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CAP 34: "Una propuesta algo descabellada"

Después de que aquel alfa se fuera, las miradas inquisitivas por parte de Seokjin y Jackson no tardaron en recaer sobre Inari. Éste les sonrió nervioso y al final terminó por decir:

—No estás despedido, Seokjin— los ojos del susodicho se abrieron en clara sorpresa, por lo que rápidamente añadió —Conseguiste un cliente, eso es un milagro para nosotros, además, recuerda lo que dijo ese tipo; si tú lo seguías atendiendo, vendría constantemente. No puedo dejar que te vayas así porque sí.

Bueno. En cierta parte, estaba agradecido, pero por otro lado, la preocupación no tardó en aparecer.

—¿Y sobre lo de mi embarazo? Usted dijo que no podría moverme normalmente cuando mi vientre creciera.

El mayor de los tres se rascó la nuca mientras pensaba en una solución para eso. No podía creer que estaba cediendo ante lo que le decía un omega, era increíble.

—Podrás trabajar hasta donde tu estado te lo permita, pero obligatoriamente, cuando cumplas ocho meses, dejarás de trabajar hasta que des a luz y te recuperes del parto. Tampoco quiero hacerte perder el bebé o que te pase algo malo, tu alfa me mataría.

Seokjin pudo distinguir algo en su voz que parecía verdadera preocupación y aunque no lo dijo en voz alta, supo que su jefe en realidad era un buen hombre que se preocupaba por su bienestar. Así que, con la felicidad devuelta a él, sonrió a más no poder e hizo una reverencia.

—¡Muchas gracias!

Tal y como Inari había predicho, el alfa de nombre Jaehwan siguió frecuentando el lugar las siguientes tres semanas; en algunas ocasiones, hasta dos veces al día. Seokjin agradecía esto, puesto que si no fuera por él, ahora mismo estaría desempleado.

Por lo poco que llevaba conociéndolo, supo que era un chico bastante amable, algo coqueto sí, pero a ésto no le daba mucha importancia. Supuso que era algo normal que el tipo tratara de llamar su atención, pero también era consciente de que debía decirle que no estaba disponible, puesto que no solo ya estaba siendo cortejado por un alfa, sino que también estaba en cinta.

Ahora mismo, se dirigía hacia la universidad para asistir a su primer día de clases. A Namjoon le causaba gracia ver cómo el pequeño omega daba saltitos en el asiento del copiloto, notoriamente emocionado. Él fue testigo de las muchas veces que tuvo que calmar las ansias de Seokjin con besos o dulces, a veces ambos, pero es que el castaño no podía estar más feliz porque al fin, su sueño de estudiar se estaba haciendo realidad.

Unos minutos después, el ferrari se estacionó frente a la universidad, llamando la atención de varios estudiantes curiosos que se acercaron a mirar.

—Buena suerte, Jinnie. Si no te sientes cómodo, necesitas algo o te dan antojos, me llamas y en seguida vendré— el menor no pudo evitar sonreír con ternura por esto.

—Estaré bien, no te preocupes— acarició la mejilla del alfa antes de quitarse el cinturón de seguridad y salir del auto.

Al hacerlo, cientos de miradas recayeron sobre él y el moreno alfa que salió un par de segundos después. Algunos omegas lo veían descaradamente sin ningún disimulo, ocasionando que el castaño se sintiera repentinamente molesto y celoso. Ésto fue notado rápidamente por Namjoon, quien ni siquiera les dedicó una mirada a los chicos que lo veían, sino que, ignorándolos por completo, atrajo a su omega por la cintura y lo besó ferozmente.

Aquello habia ocasionado que las miradas sobre ellos se desviaran y los dueños de ellas siguieran su camino con total decepción.

El fogoso beso fue interrumpido por el castaño unos segundos después debido a la falta de oxígeno. Sonrió encantado al ver un delgado hilo de saliva que aún los unía.

—¿Y eso por qué fue?— cuestionó con una sonrisa, haciéndose el desentendido cuando, en realidad, sabía perfectamente porqué lo había hecho.

—Para marcar territorio— apartó un poco el cuello de la camisa de Seokjin para dejar su cuello al descubierto, una vez así, acercó sus labios y empezó a succionar fuertemente durante unos segundos hasta conseguir una marca violácea que resaltaba a simple vista —Ya que no puedo marcarte ni llenarte de mis feromonas, haré lo que hacen los betas. Además, no voltees, pero la mayoría de los omegas y alfas se fueron cuando te besé.

