EPÍLOGO
Cinco años después
En la casa de Namjoon, todos andaban corriendo de aquí para allá, subiendo y bajando las escaleras mientras preparaban cada detalle para ese día. Por la prisa que los padres del moreno tenían, cualquiera pensaría que el mismísimo presidente vendría a cenar esa noche.
Pero no, la razón por la que todos corrían era simple y sencilla.
Hoy era la graduación de Seokjin.
Unas semanas después de dar a luz, el castaño se encontró con la noticia de que había sido admitido para el programa de becas a la que se había inscrito hacía unos meses. No está de por demás decir que la alegría que él y su alfa experimentaron solo era superada por la que sintieron el día del nacimiento de su bebé.
Namjoon ayudó a Seokjin a prepararse para el examen de admisión; un mes después, cuando a su correo llegó la noticia de que había sido admitido en el programa de Administración de Empresas, el castaño casi se pone a llorar.
Obviamente, la noticia impactó a Minho y a Daehyun en buena forma. Ninguno se imaginó que su yerno estaría buscando la forma de salir adelante por sus propios medios, pero les alegraba en demasía que sus decisiones lo hubieran llevado hasta allí. Aunque claro, este apenas era el inicio; aún debía enfrentarse a los cinco años de carrera que si bien no eran fáciles, sabían que Seokjin podría superar. Era un omega muy inteligente, y tenía a su lado a un alfa que lo amaba con su vida y que estaba dispuesto a apoyarlo cuando lo necesitara.
Claro que el camino no fue fácil. Hubo muchas noches donde el castaño lloraba por no entender algunas materias, se quebraba la cabeza estudiando todas las noches y a parte de eso, debía hacerse cargo de su hijo. Namjoon era un padre magnífico, pero no podía dejarle toda la labor de paternidad; Jungkook también era su hijo y además, el alfa trabajaba.
De esta forma y tras derramar muchas lágrimas durante la carrera, por fin había llegado el día en el que se titularía como un profesional. Mirando hacia atrás, consideraba que todo su esfuerzo había valido la pena.
—Namjoon ¿Ya estás listo?— Daehyun llegó hasta él, organizándose la corbata. El moreno dio un asentimiento a su interrogante —¿Y Seokjin? ¿Y Kookie?
—No lo sé, Jinnie dijo que quería arreglarse él solo, así que no sé si ya esté listo— miró en dirección a las escaleras —Kookie está con él, también anda poniéndose bonito.
El omega sonrió enternecido —Entiendo. Entonces subiré para apurarlos, debemos estar en la universidad en una hora.
Namjoon asintió mientras veía a su padre subiendo las escaleras a toda prisa. A decir verdad, él parecía más nervioso que su propio omega ¡Y eso que no era su graduación!
Esa mañana cuando lo despertó, el castaño le brindó una suave sonrisa antes de encerrarse en el baño. Minutos después, Jungkook entró corriendo a la habitación, sosteniendo en un gancho el trajecito que le habían comprado para el evento.
—Papi, ayúdame a vestirme— le pidió con unos ojitos de cachorro a los que el moreno no pudo resistirse.
Después de hacer que el pequeño se bañara, se dio a la tarea de ayudarlo a ponerse una camisa blanca, un pantalón azul rey y un chaleco del mismo color que se le veía demasiado tierno. Y dicha ternura aumentaba si se tenía en cuenta que padre alfa e hijo habían comprado sus trajes a juego para combinar.
Al terminar de vestirlo, Jungkook le agradeció y salió corriendo hacia el dormitorio de sus papás. Al llegar a la puerta, tocó tres veces e informó a su padre omega que era él. Seokjin lo dejó pasar y cerró la puerta tras de sí.
Desde eso, Namjoon no había visto ni a su hijo ni a su omega, pero decidió no apurarlos porque sabía que debían estar arreglándose lo mejor que podían.
Y hablando de eso...
No quería hacer especulaciones desde tan temprano, pero algo en su interior le decía que su pequeño Jungkook se presentaría como omega. Sus facciones eran muy delicadas y tenía una personalidad muy juguetona y tranquila, y si bien era cierto que esto podía deberse a que todavía era un infante, algo en él le decía que en diez años, tendría a dos omegas viviendo en su casa.
