CAP 51: "Objeto de juego"
El alfa gruñó con completa molestia al ver que Seokjin había cortado la llamada. Bajó de nuevo a la primera planta y dejó su teléfono sobre una pequeña mesita, Younha lo veía en silencio, de pie en medio de la sala.
—Lo siento por eso, Seokjin no quiere llevarse las cosas que le compre a su cachorro y ahora no sé qué hacer con ellas. No quiero ver nada aquí que me recuerde a él— masculló lo último, sintiendo sus manos picar por volver a tomar el teléfono y llamarlo para exigirle que fuera por ellas.
Y lo hubiera hecho sino fuera porque la omega se acercó lentamente y tomó sus manos entre las suyas.
—Bueno, si él no quiere venir por ellas... ¿Te importaría regalármelas? El día que las compraste, me emocioné mucho por lo lindas que se veían. Además, sino mal recuerdo, las cosas eran de colores neutros, así que pueden servir para nuestra bebé.
Namjoon frunció el entrecejo y negó de inmediato. —No, Younha. No quiero que tú y nuestra cachorra se conformen con las sobras de Seokjin, no se lo merecen. Merecen algo mejor.
La omega le brindó una cálida sonrisa. —En serio, no me molesta. Además, nunca las utilizaron, así que no son sobras de nadie.
El alfa lo pensó por un momento, realmente no le gustaba la idea porque él quería regalarle algo más bonito a su futura hija, pero después de ver el brillo en los ojos de la omega y percibir tanta insistencia por su parte, terminó por suspirar pesadamente antes de ceder.
—Bien, te las daré. ¿Quieres que se queden aquí o que las llevemos a tu cas-...?— su interrogante fue interrumpida por los labios de la pelinegra, los cuales se habían posado sobre los suyos repentinamente.
Sus ojos se abrieron como platos y se alejó de inmediato, limpiando su boca insistentemente como si sus labios hubieran tocado veneno.
—Younha ¿Qué demonios?— la susodicha no respondió, por el contrario, lo empujó con la suficiente fuerza para hacer que cayera sobre el sofá, acto seguido, se subió a horcajadas sobre su entrepierna y empezó a mover sus caderas en círculos.
—Déjame mostrarte lo agradecida que estoy contigo— echó su cabeza para atrás, jadeando al sentir el miembro del alfa oculto bajo la ropa —Además, noto tu aroma más fuerte de lo normal, estás por entrar en celo ¿No es así? Permíteme ayudarte.
Iba a desabrochar el primer botón de la camisa contraria hasta que sintió las fuertes manos del moreno posarse sobre su cintura, creyó que había logrado seducirlo, pero desechó la idea cuando se vio siendo apartada rápidamente.
Namjoon se encontraba en un estado de trance, con algo parecido al desprecio en su mirada. Tragó saliva duramente, pensando que si Younha no estuviera embarazada, la habría aventado de manera violenta contra el sofá para apartarla de encima.
—No me toques— logró decir después de un rato —No quiero que confundas las cosas ¿Está bien? Sí, Seokjin y yo terminamos, pero eso no quiere decir que voy a volver contigo. ¿Acaso lo olvidaste? Me pusiste los cuernos en mi propia casa ¡En mi cama!— alzó la voz al decir esto último —Si yo no perdono a Seokjin por haberme sido infiel, tampoco a ti. Conoce tu lugar y la relación que tenemos. Solo estamos unidos por la bebé, no te confundas.
Se levantó del sofá y caminó hasta la puerta para abrirla.
—Será mejor que te vayas, llamaré a un taxi para que te recoja...
—No, yo me voy por mi propia cuenta— contestó seca, molesta por haber sido humillada y rechazada —Tomaré el autobus, no tienes que llamar a ningún puto taxi.
Dicho esto, salió por la puerta principal y poco después, desapareció del campo visual del de cabellos cenizos.
