CAP 52: "Amarga decepción"
Seokjin debía admitir algo. Lo que menos se esperaba esa mañana, a mitad del desayuno, era recibir una llamada de su suegro Daehyun, diciéndole que necesitaba hablar con él seriamente.
¿Que si estaba nervioso? Hombre, por supuesto que sí. Sobre todo porque ya se imaginaba lo que sucedería durante y después de su encuentro.
Su apetito disminuyó considerablemente al punto que tuvo que dejar el plato a medio terminar. Se sentía nervioso y rogaba a la Madre Luna con todas sus fuerzas que no se tratara de lo que él se imaginaba.
—Necesito salir— informó al volver de la cocina —Mi suegro... Ex suegro— corrigió —Necesita hablar conmigo, debo ir a su oficina.
Mark se le quedó viendo con la cabeza ladeada.
—Y si él necesita hablar contigo ¿Por qué eres tú el que tiene que ir a su oficina? Que venga él— bufó molesto.
—Déjalo, amor— intervino Jackson —El padre de Namjoon es un hombre muy ocupado, seguramente no puede salir de la empresa— se dirigió al castaño —Yo te llevo, Jin. No te preocupes.
El susodicho asintió apenado y se fue a cambiar la ropa por una más presentable. Le daba vergüenza estar molestando a quienes le dieron acogida y peor aun, estar dando motivos para que Mark desconfiara de él.
En cierta parte, podía entender que Namjoon pensara que Jackson era su amante. Era atento con él, lo apoyaba incondicionalmente y solía ayudarlo cuando lo necesitaba. Cosa que Namjoon no era cuando tenía cucarachas en la cabeza.
Mientras se cambiaba, llegó a la teoría de que, tal vez, Namjoon estaba celoso de que su mejor amigo tratara mejor a su omega que él mismo. ¡Pero él no tenía la culpa! Si Jackson tenía esa actitud con él era porque lo apreciaba y tenían una bonita amistad, no un estúpido romance como pensaba el alfa.
Decidió tratar de olvidar el tema por el momento y salió de la habitación. Su ropa, si bien era casual, no le hacía ver desaliñado. Se peinó un poco y metió su celular al bolsillo de su pantalón para no tener que cargar con bolsos. Una vez así, salió a la sala, dándose cuenta de que Jackson ya lo esperaba.
—¿Nos vamos?— Seokjin asintió —Bien, nos vemos al rato, amor— se despidió de Mark con un cálido beso en los labios y segundos después, ambos salieron del departamento.
Mientras el alfa conducía, el omega miraba por la ventana mientras acariciaba su vientre inconscientemente. Ésto fue notado por el mayor, quien no dudó en hablarle para darle un poco de confort.
—Descuida, tarde o temprano, Namjoon se dará cuenta de que está cometiendo un error contigo y regresará a pedirte perdón de rodillas— le miró por breves instantes —Tu cachorro tendrá a su papá con él, no te preocupes.
Ante esto último, el menor le miró afligido. —Es que ya no sé si quiero que Namjoon esté presente en su vida— bajó la mirada —No sé si pueda llegar a perdonar lo que hizo.
Jackson le devolvió la mirada, aunque por poco tiempo para no correr el riesgo de sufrir un accidente. —Jin, yo te aprecio mucho y por eso mismo, estoy muy enojado con Namjoon en estos momentos, pero también soy consciente de que ustedes son predestinados y van a terminar juntos tarde que temprano— se estacionó —Solo... Espero que él recapacite y de verdad cambie para bien, no es justo para ti ni para tu bebé tener que aguantar su actitud y comportamientos de mierda.
Seokjin le miró melancólico antes de abrazarlo, aún estando dentro del auto. Su amigo tenía razón; aunque todavía no estaba dispuesto a perdonar a Namjoon, sabía que en algún momento debería confrontarlo y ponerlo en su lugar. Siempre fue un omega que se hacía valer y respetar, y no iba a cambiar ahora.
Unos minutos después, Seokjin salió del auto mientras Jackson se quedaba dentro por decisión propia. Era mejor no dar motivos para que el asunto se complicara.
