Capítulo 8
Erick
A medida que la figura de Theo se va alejando, mi corazón late con más fuerza.
Realmente, tenía la pequeña esperanza que, aún si no fuera Joel, no fuera como ellos.
Un cobarde que no duda en dejarme solo cuando más lo necesito.
—Vaya, al parecer no es tu día de suerte —Expresa Jayo Vera.
Siento una lágrima caer por mi mejilla, mientras me tenso aún más.
Cierro los ojos, esperando el dolor llegar, y cuando escucho el disparo, siento como si el momento donde ves toda tu vida pasar delante de tus ojos estuviera a punto de llegar.
Sin embargo, ese momento no llegó.
Escucho a Jayo Vera gritar de dolor, mientras aquella arma cae al suelo.
Abro los ojos observándole, su mano sangra y tambalea.
Intento zafarme del agarre de la soga, moviéndome en la silla, pero se me vuelve imposible, y lo único que siento es dolor.
—Tu... —Expresa Jayo Vera, mirando detrás de mí.
—Te mueves y no demoraré en dispararte a la cabeza —Suelta aquella voz a mis espaldas.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al reconocer aquella voz.
Y... ¿cómo no lo haría? Aquella persona fue mi amigo en algún momento, y me aterraba no saber de su paradero; creí que algo malo le había sucedido, y contraté a varios detectives para saber de él, sin embargo no hubo resultados.
Siento alivio, pero asombro al ver aquella acción de su parte.
—Me la pagarás —Dice el padre de Johann, sintiendo dolor en la palma de su mano, justo donde recibió aquella bala.
Noto como intenta moverse hacia el arma y el segundo disparo es efectuado.
Jayo Vera frena de golpe, mientras siento mi cuerpo temblar al escuchar dicho disparo justo a mi lado.
Yoandri dispara al suelo, cercano a la otra mano de Jayo. Su mensaje era claro, esto era solo una advertencia.
—Deja esa arma allí y vete de aquí si no quieres acabar muerto justo ahora —Expresa Yoandri, colocándose a mi lado.
Su vestimenta y cabello negro es lo primero que me llama la atención. El chico se mantiene seguro de sí mismo, apuntando con aquella arma.
Las facciones de su rostro se encuentran mucho más marcadas, al igual que su figura. Él ha estado entrenando en este tiempo.
Pero... ¿cómo llegó aquí? ¿por qué ahora?
Me observa de reojo un segundo, mientras Jayo Vera procede a levantarse rápidamente y alejarse del lugar, dejando aquella arma en el suelo, justo como Yoandri había pedido.
El chico no tarda en comenzar a desatarme, sin embargo, no emite ningún otro ruído.
Él... ha cambiado mucho.
No me sonríe, ni siquiera pregunta si me encuentro bien.
Noto como toma la pistola del suelo con su otra mano y se la guarda.
Me mantengo allí, sentado en la silla, mientras noto como me da la espalda.
Cuando se gira sobre sus talones, es cuando por fin nuestras miradas se cruzan.
Siento un escalofrío al notar sus ojos, se encuentran vacíos, sin ninguna emoción en particular.
No noto ni una pizca de alegría.
Sin embargo, la acción se me hace imposible de evitar.
Rápidamente me levanto y me muevo hacia él, abrazándole.
Yoandri parece sorprenderse por un momento, aunque termina cediendo y correspondiendo aquella acción a medida que pasa el tiempo.
Supongo que aún queda algo del Yoandri de antes en él.
—¿Dónde demonios estabas? —Cuestiono.
Yoandri termina el abrazo lentamente, y me observa fijamente.
—Es una larga historia —Admite sonriendo de lado, para luego volver a estar serio—. La prioridad ahora es sacarte de aquí, ¿no crees?
Asiento con la cabeza, suspirando con la situación.
Realmente, hace mucho tiempo que no vivía una situación donde mi vida corriera peligro. Pero... con la aparición de Theo, todo se ha descontrolado y puesto de cabeza nuevamente.
