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CAP 35: "Secreto ¿Piadoso?"

Luego de aquella declaración, el castaño salió corriendo del lugar espantado. No le importó las súplicas del alfa por hacer que se quedara ni las veces que lo alcanzó y tomó por el brazo para evitar que se fuera, él simplemente estaba en shock y no quería verlo por el momento.

¿Dejar a su alfa por él? ¿Qué clase de yerba fumaba ese tipo?

¡Absolutamente, no! Él no dejaría a Namjoon por Jaehwan y hasta podría hacer una lista con las razones del porqué. El chico era amable, atento y buen conversador, pero hasta ahí, no quería nada con él que no fuera una buena amistad. Tal vez no haber puesto límites desde el principio fue una mala idea.

La jornada de clases terminó y antes de que Jaehwan pudiera siquiera abordarlo, él se escabulló rápidamente hacia la salida. Para su buena suerte, Namjoon ya lo estaba esperando, por lo que no tuvo que preocuparse porque aquel alfa lo molestara más por el momento.

Por supuesto que Jaehwan alcanzó a ver al moreno alfa que recogió a Seokjin y tras ver cómo el tipo le besaba los labios y el vientre, intuyó que aquel era el padre del cachorro.

Sus puños se cerraron con rabia.

El auto del mayor se encontraba en marcha mientras conducía hacia el local de comida china de Inari. Debido al inicio de clases del omega, el alfa dueño del negocio resolvió que Seokjin estudiaría con normalidad por las mañanas y a mediodía, entraría a trabajar hasta las cinco de la tarde, el resto del día era suyo.

Y aunque Namjoon no estuvo de acuerdo porque alegaba que aquel era un horario demasiado pesado para un omega en cinta, Seokjin aceptó sin problemas. Se aseguraría de comer sus tres comidas al día más los antojos que le dieran durante el transcurso de éste, no se sobreesforzaría para no tener complicaciones y descansaría sentado mientras no tuvieran clientes y no hubiera nada qué hacer.

Por otra parte, Namjoon se había comprometido a ayudarlo con sus tareas, ya que éstas solo podía hacerlas durante la noche, tiempo durante el cual el menor ya estaba más que cansado y no podía concentrarse del todo. Cabe recalcar que después él le explicaba todo para que pudiera entender el tema.

De esta manera, pasó un mes.

Hoy, como todos los días entre semana, el menor era llevado por su alfa al trabajo y por si se lo preguntaban, sí, su padre le daba ese pequeño descanso para que pudiera recoger a su omega de la universidad.

Todavía recordaba con gracia el día en que les revelaron a los señores Kim que serían abuelos. La cara de Minho era un poema y Daehyun no podía estar más emocionado. Claro que también recibieron un buen sermón por no haberse protegido, más que todo de parte del padre alfa, quien le recalcó una y mil veces a Namjoon que le había dicho que no le cortara las alas a Seokjin, pero éste intervino por el moreno y le explicó a su suegro que él no dejaría sus sueños de lado por su cachorro, sí, lo cuidaría bien y sería un buen padre, pero también seguiría estudiando y superándose. Un hijo no tendría porqué ser un impedimento para poder progresar en la vida.

Después de esta declaración, los sumos de Minho se bajaron y terminó por aceptar el embarazo de buena gana. Sería abuelo, eso era grandioso.

Claro que también Daehyun concordó salir un día de estos con Seokjin para comprarle cosas a él y al bebé, y aunque el castaño se negó en un principio, terminó por ceder a las insistencias de su suegro.

—Bueno, ya llegamos— el menor espabiló cuando escuchó la voz de su pareja a su lado, aún no lo eran oficialmente, pero ya se autodenominaban como tal.

—Muchas gracias, Nammie— se quitó el cinturón de seguridad y se estiró un poco para dejar un casto beso en los labios contrarios.

Iba a salir del vehículo hasta que el suave agarre en su brazo lo detuvo. Se giró hacia Namjoon, dándose cuenta de que éste lo miraba con una expresión que no supo descifrar en el momento.

