EXTRA
Había un ajetreo en la planta de abajo, Seokjin se hallaba preparando un pastel mientras sus madres le ayudaban a decorar la sala; sus suegros por su parte, andaban organizando el patio-jardín para la fiesta.
Hoy era el cumpleaños número ocho del pequeño Jungkook y todo debía salir perfecto.
Mientras tanto, en el tercer piso, Namjoon se encontraba haciendo una serie de rutinas de brazos. Hace unos meses había decidido colocar un gimnasio allí, ya que el tercer piso tenía el espacio suficiente para ello. Y se preguntarán ¿Por qué colocaría un gimnasio en su propia casa? Simple.
El moreno alfa estaba pasando por la crisis de los treinta y pensaba que estaba perdiendo atractivo por estar tanto tiempo en la oficina.
Aunque Seokjin lo seguía viendo igual de guapo, Namjoon decidió ponerse en forma y no quería pagar la mensualidad de un gimnasio solo para ir de vez en cuando, así que mejor optó por comprar las máquinas y todo lo necesario para ejercitarse en casa cada que pudiera.
Ahora mismo estaba haciendo flexiones de pecho cuando escuchó la puerta siendo empujada. Sin detenerse, miró hacia su visitante y ensanchó una enorme sonrisa al ver a su pequeño bebé de casi dos años caminar hacia él.
—Yoongi, ven aquí, te puedes caer— le hizo una seña con su cabeza que el menor entendió.
El bebé caminó a paso rápido hacia él, como si estuviera emocionado y se recostó en su espalda desnuda a manera de abrazo. Namjoon no pudo con la ternura.
—Cariño, es peligroso que estés aquí ¿Por qué no mejor vas con Kookie y...?— calló sus palabras al sentir que su pequeño bebé andaba ganando algo de peso. Una descabellada idea pasó por su mente y no tardó en reflejarse en su rostro a manera de sonrisa —¿Quieres ayudar a papá con unos ejercicios?— Yoongi solo rió, acción que Namjoon interpretó como un "Sí".
Apenas el pastel fue metido en el horno, el omega castaño salió de la cocina con un poco de harina en sus brazos y rostro. Estaba algo preocupado, pues la fiesta empezaría en una hora y él todavía no comenzaba a arreglarse.
—¡Kookie!— le llamó en voz alta para que alcanzara a escucharlo hasta el segundo piso, inmediatamente, vio a su hijo bajar las escaleras con una sonrisa cómplice en su rostro —Cariño ¿Ya estás listo?
—Sí, papi— el niño se peinó un poco con sus deditos y se miró al espejo —Voy a ser el niño más bonito de la fiesta.
Seokjin rió enternecido mientras se agachaba y plantaba un sonoro beso en su mejilla —Claro que sí, bebé. Serás el centro de atención de tus amiguitos. Por cierto ¿Sabes dónde está tu papá?
El menor tapó su boca con sus manos mientras reía con picardía. Esto, por supuesto, alertó a Seokjin.
—Kookie...— reincidió.
—No le digas que te dije— Seokjin asintió y se acercó a él para escucharlo mejor —Está entrenando con mi hermanito.
Los ojos del omega se abrieron de golpe y salió corriendo rumbo al tercer piso, detrás suyo, un apurado Jungkook corría asustado; iba a meterse en problemas por soplón.
Sin embargo, antes de que el castaño pudiera tocar la puerta, el menor lo atajó.
—Apa, no le digas que yo te dije. Me va a regañar— hizo un puchero para persuadirlo. Seokjin no pudo resistirse y terminó por aceptar tras soltar un suspiro.
—Bien, pero vete entonces para que no te vea— dicho esto, el menor bajó corriendo las escaleras —¡Con cuidado, Jungkook!— pero el menor ya se había ido.