Minutos después, el timbre de la casa sonó, por lo que él se apresuró a abrir la puerta, ya sabiendo de quienes se trataba.
—¡Namjoon!— Yuna lo abrazó con fraternidad —¿Cómo estás? ¿Y mi hijo, ya está listo?
El contrario negó —No, pero ya casi. Pueden sentarse a esperar en la sala.
La omega, esbozando una enorme sonrisa, dio un asentimiento a la par que se iba a sentar. Una vez estuvo a solas con Hyunmi, la alfa negó divertida.
—Ahora sí está de buen humor— Namjoon volteó a verla —Esta mañana se nos hizo tarde para venir y Yuna estaba como un patico.
Ante esto, el moreno frunció el ceño —¿Patico?
—Sí, una combinación de pantera, tigre y cocodrilo— ambos no pudieron evitar soltar una carcajada ante tal ocurrencia —Estaba imposible, me gritó que por mi culpa íbamos a llegar tarde, pero ya ves, antes llegamos con tiempo— pero al ver que Namjoon no dejaba de reírse, ella llevó su mano a su propia nuca —Lo siento, viví en Colombia por unos meses y se me pegaron algunos modismos.
El alfa negó mientras luchaba por calmarse —Descuida. Si quieres, puedes ir a sentarte con Yuna para que no se ponga como un patico de nuevo.
La alfa arrugó la nariz, pero accedió y se fue a sentar junto a su esposa.
La boda de ambas había sido por el civil, pero no por eso, menos emotiva. Yuna llevaba un bonito vestido blanco que le llegaba un poco más abajo de las rodillas y su cabello había sido arreglado en una coleta con rizos. Se veía muy hermosa.
Hyunmi por su parte, llevaba puesto un traje blanco que la hacía verse imponente, sin mencionar que su cabello corto, planchado en unos lados y rizado en otros, se le veía demasiado tierno. Pero nada como cuando el juez las determinó oficialmente esposas, pues la alfa esbozó una sonrisa demasiado linda, que casi nunca se veía en ella, antes de atraer a su bella omega en un beso que sellaba su unión de una vez por todas.
Incluso ese día, cuando Yuna lanzó el ramo a los pocos asistentes, Seokjin fue el afortunado de agarrarlo y no tardó en presumirlo frente a su alfa, aunque éste, a su parecer, se había hecho el loco, pues habían pasado dos años desde eso y Namjoon seguía sin proponerle matrimonio.
Volviendo al presente, Namjoon decidió sentarse en uno de los sofás de la sala mientras esperaba a que su omega bajara. La decoración de la casa ya estaba lista para la reunión que ejecutarían en la tarde; no sería nada extravagante, pero sí estarían las personas más importantes para el castaño y eso era lo que importaba. Además, Daehyun y Minho fueron los encargados de preparar la deliciosa comida para ese día: un delicioso banchan que les había tomado horas.
Una puerta se abrió en el segundo piso y acto seguido, el pequeño Jungkook salió corriendo para bajar las escaleras y llegar hasta su progenitor. Éste lo miró con curiosidad.
—¿Ya estás listo?— el infante asintió.
—Huele— estiró su cuello para que el alfa lo olfateara, una vez lo hizo, el menor soltó una risita.
—¿Te echaste colonia?— Jungkook asintió de nuevo —Hueles muy rico, bebé.
Ante esto, el menor arrugó su nariz —No soy un bebé, tengo cinco años— alzó su manita, mostrando los cinco dedos —Ya estoy grande.
Namjoon negó con una sonrisa al tiempo que lo cargaba para colocarlo sobre una de sus piernas —Sí, sí, lo que diga mi niño grande.
Jungkook sonrió con autosuficiencia, pero poco después, hizo un puchero que no pasó desapercibido para el mayor. Éste lo miró preocupado.
—¿Qué ocurre, Kookie?
El susodicho jugó con sus deditos un momento antes de contestar —Es que... Me hace falta algo— le miró con ojos de cachorro —Algo para ser un niño completamente grande.
El moreno arqueó una ceja —¿Y qué es?
—¡Un hermanito!