Tras saludar a la recepcionista y que ésta anunciara su llegada a Daehyun, el castaño ingresó al ascensor y subió hasta el piso donde sabía, se hallaba su oficina. Mientras caminaba por el pasillo, su corazón empezó a latir con fuerza por el miedo que lo abarcó de repente, dicho sentimiento aumentó con creces cuando tocó la puerta.
—Pase— hizo lo pedido y cerró la puerta tras de sí.
Dentro, como de costumbre, se hallaba el omega mayor sentado tras su escritorio, portando unas gafas que no le permitían ver por completo sus ojos debido al reflejo. La imagen le causó escalofríos.
—Siéntate, no te quedes ahí parado— Seokjin obedeció automáticamente y se quedó en silencio, esperando a que fuera Daehyun el primero que hablara.
Para su buena o mala suerte, ésto no tardó en suceder.
—Supongo que no tiene caso que te pregunte cómo estás, ya me lo imagino— inició con su característica voz apacible —Minho me acaba de llamar para contarme todo, ya sé lo que pasó entre tú y Namjoon.
Seokjin dio un suspiro y asintió sin decir nada.
—¿Y bien? ¿Qué tienes para decirme? Te doy la oportunidad para que te defiendas, no soy tan impulsivo como mi esposo o mi hijo, así que te daré el beneficio de la duda.
El menor le miró asustado, pero con una pizca de esperanza de que el contrario le creyera. Tomó una bocanada de aire y decidió hablar. —Yo solo he estado con Namjoon en toda mi vida, jamás he estado con otro alfa y tampoco le he puesto los cuernos en ningún momento. Esos exámenes fueron manipulados, estoy seguro de que Younha metió la mano allí para que mis resultados dijeran que Namjoon no es el padre de mi hijo, pero el de ella sí.
Daehyun torció su boca tras escucharlo. —No me sorprendería que lo hubiera hecho, esa omega nunca me ha agradado, es manipuladora y caprichosa, ha hecho de la vida de mi hijo un infierno desde que lo conoció— Seokjin dio un asentimiento, agradecido porque al menos su suegro sí le había creído —Tengo la solución— dijo después de un momento —Vamos a hacerte otra prueba de paternidad, esta vez yo te acompañaré para que no hayan trucos de ningún tipo.
Al oír eso, el castaño abrió sus ojos en grande y negó de inmediato. —No puedo.
—¿Por qué no puedes?— el mayor lo miró confundido.
—Porque el médico que nos hizo la amniocentesis nos advirtió que era un proceso bastante riesgoso para el bebé— miró su vientre preocupado —Salió librado la primera vez, no voy a arriesgarme a que algo malo le pase si lo vuelvo a intentar.
Daehyun lo miró con una pequeña mueca. —Te comprendo, si estuviera en tu lugar, también tendría miedo, pero es la única solución que veo para que puedas arreglar las cosas con Namjoon. Si ve el nuevo resultado, tal vez...
—¿Tal vez qué?— le cortó sin querer sonar grosero —Namjoon no confía en mí. Necesita de un estúpido papel para poder creer en mi palabra, eso no se vale— apretó su mandíbula —No voy a arriesgar a mi bebé otra vez solo para que él pueda convencerse de que le estoy diciendo la verdad, mucho menos después de humillarme en pleno hospital.
El omega mayor soltó un suspiro pesado al tiempo que se cruzaba de brazos. —Seokjin, yo te creo, pero no me dejas muchas opciones para ayudarte...— se mordió los labios, pensando en lo que su esposo le había dicho por teléfono —Minho me dijo que dejara de pagarte los estudios, pero quería hablar contigo primero para poder llegar a acuerdo.
Al escuchar eso, los ojos del menor se abrieron asustados y su garganta se cerró en un nudo doloroso.
¿En serio iba a abandonar su sueño por el capricho de una omega?
Bajó su mirada hacia sus piernas mientras sus puños se cerraban por la impotencia, aferrándose a la tela de su pantalón. Su cabeza le dolía por el estrés y su garganta le pedía dejar salir el llanto para sentir algo de alivio.
Sin embargo, eso no sucedió.
—Está bien— respondió al rato, con la voz apagada —Entiendo que no puedan confiar en mí, después de todo, solo soy un desconocido que se enamoró perdidamente de su hijo— Daehyun iba a hablar, pero el menor no se lo permitió —Iré hoy mismo a cancelar la matrícula... Muchas gracias por la oportunidad.