Una vez se quedó solo, tomó la manija de la puerta y la abrió suavemente para no hacer ningún ruido. En su mente, iba a regañar a Namjoon por estar entrenando a su bebé desde tan temprana edad, pero al ver lo que en realidad estaba haciendo, sus impulsos fueron cortados de tajo.
Namjoon, quien aún seguía haciendo flexiones de pecho, tenía a su pequeño Yoongi recostado en su espalda para tener algo de peso y aumentar el impacto del ejercicio.
Por supuesto, Seokjin no pudo evitar enternecerse.
—Mira qué lindo— terminó por abrir la puerta, ocasionando que el alfa bajara de inmediato al bebé y mirara preocupado a su esposo.
—Príncipe... Espera, no es lo que estás pensando— se acercó a él mientras colocaba al niño en el suelo.
—¿Ah, no?— arqueó una ceja y se cruzó de brazos —Pues yo veo claramente que estás entrenando y la fiesta ya está por comenzar— se acercó a él y tocó su pecho con su dedo índice —Estás sudando mucho, a este paso ¿Cuándo te vas a arreglar?
Los ojos de Namjoon se abrieron descolocados. Muy bien, esperaba ser regañado por otra cosa.
—Ah... Este...— se sobó el cuello nervioso —¿No estás enojado?
—¿Debería?— cargó al pequeño que demandaba por la atención de su papá omega —Más vale que te bañes pronto, yo haré lo mismo— le guiñó un ojo y se dispuso a salir del gimnasio, no obstante, antes de salir, se giró hacia un confundido Namjoon —No te tardes.
En ese instante, la expresión de confusión del mayor cambió radicalmente a una lujuriosa.
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—Alfa... ¡Agh!— el omega cubrió su boca con una mano mientras era embestido por su pareja.
—Más vale que no hagas ruido, Jinnie— mordió el lóbulo de su oreja —Tenemos personas en casa y dudo mucho que quieras que te escuchen gemir— dicho esto, aumentó el ritmo de sus embestidas, haciéndole más complicada la tarea al castaño.
No ayudaba mucho que la habitación del pequeño Yoongi estuviera a dos cuartos del baño.
—E-espera... Un poco más lento, ah— se sostuvo con su mano libre de la pared de enfrente —Está muy profundo.
—Justo como te gusta— lo sostuvo de las caderas firmemente sin dejar de embestirlo.
El omega ya se había corrido y estaba a punto de volverlo a hacer. Desde que Namjoon había comenzado a entrenar, se había vuelto más salvaje a la hora del sexo, cosa que le encantaba y maldecía en partes iguales. A veces, no era capaz de aguantar el ritmo y terminaba deshuesado en la cama.
—Estoy a p-punto, alfa— le informó, tratando de retener sus gemidos —Ya no aguanto... ¡Por favor!— ladeó su cabeza, dándole una indirecta que Namjoon comprendió muy bien.
El moreno se dedicó a dar estocadas en su punto dulce hasta que lo hizo correrse de nuevo. Escuchar el tembloroso gemido que su omega soltó, le excitó en demasía, lo que ocasionó que terminara por derramar su semilla dentro de él y en seguida, sus colmillos se clavaran en su cuello.
El agua mezclada con sangre resbaló por el cuerpo del omega, quien temblaba como un venado recién nacido por el reciente orgasmo y la renovación de la marca. Namjoon cerró la llave del agua y sostuvo al menor mientras esperaban a que el nudo se desinflamara, por supuesto, aprovechó ese momento para lamer la reciente herida y hacer que sanara rápido.
—Casi me matas, Namjoon— se quejó por lo bajo —¿Quieres quedar viudo tan joven?
El moreno rió por lo bajo —Claro que no, bebé, pero no puedo evitarlo, eres tan caliente que no me resisto— dejó un beso húmedo en su cuello —Además, quiero esforzarme para que no dejes de encontrarme atractivo.
—No lo hago, Nam— el nudo se desinflamó y se giró para abrazarlo por el cuello —Sé que te sientes algo inseguro últimamente, pero créeme que en ningún momento he dejado de pensar en que eres el alfa más guapo que he conocido nunca— plantó un besito en los labios contrarios.
