CAP 44: "Secreto molesto"
Podía sentir la ira apoderándose de su cuerpo. Con regularidad, se tallaba los labios para limpiar cualquier rastro del alfa que pudiera permanecer consigo y se revolvía el cabello cada cinco segundos por la frustración.
Se sentía sucio. Solo quería que Namjoon lo recogiera pronto y se lo llevara lejos de allí, pero al mismo tiempo, sentía que no tenía derecho a verle la cara por haberse dejado besar por otro tipo. Sentía un nudo en su garganta, pero se obligó a sí mismo a tragarse las lágrimas y a controlarse, estaba harto de llorar todo el tiempo y dejar que los demás lo vieran como un omega mimado y llorón, quería ser fuerte o al menos tratar de serlo.
Cuando el auto de Namjoon aparcó frente a él, se limpió el rostro y le dio una mediana sonrisa al hombre que se acercaba con su característica sonrisa adornada de hoyuelos. Al parecer, supo disimular bastante bien, pues el alfa no se percató de su mal estado.
—Jinnie ¿Cómo estás?— le abrió la puerta del auto. El castaño no tardó mucho en subir.
—Estoy bien... Creo.
Namjoon le dio la vuelta al auto y una vez estuvo dentro, lo miró fijamente con su semblante algo preocupado.
—¿Por qué lo crees? ¿Te sucedió algo malo, cariño?— Seokjin se mordió el labio inferior, sintiéndose cada vez más cohibido por los apodos bonitos que el moreno usaba con él. Abrió su boca para tratar de contarle, pero el mayor lo interrumpió —Disculpa que te corte, es solo que te traigo una gran noticia que estoy seguro, te va a alegrar el día.
Seokjin soltó un suspiro e hizo un ademán con su cabeza para indicarle que prosiguiera.
—Bueno, tú sabes que tuve que pedirle permiso a papá para que pudiera quedarme en casa a cuidarte— el menor dio un asentimiento —Bien, esta mañana, cuando regresé a casa, encontré el auto de mi papá Daehyun estacionado y a ambos esperándome en la entrada.
Seokjin abrió sus ojos un poco, confundido y curioso —¿Y qué te dijeron?
—Bueno, querían hablar conmigo sobre la situación entre los tres, me dijeron que solo querían lo mejor para mí y que no querían pelear más— explicó mientras se colocaba el cinturón de seguridad, Seokjin imitó su acción —Dijeron que preferían dejar el asunto de lado por el momento y que yo mismo me diera cuenta de la verdad— hizo una mueca y empezó a conducir —Yo acepté, pero no creo que haya algo que revelarse en realidad. En fin, mi papá dijo que quería estar más pendiente de su nieto y que por eso, te va a invitar a salir de compras mañana para comprarte ropa de embarazado y de paso, comprar ropita para el bebé.
Los ojos del menor se iluminaron y de su mente se disipó el recuerdo con ese estúpido alfa que lo había perturbado hace unos minutos. Una bella sonrisa se ensanchó en su rostro y su mirada se posó en su vientre.
—¿Oíste, cariño? ¡Vamos a comprarte ropita!— dio saltitos en su asiento, emocionado —Muchas gracias, alfa— se giró hacia el moreno, quien le brindó una cálida sonrisa.
—Te dije que te alegraría la noticia— lo miró por microsegundos para no descuidar la carretera —Por cierto ¿Qué era lo que te tenía mal hace un rato?
El castaño negó —Ya no tiene importancia, Nammie. Descuida.
El mayor asintió y siguió conduciendo hacia su hogar en un silencio agradable, dejando el tema de lado y viendo de soslayo la hermosa sonrisa que su omega tenía.
El almuerzo transcurrió con calma mientras la pareja hablaba sobre cosas banales y trataban de escoger un nombre para mini Jin si resultaba ser un niño.
—¿Qué te parece "Byul"?— propuso el moreno.
—Nah, así se llamaba el niño que me molestaba en primaria. No quiero que mi hijo se llame como él.