Él... ¿realmente me dejó atrás? ¿qué demonios le pasa? Es decir, aún si no fuera Joel, me dejó aquí, a punto de morir.
Ni siquiera se forzó en calmar la situación.
Sin embargo, una duda aparece en mi mente y ahora no puedo más que desconfiar mientras me muevo justo detrás de Yoandri.
—¿Cómo llegaste aquí? —Pregunto.
Es decir, si Jayo llamó a Theo, ¿cómo es que Yoandri se enteró de lo sucedido? ¿Él le avisó?
El chico se mantiene en silencio y ambos nos movemos hacia un vehículo que se encontraba del lado al cual Jayo se dirigió para irse.
Seguramente él será curado y le quitará la bala algún médico personal, realmente no creo que irá al hospital, eso solo provocaría que todos los periodistas se le acercasen preguntando por lo sucedido.
Me adentro en la camioneta negra de Yoandri y el chico se coloca el cinturón a penas sube.
Al momento que me coloco el mío y el vehículo comienza a moverse, todavía tengo escalofríos recorriendo mi cuerpo, mis manos y piernas tiemblan.
La desconfianza se hace presente por el silencio de Yoandri.
Supongo que... antes, años atrás, en un momento me había acostumbrado a aquella adrenalina y no media realmente el peligro.
Pero ahora sí lo hago y eso me aterra.
No quiero morir de esta manera.
El viaje por una carretera desconocida comienza, y el ambiente entre ambos parece volverse mucho más tenso.
¿Qué puedo decirle? No sé qué ha sido de su vida en estos años, y ahora que le observo, es como si fuera una persona completamente diferente.
Porque... a fin y al cabo, lo que le sucedió en el pasado terminó afectando mucho su persona.
—Te estaba siguiendo —Suelta de repente.
Alzo el ceño, mirándole.
Yoandri suspira.
—Estaba en el estacionamiento cuando ocurrió, vi como te metieron a aquella camioneta y decidí seguir para ver a dónde te llevaban —Admite con seriedad—. Desde que apareció Theo, en mi cabeza no ha parado de rondar el hecho de que tú corres peligro nuevamente, ya que el parecido entre él y Joel... es realmente asombroso.
Asiento con la cabeza, aunque algo confundido... ¿por qué esperó hasta que me traigan aquí para hacer algo?
—Sé lo que piensas, y es simple. No podía ayudarte en pleno estacionamiento, tenía que hacer que aquel hombre bajara la guardia. Me sorprendió cuando vi a Theo aparecer, supongo que te usaron como carnada para ello, aunque a él... no pareció importarle mucho —Suelta, asiento bufando.
—No le importaba si me asesinaban allí o no. Pero... hay algo que aún sigue en mi cabeza, ¿por qué se parece tanto a Joel? Es decir, ¿cómo es posible? —Expreso, Yoandri mantiene la vista al frente y espera que prosiga—. Siento que una parte de mí quiere creer aún que sea Joel, pero vi su cuerpo en el pasado... ese momento aún lo recuerdo a la perfección.
Y realmente no miento, recuerdo haber tocado el cadáver de Joel, como el mismo se encontraba frío e intenté reanimarlo.
Me negué mucho tiempo por su muerte, y cuando creí haber mejorado, aparece Theo y pone todo de cabeza una vez más.
—No puedes aferrarte a la idea de que es él y andar despreocupado pensando que siempre irá a salvarte —Suelta de repente.
Aquellas palabras golpean mi pecho, pero... supongo que es cierto. Theo no daría ni la mitad que Joel dio por mí en el pasado.
—Joel... siempre será un lindo recuerdo para ti, ¿no lo crees? —Indaga.
Me mantengo en silencio y miro por la ventana, viendo como varios árboles se hacen presentes mientras nos movemos por una especie de bosque.
