CAP 50: "Cruel"
El trayecto al departamento del alfa fue bastante silencioso porque Seokjin así lo quiso y Jackson no quería incomodarlo. Cuando llegaron, el mayor dejó el auto en el estacionamiento subterráneo del conjunto y salió para sacar las maletas de la cajuela.
El castaño lo seguía con pasos automáticos en completo silencio. En un momento dado, se ofreció a cargar la maleta pequeña, pero el contrario decidió llevarlas todas él mismo para no hacerlo cargar con nada. De esta manera, ambos ingresaron al ascensor y subieron hasta el piso donde vivía el alfa.
Al llegar, Mark ya estaba esperándolos en el desayunador de la cocina con una sonrisa cálida. Salió a recibirlos, pero como no tenía mucha confianza con el omega todavía, optó por tomar su mano para saludarlo.
—Hola, Seokjin. Pasa, eres bienvenido, siéntete como en casa.
El susodicho se obligó a tragarse el nudo en su garganta, pues ya había llorado demasiado y no quería seguir haciéndolo frente al rubio.
—Muchas gracias por recibirme— hizo una reverencia —Prometo esforzarme para no darles problemas.
El contrario negó con una sonrisa y se ofreció a llevar sus maletas a la habitación de invitados. Jackson decidió acompañarlo para que no cargara todo él solo y de esta manera, desaparecieron momentáneamente del campo de visión del castaño.
Este miraba con temor cada lugar del espacioso departamento, el cual se veía, gozaba de pulcritud y orden. Tan fuerte fue la sensación de estar fuera de lugar que decidió mantenerse de pie para evitar ensuciar o romper algo.
Miró su vientre levemente hinchado y lo acarició para tratar de brindarle consuelo. En estos momentos es cuando agradecía que su cachorro todavía no pudiera distinguir los sonidos fuera de su cuerpo, pues le partiría el alma saber que aquel ser indefenso hubiera podido escuchar aquellas palabras tan hirientes provenir de su padre.
Recordarlas hacía que le doliera el pecho y su respiración se volviera errática. Sabía que esto era malo para su bebé, así que trató de pensar en otra cosa que pudiera distraerlo por el momento. Fue ahí cuando comenzó a pensar en el trabajo que debía conseguir para solventar sus gastos y ayudar con lo que pudiera en ese lugar. Si iba a estar de arrimado, al menos quería colaborar en algo para no sentirse tan mal.
Las voces de Mark y Jackson haciéndose más cercanas lo sacaron de sus pensamientos. Alzó la mirada que se había mantenido fija en su vientre y trató de cambiar su semblante para no preocupar a la pareja.
—Seokjin, no te quedes ahí parado, por favor siéntate. Voy a servir el almuerzo— el rubio lo condujo hacia el comedor y empezó a servir los platos con japchae que había preparado previamente.
Al ver la comida, su estómago gruñó hambriento. Recordó que no había desayunado bien esa mañana y lo único que había comido después de eso eran galletas con yogurt.
Ahora que lo pensaba, quería comer galletas.
Se mordió el labio inferior por el antojo que aparecía en el momento menos indicado, pero no era su culpa, el mayor antojo que había sufrido estando en cinta era el de comer galletas y tal parece que no tenía planeado desaparecer en un buen tiempo.
Tomó los palillos y empezó a comer con lentitud ya que sentía muchas náuseas, y no era porque la comida supiera mal, al contrario, Mark tenía muy buena sazón, pero su estómago se empeñaba en rechazarla sin importarle si lo hacía quedar mal frente al chico que le dio acogida en su hogar.
Trató de aguantar lo más que pudo, pero no resistió mucho y la primera arcada apareció, llamando la atención de los dos presentes.
—¿Seokjin, estás bien?— el susodicho negó a la pregunta del alfa al tiempo que llevaba una mano a su boca.
—¿Dónde está el baño?— fue lo único que pudo preguntar antes de que otra arcada apareciera de nuevo y él se levantara de golpe por pura inercia.
Ambos se levantaron inmediatamente y lo condujeron hacia el baño, allí, el castaño se encerró y empezó a vomitar lo poco que había almorzado y la comida que ingirió en la mañana. Estuvo así por un buen rato hasta que ya no devolvía más que agua. Al terminar, se enjuagó la boca y jaló de la cadena; su reflejo en el espejo le daba lastima y por primera vez, ya no se sentía con la suficiente confianza con respecto a sí mismo.
Se lavó la cara para limpiar las lágrimas que habían aparecido por el esfuerzo y después de secarse, salió.
—Lo siento mucho— hizo una reverencia frente a Mark —Tu comida sabe delicioso, es solo que... El embarazo me tiene...
—Descuida— le tranquilizó —Aún no estoy en cinta, pero conozco los síntomas que dan, me imagino que este cachorrito te está dando problemas— rió un poco para aligerar el ambiente, logrando reducir la vergüenza en el menor.
—Un poco, es la primera vez que rechaza la comida— hizo una mueca.
Mark le dio una indicación silenciosa a su novio para que los dejara solos y así lo hizo él sin poner mayor resistencia. Cuando tuvieron algo de privacidad, el omega mayor condujo a Seokjin hasta el sofá de la sala y le hizo sentarse.
—¿Te sientes un poco mejor?— el castaño dio un asentimiento silencioso —Veo que al cachorro no le gustó el japchae ¿Hay algo en especial que quisieras comer y que no lo rechace?
Asintió —Le gustan las galletas.
Mark le sonrió compasivo antes de ir a la cocina y traer un paquete de galletas de chocolate. Se las extendió y Seokjin las recibió con una reverencia apenada.
—Muchas gracias.
Mientras comía, el ambiente se sumió en un silencio un poco incómodo para el menor. Podía ver de reojo a Jackson almorzar en el comedor y a Mark verlo comer a él. Estaba a punto de decirle que no se preocupara y fuera a almorzar, hasta que el rubio habló.
—¿Sabes? Jackson y yo estamos tratando de quedar en cinta, pero aún no lo logramos— mencionó en un tono entristecido —Es lindo ver a otro omega cumplir ese sueño.
Seokjin lo miró confundido.
—Yo no planeé quedar en cinta y debo admitir que al principio no estaba de acuerdo porque no me sentía preparado para ser padre, pero poco a poco, me fui dando cuenta de que este bebé es una bendición de la Madre Luna y que merece todo el amor que yo recibí por parte de mi madre— bajó su mirada —Quiero hacerlo feliz, aun si debo hacerlo yo solo.
Mark lo miró entristecido —No conozco muy bien los detalles de lo que pasó y no es necesario, pero creo que al tener un vínculo de predestinados con ese alfa, lo mejor sería hablar con él para arreglar las cosas. Tú y tu cachorro lo necesitan.
Seokjin negó de inmediato —No, todo se acabó entre Namjoon y yo, él no quiere saber nada de mí y yo no quiero saber nada de él.
El rubio iba a objetar, pero decidió mejor no hacerlo. Total, él tampoco tenía velas en ese entierro y tampoco quería ser un entrometido. Con resignación, asintió con su cabeza y se acomodó en el sofá.
Seokjin siguió comiendo en silencio hasta que algo llegó su mente de repente, haciéndolo caer en cuenta de algo.
—Espera ¿Tú y Jackson están tratando de tener un bebé?
El mayor asintió con una sonrisa, tratando de disimular la gracia que le provocó lo distraído que podía ser el castaño.
—Llevamos medio año intentándolo, pero al parecer tengo dificultades para quedar embarazado. Por eso reaccioné así cuando vi a Jackson abrazándote, creí que ya se había cansado de mí y había ido a buscar a otro omega que sí pudiera darle hijos.
La boca de Seokjin se secó de inmediato, trató de decir algo, pero no podía. Y él lo había juzgado, creyendo que solo era un celoso empedernido.
De repente se sintió mal, porque a pesar de todo, ese chico mostraba una sonrisa que ocultaba lo mucho que le debía doler querer un hijo y no poder tenerlo. A lo lejos miró a Jackson, quien comía totalmente ajeno a lo que sucedía. No imaginaba la frustración que debía sentir por no poder tener un hijo, pero aun así, comprendió algo muy importante.
—Mark, siéndote sincero, no creo que Jackson sea capaz de buscar a otro omega para que le dé hijos. Se ve que te ama mucho y si no te quisiera, ya habría buscado a otra persona hace mucho tiempo— le tomó la mano para darle consuelo —Está aquí contigo porque te ama, independientemente de si puedes tener cachorros o no. Aun así, no te des por vencido, estoy seguro de que podrán ser padres en un futuro no muy lejano.
El rubio sonrió melancólico al tiempo que asentía efusivamente. Esas palabras le habían dado un poco de confort y aliento para seguir intentando cumplir su sueño y el de su alfa.
—Muchas gracias, Jin. En serio que eres un chico muy bueno y espero de todo corazón que tu situación se arregle pronto.
El menor le agradeció por ello y terminó por acabarse el paquete de galletas. Ya estaba lleno, así que decidió levantarse e ir a botar el envoltorio vacío en la caneca de la cocina.
—Puedes descansar en tu habitación, si quieres. Es esta— le condujo por un pasillo corto hasta la habitación de invitados.
Al entrar, el menor de inmediato notó lo impecable que estaba el lugar. Se veía muy ordenado y tenía colores agradables a la vista, sin mencionar que el colchón se veía muy cómodo.
—Aquí dejamos tus maletas, cuando te sientas cómodo, puedes guardar tus cosas en este armario de aquí o en las gavetas— habló como si se tratara de un mini tour —Hay dos mesitas de noche cerca de un toma corriente cada una, así que puedes conectar tu teléfono sin problemas. Aquí están las sábanas y frazadas, si te da mucho frío en la noche, puedes usar las que quieras. Aquí hay un estante para que pongas tus cosas y el baño está al frente en el pasillo— le señaló el mencionado.
Seokjin miró todo con la boca semiabierta por lo bonita que era la habitación que le habían dado. Cuando Mark terminó con su "mini tour", le mencionó donde quedaba la habitación que él compartía con su alfa y le recordó que estarían en la sala por si necesitaba algo. Después de algunas indicaciones más, le dejó solo para darle privacidad y cerró la puerta tras de sí.
Cuando estuvo solo, observó detalladamente el espacio y se atemorizó cuando llegó a pensar que era demasiado grande para él.
Una vez más en la soledad.
Estaba dispuesto a dormir un rato antes de ponerse a desempacar, hasta que la vibración en sus bolsillos lo sacó de sus pensamientos.
Tomó su teléfono con desinterés al notar que se trataba de una llamada entrante, más grande fue su sorpresa y su mandíbula casi cae al suelo al ver que era precisamente Namjoon quien lo estaba llamando.
Sin querer, un atisbo de esperanza se sembró en su pecho. Quizás el alfa ya había reflexionado lo que pasó y estaba buscándolo para pedirle perdón ¿Verdad?
Con esta idea en mente, contestó la llamada.
El alfa entró a la mansión seguido de Younha, quien se había ofrecido a acompañarlo para que no le pasara nada malo, pues estaba preocupada por los golpes que él había recibido horas antes.
Al ingresar, lo primero que notó fue las llaves en la mesa de entrada, las cuales sabía perfectamente, pertenecían a Seokjin. Con enojo, subió al cuarto donde suponía, estaría el omega, pero se detuvo al ver la alcoba sin ninguna de sus pertenencias.
—¿Qué demonios?
Fue a la habitación que habían destinado para su cachorro y suspiró con pesadez al ver que ésta seguía ocupada con la mayoría de cosas.
Con amargura tomó el teléfono y le marcó de inmediato. No pudo evitar bufar al ver el nombre con el que aún lo tenía agregado. Mi omega precioso.
—¿Hola?— escuchó del otro lado de la línea.
—¿Dónde demonios estás?— la forma tosca en la que preguntó aquello, le hizo saber a Seokjin que no había sido llamado para arreglar las cosas y eso lo decepcionó mucho.
—Eso no es de tu incumbencia. Si me llamas para echarme de tu casa, déjame decirte que ya saqué todo.
—Te faltaron las cosas de tu cachorro.
Ante esto, le pecho de Seokjin se encogió dolorosamente.
¿Mi cachorro? No recuerdo haberlo hecho solo.
Aun así, con las lágrimas picando en sus ojos, habló firme para que aquello no se notara. —No las quiero, esas cosas se las compraste tú y yo no tengo derecho a llevármelas.
—Pues quiero que te las lleves, no quiero ver nada aquí. Tienes hasta hoy para llevártelas o sino...
—¿O sino qué?— le interrumpió —¿Las vas a botar? Tíralas a la basura si quieres, pero no voy a ir por ellas. O te doy una mejor opción, regálaselas a tu hija, ella las necesita más que yo— iba a colgar, pero la voz de Namjoon lo detuvo.
—No, a ella le compraré cosas mucho más bonitas.
Su corazón se encogió y solo necesitó de esa declaración para cortar la llamada. Lanzó su teléfono lejos y dejó salir las lágrimas que había estado reteniendo. Namjoon no estaba para nada arrepentido y le dolía comprobarlo.
La fatiga volvió a hacer acto de presencia y tuvo que sentarse sobre el colchón para tratar de recomponerse. Odiaba todo esto, lo odiaba mucho.
©AlejaDeMin
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