CAP 70: "Una noticia desgarradora"
Al terminar de escuchar la historia, Mark se levantó del sofá con los puños cerrados y las ganas de llorar por la impotencia a flote.
—¿Cómo pudo? Esa desgraciada...— musitó, sintiendo tanto dolor y rabia acumularse en cada célula de su cuerpo.
Con pasos temblorosos, se acercó a la bebé que Seokjin aún mantenía en brazos y no pudo evitar esbozar una sonrisa triste. La pequeña dormía plácidamente, sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.
—Pero sí es un angelito— casi lloró al soltar dichas palabras. Pidiéndole permiso al castaño, tomó a la bebé en sus brazos, al hacerlo, sintió su corazón latir con fuerza contra su pecho —Mira qué cosita más preciosa, toda chiquita— acarició con su dedo la mejilla de la menor —Es tan linda.
Jackson se acercó a su omega y no pudo evitar sonreír enamorado al ver cómo la pequeña hacía un sutil gesto con su nariz. Con algo de temor, se atrevió a tomar su manita y casi muere de amor al sentir lo suavecita que era ésta.
—¿Cómo se llama?— preguntó hacia la pareja.
Seokjin se encogió de hombros —No tiene nombre. Younha no le puso uno.
Mark los miró entristecido antes de volver su atención a la bebé —No entiendo cómo hay omegas que se atreven a abandonar a sus hijos, mientras habemos otros que anhelamos con el alma poder tenerlos.
El castaño miró por un momento a Namjoon, quien asintió de manera disimulada. Era el momento de decirles.
—Jack, Mark— los nombrados alzaron la mirada —¿Ustedes ya comenzaron algún proceso de adopción?
El alfa negó —Hemos visitado unos cuantos orfanatos, pero todos los que hemos visitado son muy exigentes; siempre nos piden demasiados requisitos que a veces nos cuesta cumplir.
El castaño asintió al tiempo que sonreía levemente —¿Y qué les parecería la idea de adoptarla?
Al oír esto, los ojos de la pareja se abrieron de par en par.
—Seokjin, no bromees con ese tipo de cosas, por favor. Sabes que este es un tema delicado para mí— el menor suplicó, viendo con temor al pequeño ser en sus brazos. Inevitablemente, sus ojos brillaron por la ilusión.
—Jamás me atrevería a bromear con algo así, Mark. Namjoon y yo lo hablamos, ambos estamos de acuerdo en que ustedes merecen ser felices y esta pequeña podría ser la hija que ustedes tanto anhelan— tanto alfa como omega miraron a la bebé con ternura —Nosotros sabemos que ella no quedaría en mejores manos que en las suyas, por eso, estamos ofreciéndoles la oportunidad de adoptarla.
—Jin, yo...— su garganta se cerró, impidiéndole emitir sonido. Todo lo que quería decir, se manifestó en forma de lágrimas que terminaron en la cobija que rodeaba el cuerpo de la bebé.
—Namjoon ¿Esto es de verdad?— el de mechas castañas se dirigió al moreno —¿Saben lo importante que es para nosotros su ofrecimiento?
El mayor asintió —Por eso lo hacemos. ¿Van a aceptar?
Hubo un momento de silencio donde ninguno se atrevió a decir nada, o así fue hasta que después de un rato, Mark rompió el silencio.
—Jackeline— todos dirigieron su atención hacia él —Quiero que se llame Jackeline, para decirle de cariño "Jackie" como su papá.
El alfa a su lado esbozó una sonrisa de completa alegría y sorpresa —¿Eso quiere decir que aceptas, cariño?
—Por supuesto— con el amor desbordando por su mirada, el menor le sonrió —¿Y tú estás de acuerdo?
—¡Pero claro!— el mayor le brindó la mejor de sus sonrisas —Vamos a ser papás de esta hermosura, por supuesto que estoy de acuerdo.
Con cuidado de no lastimarla, ambos se atrajeron el uno al otro en un abrazo, donde no solo compartían el sentimiento más bonito jamás creado, sino también, la ilusión de ser padres por fin realizada.