Han pasado varios minutos desde que el viaje comenzó, pero aquel último comentario por parte del chico me ha llevado a varios momentos años atrás.
Más que un lindo recuerdo, siento que él para mí fue una estrella fugaz.
Cuando más le necesitaba, apareció para mí, me iluminó con su sonrisa y comentarios sarcásticos, pero... como toda estrella fugaz, debió irse en un abrir y cerrar de ojos, volviendo todo oscuro nuevamente.
Él me ayudó a salvar a mi familia, pero dejó un vacío nuevo en mí, ya que, sin admitirlo del todo, él se había vuelto parte de esta también.
De reojo vuelvo a observar al chico, quien parece darse cuenta de ello y también lo hace.
No puedo no preguntarle.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —Suelto sin más.
Yoandri suspira, mientras gira nuevamente el vehículo.
Y es en ese momento, que decide frenar.
Alzo el ceño al observar aquella casa escondida entre los árboles.
Desde donde estamos, en el camino de tierra, hay una subida de escalones blancos.
Logro divisar que, la misma es de dos pisos, con un gran ventanal en el segundo.
Y es allí donde alzo el ceño al notar la figura de un hombre con traje de espaldas.
—Es una larga historia —Admite, para luego quitarse el cinturón y bajar del vehículo.
Le sigo, haciendo exactamente lo mismo.
Comienzo a subir los pocos escalones blancos junto a Yoandri, mientras regreso la mirada al ventanal del segundo piso, aunque... esta vez, dicho hombre ya no estaba.
Caminamos por un patio bastante cuidado a pesar de que esto se encuentra en pleno bosque escondido, y luego cuando nos dirigimos a la puerta con solo observar la misma ya me doy cuenta de la calidad de la misma.
Es en ese momento, que una vez más observo a Yoandri.
Su vehículo atrás también era bastante caro, recuerdo haber buscado dicho modelo tiempo atrás.
Es decir... ¿Yoandri realmente tiene este dinero? ¿cómo lo consiguió?
El chico abre la puerta y escuchamos el ruído de una rama romperse justo detrás nuestro.
Nos giramos al mismo momento y allí le veo.
Un chico de descendencia asiática nos observa.
—Regresaste —Suelta, mirando a Yoandri.
Noto como el mismo asiente con la cabeza con seriedad.
—Entra, Erick —Pide—. Me quedaré un rato con Iván aquí afuera, alguien está esperándote allí.
Asiento con la cabeza, mirándolos a ambos.
Cuando me adentro al lugar, la puerta se cierra.
Observo los cuadros y la decoración facinado, y me muevo por aquella gran sala blanca.
Es en ese entonces, que vuelvo a notar a aquella figura de espaldas a mí.
Mi corazón late con fuerza, sintiendo un escalofrio recorrer mi cuerpo mediante piso acercándome a él.
Se mantiene mirando gran cuadro donde está retratado el hotel visto desde afuera bastante entretenido.
Hasta que... se gira y siento como todo mi mundo diera vueltas.
Aquella persona que no he visto en años aparece, y todo me da a entender que si decidió aparecer frente a mí, es porque esto es solamente el comienzo.
Ya no habrá paz en el hotel.
Noto como una leve sonrisa se cuela en su rostro, mientras camina hacia mí utilizando aquel traje negro realmente llamativo en esta casa blanca.
Y... cuando lo tengo justo enfrente de mí, no puedo evitar decir su nombre.
—Gabriel...
♦️♦️♦️
Theo
Dejar allí a Erick no es algo de mi agrado a decir verdad.
Mientras más me alejo, más duele.
Pero... no puedo ser flexible, él no puede si quiera saber que me encuentro vivo, que soy Joel. Ya que sospeche es algo peligroso.
Porque si Erick supiera que soy el chico de su pasado, trataría de protegerme, se preocuparía mucho más por mí.
Y, sinceramente, no necesito eso ahora.
No sabiendo que mi principal enemigo es su padre.