—¿Qué sucede?— cuestionó con calma, viendo que el mayor no decía ni hacía nada.

Éste se tomó su tiempo para contestar, posiblemente estaba buscando las palabras correctas para decirle aquello que le preocupaba a su amado. Después de unos segundos, decidió hablar.

—Jinnie, desde que entraste a la universidad, te he notado algo raro— el menor se tensó —No sé exactamente qué es, pero te noto más ido en tus pensamientos, es más, todo el camino vine hablándote y casi no me pusiste atención.

Los ojos del castaño se abrieron desmesuradamente.

—¡En verdad lo lamento!— agachó un poco su cabeza a manera de disculpa —No era mi intención, Nam, es solo que... He estado con la cabeza en otro lado por las materias, los trabajos y los exámenes. Aparte de eso, últimamente hemos recibido muchos clientes durante la jornada y es raro porque antes escasamente venían uno o dos al día, ahora vienen más de treinta y es agobiante.

Su pecho se sentía más liviano por haberse desahogado con Namjoon, pero aun así, había una espinita que le molestaba.

Hasta ahora, le había ocultado todo lo referente a Jaehwan. Namjoon ni siquiera sabía de la existencia de ese alfa que trataba de apartar a su omega de su lado. Para Seokjin, ocultárselo era doloroso, no solo porque sentía algo raro en su pecho, sino porque también le molestaba tener que mentirle diciéndole que todo estaba bien. No le gustaba.

Pero es que tampoco quería decírselo. El moreno estaba pasando por un período de estrés debido a su trabajo y él no quería sumarle más preocupaciones de las necesarias. Además, él no le hacía caso al tipo ese, no creía que hubieran complicaciones por eso más adelante. Ya después se encargaría de decirle la verdad cuando estuviera más relajado y desestresado.

No había manera de que esto le trajera problemas en el futuro.

Namjoon le sonrió calidamente antes de abrazarlo y dejar un amoroso beso en su cabeza, segundos después, se separó para mirarlo a los ojos.

—Príncipe, creo que deberías tomarte un descanso del trabajo, por lo menos hasta que los trabajos en la universidad disminuyan un poco. No quiero que nada les pase a ti y a mini Jin.

Seokjin rió bajito y negó con su cabeza —Estaremos bien, descuida. Trataré de ponerte más atención porque tampoco mereces cargar con todo esto— dejó un besito en la mejilla del moreno —Te quiero mucho, nos vemos en la tarde ¿Está bien?

Las mejillas del alfa adoptaron un color carmín al tiempo que asentía y lo dejaba marchar. Una vez vio a Seokjin entrar al local, aceleró y condujo en dirección a su trabajo.

Tenía un leve punzón en su sien derecha que lo venía agobiando desde hacía días, pero no le comentó nada al menor para no sumarle preocupaciones. Lo atribuía al estrés constante al que se había visto expuesto las últimas semanas; cuestiones complicadas en el trabajo y por si fuera poco, Younha no dejaba de fastidiarlo tanto por mensaje como en persona, a veces hasta iba a su oficina para tratar de convencerlo de que el hijo que estaba esperando Seokjin no era suyo. Claramente, sus conversaciones siempre terminaban en discusiones fuertes y él se llevaba la peor parte.

Si bien volver a estar con Seokjin le había consolado bastante, su físico no había mejorado mucho, los dolores en el pecho y la cabeza se hacían más constantes, las náuseas eran como el pan de cada día y los mareos ni se digan.

Afortunadamente, estos últimos síntomas le daban solo cuando estaba en casa, pero a veces debía hacer un sobre esfuerzo para no hacer muecas por el dolor que experimentaba diariamente. No quería preocupar demasiado a su omega.

Solo debía soportar un poco más.

Ver el entrecejo fruncido del omega mientras barría se había vuelto una rutina. Jackson había notado que el menor venía así las últimas semanas, pero cuando trataba de preguntarle acerca del tema, él siempre lo evadía y terminaba por irse a cualquier lado para evitarlo.

Hoy solo estaban él y el castaño en el local. Inari se había ido hace un par de horas a comprar vegetales y demás productos que se habían acabado y necesitaban para las preparaciones del día de hoy.