—¿Me lo prometes?— lo observó con ojos de cachorro.
—Por la garrita, Joonie— entrelazó sus dedos meñiques.
Ambos terminaron de bañarse y salieron. Claro, no se esperaban que cierta alfa los estuviera mirando con incomodidad desde la mitad del pasillo.
—Par de calenturientos, les recuerdo que hay niños en casa— mencionó, cruzándose de brazos —Venía para decirles que los amigos de Jungkook ya llegaron, así que apresúrense, Yuna y Daehyun los están entreteniendo en el jardín— se detuvo a mirar a su hijastro y soltó una risa nasal —Y te recomiendo cubrir esa marca, Seokjin, no queremos que los niños comiencen a preguntar acerca de ello.
Dicho esto, se marchó, dejando a la pareja sonrojada de bochorno.
Luego de algunos minutos, el timbre de la residencia sonó, anunciando la llegada de más invitados. Seokjin se apresuró a abrir y grata fue su sorpresa al ver a sus mejores amigos allí.
—Jack, Mark, qué gusto que vinieran, pasen— se hizo a un lado para luego cerrar la puerta —Hola princesa ¿Cómo estás?— apoyó sus manos en sus rodillas para saludar a la pequeña, quien le regaló una encantadora sonrisa.
—Muy bien, señor Kim— hizo una reverencia —¿Sabe dónde está Jungkook?
El omega asintió, incorporándose —Sí, debe estar por aq-...
—¡Jackie!
—¡Kookie!
Ignorando a sus progenitores, ambos niños corrieron a abrazarse como si no se hubieran visto en mucho tiempo, aunque, en realidad, habían estado jugando todo el día de ayer.
La pareja y el omega observaron con ternura cómo los infantes se iban corriendo hacia el jardín tomados de las manos. Fue una dicha para ellos que sus bebés terminaran por convertirse en mejores amigos, pues el legado de amistad, sin darse cuenta, había pasado a la siguiente generación.
El alfa de mechas castañas, tomando asiento junto a su pareja en el sofá, miró con picardía al omega de su mejor amigo —Veo que tú y Nam estuvieron algo ocupados— señaló con su barbilla la marca que lucía orgullosa en el cuello del omega.
Éste, avergonzado, se apresuró a acomodar su camisa para que no se notará tanto —Agh, sí. La renovamos hoy— admitió en voz baja.
—No sé cómo hiciste para soportarlo otra vez— intervino Mark —El día que Jackson me marcó, sentí que me moriría, casi me desmayo del dolor.
El alfa a su lado, rió socarrón —¿Seguro que por el dolor?— recibió un golpe en su pecho.
—Alfa pervertido ¡Claro que por el dolor! Tuve que disimular por una semana completa para que Jackeline no lo notara.
—Hablando de ella— interrumpió Seokjin —¿No creen que va a presentarse como alfa? Estoy notando ciertas facciones en ella que me hacen sospecharlo.
Mark hizo una mueca —También lo hemos notado. Jack está encantado con la idea— el susodicho asintió emocionado —Por cierto, Kookie será un omega ¿No es así?
Seokjin sonrió al tiempo que asentía —Estoy casi seguro que sí.
—Oigan— Jackson les miró con malicia —Se imaginan que Jackeline y Jungkook...
—¡Ni siquiera lo pienses!— Seokjin y Mark le cortaron al unísono, provocándole una carcajada.
Eran las cuatro de la tarde y lo único que se escuchaba era la algarabía de los niños, quienes jugaban en el inflable que Namjoon había rentado, corrían por el patio y jugaban a las escondidas con el cumpleañero.
Éste se encontraba debajo de la mesa de dulces, riendo por lo bajo ya que el niño que debía buscarlo, todavía no lo encontraba.