El mayor soltó una risa nasal y siguió proponiendo nombres que, si bien no tenían un trasfondo oscuro como el tal Byul, no terminaban de convencer del todo a Seokjin. Él quería pensarlo muy bien y al final decidió mejor no apresurarse. El nombre de su cachorro debía ser el más hermoso de todos.
—Entonces por el momento, quedémonos con la bonita Sunhye— un besito fue depositado en el vientre del menor —Si eres niña, te prometo llevarte a clases de ballet todas las tardes, hacerte peinados bonitos y pintarte las uñas ¿Okay?
Una risa nasal se dejó escuchar en el comedor. Al menor se le hacía muy tierno ver a su novio hablándole de tal manera a su vientre. Dejándose llevar un poco, acarició los cabellos platinados del mayor para después tomarlo por las mejillas y plantar un beso en sus labios.
El beso de inmediato fue correspondido. Los labios de ambos danzaban en total sincronía y se complementaban entre sí. Con sus ojos cerrados, abrazó el cuello de Namjoon y acarició las hebras de su cabello con total calma. Ante su acción, el mayor gruñó satisfecho y se puso de pie sin romper el contacto, deslizó sus manos a los glúteos del menor y lo alzó en el aire, ocasionando que por inercia, las piernas del castaño se enrollaran en su cintura.
Un jadeo abandonó sus labios por la impresión, pero no puso resistencia alguna. Se dejó llevar hasta el sofá, donde el alfa lo recostó con sumo cuidado y se colocó encima de él.
—¿Quieres que lo hagamos?— preguntó en voz baja mientras sus piernas eran separadas.
—Mmm, quisiera, pero sé que aún no podemos por tu estado de salud— Seokjin hizo un mohín frustrado —Sin embargo, aunque yo no reciba placer como tal, hoy quiero hacerte sentir bien.
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Seguido de esto, retiró el pantalón que el menor portaba y quitó por completo su bóxer, dejándolo completamente expuesto de la cintura para abajo. Se acomodó entre sus piernas y empezó a brindar suaves caricias en sus muslos, arrebatándole unos cuantos suspiros a su novio.
Éste se retiró la sudadera que portaba, quedando así completamente desnudo. Colocó un cojín en su espalda y miró fijamente al mayor mientras éste le miraba con los ojos llenos de amor y deseo.
Las caricias pasaron a su vientre y los besos volvieron con mayor ferocidad que antes. Namjoon le besaba y mordía los labios como si se trataran del más delicioso manjar y Seokjin no podía evitar gemir cuando su lengua era succionada por los profesionales belfos contrarios.
De un momento a otro, la mano dominante del alfa dejó el vientre del más joven y descendió hasta el miembro de éste, el cual tomó con firmeza y empezó a bombear de arriba a abajo.
—A-ahh, Nammie— abrió su boca, dejando salir varios gemidos agudos que solo ponían más a su acompañante.
Los besos bajaron a sus clavículas y descendieron por todo su torso, pasando por los sensibles botoncitos rosados y el hermoso bultito que no dudó en besar con cariño.
Una vez hubo bajado lo suficiente, dejó el trabajo manual que ejercía en el miembro del omega y le abrió más las piernas, dejando expuesta su entrada y delatando el cuantioso lubricante natural que ésta desprendía.
—Pero mira qué tenemos aquí— pasó su pulgar por la sensible zona —Pensar que te pusiste así por unos cuantos besos.
El menor se sonrojó de bochorno y miró hacia otro lado, sintiéndose increíblemente pequeño y necesitado —En mi defensa, el embarazo me ha puesto sensible.
Namjoon soltó una risa nasal —¿Hasta en el sexo?— Seokjin no respondió por la vergüenza.
Sin querer avergonzar más a su novio, se agachó lo suficiente y dio un largo lenguetazo a la zona, arracándole un grito de placer al menor. Satisfecho por esto, repitió la acción dos veces más, obteniendo el mismo resultado.
—¡Alfa! Más— él mismo sostuvo sus piernas para no cerrarlas en ningún momento y lo miró suplicante.