Éste cerró la puerta y se fue a sentar en el sofá donde se hallaba anteriormente. Sintió algo de culpa por haber echado a Younha de esa manera tan cruel, pero sus acciones le habían molestado en sobremanera. ¿Cómo ella podía siquiera concebir la idea de volver con él? Si algo lo caracterizaba era la incapacidad de perdonar una infidelidad y si bien las cosas con el castaño no habían funcionado, no estaba dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva con la futura madre de su hija. Una cosa no tenía que ver con la otra, eso lo tenía claro.
Sintió su cuerpo más caliente y un fuerte tirón en su entrepierna. Comenzó a sudar demasiado y pudo sentir el olor a madera y petricor inundar el espacio. Gruñó al tiempo que cerraba sus ojos con fuerza. Ahora entendía a qué se refería Younha.
Su celo estaba llegando.
Rápidamente fue a la cocina para tomar un par de supresores de los que le había regalado Jackson; si bien pensar en su existencia le revolvía el estómago por la ira, era consciente de que necesitaba tomar dichas pastillas o los siguientes minutos, horas y días serían una completa tortura.
Después de unos minutos, los supresores lograron hacer efecto. Aún sentía molestia por la inevitable erección que salió a relucir entre sus pantalones, pero aquello se podía solucionar en cuestión de minutos.
🔞
Subió a su cuarto y se recostó sobre la cama, se despojó de todas sus prendas y una vez estuvo completamente desnudo, llevó su mano dominante a su miembro duro, necesitado de atención y comenzó a bombear de él.
Cerró sus ojos ante la sensación tan gratificante que le proporcionaba aquel trabajo manual. Su mente había bloqueado los recuerdos de las últimas horas y en este instante, solo podía pensar en lo placentero que se sentía aquello.
Su lobo se encontraba con sus pensamientos divididos, pues si bien estaba furioso con su humano por haber rechazado a su alma predestinada, sentía la inevitable necesidad, causada por su celo, de consumar un acto carnal con el único con el que podría hacerlo.
—Mi omega— aquel gemido, Namjoon no supo si había sido causado por él o por su lobo, lo que sí sabía era que ahora se encontraba bombeando con mayor fuerza y rapidez, pensando en lo mucho que deseaba que Seokjin, su omega, estuviera con él para ayudarlo.
Y por supuesto, no era él quien se encontraba pensando. Su lobo había tomado el control absoluto de su cuerpo sin llegar a transformarse.
Su mano venosa se movía con insistencia de arriba a abajo mientras de su boca salían balbuceos inentendibles. Su mente proyectaba los momentos eróticos que había vivido con Seokjin hasta ese momento y tras recordarlo aquella noche que lo montó como un desquiciado mientras ponía esa cara deformada en placer, terminó por correrse sobre su abdomen.
—¡Seokjin!
Las iris de sus ojos se tornaron de amarillo a café en un instante, momento en el cual Namjoon recobró el sentido y poder sobre su cuerpo. Por supuesto, haber recordado al castaño y haberse masturbado pensando en él, no le hizo ni pizca de gracia.
«¿Cómo mierda te atreves a tomar el control sobre mi cuerpo y mi mente? ¿Enloqueciste?»
«Este también es mi cuerpo de cierta manera. Además, no tienes porqué reclamarme después de la estupidez que hiciste, humano»
«¿Ahora resulta que yo te salí a deber?»
«Así es. Me fui una vez y me puedo volver a ir sino arreglas las cosas con nuestro omega. No es amenaza, es advertencia»
Después de aquello, no importarían las veces que Namjoon le habló para tratar de llegar a un consenso, su lobo no le respondería ni hablaría con él hasta que no viera un verdadero arrepentimiento por su parte.
Al día siguiente, el moreno ingresó a la empresa para iniciar su jornada laboral como de costumbre. No obstante, no había ni siquiera tocado su escritorio cuando Jennie tocó la puerta de su oficina.
—Joven Kim, el señor Kim lo necesita en su oficina.