En ese momento, la pequeña abrió sus ojitos negros y miró a la pareja que a partir de ese día, sería su familia, aquella que le brindaría todo el amor, cuidados y apoyo que todo infante merece al llegar al mundo. Como si supiera el futuro que le deparaba, la bebita esbozó una adorable sonrisa que terminó por encantar a sus futuros padres.
—Te vamos a amar mucho, Jackeline— el alfa acarició su mejilla —¿Pero cómo no? Si te llamas igualita a mí— dicho esto, depositó varios besitos en su pecho.
En ese momento, Mark volteó a ver a los causantes de su alegría —Muchas gracias a ambos, nunca podré pagarles lo que acaban de hacer por nosotros.
Seokjin y Namjoon se miraron mutuamente, dándose cuenta de que habían hecho lo correcto. La pequeña Jackeline estaría en buenas manos y sería acogida en un buen hogar.
Ahora sí, todo estaría bien de ahora en adelante.
Las semanas habían pasado y con ayuda de Namjoon, el proceso de adopción legal se había acelerado y efectuado con éxito. Oficialmente, la pequeña Jackeline Wang ahora era hija de Jackson y Mark, y ambos no podían estar más felices con ello.
El embarazo también había progresado satisfactoriamente. Según los médicos, haber recuperado a su lobo, había ayudado mucho a que Seokjin se fortaleciera y disminuyeran los riesgos durante su proceso de gestación. Ahora, lo único que quedaba era esperar a que el parto no presentara complicaciones de ningún tipo.
Actualmente, el omega se encontraba en el jardín de la mansión, acariciando con anhelo su pancita de casi nueve meses de embarazo.
Ya los últimos detalles habían sido ultimados. El cuarto del bebé estaba completamente listo; todos los pañales, mantas, ropita, juguetes y demás estaban en sus respectivos puestos. Incluso, la maleta para el hospital ya estaba lista. Solo quedaba esperar.
—¡Seokjin!— Yuna ingresó a la residencia casi corriendo apenas Namjoon le abrió la puerta. Hyunmi le seguía por detrás con la misma emoción, pero no tan demostrativa.
—¡Mami!— el castaño se puso de pie con dificultad y atrajo en un abrazo a su progenitora, quien no tardó en llenarlo de besos —¿Cómo estás? No esperaba que vinieran hoy.
—Le dije a Hyunmi que tenía muchas ganas de verte y pasar contigo los últimos días que durara tu embarazo— dicho esto, llevó su mano al vientre de su hijo y lo acarició con suavidad —¿Cómo se ha portado mi nietecito?
—Un poquito mal. A veces no me deja dormir por estar pateando— se quejó, haciendo un mohín bastante tierno —Está ansioso por salir.
Namjoon se colocó a su lado, tocando con cuidado el vientre del menor —Es que Jungkook ya sabe el guapo papá que le tocó, por eso quiere salir a conocerme— apenas terminó de decir eso, recibió una palmada en el pecho.
—¡Yo también soy guapo, alfa vanidoso!— el aludido no pudo evitar soltar una carcajada —¿De qué te ríes?
—De nada, es solo que...— se limpió las lágrimas que alcanzaron a salir —Últimamente el embarazo te tiene más sensible de lo normal.
Ante esto, Seokjin hizo una mueca de total ofensa —¡Carga tú con un bebé por nueve meses dentro de ti y me avisas! ¿Okay?
Yuna y Hyunmi disimularon las risas que quisieron soltar al estar presenciando una tierna pelea entre esos dos. La omega no lo culpaba, ella más que nadie sabía por los cambios hormonales que se pasaba durante la gestación y cómo éstos incrementaban durante los últimos días. Ahora más que nunca, Seokjin necesitaba del apoyo de su alfa para sobrellevar lo que se avecinaba.
—Namjoon— el susodicho miró con atención a su suegra —¿Puedo hablar contigo un minuto?
