CAP 63: "Madre protectora"
Claro que la respuesta negativa deprimió a Daehyun. Él solo quería tratar de arreglar todo el daño que le había ocasionado a su yerno, pero éste estaba decidido a no aceptarlo. Al final, soltó un suspiro de impotencia.
—Comprendo tus razones, Jinnie— llamó su atención —En serio, me duele que no quieras aceptar, pero supongo que nos lo merecemos, fuimos horribles contigo.
Ante esto, el castaño negó rápidamente —No diga eso, por favor. Ustedes se equivocaron como todo ser humano, pero no puedo flagelarlos por eso, yo también cometí errores que contribuyeron a que el problema empeorara.
Namjoon sabía a lo que se refería. Haber ocultado lo que sucedía con Jaehwan había sido uno de los agravantes para la situación, pero ya no tenía caso seguir condenándose por esto. Ahora, lo único que importaba realmente era la salud de Seokjin y la vida de su cachorro.
Daehyun lo miró con pena, pero en ese momento, recordó algo y se apresuró a preguntar.
—¿Y cuál es la segunda razón?— aquello llamó la atención de su esposo e hijo, quienes habían olvidado que había otro motivo que el menor de la mesa no había comentado.
Seokjin rascó su nuca sin saber cómo decirlo. No era algo seguro, pero estaba esperando que la Madre Luna le ayudara con eso.
—Pues... Como tengo tanto tiempo libre ahora, me puse a buscar en internet algunas ayudas que brinda el gobierno a personas de pocos recursos como yo para poder estudiar... Me encontré con la posibilidad de aplicar para una beca y envié mi solicitud.
Los ojos de Namjoon casi se salen de sus orbitas por la sorpresa y los de sus padres no estaban mejor.
La noticia les había golpeado de lleno.
—¿Hablas en serio, cariño?— Seokjin asintió en silencio —Pero... ¿Por qué no me lo habías dicho?
—Ocurrió mientras tú y yo andábamos peleados. No iba a llamarte, sabiendo que no querías saber nada de mí, para decirte que había aplicado para una beca— el tono de obviedad que empleó para decir aquello, avergonzó al alfa.
—Tienes razón, lo siento— rió nervioso al sentirse un poco avergonzado de estar teniendo esa conversación frente a sus padres.
En ese momento, el mesero de antes volvió con sus pedidos. Acomodó los platos sobre la mesa y tras pedir que lo disfrutaran, se retiró tan rápido como llegó.
No obstante, ninguno comenzó a comer. Seokjin comenzó a pensar lo peor a causa del silencio de los tres presentes, pero justo cuando iba a decir algo para aligerar el incómodo silencio, la voz de Daehyun y Namjoon sonaron al unísono.
—¡Felicidades!
Ambos lo abrazaron con fuerza sin llegar a lastimarlo, haciendo que el menor abriera sus ojos shockeado y mirara a su suegro alfa sin entender nada. Éste le brindó una pequeña sonrisa e hizo una seña con su puño que le decía que también estaba feliz con la noticia.
—Bueno, todavía no está confirmado nada, pero quiero creer que me darán la beca en el transcurso de este año. Planeo volver a estudiar el próximo año cuando ya haya tenido a mi cachorro— informó, sonriendo levemente ante las muestras cariñosas que estaba recibiendo. Honestamente, no se lo esperaba.
—Sé que te la darán, cariño. Eres muy inteligente y no hay nadie que merezca más esa beca que tú— las mejillas del omega se tiñeron de color rosa y un bonito brillo en sus ojos se hizo presente.
—Gracias, Nammie.
El almuerzo transcurrió con total armonía. Los cuatro se la pasaron contando anécdotas y datos que hacían bastante amena la estadía allí, esto mientras disfrutaban de la deliciosa comida. Inclusive, Minho sugirió algunos nombres para el futuro bebé, pero ninguno logró convencer del todo a Seokjin.
Cuando llegó la hora de retirarse, Daehyun se despidió de su hijo y yerno con un fraternal abrazo, no sin antes quedar con el castaño de salir el próximo fin de semana en una tarde de omegas. Por supuesto, Yuna también estaba invitada.
Y hablando de eso...
—¡Mi mamá!— exclamó el menor mientras se dirigían a la casa del moreno en un taxi.
Namjoon frunció el entrecejo —¿Qué pasa con tu mamá, Jinnie?
El menor le vio preocupado —Ella no sabe nada de lo que pasó. Se me olvidó por completo llamarla esta semana— llevó su dedo pulgar a su boca para empezar a morderse la uña del mismo, acto que Namjoon interrumpió para evitar que se dañara los dientes.
—Bueno, creo que deberás comunicarte con ella apenas lleguemos a mi casa, aunque eso implique que, muy posiblemente, tu madre me castre.
Ante esto, Seokjin se echó a reír —¿Crees que sea capaz?
El moreno lo miró como si hubiera hecho la pregunta más obvia del mundo —Tú deberías saberlo mejor que nadie, príncipe, eres su hijo— se rió por lo bajo —Todavía recuerdo la vez en que fui a hablar contigo a casa de tu mamá. Cuando bajé las escaleras, ella me esperaba en la cocina con un cuchillo en la mano ¡Con un cuchillo, Jinnie! Tu madre es capaz de matarme si se entera que te hice daño de nuevo.
El omega rió por la imagen mental, pero dejó de hacerlo segundos después. Namjoon tenía razón. Yuna era una omega de temperamento fuerte; si llegaba a enterarse de lo que había pasado entre el alfa y él, era capaz de tomar medidas extremas contra el primero.
—En ese caso... Supongo que lo mejor será ocul...— se calló abruptamente al ver que el taxi había llegado a casa de Namjoon, pero no guardó silencio precisamente por ello, sino porque hablando del rey de Roma...
Yuna estaba frente al pórtico junto a Hyunmi, quien la estaba esperando como la protectora y responsable novia que era.
Sí, novia.
Seokjin se mordió la lengua y miró a Namjoon preocupado. Éste no estaba en mejor estado; no sabía si estaba nervioso por la anterior conversación o por pensar en la posibilidad de que Yuna lo castrara cuando se enterara de todo.
En ese momento, el alfa sintió el verdadero terror.
Después de pagar por el pasaje, ambos salieron del vehículo y se encaminaron hacia la casa. Yuna se dio la vuelta en ese instante y una enorme sonrisa se estableció en su rostro al ver a su hijo.
—¡Cariño!— bajó las escaleras de la entrada y fue a su encuentro para darle un maternal abrazo —¿Cómo estás, mi vida? ¿Cómo está mi nietecito?
Los demás no lo notaron, pero una sutil sonrisa se asomó en el rostro de la alfa.
—Estamos muy bien, mamá. Hoy fuimos al médico para revisarlo y revelar su sexo— comentó con bastante emoción, contagiando a su madre de la misma.
—¿Y bien? ¿Qué te dijeron?
—¿Qué les parece si entramos primero?— intervino Namjoon, abrazando a Seokjin por los hombros. Ambas féminas asintieron de acuerdo y los cuatro ingresaron a la residencia.
El castaño debía admitir que se sentía un poco mal por regresar a dicha casa. Sentía una nostalgia que le comprimía el pecho y le hacía recordar los malos momentos vividos allí. Por supuesto que todo no había sido malo, pero su última estancia allí no le traía muy buenos recuerdos, a decir verdad.
—Pónganse cómodas, voy a traer algo de beber— el alfa se retiró en dirección a la cocina mientras la pareja y el omega tomaban asiento en la sala.
Yuna se sentó en el sofá frente a su hijo mientras le brindaba una suave sonrisa. Éste se la devolvió y miró un poco incómodo a Hyunmi, quien tenía una de sus manos sobre la pierna de su mamá. Eso no le gustaba.
—Am... Ustedes dos ¿Me perdí de algo?— fue lo primero que logró decir, consiguiendo que su madre se sonrojara a más no poder y la alfa desviara su mirada hacia otro lugar.
—Jinnie, es que ha pasado una semana desde la última vez que hablamos y han pasado muchas cosas...
—En eso concuerdo— respondió cabizbajo.
Claro que Yuna notó el semblante decaído de su hijo y no pudo evitar preocuparse. Se sentía culpable por haber perdido contacto tantos días con él cuando eso nunca había pasado, pero esa semana en particular había sido decisiva en su relación con la alfa y habían sucedido cosas que se avergonzaría de contarle a su hijo.
—Cariño ¿Pasó algo?— cuestionó con voz suave, tratando de que Seokjin no se sintiera forzado a responder dicha interrogante.
Él se mordió el labio inferior mientras pensaba en una forma de contarle a su madre lo que había pasado sin hacer quedar mal a Namjoon. No era que quisiera librarlo de toda culpa, pero sí prefería mantener la fiesta en paz entre él y su mamá.
—Lo que pasa es que... Ya no estoy viviendo con Nam.
Yuna frunció el entrecejo notoriamente y Hyunmi pareció interesarse por la conversación al oír aquello.
En ese instante, el moreno alfa regresaba a la sala, cargando una bandeja con vasos llenos de jugo. No obstante, antes de que pudiera decir algo, se estremeció al ver a su suegra levantarse de su asiento y encararlo con una expresión de pocos amigos.
—¿Qué le hiciste a mi hijo?
Alfa y omega abrieron sus ojos en grande, pero fue el segundo quien se apresuró a levantarse para alejar a su mamá del de cabellos cenizos.
—Mamá, tranquila. Namjoon no hizo nada— mintió —Lo que pasa es que tuvimos un pequeño problemita, pero ya lo solucionamos. Solo fue un malentendido.
Yuna le miró sin creerle ni una palabra —Hijo, ustedes han tenido problemas desde el principio de su relación, pero para que te hubieras ido de la casa, tuvo que haber pasado algo muy malo— Seokjin había olvidado lo astuta que era su mamá.
Buscó ayuda en los ojos de Namjoon, pero éste no sabía qué decir exactamente. Cualquier cosa que saliera de sus labios, lo condenaría.
—¿Y bien? ¿Alguno va a decirme lo que pasó?
Namjoon hizo sus labios una línea. Giró su vista en dirección al omega y aunque éste negó con su cabeza de manera disimulada, él supo que debía afrontar las consecuencias de sus actos. Sería muy poco alfa si le mintiera a su suegra para salvarse a sí mismo, no quería ni iba a hacerlo.
—Lo que pasó, señora Kim, es que yo... Volví a lastimar a Seokjin— la omega cerró los puños por el enojo que comenzaba a aparecer —Yo... Me dejé llevar por lo que una omega me decía, desconfié de la fidelidad de Jinnie y le dije cosas horribles de las que ahora me arrepiento.
El castaño lo miró entristecido, pero incluso así, se colocó a su lado —Es cierto, mamá, pero no quiero que te pelees con Namjoon. Todo salió a la luz y aunque no he regresado con él, ambos sabemos que tenemos un cachorro en camino por el cual debemos preocuparnos.
La omega miró seria al alfa. No podía creer que otra vez, había dejado a su hijo en manos de ese alfa que no lo merecía, pero no tenía derecho a reclamar nada, no después de haber estado ausente en este tiempo que su hijo había necesitado de ella.
—Mira, si no te golpeo, es por Jin, pero que sepas que no me tienes nada contenta, Namjoon— fue hacia su hijo y lo abrazó de manera protectora sin dejar de ver al moreno —No voy a volver a dejarlo solo. Él me tiene a mí y estoy dispuesta a defenderlo de ti cuantas veces sean necesarias.
El menor miró preocupado a su mamá y luego al alfa, quien se hallaba con la cabeza gacha como un cachorro recién regañado.
—No puedo prometerle que todo será color de rosa de ahora en adelante, también soy humano y tiendo a equivocarme, pero sí tiene mi promesa de que evitaré a toda costa volver a hacerle daño a mi omega. No quiero volver a causarle el dolor que ya le he provocado.
Seokjin lo miró con los ojos nublados al tiempo que le susurraba un inaudible "Gracias", que le hacía saber lo mucho que deseaba que sus palabras fueran ciertas esta vez.
Una vez se hubo separado de su madre, se limpió las lágrimas que no alcanzaron a salir y trató de recomponer su semblante. Namjoon les pasó los vasos con jugo y cuando dejó la bandeja sobre la mesa de centro, cayó en cuenta de algo.
—Príncipe, ¿No ibas a decirles lo que nos dijeron hoy en la clínica?— ambas féminas alcanzaron a oír esto y se pusieron alerta.
—Cierto, cariño ¿Qué te dijeron?
El omega rió nervioso y terminó por decir —Vamos a tener un niño.
Los ojos de la pareja se abrieron en grande y Yuna no pudo disimular la mueca que se reflejó en su rostro. El menor se preocupó por ello e inevitablemente, se sintió mal.
—¿Tanto te disgustó la noticia, mamá?— preguntó con un tono de amargura que regresó a la mujer a la realidad.
—¡No! No es eso, Jin. Lo que pasa es que...— se mordió el labio inferior —No me imaginé que estuvieras esperando a un niño, honestamente, creí que sería una niña ¿Ahora qué hago con los vestidos rosas que le hice?— puchereó.
—Y con los listones para el cabello que le compré esta semana— añadió la alfa.
Oh...
Así que era eso.
©AlejaDeMin
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