Cuando regreso al hotel, suelto un suspiro caminando por los pasillos del mismo.
Aún hay varios reporteros afuera, queriendo alguna entrevista de mi parte.
Sin embargo, aún no es el momento para ello.
Sonrío al notar a Carlos de Jesús en la misma.
Con la cabeza me señala que le siga, y no tardo en moverme justo detrás de él.
Llegamos a un pasillo bastante aislado, donde muy pocas personas concurren, ya que se encuentra justo al lado del sector donde guardan los productos de limpieza.
A penas llegamos allí, el hombre empuja mi cuerpo hacia la pared.
Siento su brazo apretar mi cuello.
Se encuentra enfadado.
—¿Qué demonios quieres? —Pregunta enfadado.
Sonrío, señandole con la mirada que una limpiadora se está acercando.
El hombre se separa de mí rápidamente, y me observa con seriedad.
Río por debajo.
—Veo que estás bastante nervioso —Admito—. ¿Qué hice hasta ahora? Creo que nada.
—No te quieras hacer el inocente, Joel —Suelta.
Mi sonrisa se desvanece al instante, y me mantengo serio frente a él.
—Deja de nombrarlo, no soy él. Sin embargo, tienes mucha insistencia con ello, ¿no es así? Tal vez porque Joel causó mucho miedo en ti —Expreso, moviéndome para quedar justo a centimetros de él—. Porque Joel sabía perfectamente la mierda que eres.
—Él mató a mi hijo —Expresa Carlos, con los ojos llenos de ira.
—¿Enserio crees eso? —Pregunto, riendo por debajo—. Mira, no estuve presente cuando aquello ocurrió, pero viendo todo el panorama, ¿no crees que tienes más de un solo enemigo?
Carlos se mantiene en silencio, como si no quisiera aceptar aquello, ni siquiera pensar en el tema.
Sin embargo al abrir aquella duda en él, estoy seguro que comenzará más a desconfiar de su entorno.
—De todas formas, me trajiste hacia aquí por la policía, ¿no es así? —Expreso.
Carlos bufa.
—No tengo nada que ocultar —Admite.
Río por debajo.
—Hipócrita —Suelto.
Noto como la empleada aparece, y nos observa a ambos atenta, para luego pasar rápidamente por nuestro lado y entrar por la puerta donde se encuentran los productos de limpieza.
—¿Hipócrita yo? —Expresa, sonriente—. Tú desapareciste años, fingiendo tu muerte.
—Ustedes los mataron, ¿crees que no lo sé? —Suelto sin más.
Carlos se mantiene serio.
—No descansaré hasta que paguen por lo que hicieron —Admito—. Todos ustedes merecen lo peor.
»Tú mataste a mis padres y la vida decidió quitarte a tu hijo, ¿no crees que más bien fue el karma?
El hombre delante de mí no duda en agarrarme nuevamente, enfurecido.
Sin embargo, trata de calmarse cuando la puerta del sector de limpieza se vuelve a abrir y una mujer sale de allí.
Me muevo lentamente, alejándome de él.
—Theo —Suelta, me giro para mirarle—. Dijiste que no descansarías hasta hacernos pagar, ¿no? Pues... en algún momento te vas a terminar de cansar.
Sonrío de lado.
—Entonces tendré que hacerlo antes de eso, ¿no lo crees?
Oh shit, here we go again.
Holi, ¿cómo han estado?
Yo ahora estoy bastante mejor, por suerte <3
Han pasado varias cosas en este tiempo, probablemente se las cuente en el tablero de mensajes, porque no quiero llenar mucho aquí.
Tuve que dejar la plataforma por mucho tiempo para volver a encontrarme a mí mismo, había comenzado a desconfiar hasta de lo que plasmaba aquí y eso ya no se sentía bien.
A partir de ahora, quiero mostrar una faceta más madura de mí mismo en mis historias ♡
Nos leemos pronto ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro