CAP 47: "Prueba de paternidad"
El castaño omega se mantenía hecho bolita bajo las sábanas mientras abrazaba uno de los peluches que había comprado para su bebé esa tarde. Había dejado de llorar hace un rato, pero aún tenía rastros de lágrimas en sus mejillas y sus ojos hinchados. Sentía sus párpados tan pesados que sentía como si fuera a dormirse en cualquier momento, o eso hubiera sucedido si unos toques en la puerta no lo hubieran hecho levantar la cabeza de la almohada.
—No quiero hablar contigo, Namjoon— habló lo suficientemente alto para que el contrario pudiera escucharlo a través de la puerta.
—No soy Namjoon, soy Jackson— sus ojos se abrieron por la sorpresa —Por favor, abre la puerta, Jin. Te prometo que este tonto alfa no va a entrar.
El moreno lo miró mal, pero no dijo nada.
En ese instante, el sonido de la puerta abriéndose los puso a ambos alerta. Seokjin apenas asomó su cabeza para ver a Jackson, pero su mirada se desvió hacia Namjoon, quien estaba a su lado. El de mechas castañas pudo percibir el miedo que lo embargó, por lo que, rápidamente, empujó a su mejor amigo lejos.
—Lo siento, le dije a tu chico que solo yo voy a entrar— Namjoon hizo una mueca y se alejó considerablemente, susurrando un "Está bien".
Su mirada arrepentida se posó en el castaño, quien no dejaba de mirarlo con recelo. Se sintió realmente mal al ver sus ojos hinchados y su nariz roja, definitivamente la había cagado otra vez.
No dijo nada cuando su mejor amigo entró a la habitación de su omega y cerró la puerta con seguro. Su lobo se removió desesperado por saber que Seokjin estaba encerrado con otro alfa, pero se vio obligado a mantener sus instintos de protección al margen. No podía ponerse de celoso ahora.
Mientras tanto, dentro de la habitación, el más bajito abrazaba al más alto mientras lloraba contra su pecho. Pasaron algunos minutos donde se dedicó a contarle a Jackson lo que había sucedido durante la tarde y volvió a romper en llanto; éste lo escuchó en silencio y lo abrazó por los hombros en un intento por calmarlo, pues a pesar de ya saber lo ocurrido, quiso darle su espacio para que se desahogara.
Una vez terminó de relatar, miró a los ojos del más alto antes de preguntar —¿Por qué me pasa esto? Estoy seguro de que Namjoon es mi predestinado, entonces ¿Por qué la Madre Luna nos pone tantos obstáculos para poder estar juntos?
El alfa se tomó su tiempo para hablar.
—Nadie sabe porqué ella hace sus cosas, pero yo creería que es por la manera tan abrupta en que comenzaron su relación, prácticamente, fue algo forzado y no se tomaron el tiempo de conocerse bien antes de irse a vivir juntos— Seokjin bajó su cabeza al sentirse regañado —Creo que la Madre Luna les está poniendo tantos obstáculos con el fin de poner su amor a prueba, que se conozcan más y que puedan estar seguros de que sí son el uno para el otro, si logran superar estas adversidades... O eso es lo más lógico que mi cabeza pudo procesar.
El menor soltó una pequeña risa nasal por lo último y lo miró de nuevo —¿Tú crees eso? Pero es que Namjoon es tan...— movió sus manos en un intento de explicar lo que no podía con palabras, pero terminó por chasquear la lengua al no poder hacerse entender.
—Lo sé, Namjoon es un idiota ¿Es lo quieres decir?— el menor movió su cabeza de arriba a abajo —Para nadie es una sorpresa, pero ese alfa es tu idiota, no el de ella, así que hazme el favor y por nada del mundo vayas a dejar que esa omega se salga con la suya. Mañana le restregarás en la cara esos resultados y harás que se aleje de Namjoon de una buena vez.
Seokjin sorbió su nariz y se limpió las lágrimas con sus dedos. Jackson tenía razón, no podía dejarle el camino libre a Younha. Debía pelear por lo que era suyo.
—Lo haré. Muchas gracias.
Jackson le dedicó una sonrisa —Hablé con Namjoon antes de subir, estaba muy arrepentido por haberte gritado. Realmente, aunque esté enojado, él jamás te haría daño porque te ama mucho— un cosquilleo hizo presencia en el pecho del castaño al oír lo último —Lo mejor es que hablen y aclaren las cosas de una buena vez; yo te ayudé un poco y le conté todo lo de Jaehwan.
El menor abrió sus ojos como platos —¿Que hiciste qué?
—Lo siento— se encogió de hombros —Pero recuerda también lo que me prometiste por videollamada. Si no se lo decías tú, lo haría yo; y como Namjoon no quiso escucharte, tuvo que escucharme a mí.
Seokjin hizo un puchero y bajó la cabeza —Está bien— dijo resignado —Sí tengo que hablar con él, no puedo aplazarlo más ¿Podrías decirle que entre?
—Claro— se levantó de la cama y le regaló un último abrazo —Mañana iré con ustedes a darte apoyo ¿Vale?— el castaño asintió —Muy bien, nos vemos mañana.
Tras echarle un último vistazo, quitó el seguro de la puerta y salió al pasillo, encontrándose a su mejor amigo mordiéndose las uñas por la ansiedad. Al ver al de mechas castañas por fin afuera, trató de entrar para asegurarse de que su omega estaba bien, pero el cuerpo del más bajo le impidió hacerlo.
—Hey, descuida. No dañé a tu omega, solo hablamos— aún así, Namjoon estaba inquieto —Escucha, Seokjin quiere hablar contigo, pero si van a hacerlo, debe ser civilizadamente ¿Okay? Si vuelves a gritarlo, te las verás conmigo, Kim Namjoon.
El susodicho asintió frenéticamente aunque no lo hubiera escuchado con claridad. Lo único que su cabeza procesaba era entrar y estar con su omega. Aquella ansiedad hizo acto de presencia cuando vio a Jackson entrar hace un rato, pero ahora no se iba.
—Creo... Que mi celo no demora en llegar— confesó en un murmullo que el de menor estatura comprendió a la perfección —Me siento inquieto, quiero estar con él.
—¿Cuánto falta?
—Creo... Que unos cuantos días, no estoy seguro, pero no creo que sea más de una semana.
El menor soltó un suspiro al tiempo que sacaba de su maletín una tableta de supresores y una botella con agua. ¿Qué? Alfa precavido vale por dos.
—Toma solo dos por ahora, necesitas estar completamente cuerdo para hablar con él— Namjoon hizo lo ordenado y pasó los supresores con un trago de agua — Quédatelos, yo tengo más en mi casa. Vendré mañana para acompañarlos a la clínica, nos vemos— y sin decir más, bajó las escaleras y salió de la casa segundos después.
El moreno dejó los supresores en una mesita cercana y esperó un poco a que éstos hicieran efecto. Una vez se sintió más tranquilo, entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí.
Su mirada de inmediato se posó en el castaño que se encontraba sentado cual flor de loto sobre la cama. Éste al verlo, se encogió en su lugar por instinto al recordar lo anterior sucedido, pero recordó las palabras de Jackson y trató de relajarse un poco.
—¿Puedo sentarme a tu lado, príncipe?— el castaño asintió en silencio y le hizo un espacio en la cama. Una vez se hubo sentado, estiró su brazo y con sus nudillos acarició suavemente la mejilla del menor —Lo siento mucho por lo de hace un rato, perdí los estribos y me arrepiento muchísimo.
Seokjin se mantuvo en silencio, no sabiendo qué responder a eso. Quería decirle que lo perdonaba, pero tampoco lo había hecho del todo.