Las mejillas de Namjoon perdieron todo rastro de color y sus ojos se abrieron en grande. Alzó la mirada para buscar apoyo en sus suegras, pero no esperaba que ellas soltaran una risa cómplice y abandonaran la estancia para no intervenir.
Al verse solo con su hijo, soltó un suspiro antes de hablar.
—Kookie, ya hemos hablado de esto.
—¡No es cierto! Ya les he dicho muchas veces que quiero un hermanito, no le veo lo malo— protestó con sus ojitos humedeciéndose.
El moreno llevó sus dedos índice y pulgar al puente de su nariz para pensar en las palabras adecuadas. Jungkook no sabía que su padre omega casi muere al darlo a luz, por esta razón, Namjoon no quería arriesgarse a tener otro bebé.
Además, para contrarrestar el vacío de un hermanito, le había comprado un perrito. Y sí, a Jungkook le había fascinado y siempre jugaba con él, pero no era lo mismo.
Al ver que su padre no respondía, el menor decidió preguntar.
—¿Por qué no quieres tener más hijos?
Namjoon lo miró —Porque soy un alfa responsable.
El menor frunció el ceño —Responsable es recogerme del colegio a tiempo ¡Esto que estás haciendo es negligencia!
El moreno negó con la cabeza al tiempo que desviaba la mirada. Al ver que esto no estaba funcionando, el pequeño Jungkook recurrió al chantaje.
—Voy a ser emocionalmente inestable.
—No lo creo.
—No voy a aprender a compartir.
—Correremos el riesgo.
—Si hago un daño, no tendré a quien echarle la culpa.
—Ya tienes a Bam.
Ante esto, Jungkook hizo un gesto de confusión —¿Quién me va a creer que los garabatos en la pared de tu oficina los hizo Bam?
Namjoon abrió los ojos como platos —¡¿Volviste a dibujar en la pared de mi oficina?!
—¡Fue Bam!
El infante se bajó de las piernas de su progenitor para salir huyendo, pero Namjoon fue más rápido y lo sostuvo del brazo. Iba a comenzar con un buen regaño hasta que vio a Seokjin bajar las escaleras, ya arreglado.
Al verlo, Jungkook trató de ir hacia él.
—Namjoon ¿Qué le haces a Kookie?— llevó sus manos a su cintura —Ven bebé, no te juntes con ese papá malo— estiró sus brazos hacia su hijo, quien no tardó en escabullirse del agarre de su papá para ir corriendo hacia él.
El moreno quiso decirle lo que había hecho Jungkook, pero no pudo hacerlo. Su atención había quedado centrada en su hermoso novio, quien estaba vistiendo un traje negro bastante formal junto a unos zapatos del mismo color. Su cabello había sido arreglado hacia atrás y un ligero maquillaje acentuaba su expresión, dándole una apariencia muchísimo más bella de lo normal.
El lobo del alfa comenzó a mover la colita de un lado a otro.
—Te ves precioso, Jinnie— dejando de lado momentáneamente el asunto de su hijo, se acercó a su omega para abrazarlo por la cintura —¿Estás listo para ir por tu título?
Seokjin asintió efusivamente, pero al ver que Namjoon iba a avisar que estaban listos, decidió tomarlo por las solapas para detenerlo.
—Espera, Nammie. Tengo que decirles algo— el susodicho lo miró con curiosidad, al igual que su pequeño hijo.
—Bien, te escucho, cariño— le sonrió para darle confianza.
El castaño se mordió el labio inferior mientras miraba de soslayo a las dos personas frente a él. Empezó a juguetear con sus dedos, tratando de hallar las palabras para darles la noticia. Al cabo de unos segundos, soltó un suspiro y habló —Lo que pasa es que... ¡Vamos a tener otro bebé!
Al oír esto, el pequeño Jungkook salió corriendo por toda la sala, gritando a lo que sus pulmones le permitían.
—¡Un hermanito! ¡Un hermanito!— las madres de Seokjin salieron de su escondite al escuchar lo que el menor de la casa chillaba. Asimismo, los padres de Namjoon salieron disparados de la cocina.
—¿Escuchamos bien? ¿Estás embarazado, Jin?— los cuatro preguntaron sorprendidos.
El castaño asintió emocionado —Así es, tengo dos semanas de gestación— todos los presentes no pudieron disimular su entusiasmo y se apresuraron a abrazar al omega a manera de felicitación.
Éste recibió los mejores deseos de su familia con todo el gusto, pero la persona que más le interesaba, todavía no había pronunciado palabra.
Todos parecieron notarlo y rápidamente, giraron a ver a Namjoon, quien aún no salía de su asombro.
—Alfa— el menor se acercó a él y le sostuvo de las manos —¿Qué pasa? ¿Por qué todavía no has dicho nada?
El moreno lo miró directamente a los ojos y Seokjin pudo sentir su preocupación a través del lazo. Obviamente sentía felicidad, pero el miedo también estaba presente.
—Nammie ¿No te da gusto? Vamos a darle un hermanito a Kookie— la felicidad que sentía decayó notoriamente hasta convertirse en tristeza.
Los demás consideraron que lo mejor era dejarlos solos y así lo hicieron. Una vez tuvieron privacidad, el moreno habló.
—Pero claro que me alegra la noticia, príncipe— lo tomó por las mejillas para hacer que lo mirara. Su corazón se estrujó al ver unas pequeñas lágrimas queriendo salir —Por supuesto que estoy feliz, es solo que... Tengo miedo.
Seokjin lo miró preocupado al tiempo que se limpiaba las lágrimas con cuidado —¿De qué tienes miedo?
—De otra vez correr el riesgo de perderte— los corazones de ambos dolieron apenas dichas palabras fueron pronunciadas —Eres lo más importante para mí, al igual que Kookie; no quisiera pasar de nuevo por esa situación tan dolorosa.
El omega sabía que sus palabras eran sinceras. Sentía la genuina preocupación y terror por el lazo que los unía, y aunque sabía que Namjoon tenía razón al preocuparse, se halló regalándole la más hermosa de sus sonrisas.
—Joonie, yo hablé con el doctor sobre esto porque al igual que tú, también pensé en la posibilidad de correr riesgos a la hora del parto. Sin embargo, él me comentó que las razones por las que casi muero ese día fueron porque, uno: había perdido a mi lobo durante la gestación, y dos: porque mi madre también tuvo un embarazo de alto riesgo cuando me estaba esperando. Al parecer, es algo que puede ser hereditario, pero los riesgos son mayores en el primer embarazo— Namjoon lo miró esperanzado —No te preocupes, voy a cuidarme y alimentarme bien para no volver a darte un susto como ese— terminó esbozando una sonrisa que no tardó en contagiar a Namjoon.
—¿Lo dices en serio, Jinnie?
El susodicho asintió —Vamos a tener dos hermosos bebés en casa— depositó un beso en los labios ajenos —No sabes cuanto te amo.
El moreno sonrió a más no poder antes de devolver el beso, esta vez más emocionado. Si todo era cierto, entonces no tendría porqué preocuparse y podría disfrutar de este momento plenamente ¡Su hermoso omega iba a darle otro hijo! Cuando cayó en cuenta de lo que aquello significaba, sintió que no cabía en la ropa por la felicidad.
Se colocó de cuclillas para acto seguido, dejar un amoroso beso en el vientre plano de Seokjin; justo en ese momento, los demás se asomaron para ver cómo iba el asunto y se alegraron al ver que ya todo estaba bien.
Una vez se hubo colocado de pie de nuevo, el pequeño Jungkook entró corriendo y miró curioso a sus papás.
—¿Yo también le puedo dar besitos a mi hermanito?— ambos progenitores sonrieron enternecidos.
—Claro que puedes, ven— el castaño le tomó de la mano para acercarlo y Jungkook no tardó en pegarse a él para dejar un ruidoso beso en su vientre. Una vez hecho esto, abrazó a Seokjin y miró desafiante a su otro papá.
—Ahora sí voy a tener un hermanito.
Namjoon arrugó la nariz, no aguantando las ganas de igualarse con él —Pero cuando nazca, tu padre y yo cerraremos la fábrica de bebés, te lo aseguro.
Ante esto, el infante le sacó la lengua y salió corriendo antes de que Namjoon pudiera darle una nalgada por grosero.
Seokjin soltó una suave risa mientras negaba con la cabeza. Si ahora Namjoon se igualaba con su hijo, no se imaginaba cómo sería con dos. En todo caso, tendría que estar pendiente de los tres para que no se pelearan entre sí.
Ya dejando el tema por sentado, todos los presentes se subieron a los carros para tomar rumbo hacia la universidad.
El evento fue bastante emotivo; los organizadores habían decorado muy bien el auditorio con cintas y globos de color blanco, dorado y negro, pero el protagonismo de la graduación se lo llevó Seokjin cuando ingresó al auditorio portando su toga y su birrete.
La ceremonia se llevó a cabo con normalidad y cuando comenzaron a llamar a los graduandos, ninguno se esperaba que el castaño, al momento de ser llamado, subiera tomando de la mano a su pequeño hijo. Aquello hizo que los presentes se enternecieran y le aplaudieran con fuerza por su esfuerzo y dedicación, pero ninguno como Namjoon, quien aplaudió más fuerte que nadie, orgulloso del bello e inteligente omega que tenía por novio.
Cuando la ceremonia hubo terminado, todos los graduandos salieron del auditorio para celebrar cada uno por su lado. Seokjin por su parte, fue abrazado por sus madres, sus suegros, su alfa y su hijo, quienes le expresaron sus mayores felicitaciones y palabras bonitas que terminaron por hacerlo llorar.
Pero justo cuando creyó que no podía llorar más, Namjoon le anunció que le tenía una sorpresa. Miró de manera cómplice a los demás, pues éstos ya sabían de lo que se trataba, o bueno, todos menos Jungkook, quien seguía igual de inocente a la sorpresa que Seokjin.
El alfa, tomando de la mano a su omega, se lo llevó a un prado apartado dentro del campus universitario. Seokjin, aún portando su toga, miraba expectante y nervioso a Namjoon, pues no tenía idea de lo que estaba pasando.
No fue sino hasta después de un par de minutos que el moreno decidió hablar.
—Príncipe, mi amor— le tomó de las manos —Cada día te digo lo mucho que te amo, pero a veces siento que las palabras no me bastan para expresarlo todo. Eres el chico más hermoso que he conocido y no lo digo solo físicamente, tu alma es sencillamente sublime y causaste que me enamorara de ti hasta los huesos— para este punto, el menor ya estaba derramando unas cuantas lágrimas —Eres lo mejor de mi mundo y ya no concibo mi vida sin ti. Te amo con todo mi corazón y si no te dije esto antes es porque quería que te graduaras primero, quería que cumplieras tu sueño antes de poder hacerte esta pregunta— tomó aire mientras soltaba sus manos, apoyó una rodilla en el suelo y sacó del bolsillo de su saco una cajita de terciopelo roja. El corazón del castaño se aceleró a mil por hora —Kim Seokjin— abrió la cajita, dejando ver el reluciente anillo de oro con unos pequeños diamantes alrededor —¿Me darías el honor de ser tu esposo?
Apenas terminó de pronunciar la pregunta, Seokjin ya se hallaba asintiendo sin poder contener las lágrimas.
—Claro que sí, alfa— se lanzó a sus brazos, ocasionando que su birrete cayera al césped, cosa que le importaba poco menos que nada. Emocionado, tomó las mejillas del de cabellos cenizos y dejó numerosos besos en sus labios —Ya te estabas tardando, creí que nunca me lo propondrías.
Namjoon le regaló una sonrisa —Como te lo dije, quería esperar a que te graduaras, cariño. Claro que quería proponerte matrimonio desde hace tiempo, pero me contenía porque sabía que tus estudios eran primero.
El omega rió de manera suave mientras veía el reluciente anillo deslizarse por su dedo anular. Por fin, ahora era el prometido del gran alfa Kim Namjoon y no podía estar más feliz con ello.
A lo lejos, su familia celebraba mientras veía la bonita escena. Ahora, no solo estaban celebrando una graduación, sino también, un compromiso.
Y vaya que ya se estaba tardando.
¿Qué les pareció? :3
Más de tres mil palabras, en serio que me inspiré esta vez.
No tengo mucho que decir, solo que espero que les haya gustado y que esperen el extra que se situará un par de años más adelante.
Pd: ¿Notaron la referencia a Valentín Miere? Xd
Cuídense y tomen agua ♡
©AlejaDeMin
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