuarenta hombres queriendo meternos un tiro por el culo.

—No nos quieren matar — Aiden continúa caminando — quieren llevarnos junto a Nate y él mismo lo hará.

Sigo a Aiden, eso tiene sentido pero de igual manera es extraño.

— Igualmente deberían seguirnos ahora mismo.

El chico me ignora y decido rendirme porque sé que nada lo detendrá. Nada menos el grito que se escucha, es de una mujer y viene de Olivia, estoy segura.

Aiden y yo cruzamos miradas, sé lo que quiere que hagamos.

—Corre Lee, tenemos que salvarla.

Y allí estamos dos adolescentes, corriendo por los pasillos de un psiquiátrico con dos pistolas e intentando salvar la vida de una persona. Cuantas vueltas da la vida.

— Aiden — me detengo en seco, estoy hiperventilando, nunca se me ha dado bien el deporte — no puedo.

—Queda muy poco — me agarra la muñeca pero no cedo.

— Ve tú, tienes que salvarla.

—No te voy a dejar sola.

— Puedo cuidar de mí misma, pero Olivia no tiene nada para defenderse.

Aiden suspira y me da un paquete con balas.

—No dudes en volver a disparar.

Se va corriendo pero me mira varias veces, me limito a sonreírle en modo de “tranquilo, probablemente muera pero no te preocupes, ya quería morir de todas formas”.

Me pego a una pared y ando lentamente, mirando a todos lados para asegurarme de que todo está bien. De pronto mi calcetín se humedece, miro al suelo y es…sangre. Cómo no. Parece como si hubiesen desplazado a alguien, pues no es un charco, sino una línea discontínua.

Veamos, seguir el plan de Aiden y salir con vida o averiguar de dónde proviene la sangre. Porque si no es mía ni de él y Olivia está en su sala, ¿de quién iba a ser? Los pacientes — los cuales deben estar aterrados — están en sus dormitorios encerrados.

Yo nunca fui de romper las reglas pero…ya había matado a dos personas, era una jodida asesina.

Sigo la sangre, esta se dirige hacia un pasillo donde están las escaleras que llevan al sótano. Nunca he bajado allí pero varias veces he visto a guardias o enfermeros ir, según Patricia es un almacén donde guardan cosas, por obvias razones cuando se lo he preguntado siempre me ha dicho lo mismo: “no puedo darte más información, es la política”. A mí me bastaba conque no hubiese ningún muerto.

Abro la puerta, no está cerrada con cerrojo como esperaba. Está oscuro pero puedo visualizar luz al final de las escaleras, así que bajo intentando no hacer ruido ni tropezar.

¿Qué habrá pasado?

Lo descubro cuando veo el cuerpo de un guarda en el suelo. Tiene la garganta rajada y hay sangre en las paredes, como si el ataque hubiese sido tan fuerte que la sangre salpicó hacia todos lados.

Mi piel se congela por segunda vez en el día. Había matado a dos personas, pero nunca había visto un asesinato así. Me caigo al suelo y comienzo a hiperventilar de nuevo, el aire no llega a mis pulmones y eso parece llamar la atención del asesino, que se acerca hacia mí después de aparecer de detrás de una estantería.

— No puedo… — sigo hiperventilando y el chico me sostiene por lo hombros.

Mi vista está algo borrosa y no puedo detallar al asesino.

—¿Aiden?

Aiden

Como ya sabéis, el hijo de puta de Nate Gram, más conocido como asesino, manipulador, raptor de niños, cabrón de mierda, jode vidas, ha venido a por mí y Lee.

¿Por qué? Pues porque nos ha descubierto, quizás siempre lo ha sabido y nosotros simplemente hemos sido un intento fallido de Rambo.

Estoy corriendo por aquel largo y oscuro pasillo hasta que me detengo enfrente de la puerta, está cerrada pero parece no tener la llave, por lo que simplemente tengo que coger el pomo, girarlo y, en caso de tener suerte, no encontrare a nadie, por el otro lado…encontrarme lo peor.

Olivia es un obstáculo hasta para mí, podría delatarme en cualquier momento y joder mi plan, de esa forma ella se ganaría el respeto de Nate y conseguiría que yo acabase en la cárcel, porque sí, además de saber lo de la organización, esa mujer sabe mucho más sobre mi pasado, sobre cómo terminé aquí, ella sabe todos y cada uno de mis errores. Pese a eso, es una buena mujer que hace lo que puede por salvarse, y si eso implica arruinarle la vida al causante de sus problemas, estoy seguro de que no dudará ni un momento.

