CAP 33: "Alfa salvador"
Yuna se despertó con un horrible dolor de cabeza debido a la resaca, miró a todos lados y se asustó al verse en su habitación. No recordaba haber llegado hasta allí, ni siquiera sabía cómo había logrado llegar a su casa.
Confundida, se levantó y se dirigió al baño para asearse. Treinta minutos después, salió con una bata de baño, el cabello amarrado en una coleta y los dientes cepillados. Se encaminó hacia la cocina y miró con curiosidad a su hijo, quien se hallaba preparando el desayuno mientras tarareaba una canción que había escuchado en algún comercial de pasta dental.
Cuando se percató de su presencia, el castaño se giró hacia ella y la miró con notoria preocupación.
—Ya despertaste ¿Estás bien? ¿Te duele algo?— el menor la examinaba para asegurarse de que no tuviera algo fuera de lo normal, ésto le hizo sentir realmente agradecida.
—Estoy bien, Jinnie. Solo me duele la cabeza— llevó una mano al área mencionada y le sonrió para despreocuparlo, pero Seokjin no se relajó en lo absoluto, en su lugar, se dirigió a la nevera y sacó de allí un helado. Yuna lo miró con curiosidad —¿Qué es eso?
—Gyeondyo-bar— respondió al tiempo que se lo entregaba —Sirve para curar la resaca, sabe a toronja y te deja como nuevo. Lo compré esta mañana antes de que despertaras, creo que tienes algunas cosas qué explicarme y te necesito lúcida.
Yuna consideró reprenderlo por semejante falta de respeto, pero desistió de ello; en cierta parte, se lo merecía.
Agradeció por el helado y se fue a la sala para sentarse a comerlo mientras Seokjin terminaba de preparar el desayuno. Cuando éste estuvo listo, lo llevó a la mesa del comedor y le hizo señas a su madre para que viniera a comer. Para este punto, ya se había acabado aquel producto milagroso y solamente quedaba el palito.
—Gracias hijo, ya me siento mucho mejor— la publicidad de aquel producto no era falsa, realmente se sentía fresca como una lechuga.
Desechó el palito y se sentó en el comedor para empezar a degustar la comida que había preparado su hijo, como siempre, estaba delicioso.
—En la noche llegaste bastante borracha, mamá— comenzó el castaño luego de un rato —No podías articular palabra y te quedaste dormida en el sofá, tuve que cargarte hasta tu cama— sin querer, el tono que usó se asemejó mucho al que Yuna empleaba para reprenderlo cuando era niño.
Ésta lo miraba realmente apenada; no solo le había causado problemas a su hijo, sino que también lo había hecho hacer esfuerzos que no podía hacer debido a su embarazo. Miró con preocupación el vientre de su hijo y éste entendió rápidamente lo que la tenía así.
—Descuida, estamos bien. En realidad, no pesas mucho, además me tomaba pequeños descansos en el camino, no pasa nada.
Yuna asintió levemente, pero aun así, la preocupación no se fue. Esta era la última vez que hacía algo tan irresponsable.
—Jinnie, sé que te debo una explicación— el susodicho asintió, acomodándose en su asiento para ponerle mayor atención —¿Te acuerdas de Hyunmi?
¿Cómo olvidarla? Si pelearon por teléfono anoche.
—Sí, es esa alfa molesta que te gusta— las mejillas de Yuna se colorearon de rojo.
—¡Pero no lo digas así!— se tomó unos segundos para estabilizarse —Ella y yo empezamos a hablar la semana pasada, el día que cayó ese aguacero— el menor asintió —Ese día le presté mi paraguas porque llevaba una pintura que estaba fresca y se dañaría con el agua, así que ella me invitó a cenar anoche para agradecerme, inclusive me devolvió el paraguas, pero no sé donde lo dejé.
—Lo dejaste caer en la entrada.
—Oh.
El ambiente se había puesto algo tenso. La omega miró a su hijo, sabiendo que debía decirle la otra verdad, pero no se atrevía por vergüenza. Hubo un silencio incómodo hasta que el castaño decidió hablar.