—Sabes que tú y mi bebé son lo más importante para mí, nunca ha sido mi intención hacerles daño— bajó su mano hasta el vientre contrario para acariciarlo —Hace rato estaba enojado porque no sabía lo que en realidad sucedía y terminé hiriéndote, te juro que me siento muy arrepentido.
Su piel se erizó y sus dientes atraparon su labio inferior para que éste dejara de temblar. La disculpa de su alfa lo conmovía, pero no quería ceder tan fácilmente. Él también había salido lastimado al recibir esas palabras hirientes que acontecieron antes del grito. Si tuviera a su lobo en estos momentos, estaba seguro de que éste saldría como aquella vez que Namjoon trató de impedir que estudiara. Se preguntaba si así manejaban el dolor los betas, pues al no tener a su lobo, solo podía manifestar su tristeza a través del llanto y dolor en su corazón. Era horrible.
—Cuando me gritaste, mi cuerpo se paralizó por un momento. Creí que me harías daño a mí y al bebé... Te veías tan aterrador que no quería tenerte cerca— mencionó, abrazando su vientre.
—Sé que a veces me dejo llevar por mis instintos y la mayoría del tiempo soy un bruto, pero no quiero que pienses que en algún momento te golpearía, no me lo perdonaría jamás.
Seokjin lo miró entristecido —No es necesario que me golpees para lograr herirme, ya lo haces con tus palabras y acciones, y eso duele más que el dolor físico.
El lobo de Namjoon soltó un aullido de tristeza, provocando que algo dentro de Seokjin moviera la cola, pero muy levemente. Ni siquiera él lo sintió, pero supo que el sentimiento de temor que empezaba a adueñarse de él no era nada bueno.
Ambos hablaron en un tono suave hasta tarde en la noche. Esta vez, el alfa le dio la oportunidad de hablar a su omega y éste la aprovechó para aclarar la situación. Le contó todo lo sucedido con su acosador, desde lo ocurrido en el restaurante de Inari hasta el beso forzado que le dio.
Namjoon se sentía iracundo, pero no con Seokjin, sino con ese tal Jaehwan. Sentía unas inmensas ganas de ir a buscarlo para partirle la cara y hacerle entender a la fuerza que el castaño no era ni sería su omega. Tal vez estaba siendo bastante territorial y dominante, pero no iba a volver a permitir que nadie volviera a tratar de hacerle daño a su chico.
Cuando la conversación acabó, el reloj marcaba poco más de las doce. Ambos sabían que debían dormir para estar lo suficientemente descansados; mañana sería un día importante y no podían ir agotados.
Antes de dormir, el alfa atrajo al omega en un abrazo como reconciliación y el último no pudo evitar corresponder. Después de todo, habían aclarado el asunto y sabía que Namjoon empezaría a dejar el hábito de dejarse llevar por sus emociones. Se lo había prometido y sabía que lo cumpliría; confiaba en él y en el amor que le profesaba.
Esa noche, el menor durmió entre los brazos del moreno, más específicamente sobre su pecho, mientras su vientre era sostenido por una de sus manos y una de las de Namjoon.
La mañana había pasado con increíble rapidez para pesar del castaño.
En primer lugar, casi que no se despierta por andar demasiado cómodo en el pecho de su alfa. En segundo lugar, a la llave de la ducha le dio por averiarse, haciendo que el agua saliera a ratos muy fría y en otros, muy caliente. Y como cereza del pastel, al verse tan apurado, terminó por echarse medio desayuno encima y no solo tuvo que bañarse de nuevo y ponerse otra ropa, sino que también tuvo que comer poquito porque Namjoon ya había terminado de desayunar y no alcanzaba a preparar más sin que se les hiciera tarde.
Al final, optó por llevar un yogurt de envase y un paquete de galletas para comer cuando le diera hambre.
Durante todo el viaje en auto, Seokjin se mostraba impaciente y ansioso (y no de la buena manera). Por alguna razón, sentía ganas de vomitar lo poco que había desayunado y su corazón latir con increíble rapidez, al punto de llegar a marearlo.
Nervioso, era como se sentía.
¿Por qué? No tenía nada qué temer. Solo iría a una clínica donde le atravesarían el vientre con una aguja larga y le sacarían líquido amniótico para verificar que estaba diciendo la verdad. Sencillo ¿No? Pues no, no era nada sencillo saber que se iba a someter a tal procedimiento en el cual habían riesgos tanto para él como para su bebé.
Namjoon pareció notar su nerviosismo, por lo que apenas se estacionó, tomó la mano del menor y lo miró fijamente.
—No tienes que hacerlo sino quieres, yo confío en ti, dulzura— Seokjin le sonrió levemente.
—Descuida, lo haré. No quiero darle razones a Younha para que siga molestándonos. Voy a demostrarle que eres el padre de mi hijo y tendrá que dejarnos en paz.
El moreno asintió comprensivo y lo atrajo en un beso que los calmó a ambos. La unión duró unos cuantos segundos antes de que se separaran y bajaran del auto con rapidez por miedo a que se les hiciera más tarde.
Tras cruzar por recepción e ir hasta el piso indicado, llegaron a la sala de espera faltando solo un par de minutos para la hora de la cita. En una de las sillas se hallaba Younha, mirando su teléfono cada cinco segundos para revisar la hora. Al percatarse de su presencia, se levantó rápido y miró con amarga sorpresa las manos entrelazadas de la pareja.
—¿Qué? ¿Acaso te sorprende?— el moreno preguntó con seriedad, habiéndose dado cuenta de la mirada fulminante que la chica le dedicaba a su novio.
La omega retiró un mechón detrás de su oreja y se cruzó de brazos —Pues sí, me sorprende que seas tan idiota para haberle perdonado una infidelidad. Y a mí no fuiste capaz de darme una segunda oportunidad.
Namjoon rodó los ojos por el cinismo de la mujer —¿Es una puta broma?— Seokjin abrió sus ojos como platos al oírlo hablar de esa manera —Tú sí me fuiste infiel, Jinnie no lo hizo. No sé si esto es algo planeado por ti y más te vale que no lo sea, pero ya me explicaron todo y en ningún momento mi novio ha intentado verme la cara de idiota. No como tú, que te has aprovechado tantas veces de mí que no entiendo cómo es que sigo hablándote. Solo reza para que los resultados de esos exámenes no te jueguen en contra, Younha.
Por primera vez, el castaño vio verdadero miedo en los ojos de la omega.
—Y-yo... No sé d-de qué estás hablando... Yo no he planeado nada.
Namjoon la miró sin expresión alguna —Pues más te vale que eso sea cierto.
Afortunadamente, no habían tantas personas en la sala de espera, por lo que casi nadie prestó atención a su discusión. Una vez el menor hubo calmado al más alto, terminaron por sentarse en unas sillas algo alejadas de la omega.
Ésta veía con verdadera furia cómo su alfa alimentaba al castaño con galletas y yogurt, mientras que ella misma tenía que alimentarse con barras de cereal integral. No le parecía justo y la rabia la tenía al borde del llanto.
Y hubiera terminado por dejar salir aquellas lágrimas si el médico no hubiera salido a la sala de espera, pronunciando su nombre y el de Seokjin.
Ambos se levantaron y junto a Namjoon, entraron al consultorio. Al ingresar, ambos omegas se sentaron, lastimosamente, uno al lado del otro, mientras que el alfa se hallaba de pie detrás de la silla del castaño. Un silencio sepulcral se adueñó del espacio mientras el profesional revisaba el historial clínico de ambos y tecleaba unas cuantas cosas en su computador. Luego de un par de minutos, habló.
—Buenos días ¿Cómo se encuentran?— ambos respondieron "Bien" con voz calmada —Perfecto, mi nombre es Lee Jaewook y soy el médico encargado de realizarles la amniocentesis.
©AlejaDeMin
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