Es buena, no gilipollas.

Suspiro.

Esto lo hago sobre todo por ti, Lee. Sé que sería algo duro perderla a ella también, pero permíteme decirte que igualmente, esa mujer acabará mal, de un modo u otro, Nate se encargará de ella, tarde o temprano. Una vez que te metes en el fuego, te quemas, ¿cierto? Y eso es irreversible.

Tomo aquel pomo, lo giro y para mi desgracia, está abierta. Abro la puerta léntamente, sosteniendo mi pistola en la mano derecha.

El panorama es el siguiente.

Olivia Charles, mujer de treinta años, cabello rubio y ojos verdosos. Vivienda en Canadá pero Europea nativa. No tiene marido y tampoco parece estar en una relación, pues su cara de amargada sedienta de tener novio la delata.
Causa de la muerte: desangramiento por disparo en el vientre.

Probablemente le quedan unos veinte minutos antes de que su cuerpo se paralice y entre en un estado de…fallecimiento.

Olivia se encuentra tumbada en el suelo, boca arriba y con una mano ligeramente apoyada en la herida. Parece estar sufriendo, pues empieza a hiperventilar ya que el aire no llega bien.

Perdón, me he confundido.

Causa de la muerte: desangramiento o posible ahogamiento por disparo en el lado izquierdo del abdomen, posiblemente la bala no tiene orificio de salida (eso es malo) y ha rozado o está cerca del pulmón.

Seguramente a atravesado algún órgano o ha roto alguna de sus costillas, si es que una bala puede hacer eso, ya que soy un chico de dieciocho que todavía no ha estudiado ninguna carrera, no un médico.

Apunto con el arma a cada uno de los seis hombres encapuchados que hay.

— Os puedo matar a todos, no queremos eso, ¿cierto? — digo, con una voz retándoles.

Solo tengo dieciocho.

Todos los hombres sacan una pistola y me apuntan a mí.

—A ella ya le queda poco — le da una patada en el abdomen a Olivia, ella se queja mientras veo como las lágrimas salen de sus ojos — podemos hacer que tu sufras mucho más.

— ¿Qué queréis? — en realidad lo sé a la perfección, pero necesito hacer tiempo antes de que llegue Lee.

Otro hombre de ojos negros habla.

—Tú y la otra chica os venís con nosotros.

—Voy yo, ella se queda — le digo.

Él ríe y los demás hacen lo mismo, es una carcajada de "niñato, ¿Quién te crees que eres?"

—No me has entendido — se acerca a mí y me apunta a la cabeza — no te lo estaba preguntando.

De pronto unas de las ventanas se rompe por el impacto de una bala, al no ser ninguna de las habitaciones donde se reúnen varios pacientes, las ventanas no tienen rejas, son simples ventanas como las que tienes en tu casa.

Y allí la veo, aquella chica que me cautiva con su mirada: Heaven Lee. Subiendo con una escopeta en su mano, seguida de Otis, el cuál lleva dos pistolas.

— De rodillas — le dice al hombre que estaba cerca de mí mientras lo apunta por detrás.

— No voy a hacer caso a una niñita — dice en tono de burla.

—Qué pena que no estaba preguntándolo.

Dispara, la sangre mancha algo su rostro pero parece no importarle, de hecho ninguno le damos importancia.

Otis le pega con el codo en la garganta a unos de los hombres que quería dispararle por detrás, después le da una patada en el vientre y le da con su puño en la mejilla de este, finalmente le pega un tiro en la cabeza.

Uno de los hombres me intenta pegar un puñetazo, pero agarro su muñeca y la tuerzo, provocando que suene un crujido y que este empiece a gritar. Lo estampo contra la pared y le pego en el vientre, después me deshago de él con un tiro en uno de sus pulmones. Supongo que necesité que sintiese lo que Olivia estaba sintiendo, pues ese era el que le había pegado una patada a ella.

Me sorprende la habilidad que tiene Heaven para hacer esto, es como si fuese otra persona, no tiene piedad, no siente culpa ni remordimientos y lo hace como si fuese natural. De hecho, confirmo que pelea mucho mejor que nosotros, ella no necesita disfrutar cada golpe, ella usa una técnica, rápida, a veces indolora y otras no tanto y se deshace de quien quiera.