Se puso de pie sin decir nada más, le brindó una última mirada a su ex suegro y salió de la oficina.
Al salir de la empresa, se dirigió al estacionamiento y buscó el auto donde Jackson lo esperaba, al encontrarlo, entró en silencio y se puso el cinturón de seguridad.
—Podemos irnos.
El alfa iba a preguntar qué había sucedido, pero mejor optó por no hacerlo, al menos no por el momento; si bien Seokjin no estaba llorando ni tenía rastros de haberlo hecho, se veía apagado, como si lo hubiera perdido todo y ya no tuviera fuerzas ni para llorar.
Mientras conducía, miraba de reojo al castaño, quien solo acariciaba su vientre mientras tenía la mirada perdida. Pensó que no hablaría hasta llegar a casa, pero desistió de aquella idea cuando lo escuchó preguntar:
—¿Puedes llevarme a la universidad? Estamos a dos cuadras.
—Seguro, pero ¿Te sientes bien para asistir a clases? Sin ofender, pero no te noto muy bien.
Seokjin le brindó una sonrisa que no demostraba en lo absoluto felicidad, su mirada no demostraba ningún sentimiento en realidad. —No asistiré a clases, solo iré a hacer algo y volveré rápido, no creo tardar más de treinta minutos.
Jackson torció la boca no muy convencido, pero aceptó. Al llegar a la universidad, se estacionó y se dirigió al menor. —¿Quieres que entre contigo?— el contrario negó y tras agradecer, salió del auto y se adentró en el edificio.
Los pasillos tenían pocos alumnos a esa hora ya que la mayoría estaba en clases. Sin querer tardar mucho, se encaminó hacia la oficina del decano, no demorando mucho en llegar.
Por supuesto, el hombre se sorprendió de que quisiera abandonar la carrera, aunque era algo normal si tenía en cuenta que el chico cursaba apenas el primer semestre. Éste era el período en el que la mayoría se daba cuenta de si había escogido bien o se había equivocado de carrera, por lo que el hombre intuyó que se trataba del segundo caso.
Se hizo el papeleo correspondiente y aunque el decano trató de persuadirlo para que se quedara en la universidad, así fuera cambiándose de carrera, el menor le agradeció y se negó a su propuesta sin dar muchas explicaciones.
Una vez terminaron, Seokjin hizo una reverencia y se despidió del beta antes de salir.
Paz. En ese momento, lo único que quería era la paz de su cuarto, poder desahogar la enorme tristeza que lo invadía por dentro, pero que se negaba a traer al mundo físico. Estaba cansado de llorar y demostrar lo que sentía, siempre terminaba lastimado, así que ¿Qué caso tenía?
Estaba a punto de salir hasta que una voz muy familiar y poco agradable, llegó corriendo hasta él.
—¡Seokjin! Espera, necesito hablar contigo— el alfa lo alcanzó en el pasillo, respirando de manera errática por haber corrido tan rápido.
El susodicho lo miró sin expresión alguna y llevó una mano a su vientre a manera de protección. —¿Qué quieres?
—Hablar contigo... Ven, vamos a la cafetería— iba a tomar su mano, pero el omega fue más rápido y esquivó su agarre —O si quieres, podemos hablar aquí.
—No quiero hablar contigo, Jaehwan. ¿No lo entiendes? Acabaste con mi relación y mi vida, mi alfa vio unas fotos en las que me besabas, una cosa llevó a la otra y terminó rechazándome a mí y a nuestro cachorro — apretó su mandíbula, esforzándose por aparentar la fortaleza que no tenía.
El mayor lo miró esperanzado al escuchar lo último. —Jin ¿Recuerdas que te dije que yo podía hacerme cargo de ese bebé? Pues... Esta es la oportunidad perfecta para demostrarte que soy suficiente para ti y que puedo darle todo el amor del mundo a ese cachorro.
El castaño abrió sus ojos indignado y lo miró con ganas de golpearlo; no lo hizo, pero solo por su embarazo.
—¿Es una jodida broma? ¿Por qué voy a querer estar con el alfa que contribuyó a destruir toda mi vida?
El contrario hizo sus labios una línea, sacando su az bajo la manga.
—Porque tú y yo somos predestinados.
©AlejaDeMin
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