Cuando el castaño terminó de barrer, recogió el polvo y lo echó a la basura. Se sentía algo cansado, por lo que optó por sentarse a descansar unos minutos. Ese momento fue aprovechado por el alfa, quien no tardó en sentarse a su lado.

—¿Te sientes bien? Te veo algo pálido.

Al escuchar esto, el menor llevó su mano derecha a su mejilla y se miró en un espejo cercano. Era cierto, se veía pálido, pero no creía que fuera por el cansancio, había almorzado bien, por lo que tampoco creía que se debiera a eso.

—Me siento bien, tomaré un poco de agua— se levantó para ir a la cocina y servirse un vaso. Cuando terminó de beberla, regresó a la mesa y se sentó nuevamente.

—¿Mejor?— Seokjin asintió.

La campanilla que anunciaba la llegada de un cliente los hizo mirar hacia la puerta. Era un grupo de chicas que había empezado a frecuentar el negocio, un par de alfas y otro de omegas, no era muy grande.

—Yo las atenderé, tú descansa un rato— Seokjin asintió y se limitó a ver cómo el alfa iba a tomarles la orden.

Era extraño la cantidad abrumadora de clientes que ahora recibían. Seokjin no quería darse más atribuciones de las necesarias, pero a decir verdad, Inari le había confesado que desde su llegada, la cantidad de clientes había aumentado. La mayoría eran alfas que pedían cualquier cosa con la única condición de que fuera él quien los atendiera.

Era algo cómico porque si ellos supieran que él estaba embarazado, seguramente no volverían.

Sabía que no faltaba mucho para que aquello sucediera, pues su vientre seguía creciendo y ahora se podía apreciar un pequeño bultito sobresaliendo. Sino fuera por el delantal que traía, seguramente ya se habrían dado cuenta.

Cuando Jackson terminó de tomar sus órdenes, le pidió con la mirada que lo ayudara en la cocina, pues el pedido de hoy era algo grande y no quería tardarse más de lo debido. Él accedió rápidamente y se fue con él a preparar los platillos ordenados.

Media hora después, Seokjin ya llevaba en una bandeja los platos para el grupo de chicas. Podía sentir cómo éstas se lo comían con la mirada, a lo cual, él solo respondió con una sonrisa gentil que las hizo emocionarse más de lo normal.

Una vez pudo volver a sentarse, su compañero de trabajo lo abordó.

—Seokjin ¿Podemos hablar?

El susodicho sabía perfectamente a qué quería llegar, por lo que se colocó de pie con la intención de escabullirse de nuevo, pero la campanilla del local volvió a sonar, evitando que lo hiciera.

Se giró para ver al nuevo cliente y su semblante decayó notoriamente.

—¡Hola, Seokjin!— allí estaba él con esa sonrisa que empezaba a molestarle —¿Cómo estás?

El nombrado se giró hacia su compañero de trabajo para pedirle con la mirada que lo ayudara, pero como él no había querido decirle nada del tema, Jackson no pudo entenderle.

Soltó un suspiro de resignación y se giró nuevamente hacia Jaehwan —Estoy bien, gracias— bajó la mirada por unos segundos, sintiéndose repentinamente intimidado por la presencia del más alto —¿V-vas a pedir algo?

Jaehwan sonrió de lado por el tartamudeo del omega, aquello era evidencia de lo mucho que podía influir sobre él. Sin apartar esa sonrisa socarrona de su rostro, se acercó más de lo debido y acarició el cabello del castaño.

Jackson no pudo evitar fruncir el entrecejo por esto.

¿Qué mierda?

—Sí, voy a pedir algo. Un plato de arroz y chop suey, por favor— él asintió y rápidamente se metió a la cocina para preparar la orden y tener una excusa para no verlo.

Pero justo cuando sacaba los ingredientes para empezar a cocinar, el alfa de mechas castañas entró a la cocina con el semblante serio mientras desprendía feromonas pesadas.

—Más te vale tener una buena explicación para esto, Seokjin.

©AlejaDeMin

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