El moreno no podía explicarse cómo era posible que hasta teniendo una hermosa pancita de embarazado, Seokjin se viera tan jodidamente sensual haciendo eso. Esto era un crimen.
Sin embargo, no quiso hacer esperar al menor, por lo que tal y como le había pedido, separó sus nalgas y enterró su rostro en aquel lugar, besando y succionando su entrada con vehemencia.
—¡Namjoon!— dejó escapar unas cuantas lágrimas por lo increíblemente bien que eso se sentía —¡Ahh sí!— una sonrisa que delataba lo mucho que lo estaba disfrutando, se esbozó en su rostro y fue la luz verde para que el mayor continuara.
La generosa cantidad de lubricante que desprendía fue de gran ayuda para que el de cabellos platinados pudiera deslizar su lengua dentro de la estrecha cavidad, haciendo que inevitablemente, su espalda se arqueara y un gemido bastante sonoro abandonara su boca.
—Por f-favor, sigue haciéndo-lo, Joonie— ronroneó, desprendiendo más lubricante natural para facilitarle la tarea al moreno.
Éste no vaciló en acatar su petición y comenzó a penetrar repetidas veces su cavidad anal con su sinhueso, disfrutando de la sinfonía que Seokjin le brindaba. Los jadeos y gemidos que salían de su boca eran un completo deleite para su novio, quien ni siquiera pensaba en su propio placer ni en el dolor que ejercía su miembro oculto bajo la tela de su pantalón. Estaba dispuesto a esperar con paciencia los días que faltaban para poder formar el lazo y lo haría con gusto.
Llevó su mano dominante a la erección del menor y comenzó a bombear de ella sin dejar de hacerle trabajo oral a su zona sensible. Como resultado de la sobreestimulación, no era raro que el omega se viniera a chorros y el alfa decidiera tomarlo todo en su boca.
Los dedos de sus pies se doblaron y sus ojos se fueron hacia atrás mientras sentía cómo los restos de su orgasmo eran tomados por su alfa. No era muy común que los alfas le prestaran atención al pene de los omegas, pues esta no era su zona más sensible, pero en estos momentos, el castaño agradecía infinitamente que Namjoon no fuera de ese tipo de alfas.
Cuando el moreno terminó de limpiarlo, lo miró fijamente antes de volver a besarlo con dulzura.
—¿Te digo algo?— preguntó apenas se separó, el castaño asintió —Sabes jodidamente bien, quiero volver a probarte.
El menor no pudo evitar dejar escapar una risa. Esta sería una tarde muy larga... Y bastante placentera.
El único sonido que se escuchaba en la habitación era el de la voz de Jackson a través de la laptop y la de Seokjin cuando le respondía.
De piernas cruzadas sobre la cama, veía la pantalla donde Jackson le mostraba el nuevo plato que había creado para el restaurante. Debía admitirlo, solo verlo le hacía agua la boca.
—Eres malvado, sabes que no puedo ir al local y te atreves a antojarme— se quejó, haciendo un mohín que a Jackson le pareció divertido.
—Si ese es el caso, puedo enviarte uno de estos a domicilio— propuso sin reparos, a lo que el menor sonrió complacido y asintió de acuerdo —¿Cómo vas con el tratamiento?
—Podría decirse que bien. He estado tomando las pastillas todos los días sin falta y sigo la dieta que me mandaron, pero aquí entre nos, empecé a odiar las legumbres— el alfa soltó una carcajada.
—Pero es por tu bien. ¿Acaso Namjoon no cocina rico?— Seokjin de inmediato negó.
—No, no me malentiendas. Nammie cocina delicioso, pero comer lo mismo tan frecuentemente te hace detestar la comida. No le vayas a decir, pero a veces robo los vasos de yogurt de la nevera para quitarme el mal sabor de boca. El problema es que ya se acabaron y Joonie tuvo que salir al supermercado a comprar más.
Jackson soltó una risa nasal, pero antes de que pudiera contestar, se quedó callado mirando a alguien que no se dejaba ver en la pantalla. Solo fue cuestión de segundos para que Mark hiciera acto de presencia y saludara a Seokjin mientras se sentaba a un lado de su novio.
Ambos no eran amigos, pero tampoco se llevaban mal. Después de hablar para aclarar lo que había sucedido en el local aquel día, Mark le pidió disculpas por actuar de manera tan celosa y Seokjin le disculpó sin problemas. Lo entendía de todas formas porque él se sentía de manera parecida cuando sabía que Namjoon se vería con Younha. Solo era un instinto protector presente en los omegas y él no tenía derecho a crucificar al rubio por querer alejarlo de su alfa aquella vez.
Apenas el castaño lo vio en la pantalla, le brindó una sonrisa apenada por temor a causar otra pelea entre la pareja. Sin embargo, Jackson pareció notar su incomodidad y le indicó con un ademán que no se preocupara.
—¿Sabes? Cambiando un poco de tema, el restaurante casi no ha tenido clientes desde que te fuiste— admitió con una mueca.
El menor frunció el entrecejo —Pero... ¿Por qué? Si ustedes cocinan muy bien y...— Jackson le interrumpió.
—No nos digamos mentiras. Inari y yo cocinamos bien, pero el imán de clientes eras tú. Con el permiso de mi novio aquí presente...— Mark soltó una risita —Eres un omega muy bello y gracias a ti, el local mantenía lleno de comensales. Ahora si acaso viene uno que otro omega o beta para almorzar.
Seokjin hizo una mueca —Uhm, bueno. Te agradezco el halago, pero deberían pensar en una nueva estrategia para conseguir clientes. Créeme que si no fuera por el asunto de mi embarazo, volvería al local para ayudarles.
—No es necesario, descuida. Inclusive te iba a comentar que ya estoy diseñando una estrategia de marketing infalible y este hermoso chico que ves aquí— abrazó a su novio —Me está ayudando con eso.
El castaño miró sorprendido al chico y le preguntó con la mirada de qué se trataba su estrategia. Lastimosamente, justo cuando el rubio iba a contarle, Jackson le tapó la boca y le ordenó en voz baja que no le dijera. Ante la confusión del castaño, se dirigió a él con una sonrisa apenada.
—Lo siento, pero es un secreto. Después te contaré.
Seokjin tuvo que resignarse a quedarse con la duda por el momento.
La charla continuó con normalidad hasta que Mark tuvo que retirarse. Una vez estuvieron nuevamente solos, Seokjin se armó de valor para contarle lo que había sucedido a mediodía con Jaehwan. Aunque estuvieran hablando por medio de una pantalla, podía sentir el enojo apoderándose cada vez más del alfa y cuando terminó su relato, un golpe al sofá se dejó escuchar.
—Maldita sea, Seokjin. ¿Hasta cuándo ese alfa va a ser una molestia para ti?— masculló lo suficientemente audible para que él escuchara —Espero que le hayas dicho a Namjoon.
—Ah... Sobre eso...
Le comentó lo acontecido con Namjoon y con sus padres, pero esa no fue razón suficiente para que Jackson no se molestara.
—¡No puedo creer que no le hayas dicho!— le regañó —¿Cuándo piensas decirle? Estoy seguro de que él ni siquiera sabe de la existencia de ese tipo ¿O me equivoco?— Seokjin negó —Madre Luna. Lo siento, pero si tú no le dices, lo voy a hacer yo.
Los ojos del menor se abrieron como platos —¡No puedes hacer eso! Si te lo estoy contando es porque tenemos confianza, no es para que vayas y le digas— se cruzó de brazos —Ahora no es un buen momento, pero si te hace sentir mejor, se lo diré mañana.
Jackson lo miró escéptico —¿De verdad?
Seokjin asintió —De verdad. Si mañana no se lo he dicho, tienes todo el derecho de decírselo tú.
El de mechas castañas asintió medianamente convencido y trató de dejar el tema de lado para no volver la conversación más incómoda. Luego de unos minutos, terminaron la videollamada y Seokjin pudo escuchar el auto de Namjoon estacionándose frente a la entrada.
Sí, mañana le contaría sin dudas.
©AlejaDeMin
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