Evidentemente, aquella pregunta lo puso nervioso, pero se halló asintiendo y yendo con su suegra hacia un lugar apartado. Mientras tanto, el omega se dispuso a entablar una charla amistosa con la novia de su mamá, quien ya le caía bastante bien después de haberla conocido mejor.
—Dígame, señora Yuna ¿Qué quiere hablar conmigo?
La mujer lo miró por unos segundos antes de mirar de soslayo a su hijo y volver a poner su atención en él. Solo entonces, se permitió hablar.
—Namjoon, puedo ver que mi hijo es muy feliz contigo y aprecio un verdadero cambio en ti, solo espero que eso no cambie en un futuro. No quiero volver a ver a mi Jinnie sufriendo por tu culpa.
Inmediatamente, el alfa negó con la cabeza.
—Tiene mi palabra, señora. Mi única felicidad es mi omega y mi hijo, no quiero ni volveré a hacerlos sufrir, de eso puede estar segura.
La omega le sonrió de manera fraternal antes de darle una palmadita en el hombro como muestra de su confianza. En ese instante, todo el ambiente tranquilo se desvaneció al escucharse la voz de Hyunmi desde la sala.
—¡Yuna! ¡Namjoon!
Ambos llegaron corriendo, aterrándose en demasía al ver a Seokjin con una mueca de dolor evidente y sus manos firmes en su vientre.
—Me duele demasiado... ¡Agh!— cerró sus ojos con fuerza al sentir un fuerte dolor en la parte baja de su vientre y posteriormente, el líquido amniótico bajando por sus piernas.
—Acaba de romper fuente, tenemos que llevarlo al hospital ya mismo— la omega tomó las riendas de la situación y sentó a su hijo en la silla más cercana —Cariño, tienes que respirar pausadamente ¿Está bien? Namjoon, ve por la maleta del hospital y Hyunmi, tú ayúdame a llevar a Seokjin hasta el auto.
Cada quien realizó lo que se le había pedido y en tan solo un par de minutos, los cuatro ya se estaban dirigiendo al hospital.
Namjoon conducía con Hyunmi de copiloto mientras Yuna trataba de calmar a su hijo, el cual no podía evitar gemir de dolor ante cada contracción.
No está de por demás decir que el moreno alfa iba hecho un manojo de nervios; a pesar de que se había preparado mentalmente para este momento, el que hubiera llegado tan de repente no le ayudaba en lo absoluto.
—Trata de calmarte, Namjoon. Recuerda que Seokjin puede compartir lo que sientes a través del lazo y si siente nervios en ti, él va a estar peor— el de cabellos cenizos asintió y trató de hacer lo que la alfa le decía, aunque le resultaba muy difícil.
—¿Tú tuviste hijos?— la mujer negó.
—No, no los tuve por decisión propia, pero me imagino lo que debes estar sintiendo. Solo cálmate y verás que todo irá mejor.
En el asiento de atrás, Seokjin respiraba como su madre se lo indicaba, pero de vez en cuando, no podía con el dolor y comenzaba a hiperventilar. El dolor le parecía un completo infierno.
—¡Esta me las pagas, Kim Namjoon!— exclamó antes de gritar por lo bajo.
El susodicho lo miró preocupado por el retrovisor —Cariño, tranquilo. Respira profundo y verás que vamos a tener a nuestro pequeño Kookie en nuestros brazos muy pronto.
El menor solo le respondió con un quejido. Comenzaba a sentir mucho calor por la sudoración excesiva y los dolores no hacían más que empeorar la situación.
Después de varios minutos, el auto se estacionó frente al hospital. Namjoon bajó rápidamente del vehículo, abrió la puerta de atrás para sacar a su omega y de esta forma, lo cargó al estilo nupcial hasta el interior del lugar.
Varios enfermeros se pusieron manos a la obra y trajeron una camilla para acostar al omega. De inmediato, lo ingresaron a la sala de urgencias y no permitieron que nadie más entrara, pese a las insistencias de los demás presentes.
—¡Soy su mamá!
—¡Y yo su alfa! Necesito estar con él.