El menor llevó sus dedos a su cuello y tocó la zona en donde su alfa había hecho el chupón. Una sonrisa se esbozó en su rostro y con algo de atrevimiento, se colgó del cuello del más alto e hizo lo mismo; succionó un poco hasta conseguir una bonita marca que contrastaba con la piel acaramelada del mayor.

—Así ningún omega te verá de manera descarada— explicó —No me gusta que te miren tanto.

—Pero qué celoso me saliste, mi amor— comentó con algo de burla, regocijándose al ver el bonito sonrojo que se apoderó de las mejillas de su omega.

Varios estudiantes comenzaron a entrar apurados, indicándole a la pareja que ya era hora de despedirse. Volvieron a besarse por unos pocos segundos y tras acordar de verse ahí mismo al mediodía, el menor salió corriendo hacia el interior del lugar para empezar a buscar el edificio de su facultad y su aula correspondiente.

Seokjin debía admitir una cosa: Tal vez hubiera sido buena idea haber llegado más temprano para tener tiempo suficiente de buscar su salón. ¡Esa universidad era enorme! Y si bien la había visto hace semanas, aquella vez no se tomó el tiempo de buscar su facultad para que su primer día no tuviera complicaciones.

Por eso mismo, ahora estaba perdido.

El timbre había sonado hace diez minutos y ningún estudiante se veía por los pasillos, intuía que ya estaban en clases y él seguía perdido como un cachorro en el bosque.

Pero justo cuando las ganas de llorar lo abordaron, sintió una mano tocar su hombro con la intención de llamar su atención. El omega se volteó rápidamente para ver a esa persona y en ese instante, sus ojos casi se salen de sus órbitas al ver de quien se trataba.

—Jaehwan— musitó sorprendido —¿Qué estás haciendo aquí?

El alfa sonrió a más no poder, encantado con la presencia del omega allí —Yo estudio aquí. Estaba buscando la decanatura cuando te vi caminando sin rumbo ¿Acaso estás perdido?— el menor asintió con la cabeza gacha, totalmente apenado —No te preocupes. Este es el edificio de administración ¿Es el que quieres encontrar?— de nuevo, Seokjin asintió —¿Cuál es tu salón?

—D-308.

—Vaya, qué sorpresa. Yo estudio en el D-310, está delante de tu salón.

Al escuchar eso, los ojitos del omega brillaron como dos estrellas —¿De verdad? ¿Podrías llevarme ahí, por favor? No quiero llegar más tarde de lo que ya voy— su súplica hizo reír a Jaehwan.

—Lo haré si después me lo recompensas— y sin entender el doble sentido de aquellas palabras, Seokjin se halló asintiendo frenéticamente.

Ambos comenzaron a caminar por los largos pasillos mientras platicaban de cosas banales y se preguntaban mutuamente porqué habían escogido la carrera de administración. Entre charlas y risas, al fin llegaron al tercer piso, lugar donde se encontraban los salones de cada uno.

—Bueno, este es tu salón— el alfa señaló el que tenía en una placa el número "D-308" —Entra, discúlpate por la demora y explícale al licenciado lo que pasó, por lo general, son muy comprensivos el primer día, así que no creo que te pongan problemas— el menor asintió para acto seguido, hacer una reverencia a modo de agradecimiento.

—Muchas gracias, nos vemos en el descanso ¿Bien?— el alfa asintió de acuerdo —Está bien ¡Nos vemos!

Dicho esto, se adentró en el salón, dedicándoles una sonrisa apenada a todos los estudiantes, incluido también el docente.

Las primeras tres horas pasaron realmente rápidas a percepción del castaño. Cuando entró al salón, el licenciado lo puso a presentarse frente a toda la clase. Algunos lo miraban encantados por su belleza y por el aura que lo rodeaba, otra minoría no le prestó mucha atención y uno que otro lo miró con envidia, posiblemente intimidados por la presencia de un omega tan lindo en ese salón.

Durante el transcurso de la mañana, únicamente hicieron una introducción a las materias que verían ese semestre, explicaron unos cuantos temas básicos y les enviaron un par de tareas de consulta para que se fueran empapando de los temas que verían.

Cuando el licenciado les anunció que podían salir a tomar un descanso, salió del salón con su teléfono en mano para marcarle a su alfa. Éste le preguntó cómo se había sentido, qué había pasado y si tenía hambre, él respondió a cada pregunta y le contó todo lo que había pasado, exceptuando el tema de Jaehwan, claro está.

Cuando colgó la llamada, el alfa castaño salió de su respectivo salón con una sonrisa por poder verlo de nuevo.