Dos hombres la atacan, uno la coge le los brazos y otro le da una bofetada, pero ella no se rinde, con un rápido movimiento, se echa hacia atrás cayendo sobre la mesa de Olivia, pega una patada en el rostro del atacante de delante y le da con el codo en la nariz a que está debajo de ella. La bala atraviesa primero la cabeza del hombre encima de la mesa y después el cuello del otro.

De los otros dos hombres nos encargamos mientras tanto Otis y yo.

Aquí hago una pausa. Digamos que mi amigo sabía lo de la organización, necesitaba su ayuda para poder escapar de aquí y él aceptó aún sabiendo que aunque te metieses ya no ibas a salir, pero daría mi vida por él, así que mientras siga vivo, no le pasará nada. No es que me haya enamorado, es que fue mi culpa y no quiero que termine como Olivia.

Hablando de ella…

—¡Olivia! — Lee va directa hacia ella, que ahora está con los ojos casi cerrados — aguanta un poco más — sostiene su rostro y le da un suave beso en la frente.

Cruzo una mirada con Otis, ambos sabemos que una vez que entras en ese periodo, no hay vuelta atrás.

Lee llora, esto es demasiado difícil.

— Eav — logra decir Olivia con un hilo de voz — prométeme que te cuidarás.

Ella asiente sollozando y agarra la mano de Olivia.

— Te lo prometo — su voz se rompe — pero tú también estarás.

—No… no puedo — más lágrimas salen de sus ojos — tienes que ser fuerte y…no te fíes de nadie.

— No seas así, Olivia… por favor — Lee agacha la cabeza.

—Adiós, pequeña.

—No…espera, no por favor — pero es tarde, Olivia tiene sus ojos cerrados, su última lágrima se desliza por su rostro, la chica la abraza y después la deja suavemente sobre el suelo.

Supongo que tú siempre cuidaste de nosotros, pero nadie te cuidó a ti. Adiós Olivia Charles.

Me acerco despacio hacia Lee, la cual aún sigue de rodillas junto al cuerpo de Olivia, le sostiene la mano y las lágrimas no cesan.

Pongo mi mano en su hombro y ella solloza aún más.

—¿Por qué Olivia? — me pregunta.

Simple, la descubrieron, como a las otras chicas con Olivia pasó lo mismo. Ella probablemente haya visitado algún lugar o a alguien. Si no borras bien tu rastro, por mucho que intentes huir el monstruo te terminará cogiendo.

Pero Lee, al igual que con Triss, necesita algo de apoyo emocional.

—Fue mi culpa — ella gira su rostro hacia mí y hace una mueca de confusión — yo, de alguna manera la metí en todo esto y no supe protegerla.

La chica agacha nuevamente su cabeza, suelta la mano de Olivia y nos da una mirada a Otis y a mí.

—Nada de esto es vuestra culpa, ni si quiera es la mía — se seca las lágrimas con su manga — todo es culpa de ese hijo de puta.

La abrazo y ella entierra su rostro en mi cuello, sé que es lo que necesita, ese soplo de aire frío que le brinde estabilidad emocional, que le solucione sus problemas y la ayude a levantarse cuando caiga.

—Aiden — interrumpe Otis — hay que irse.

Lee y yo nos separamos y nos levantamos del suelo. Ahora necesitábamos salir de ese maldito psiquiátrico y reunirnos con Ethan.

—Tenemos que salir por la puerta trasera, es lo más seguro — digo.

Salir por la ventana es peligroso. Ellos habían entrado gracias a una gran escalera en el balcón de la sala de reuniones entre el personal, si usas la escalera, puedes subir fácilmente hasta la ventana. Por si os lo preguntáis, la escalera la trajo Ethan una noche, decidí esconderla en el sótano ya que rara vez se entra allí y yo se lo dije a Otis.

—Ya sé que es peligroso salir por la ventana, Aiden — me dice mi amigo — pero es mucho mejor que salir por la puerta.

— Tiene razón — Lee me mira directamente a lo ojos, su cara está un poco roja por haber llorado y su tono todavía no está bien del todo, suena rota.

Suspiro.

—Bien, de todos modos no creo que haya elección.

****
Admito que me dio pena matar a Olivia, en un principio no tenía planeado su muerte, pero siento que las cosas tendrán mucho más sentido si ella muere (todavía no se entiende el por qué, pero pronto)

En fin...me ayudas mucho votando y comentando qué te pareció ;)

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—Se despide, Lau.

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