Namjoon soltó aire pesadamente. —Gracias, Jennie. En seguida voy— la susodicha hizo una reverencia y salió de la estancia.
No se sentía bien. Se hallaba molesto por todo lo que estaba sucediendo y ahora su padre quería hablar con él. No era por ser un mal hijo, pero cuando su padre lo mandaba a llamar de esa forma, no era para nada bueno.
Decidió no darle tantas vueltas al asunto y se dirigió a la oficina de su padre. Tocó la puerta tres veces antes de escuchar un "pase", por lo cual, entró en silencio, cerrando la puerta tras de sí.
—Hola, hijo ¿Cómo estás?— el alfa mayor lo saludó con una sonrisa amplia, aliviándolo un poco al hacerle entender con ese gesto que los pensamientos negativos que tenía de esta reunión no tenían base ni fundamento.
—Podría estar mejor— contestó sinceramente, provocando que la sonrisa de su padre se borrara.
—¿Por qué? ¿Has peleado con Seokjin?— el moreno hizo una mueca, dándole a entender que sus suposiciones eran ciertas —Ahh, hijo ¿Qué pasó ahora? Estaban tan bien hace unos días... Daehyun y yo les estamos organizando su baby shower, así que será mejor que se arreglen cuanto antes para que no sea...
—No habrá baby shower— le cortó de repente —Seokjin y yo terminamos.
Un golpe seco, producto de las manos del alfa mayor estampándose contra el escritorio, hizo eco en toda la oficina.
—¿Cómo qué terminaron? Explícame eso, Namjoon— Minho tenía el entrecejo fruncido a más no poder, evidenciando lo molesto y confundido que estaba con aquella declaración.
—Así como lo oyes, Seokjin y yo ya no estamos juntos ¿Y sabes porqué? Su cachorro ni siquiera es mío. Ayer hicimos una prueba de paternidad con Younha y Seokjin, y los resultados arrojaron que el cachorro de mi queridísimo omega no tiene mi sangre.
Minho estaba en shock.
—¿Qué?— fue lo único que pudo decir después de un rato.
—Sorprendente ¿Verdad?— cuestionó con ironía —Aquel que creí, era mi predestinado, no fue sino otro omega más que jugó con mi corazón como le vino en gana.
El dolor y desprecio en sus palabras era palpable. Minho pudo detectarlo en su mirada y aunque estuviera aún aturdido por la amarga noticia, supo que debía ponerse del lado de su hijo.
Lo atrajo en un abrazo que sabía, Namjoon necesitaba. Éste no dudó en corresponder, permitiéndose llorar en silencio contra el pecho de su padre.
Verlo en ese estado de nuevo, le dolía. Más aun al recordar que le había advertido, cuando empezó a salir con Seokjin, que dejara de jugar con omegas y sentara cabeza. ¿Quién diría que al final, Namjoon sería el que terminaría siendo objeto de juego de una más de sus relaciones?
De repente, una pregunta surcó por su cabeza y decidió expresarla en voz alta.
—¿Y los resultados de Younha? ¿Qué arrojaron?
—Noventa y nueve por ciento de compatibilidad. La bebé que lleva en su vientre sí es mi hija— respondió con la voz quebrada por el llanto.
Minho sintió una presión en el pecho, su lobo trataba de decirle que algo no andaba bien con todo esto, pero ni él ni su amigo peludo sabían qué era con exactitud.
—Lo siento mucho por desconfiar de la madre de tu hija, Namjoon... Ahora me doy cuenta de que estaba confiando en la persona equivocada— soltó con amargura —Debemos hablar con tu padre para que tome cartas sobre el asunto.
El moreno lo miró confundido. —¿A qué te refieres, papá?
—A que debemos hablar con Daehyun para que desista de pagarle los estudios a Seokjin. Un omega que se atrevió a jugar contigo de esa manera tan vil, no merece el trato especial que le estaba dando mi esposo.
©AlejaDeMin
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