—Hey, precioso ¿Qué tal?— el menor no alcanzó a responder antes de que el mayor le quitara su maletín y se lo echara al hombro.

—Estoy bien, no es necesario que lleves mi bolso— trató de recuperarlo, pero Jaehwan insistió.

—No es molestia, te lo juro. Vamos a la cafetería, debes estar hambriento.

—Un poquito— admitió apenado, empezando a caminar a su lado y dejando que él lo guiara.

Seokjin admitía que Jaehwan era muy gentil, rompía con ese estereotipo de alfa rudo, desinteresado y desatento, él era todo lo contrario, lo trataba bien y podía conversar de manera amena por mucho tiempo. Agradecía tener un amigo en la universidad que también era su cliente en el trabajo.

Ahora mismo estaban en una de las mesas de la cafetería, comiendo sándwiches de jamón y malteadas de fresas, éstas últimas sugeridas por el menor debido a los antojos.

—¿Sabes?— inició después de un rato de silencio —No te lo dije antes, pero el día que llegaste al local, me salvaste de ser despedido.

Ante esta declaración, Jaehwan se ahogó con un trozo de sándwich que se hallaba masticando. Cuando logró reponerse, lo miró sorprendido.

—¿Y eso? No tenía idea ¿Por qué te despedirían? Eres muy bueno en lo que haces— el menor se sintió conmovido por el halago.

—Gracias por esas flores. En realidad, mi jefe no planeaba despedirme por mi rendimiento, sino porque...— se mordió la lengua, dudando en si debería decírselo o no.

—Porque...— alentó el mayor.

Al final, decidió que no tenía nada de malo decírselo, después de todo, Jaehwan era su amigo y no tenía caso ocultárselo cuando dentro de pocos meses, su vientre abultado sería más notorio.

—Porque estoy en cinta.

La garganta del alfa se cerró y una tos no tardó en aparecer, producto de la genuina sorpresa que aquella noticia le causó. Seokjin le dio unas cuantas palmaditas en la espalda para ayudarlo, pero se apartó asustado cuando el mayor alzó su mirada de golpe y lo vio con algo que Seokjin interpretó como molestia.

—¿Cómo qué estás en cinta, Seokjin? ¿Cuándo planeabas decírmelo?— su reacción definitivamente extrañó al menor.

—Quería esperar a que nos hiciéramos más amigos y que nos tuviéramos más confianza para contarte, no veo porqué debería molestarte mi embarazo— murmuró, llevando una mano a su vientre aún plano.

—¿Cómo que porqué? ¿Es que acaso no lo has notado?

—¿Notar qué?— preguntó confundido, irritando más al alfa.

—¡Que me gustas, Seokjin!

El menor cerró su boca de golpe y sus ojos se abrieron en grande. Ahora el sorprendido era él. Si bien era consciente de que el mayor era muy atento y trataba de llamar su atención, no creyó que lo hiciera porque le gustara. Eso pasaba por mucho los límites que sin darse cuenta, no había puesto.

—Jaehwan, yo en verdad lo lamento, pero no puedo corresponderte. Tú no me gustas, además, ya tengo un alfa y estoy esperando a su cachorro.

El alfa torció su boca bastante decepcionado.

—Pero... No veo una marca en tu cuello— insistió —Eso quiere decir que no son oficialmente alfa y omega— instintivamente, el menor llevó sus dedos a su cuello, más específicamente al lugar donde Namjoon le había hecho el chupón.

—Aún no me ha marcado, pero pronto lo hará, queremos esperar más tiempo— Jaehwan soltó una risa nasal.

—Vamos, Seokjin. No te hagas falsas ilusiones ¿Qué clase de alfa embaraza a su omega sin primero marcarlo? ¿No crees que hicieron las cosas al revés?

Claro que lo sabía, pero aunque no había sido de la mejor manera, esa era su historia con Namjoon y no podía ni tenía intenciones de cambiarla.

—Lo sé, pero si no me ha marcado es porque yo no quiero que lo haga todavía. Queremos hacer las cosas a su tiempo y no precipitarnos, aunque el bebé en mi vientre no diga lo mismo— sin poder evitarlo, rió encantado mientras miraba su pancita.

El alfa miró el vientre el omega y se mordió la lengua. Aunque no le agradara mucho que el menor estuviera en cinta, se le había ocurrido una idea para no perderlo.

—Oye, te propongo algo— Seokjin alzó su cabeza —¿Por qué no mejor dejas a ese alfa y dejas que yo me haga cargo de ti y de tu hijo?

Seokjin se quedó atónito.

¿Qué?

©AlejaDeMin

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