—En unos minutos, ambos podrán entrar con él. Tengan paciencia— y sin decir más, la enfermera ingresó por la puerta por donde se habían llevado al castaño.
Namjoon estaba inquieto, podía sentir la desesperación a través del lazo y eso solo lo hacía querer ingresar sin permiso. No obstante, no iba a cometer esa estupidez para que lo sacaran del hospital y no le permitieran estar presente durante el nacimiento de su bebé.
Como era de esperarse, varios minutos después, la enfermera de hace un rato salió para informarles que podían entrar, pero que debían colocarse una vestimenta de hospital durante su estancia dentro de la sala de partos.
Hyunmi decidió quedarse en la sala de espera para informarle a los padres de Namjoon lo que estaba pasando, por supuesto, el moreno le facilitó sus números de teléfono antes de ingresar.
Una vez ambos tuvieron puestos sus trajes, los médicos les permitieron entrar a la sala. Apenas lo hicieron, Namjoon se dirigió hacia su omega para darle un beso en la frente y tomarle de las manos.
—Príncipe, estoy aquí, perdón por no haber podido venir antes.
El menor le miró agradecido y negó con su cabeza —Está bien, lo importante es que ya estás aquí ¡Ahh!— sus ojos se cerraron al sentir otra contracción.
Los médicos estaban haciendo su labor mientras la pareja parecía estar metida en su propia burbuja, hasta habían olvidado la presencia de la madre del castaño.
Luego de unos cuantos minutos, el médico informó que Seokjin había llegado a los diez centímetros de dilatación, por lo que había entrado en trabajo de parto y había que ponerse manos a la obra.
Yuna se hizo al lado contrario de la camilla para sostener la mano de su hijo mientras Namjoon sostenía la otra. Los minutos pasaban y lo único que se escuchaba dentro de aquel cuarto eran las indicaciones de las enfermeras, pidiéndole pujar, y los gritos de dolor por parte del omega.
De repente, algo comenzó a ir mal y eso pudo notarse en la mirada de los enfermeros.
—¿Qué pasa?— el alfa miró preocupado a los profesionales.
—Lo siento, pero tendrán que salir— un enfermero se encargó de sacarlos del cuarto, aun cuando Namjoon luchó por mantenerse al lado de su pareja. Lo último que éste alcanzó a ver antes de que se cerrara la puerta, fue al menor mirándolo con ojos de angustia por no saber lo que pasaba.
Una vez afuera del cuarto, el moreno se derrumbó en el suelo al no saber lo que estaba pasando. Esta vez no podía disimular su preocupación y miedo, esta vez estaba verdaderamente aterrado.
—No lo entiendo ¿Por qué nos sacaron?— alzó la mirada para ver a su suegra —Esto no me gusta nada.
—A mí tampoco. Algo estaba pasando y no quisieron decirnos— la mujer se sentó al lado de su yerno, solo que en la pequeña banqueta que había allí.
Varios minutos pasaron y ningún médico salía de aquel cuarto. Supieron por Hyunmi que Minho y Daehyun ya habían llegado, pero Namjoon no tenía cabeza para pensar en nadie más que no fuera su omega. Estaba tan aterrado pensando en qué podría haber pasado, que no se percató del momento exacto en que dejó de sentir a Seokjin.
Cuando cayó en cuenta de ello, todo el miedo que sintió durante toda su vida, pareció polvo al lado del que sentía ahora. Varias lágrimas desbordaron de sus ojos, pero no fue sino hasta que un enfermero se dignó a salir, que pudo saber lo que sucedía.
—¿Familiares del paciente Kim Seokjin?
—¡Yo soy su alfa! Por favor, dígame qué está pasando ¡¿Por qué no puedo sentir a mi omega?! — su voz se quebró, pero trataba de mantener la poca cordura que le quedaba.
El enfermero lo miró entristecido y eso solo lo hizo preocuparse más.
—Lo siento, señor, pero el parto se complicó. Tiene que decidir en si salvar la vida de su omega o la de su bebé.
©AlejaDeMin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro