CAP 58: "Trauma"
El alfa ingresó a la habitación, dejando la puerta abierta tras de sí para evitar un malentendido con su novio. Se sentó en la cama, a un lado de Seokjin y lo miró fijamente.
—Perdón por gritarte, se me escapó— comenzó diciendo, Seokjin mantenía su mirada en el suelo —Es que... Me enojé cuando dijiste que le habías dado otra oportunidad a ese t-... A Namjoon— se corrigió rápidamente para no ofender al menor —Jin, yo he presenciado las humillaciones y faltas de respeto que ha cometido contigo, por eso quise ayudarte a alejarte de él, por eso te permití que vinieras a mi departamento. Te quiero como a un hermanito y por eso me da coraje verte llorar por su culpa.
El castaño lo miró tras oír lo último, sintiéndose mal por haber traicionado la confianza del alfa.
—Yo también lo siento. Te juro que traté de mantenerme firme con él, pero no pude. A pesar de todo, yo sigo amando a Namjoon— su voz se quebró —¿Acaso eso está mal? ¿Soy un idiota por querer a un hombre que me ha hecho tanto daño?
El alfa le miró entristecido.
—No, Jin. Amar a Namjoon no te hace un idiota, te hace humano. Por mucho que me duela aceptarlo, Namjoon y tú son predestinados, te lo dije ese día en el auto, aunque no te merezca, su destino es estar juntos.
Seokjin lo sabía. Si al fin y al cabo, Namjoon y él terminarían juntos ¿Por qué complicar más las cosas? Obviamente, tenía su orgullo y por eso no lo había perdonado de inmediato, pero era consciente de que su decisión no solo lo afectaba a él, sino también al cachorro que estaba esperando.
Necesitaba ser marcado para poder sobrevivir y dar a luz a su bebé, para eso, necesitaba a ese alfa que le había hecho ver el lado más lindo del amor, pero también, el lado más amargo de la decepción.
—Yo no perdoné a Namjoon, Jackson— el susodicho lo miró incrédulo —Le dí una nueva oportunidad para demostrarme que en verdad quiere cambiar. Soy consciente de que no tengo mucho tiempo de vida y que a este paso, no llegaré a los seis meses, no te imaginas cuanto me aterra saber eso. Jackson, yo quiero cargar a mi bebé, quiero alimentarlo, cuidarlo, darle todo el amor del mundo y no podré hacerlo si Namjoon no me marca. Comprende que, más allá del amor que siento por él, le di esta oportunidad para que se arrepienta de todo lo que ha hecho y para que mi bebé pueda nacer.
El de mechas castañas dio un asentimiento, comprendiendo la situación. Estaba más que claro, Jin necesitaba de su alfa en estos momentos y él no tenía porqué intervenir, hacerlo solo le haría más daño al castaño. Sin embargo, no dejaba de preocuparle.
—Está bien, pero te juro que si Namjoon no cambia esta vez, le voy a partir la cara— Seokjin soltó una suave risa, pero dejó de hacerlo cuando vio que el alfa no estaba bromeando.
—Bien, bien. Esta vez confío en que sí lo hará. Tengo la esperanza.
El mayor soltó un suspiro sin decir nada más. En verdad, esperaba que ese cabeza hueca remediara todo el daño que había ocasionado y se arrepintiera por cada lágrima que le hizo derramar a su amigo.
Namjoon salía de la comisaría, luego de haber hecho la denuncia contra Lee Younha y haber solicitado una orden de alejamiento, no solo para él, sino para su omega y su futuro bebé. Debía ser precavido y no dejar ningún cabo suelto.
Tenía un mal sabor de boca desde el día que fue a recoger su auto y sus pertenencias. Al llegar allá en un taxi, vio con amargura cómo su vehículo había sido destruido casi en su totalidad. Tenía golpes por todas partes de lo que pareció ser un objeto grande, sin mencionar que los neumáticos estaban pinchados y los vidrios quebrados.
Por supuesto que fue a hacerle el reclamo a esa familia, pero la única que salió fue la madre de la pelinegra, contándole que su hija había tenido un ataque de rabia y había destruido su vehículo con un bate. Luego de eso, sacó el celular del moreno de su bolsillo y se lo entregó intacto.
—Fue lo único que pude salvar. La billetera no la encontré, así que creo que está dentro del vehículo— torció su boca, apenada —Lamento todo esto, si me disculpa.
Cerró la puerta sin más, dejando a Namjoon con la cabeza vuelta un lío y el auto destruido.
Llamó a una grúa para que recogieran su auto y lo llevaran a mantenimiento. Claro, primero había arriesgado su bienestar al abrir la puerta del auto para sacar su billetera de la guantera, habían demasiados vidrios en el asiento y casi se corta cuando la sacó. Afortunadamente, ésta estaba tal y como la dejó.
Ese día, el mecánico le había dicho que su auto estaba prácticamente muerto, pero que haría todo lo posible por arreglarlo y dejarlo como nuevo. Eso sí, no esperaba tenerlo listo en menos de tres semanas.
Mientras subía al taxi fuera de la comisaría, pensaba en el momento en que se le ocurrió meterse con Younha. Haberlo hecho le había costado más de lo que le hubiera gustado. Cuando la conoció, era una omega mimosa y de olores dulzones, un poco chillona, pero le parecía tierna. No tuvo que pasar mucho tiempo para descubrir la clase de mujer que verdaderamente era.
Desbloqueó su teléfono y abrió la galería, allí, buscó una foto que quiso borrar hace unos días, pero que ahora le provocaba nostalgia: Su Jinnie y él riendo con sus rostros pintados de verde. Aquel día que pintaron la habitación de su futuro cachorro era uno de los mejores recuerdos que tenía del último mes.
—Te voy a recuperar, cariño. Eso te lo prometo— pensó en voz alta mientras miraba el angelical rostro de su omega.
—¿Disculpe?— el taxista lo miró extrañado, por lo que el alfa se apresuró a negar.
—Olvídelo, por favor, lléveme a esta dirección— le mostró la mencionada en su celular y el taxista emprendió marcha hacia ese lugar.
El lugar era silencioso, un tanto frío por el aire acondicionado, iluminado por una gran ventana cubierta por persianas y decorado con un toque minimalista. Dentro, dos personas se hallaban platicando; un beta de cabello oscuro con uniforme y un alfa de cabello cenizo sentado frente a él, siendo únicamente separados por una pequeña mesita decorativa.
—Entonces cuéntame, Namjoon ¿Qué te trae a mi consultorio?— cuestionó con voz amena y una libreta en manos.
El susodicho se miró las manos un tanto nervioso, si bien había tomado esta decisión con determinación, nunca antes lo había hecho y se sentía un poco extraño.
—Lo que pasa es que... Tengo problemas de confianza que han destruido poco a poco la relación que tengo con mi omega. Él va a tener un hijo mío, pero en estos momentos, no estamos juntos precisamente por mi culpa. Quiero que usted me ayude para que pueda recuperarlo.
El beta anotó lo que el alfa le había dicho y posteriormente, lo miró fijamente.
—Bueno, el primer paso es aceptar que tienes un problema, así que el hecho de que hayas venido conmigo con ese punto claro, nos facilita mucho las cosas. Ahora, lo que sigue es averiguar la raíz de ese problema ¿Desde cuándo consideras que comenzaste a tener problemas de confianza?
Namjoon no necesitó de mucho tiempo para responder.
—Desde que mi primer omega me dejó por otro alfa.
Una hora había pasado desde aquello y el moreno salía del consultorio del psicólogo con la mente un poco más clara. Le había contado todo lo que había acontecido desde que conoció a Mingyu, le platicó acerca de sus otras parejas y le contó todo lo que había vivido con Seokjin, desde la manera tan particular en que comenzaron a vivir juntos hasta la pérdida de sus lobos. No escatimó en detalles, cuanto más supiera el hombre acerca de su problema, le sería más fácil ayudarlo.
Nunca pensó estar yendo a un psicólogo, mucho menos admitir que tenía un problema a raíz de un trauma, pero lo estaba haciendo. Estaba decidido a reconquistar a Seokjin y este era el primer paso, debía sanar sus heridas para poder amarlo con libertad, sin tener la sombra de lo que fue su vida antes de él.
Al salir, una sonrisa sincera se estableció en su rostro, quería contarle a Seokjin que había dado este gran primer paso.
Llamó a un taxi y le dio la dirección del edificio de departamentos donde especulaba, su omega estaba viviendo. Si aquella vez lo encontró allí, lo más probable es que se estuviera quedando en ese lugar. Si sus especulaciones fallaban, todavía podía buscarlo en la casa de Yuna.
Unos minutos después, el taxi se estacionó frente al edificio que había visitado tantas veces. Tragó saliva al caer en cuenta de que, probablemente, podría ser Jackson el que le abriera la puerta. No era que le molestara, pues ya no estaba enojado con él, ni siquiera por el puño que le había propinado antes de irse ese día, sino que le daba vergüenza aparecer en su departamento después de las calumnias que había lanzado contra él.
Sacudió su cabeza y trató de tranquilizarse. Estaba bien, si Jackson le abría la puerta, le pediría disculpas por lo que había hecho y trataría de remediarlo; no esperaba ser perdonado de inmediato, pues conocía la actitud del alfa, pero al menos deseaba expresarle el arrepentimiento que sentía.
Le pagó al taxista e ingresó al edificio. Al ver hacia la recepción, observó al hombre que le había prestado la ropa de su hijo hace unos días y abrió los ojos en grande al caer en cuenta de que se había olvidado de llevarle la ropa. Al parecer, el hombre estaba ocupado con otro inquilino, así que no le puso mucha atención, cosa que agradecía.
La próxima vez que viniera, le traería su ropa lavada y planchada.
Subió al ascensor y presionó el botón del piso indicado, una vez allí, buscó el departamento y tocó el timbre, no sin antes prepararse mentalmente y tomar una gran bocanada de aire.
Unos segundos después, escuchó la puerta siendo abierta. Al ver a la persona que le abría, una sonrisa adornada de hoyuelos se esbozó en su rostro y su corazón se aceleró.
—¿Namjoon? ¿Qué haces aquí?— el castaño le preguntó extrañado, pues no había recibido un mensaje o llamada suya desde esa noche.
—Vine a verte ¿Puedo pasar?— el menor negó de inmediato —¿Está Jackson aquí?— Seokjin volvió a negar.
—Él y Mark están en el hospital, pero no me permiten dejar entrar a nadie, ni siquiera a ti— explicó con pena.
El alfa asintió lentamente hasta que cayó en cuenta de lo que el omega había dicho —¿Están en el hospital? ¿Por qué? ¿Les sucedió algo?
Seokjin ladeó su cabeza, pensando en si debería decírselo o no. Al final, optó por hacerlo.
—Mark tiene síntomas de embarazo, así que fueron a hacerle un examen de sangre para saber si lo está.
Al oír eso, una sonrisa apareció en el rostro del moreno, pues éste conocía bien los problemas que tenía la pareja para quedar en embarazo y que ahora hubiera una pizca de esperanza, le alegraba bastante.
—Espero que sí lo esté, Jackson se muere por ser papá.
—¿A quién se parecerá?— se cruzó de brazos, recostándose en el marco de la puerta. Namjoon soltó una suave risa.
—Ser papá es algo que he deseado desde hace tiempo, por eso me emociona mucho saber que en esta pancita estás cargando a mi bebé— tocó el vientre del omega, haciéndolo sobresaltar un poco por la impresión.
—O-oye, creo que ya deberías irte. Ellos salieron hace rato y me regañarán si te ven aquí. Jackson no se tomó muy bien la noticia de que te había dado otra oportunidad.
El alfa hizo una pequeña mueca —Lo entiendo... Está bien, me iré, pero antes tengo que contarte algo.
El menor enarcó una ceja e hizo un movimiento con su barbilla —¿De qué se trata?
Namjoon tomó una bocanada de aire y cuando estuvo preparado mentalmente, lo soltó. —Hoy empecé a ir a terapia. Fui con el psicólogo y llegamos a la conclusión de que tengo un trauma que debo superar para poder volver a confiar en las personas.
El castaño se quedó estático en su lugar.
—¿Qué?
Les cuento que el plan de reconquista de Namjoon me lo sugirió @bts20132008, así que denle las gracias a ella por las increíbles ideas que me dio para que ustedes vuelvan a querer a nuestro guapo morenazo.
©AlejaDeMin
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