I
Para algunos miembros de su familia aún les era extraño aceptar que estaba en una relación con un chico, su madre lo había tomado muy bien pero su padre en cierto modo no, ya que deseaba un heredero por parte de alguno de sus hijos.
Sesshomaru estaba harto de escuchar el mismo discurso día a día, él no tenía culpa que solo unos meses después de anunciar su relación con Bankotsu Higurashi llegase Inuyasha diciendo estaba saliendo con Koga O'kami.
Se despidió de todos antes de tomar su bolso, iría al gimnasio antes de pasar al departamento de Bankotsu, donde se cambiarían e irían a aquella fiesta que tanto había insistido en ir, aun no le decía el por qué, pero jamás podía negarle algo.
Se puso los audífonos mientras comenzaba a hacer pesas, todo quien lo veía deseaba tener su cuerpo, las mujeres suspiraban de gusto al ver sus musculosos brazos y cuando la camiseta comenzó a pegarse a su cuerpo muchas de ellas se sonrojaron y de manera involuntaria apretaron las piernas.
Sesshomaru bajó de la caminadora viendo la hora, quedaba hora y media para la fiesta, fue por su bolso y salió de allí para ir a los departamentos que estaban a dos calles, Bankotsu se encontraba escuchando música mientras limpiaba y cuando escuchó el timbre se limpio las manos con un paño antes de ir a abrir.
-Te habías tardado- habló cruzado de brazos y dándole espacio de entrar.
-Estoy bien y también es un gusto verte- rodó los ojos el peliplata yendo al baño y recibiendo las toallas que el ojiazul le entregaba- ¿entraras?
-¡Ni loco, la última vez no me soltaste en tres horas!- gritó sonrojado y saliendo dando un portazo, Sesshomaru sonrió antes de meterse en la ducha y dejar el agua correr por su cuerpo un par de minutos.
Bankotsu busco un atuendo casual para ambos, cuando estaba dejando la ropa sobre la cama sintió una mano en su cintura, volteó el rostro para reclamar a su novio pero el ojidorado fue más rápido y lo besó, llevó una mano a su entrepierna y el pelinegro solo pudo gemir de gusto.
Había pasado un mes desde la última vez que estaban juntos, cada toque era el cielo mismo, odiaba admitirlo pero le hubiera gustado quedarse a coger por horas en lugar de ir a la fiesta, pero deseaba presentarle a alguien muy importante para él.
-Debemos irnos Taisho- susurró afirmando la mano que apretaba su miembro- mañana nos quedaremos aquí si gustas.
-Bien, te cobraré la palabra- Sesshomaru le ayudó a ponerse en pie y se vistieron tranquilos.
•••
La música alta provocaba que sus oídos se taparan, el gentío se movía al compás de esta y la mesa de tragos estaba igual de llena, Sesshomaru era guiado por Bankotsu hasta el patio trasero, donde habían menos personas y podrían escuchar lo que hablaban.
-Debemos esperar unos minutos- le dijo el ojiazul mientras bebía su Vodka y miraba a todos lados- Espero se lleven bien.
-Al menos dime a quien esperamos- pidió quitándole el vaso- solo me has insistido un mes completo en venir.
Bankotsu iba a responder pero vio a quien esperaba, alzó la mano en forma de saludo y Sesshomaru volteó quedando maravillado, una hermosa chica iba a ellos, usaba falda sobre las rodillas, una blusa pegada al cuerpo que dejaba ver su estómago y el inicio de sus pechos, una chaqueta de mezclilla y unas zapatillas negras, su cabello medio ondulado caía libre llegando a su trasero seguramente, ojos azules como un día despejado de verano y una radiante sonrisa, era hermosa, era...un ángel.
-Kagome, te presento a mi novio Sesshomaru- se estrecharon la mano sintiendo una corriente por sus cuerpos, ella se alejó un poco- Sesshomaru, ella es mi hermana melliza, se fue al extranjero para estudiar medicina.
-Un placer- su delicada voz era música para sus oídos.
-Igual-.
Se quedaron la noche completa acompañando a Bankotsu, quien aún no se percataba del todo de la tensión que había en ellos, se conocieron un poco más y contaron anécdotas que pasaron junto al pelinegro.
A la hora de irse Kagome dijo se quedaría en el departamento de Bankotsu, se fueron y en el camino los hermanos Higurashi no dejaban de reír, Sesshomaru cuidaba que ninguno se cayera por estar ebrios, llegando al edificio presionó el botón del ascensor y los hizo entrar como si fuesen dos niños pequeños.
Llevó a Kagome a la habitación de invitados y se quedó mirando sus piernas, sus labios y los pechos, sintió que el pantalón apretaba, salió de allí para ir con su novio, al cual comenzó a besar y desnudar, lo masturbo de manera lenta, disfrutando sus suaves gemidos y como con los minutos pedía que le hiciera el amor de una buena vez.
Trató se no ser muy duro para que no terminara vomitando, se acercó a sus labios cuando sintió que tendría su orgasmo y sonrió de lado al escucharlo gemir el nombre de su hermana, quizá tenía una posibilidad de tenerla una noche en su cama.
•••
La pareja no tuvo problema en que Kagome se quedara con ellos hasta encontrar trabajo y quizá más adelante un departamento, la joven ayudaba en el aseo, en cocinar y acompañaba a su hermano en los días libres.
Se acercaba un fin de semana largo y el llamado por una nueva fiesta llegó, los tres se alistaban para ir y en cuanto se toparon en la entrada Sesshomaru comprobó que Bankotsu si tenía pensamientos impuros por su hermana, lo notaba en su mirada, en cómo sus ojos brillaban al mirarle el trasero e incluso sus pechos.
Para aquella noche lo preparó todo, incluso para estar la noche completa compro aquellas famosas pastillas azules y esperaba o más bien tenía certeza en que aquellos hermanos estarían en su cama si o si.
Desde el segundo piso Bankotsu bebe de su vaso y observa como Kagome baila muy pegada a un sujeto que no hace más que mirar su descarado escote, Sesshomaru lo observa con una sonrisa antes de acercarse y posar una mano en su hombro.
-¿No podrías disimular los celos?- susurra cerca de su oído y lo ve apretar el vaso- ¿no sería mejor ocultar aquellos sentimientos pecaminosos?
-No se de que hablas, es solo por que es mi hermana y me molesta que la vean así- se escusaba mientras seguía viendo al tipo tomarla por la cintura- es que los idiotas de ahora solo desearan tenerla una noche en la cama.
-¿Y no te gustaría ser el primero?- Bankotsu respiró agitado al imaginar a Kagome gimiendo su nombre, como sus cuerpos se perlarian ante el sudor y aquellos perfectos pechos rebotando ante sus embestidas- ¿te imaginas probar su cuerpo, hacerla gritar por el placer?
-Detente...- Sesshomaru llevó una se sus manos hasta la entrepierna de su novio y comienza a estimularlo- Sessh..
-Traela y te ayudaré a tenerla- le entrega una de las pastillas y Bankotsu al ver que era la aprieta, baja decidido por su hermana y Sesshomaru sonríe cuando tira de su mano para guiarlos a ambos a una habitación separada de todo y todos- ¿tomo eso como un si?
-¿Que diablos les pasa?- pregunta enojada Kagome cruzada de brazos y esperando respuesta de alguno- ¿y bien?
-Veras, esta noche...- comienza hablando Sesshomaru mientras se acerca y la toma de las mejillas para robarle un candente beso mientras Bankotsu se toma la pastilla-serás completamente nuestra, Kagome.
La ojiazul no logra decir más al sentir como vuelve a besarla mientras sus grandes manos recorren su cuerpo y comienza a quitar la ropa, el ojidorado ya había tomado su pastilla y sentía que su polla rompería el pantalón si no la liberaba pronto.
Recostó a Kagome en la cama, con las piernas abiertas dejando a la vista su rasurada intimidad, Taisho pasó la lengua haciéndola gemir, metió dos dedos en ella sintiendo lo estrecha que estaba, se alejó para mirar a Bankotsu, quien movía la mano en su ya erecto miembro.
Sesshomaru no dejo que Kagome llegara al orgasmo, en su lugar se levantó y caminó hasta su novio para besarlo y hacerlo probar a su hermana, la mente de Bankotsu era un total caos al disfrutar el sabor salado.
-Mírala, ella está lista para ti- dijo el peliplata al posarse tras él y guiarlo hasta quedar entre las piernas de su hermana, ambos Higurashi sintieron como sus intimidades rozaban y gimieron de gusto- disfruta, Bankotsu.
El moreno comenzó a entrar poco a poco sacando un grito de dolor en Kagome, quien se aferró a las sabanas gimiendo y llorando, Bankotsu se quedó quieto unos minutos y al salir de ella noto un hilo de sangre.
Había metido su polla en la vagina de su hermana, le habia quitado la virginidad y en lugar de sentirse culpable solo deseaba más, volvió a entrar golpeando duro y sacando gemidos en ambos, Sesshomaru se acercó e hizo que Bankotsu quedara apoyado completamente sobre Kagome y entró en su novio.
La habitación era llenada por el choque de los cuerpos y los gemidos, Kagome se aferró a los hombros de su hermano mientras abría los ojos y veía como Sesshomaru besaba y mordía los labios de Bankotsu y la miraba lujurioso, una mano del peliplata llegó a uno de sus pezones y apretaba con algo se fuerza pero causaba placer y aún más ruidos en la azabache.
-Me voy a correr- habló Bankotsu acercándose y besando a Kagome mientras la llenada y sentía a Sesshomaru llenarlo a él.
Los dos hombres se levantaron, Kagome recostada con las piernas temblando y semen escurriendo de su intimidad era la imagen perfecta en aquellos momentos, sus penes aún estaban erectos, duros e hinchados a la espera de más.
Esta vez Sesshomaru se recostó en la cama e hizo a Kagome subirse en él haciéndola autopenetrarse, comienza a moverla a un ritmo lento mientras besa sus pechos y chupa los pezones, la ojiazul siente como juega con su trasero y hace que se recueste bien antes de separarse del beso.
-Aún queda un agujero- le dice a Bankotsu abriendo el trasero de Kagome, el moreno al verla se relame los labios y se acerca alineando su pene- aguanta Kagome, pronto ambos te daremos placer.
Ella se aferra fuerte a Sesshomaru y siente como su hermano se abre paso en aquel lugar indecoroso, gimió alto cuando entró por completo y sin esperar ambos se mueven a un ritmo presuroso haciéndola delirar y pedir más.
Sesshomaru siente lo apretada que se volvió al tener dos penes dentro y siente que pronto se vendrá, pero desea más, no puede tener suficiente de ambos ahora que los probó, los hermanos Higurashi se han vuelto su adicción.
Bankotsu se hace hacia delante para besar a Sesshomaru, Kagome siente como entran más apretados y pide más, desea duro, debía estar muy mal para desear a su hermano y al novio de este, no podía negar que siempre había imaginado estar así con Bankotsu, entregándole su primera vez y disfrutando de sexo sin medidas.
-¡No se detengan!- gritó al momento de tener un orgasmo y aún seguir moviéndose al compás de las embestidas, besa a Sesshomaru y luego sigue con Bankotsu- más...¡más!
Ante el quinto orgasmos ambos se corrieron dentro de Kagome, sus respiraciones son aceleradas, la ojiazul desea un descanso así que la rescuestan y Bankotsu mete dos dedos en ella, Sesshomaru la hace apoyar la cabeza en sus piernas y luego comienza a jugar con los pezones.
La mente le da vueltas, su intimidad palpita ante el placer que su propio hermano es capaz de darle, ¿que pensarían sus padres si llegan a enterarse? ¿Que les dirían? Gimió alto al correrse, siente en su mejilla la polla de Sesshomaru y solo logra poner su rostro de lado para comenzar a chupar.
-¿Tienes más pastillas?- el ojidorado sonrie, asiente al momento de apuntar su pantalón- bien, tomemos otra.
Sesshomaru la toma aún con Kagome dándole sexo oral, Bankotsu espera el efecto antes de penetrarla y moverse rápido, golpeando lo más profundo de su hermanita, la ve chupar el pene de su novio y eso le excita, acelera aún más y aun cuando se corren ambos al mismo tiempo no dejan de moverse.
•••
Los días pasaron, ninguno habló de lo sucedido pero deseaban que se repitiera, Sesshomaru habló con Kagome y planearon todo para esa noche.
Bankotsu nota su departamento extraño, desde la limpieza, la cena ya servida y las velas iluminando todo, su novio aparece vestido casual, su hermana lleva un vestido y le sonríe, pero la conoce bien, aquella sonrisa esconde algo, ellos planean hacer algo y él está metido en ese plan.
-¿En que piensan?- cuestiona al instante de llevar un trozo de cerdo a su boca, suspira de gusto ante el sabor, Kagome si que sabía darle sabor- Esto está exquisito, como siempre Kagome.
-Muchas gracias- sonrió comiendo y bebiendo vino.
Siguieron su charla, con los minutos Bankotsu sentía calor, su respiración agitada y el sudor en su frente le hizo saber que habían puesto algo en su comida, Sesshomaru y Kagome sonrieron cómplices antes de levantarse y llevarlo a la recamara.