Se asomó por debajo del mantel para ver a lo lejos a Soobin, quien lo buscaba sin éxito. Decidió quedarse allí por un rato más hasta que el mantel del lado contrario se levantó, dejando entrar a otro niño que él no conocía.
Jungkook lo miró confundido —¿Y tú quién eres? ¿Qué haces aquí?— el niño, quien aparentaba al menos doce años, le hizo una señal de silencio mientras se acurrucaba debajo de la mesa.
—Me llamo Kim Taehyung— le susurró, extendiendo su mano—Tú eres Jungkook ¿Verdad?
El menor asintió al tiempo que tomaba su mano con desconfianza —Sí ¿Por qué?
—No, nada. Es solo que...— le tomó por el brazo con algo de fuerza —¡Soobin, aquí está!
El pequeño Jungkook abrió sus ojos en grande y trató de salir desesperadamente de debajo de la mesa, pero el tal Taehyung no lo dejó y lo sostuvo fuertemente hasta que Soobin fue corriendo a encontrarlos.
—¡Te encontré! Yo gano.
—¡Noo!— el menor se deshizo del agarre del niño y los miró enojado —¡Eso fue trampa! No es justo— cerró sus puños con fuerza y comenzó a llorar.
Claro que Namjoon no pasó eso desapercibido y salió corriendo en su ayuda, al llegar, miró preocupado a los tres infantes.
—¿Qué pasó aquí? ¿Por qué lloras, Kookie?— lo abrazó por los hombros, checando si no estaba lastimado.
—Señor Kim, solamente estábamos jugando y Jungkook se enojó— se excusó Soobin, Taehyung, por su parte, se mantenía en silencio.
—¡Mentiroso! Hiciste trampa— señaló al niño mayor sin dejar de llorar —Él me agarró por el brazo y lo apretó.
Al oír esto, Taehyung abrió sus ojos y boca, ofendido —¡Eso no es cierto! Solamente lo tomé del brazo, pero no lo lastimé.
Namjoon, receloso, observó el brazo de su hijo y frunció el ceño al notar unos dedos marcados. Este detalle también fue notado por el infante mayor, quien se asustó en demasía y se quedó paralizado ante la dura mirada del adulto.
—¿Dónde están tus papás?
—Él vino conmigo, es mi primo— Soobin respondió —Mis papás nos trajeron y se fueron.
Namjoon hizo sus labios una línea, no quería meterse con esos niños, pero le molestaba que hubieran lastimado a su cachorro. Jungkook, por su parte, ya se había calmado y se mantenía aferrado a él.
—Bien— habló luego de un rato —Cuando lleguen tus tíos, hablaré con ellos, no quiero que vuelvas a tocar a mi hijo ¿Quedó claro?— el niño asintió avergonzado —Muy bien ¿Cómo te llamas?
—Taehyung, señor.
Ante tal respuesta, el alfa se quedó pensativo; ni siquiera notó cuando los niños se escabulleron y lo dejaron solo con su cachorro. Taehyung... ¿Dónde había escuchado ese nombre antes?
En seguida, su lobo le envió un recuerdo de un niño de cuatro años, señalando el vientre de su omega en un parque y ahí todo cobró sentido.
—¡Taehyung!— soltó de repente, asustando a su hijo.
—Se fue por allá, papá— señaló una dirección —¿Quieres que vaya por él?
Su padre negó de inmediato mientras lo abrazaba protectoramente —No, no vayas con ese niño, mejor quédate aquí conmigo ¿Sí? Te serviré pastel para que te sientas mejor— ante esto, una bella sonrisa de conejito se iluminó en el rostro de su pequeño.
—¡Gracias papá!— el menor se fue corriendo hacia la cocina, arrastrando a su progenitor.
Horas después, la noche había llegado y con ella, la fiesta terminaba con éxito. Aquel incidente no pasó a mayores y el pequeño Jungkook terminó por perdonar a ambos niños, aunque se mantenía alejado de ellos, más específicamente del mayor, por petición de su padre alfa.
Los padres de los niños iban pasando a recogerlos y poco a poco, la casa se iba desocupando. Aunque Seokjin era quien los estaba entregando, Namjoon se mantenía cerca de la puerta para estar pendiente de cuando llegaran los tíos de ese pequeño bribón.
Taehyung estaba sentado en una de las sillas, siendo intimidado por la mirada del alfa dueño de la casa. Su intención jamás fue lastimar a ese niño, solamente quería ayudarle a su primo y aprovechar para también jugar con él, pero no se imaginaba que la piel del menor sería tan delicada para que un simple toque terminara por dejarle una marca en el brazo.
Se mantuvo quieto en su lugar, esperando a que sus tíos llegaran para llevárselo, pero se sorprendió al ver que aquel niño llorón se le acercaba con una rebanada de pastel en un plato desechable.
—No comiste hace un rato— le colocó el plato sobre las piernas —Ya no estoy enojado contigo, así que puedes comer— dicho esto, se sentó a su lado y comenzó a mover sus pies de un lado a otro.
Taehyung, sorprendido, le recibió el pastel y comenzó a comer después de agradecerle. Al terminar, dejó el plato de lado y lo miró con una expresión avergonzada —Disculpa por lo del brazo.
El menor negó con su cabeza, mirando la marca de los dedos que comenzaba a desaparecer —Ya estoy bien, mi papá dice que tengo la piel sensible, así que se me forman moretones por cualquier toque.
—Ya veo— miró disimuladamente a Namjoon, quien lo estaba fulminando con la mirada —Tu papá da un poco de miedo.
Jungkook rió —No es cierto, mi papá es muy bueno, me cuida y me consiente mucho.
—Sí, por esa misma razón quiere matarme.
Ambos infantes se soltaron a reír, ignorando el cúmulo de emociones que estaban adueñándose del cuerpo del alfa. Seokjin, no obstante, sí se dio cuenta de ello por medio del lazo y fue a su encuentro, dejando a su madre a cargo de entregar a los niños.
—Nammie ¿Qué pasa? ¿Estás enojado?— el alfa gruñó malhumorado y le señaló con la mirada lo que lo tenía tan molesto.
Seokjin observó al niño que acompañaba a Jungkook y no pudo evitar enternecerse al ver cómo hacía reír a su cachorro —No entiendo, alfa. ¿Qué pasa?
Namjoon lo miró angustiado, tratando de evitar que su instinto paternal celoso saliera a flote —Cariño ¿Recuerdas que cuando estabas embarazado de Kookie, nos encontramos a un niño en un parque que no dejaba de señalar tu vientre?
—¿Eh? ¿Un niño?— el menor hizo memoria —¡Ah, sí! Lo recuerdo, decía que yo tenía a un tal "Bumbum" en mi pancita— rió al recordar esa anécdota —Recuerdo que decías que ese niño iba a ser el predestinado de nuestro hijo, pero ¿Qué pasa con él?
Namjoon hizo una mueca.
—Pues que, ahora mismo, ese niño está sentado justo al lado de nuestro cachorro.
Los ojos de Seokjin se abrieron en grande y sus mejillas perdieron todo rastro de color. Solo entonces, entendió la molestia de su esposo.
Y así fue como, inesperadamente, Namjoon y Seokjin conocieron al futuro alfa de su hijo.
Con este capítulo extra terminamos la historia oficialmente ¿Les gustó?
Con este final, se me ocurrió crear una segunda historia, algo así como un "Spin-off" o segunda temporada, solo que esta vez, trataría de Taehyung y Jungkook. No sé, aún lo estoy procesando, pero si les gusta la idea, me animo a desarrollarla.
Muchas gracias por el apoyo que le dieron a esta historia. Espero que la hayan disfrutado y si fue así, nos vemos en otras historias en mi perfil.
Cuídense mucho.
Atentamente:
©AlejaDeMin
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