-¿Que..que me dieron?- toma el brazo de su hermana, quien solo le dio un beso en la mejilla antes de separarse y dejarlo a solas con Sesshomaru, quien se quitaba la ropa y tomaba una pastilla- ¿que harán?
-Nos centraremos en tu placer- respondió acercándose y quitandole la ropa lentamente- veo que el afrodisíaco era bueno- con un dedo toca la punta del pene y lo siente estremecer- mira lo duro que estas.
Kagome salió del baño, llevaba una bata y el cabello tomado en una coleta, Sesshomaru le dio su lugar pero antes se dieron un beso, uno cargado en placer y deseo.
Se quitó la bata quedando en una simple tanga que tenía un pene de goma, Bankotsu tragó saliva al notar que era del mismo tamaño que el de su novio, Kagome le separó las piernas y entró escuchándolo gemir, llevó una mano al pene y comenzó a masturbar lento, disfrutando los gemidos del moreno.
-Debo admitirlo Ban- se acercó a los labios de su hermano para besarlo y jugar con su lengua- siempre desee hacer esto.
-Se siente muy bien- Sesshomaru al escuchar a su novio así de excitado no aguanto más, se supone debía esperar a que él se corriera y ser el siguiente, pero su voz y estar mirando el trasero de Kagome no ayudaban- ¡Kagome, más duro!
La ojiazul sintió como la empujan contra el cuerpo de su hermano y entran en su trasero, Sesshomaru se apoyó en la espalda de la azabache haciendo que entrara aún más en Bankotsu, quien gritó al tener el orgasmo repentino.
Sesshomaru tomó el rostro de Bankotsu y lo besó, luego fue el turno de Kagome y así siguieron hasta que el ojidorado se corrió dentro del trasero de Kagome.
Aun con los efectos de la pastilla tomó asiento en la cama, hizo a Bankotsu sentarse en su polla dándole la espalda y cuando apoyó ambas manos en la cama Kagome se subió a orcajadas sobre su hermano, ya había quitado la tanga y la tiró en algun lugar de la habitación.
-¡Se siente muy bien!- gritó feliz Kagome afirmandose a los hombros del moreno y dando saltos- No tendré suficiente de ustedes.
-Ni nosotros de ti- respondió Bankotsu besándola y sintiendo los mordiscos de Sesshomaru en su espalda- Te amo, Kagome.
-Y yo a ti- sus ojos brillaban diferente a las otras veces que decían esa frase, ahora estaban claro sus sentimientos, así que sabían aquello marcaba un nuevo comienzo en la relación.
•••
Un mes pasó, habían comprado una casa a las lejanías de la ciudad, donde no pudieran oírlos, juzgarlos o separarlos, por el día Kagome hacia su rutina de trabajo, ejercicios y ayudaba en casa con el que hacer.
Por las noches iban al cuarto privado donde probaban nuevas cosas, donde era ella quien dominaba a ambos hombres y les daba castigos si no cumplían una orden.
Hoy se encontraban frente a los padres de Sesshomaru, pues la ojiazul estaba embarazada y decidieron les dirían y así los dejarían tranquilos.
Irazue miraba a su hijo sin saber que decir, Toga estaba feliz ya que tendría un nieto pero le era extraño aquel trío amoroso que había formado su hijo.
-Yo la verdad estoy feliz- fue todo lo que salio de los labios del patriarca Taisho, pues sabía que aunque dijera no estaba de acuerdo en aquello Sesshomaru haría lo que deseaba, como siempre.
Los tres se levantaron, hicieron una reverencia y salieron rumbo la mercado ya que debían comprar provisiones y algo para saciar los antojos de la ojiazul.
Sesshomaru los miraba sin tener claro aún el sentimiento que creció al conocerlos, al tenerlos en su cama y probarlos a ambos por igual, ¿eso estaba bien? Estaba formando una familia sin saber aún que sentía por ellos por separado, pero lo que tenía claro es que no dejaría que se alejaran de él.
–¿Que hay preparado para hoy?– preguntó Kagome una vez llegaron a su hogar, fue la primera en pasar y al voltear vio a ambos hombres sonriendo, aquel gesto la excito más de lo que pensó, quizá era el embarazo, pero su cuerpo y mente no pedía otra cosa que ellos embistiendo duro su interior– bien, solo tengan cuidado con el bebé– habló dejando caer su ropa y sintiendo las manos de ambos moverse por todo su cuerpo.
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