—Ella te envió un mensaje anoche preguntándote si habías llegado bien a casa— los ojos de la mayor se abrieron notoriamente —Yo me enojé por esto y la llamé para reclamarle por haberte emborrachado. Me dijo que no lo había hecho y que te preguntara a ti qué había sucedido realmente, pero no pude evitar pensar lo peor, no quería imaginarme que esa alfa se había aprovechado de ti.
—Espera un segundo, Seokjin— lo interrumpió —¿Me quieres decir que ya sabías que anoche estuve con Hyunmi y me hiciste decírtelo?— el menor asintió —¿Y que de paso, te peleaste con ella por teléfono?— un nuevo asentimiento no se hizo esperar.
—Yo solo estaba preocupado por ti— se defendió con la cabeza gacha, esperando por el regaño que no tardaría en venir.
Sin embargo, éste no llegó, en su lugar, sintió los brazos de su madre atraerlo hacia su cuerpo y unos cuantos besos en su cabeza. El menor la miró confundido, por lo que ella le sonrió de la manera más cálida posible.
—Gracias por preocuparte tanto, bebé, pero no había necesidad de llegar a tanto, yo estaba bien, Hyunmi no se aprovechó de mí.
—¿En verdad?— la miró con los ojos brillosos —¿Me lo juras?
—Solamente nos dimos un beso.
Silencio.
Seokjin parecía haber quedado en un estado de shock, su boca se abría y cerraba sin poder articular ni una palabra. Su garganta se cerró y en ese momento, Yuna se arrepintió de haber sido tan sincera.
—¡¿Qué dijiste?! ¿Se besaron? ¡¿Cómo pasó eso?!— un sinnúmero de preguntas salieron de la boca del castaño. Su madre no tenía idea de cómo responder a todas ellas, por lo que solo se limitó a explicar lo que había pasado.
—Cálmate, bebé. Lo que pasó es que... Quise beber un poco, así que Hyunmi abrió la botella de Soju que tenía en su casa, comenzamos a beber, a contarnos anécdotas y cuando menos pensé, ya nos estábamos besando en el sofá. Estábamos muy borrachas y...
—¡Dijiste que solo había sido un beso!— frunció su entrecejo e hizo un puchero con total molestia. Yuna sonrió nerviosa y se metió otra cucharada de comida a la boca.
Esta sería una mañana muy larga.
Después de una muy extensa conversación, Seokjin salió de su casa con los nervios alterados. Sabía que era ridículo enojarse porque su madre estaba viendo a alguien de nuevo, sabía que ella tenía derecho de rehacer su vida, pero... No quería que fuera con esa alfa. No le agradaba, era grosera, maleducada y tenía complejos alfistas, él no quería eso para su mamá.
Estuvo murmurando maldiciones durante todo el camino, ganándose varias miradas confusas de quienes pasaban por su lado. Cuando se dio cuenta, ya había llegado al local de comida china, por lo que trató de recomponer su semblante y ofrecer la mejor sonrisa que podía, después de todo, si no conseguía clientes estando de buen humor, mucho menos estando de malas.
Al entrar, pudo divisar a Jackson sentado en una de las mesas, observando su teléfono. Se colocó su delantal negro y se acercó para saludarlo, pero justo cuando iba a hacerlo, el mayor lo miró asustado y le indicó con una seña que hiciera silencio.
Rápidamente, tomó un bolígrafo de la mesa y escribió algo en una hoja de papel antes de entregársela.
«Mi hermano se enteró del permiso que te concedí ayer, no pude evitar decírselo ya que apenas llegó, me preguntó por ti. Traté de explicarle, pero no entendió razones. Ahora está en la cocina, esperándote, creo que te espera un regaño. Lo siento mucho»
Seokjin tragó grueso y miró en dirección a la cocina, podía ver una sombra de pie allí y supo que estaba metido en serios problemas. ¿Ahora qué hacía? Si Jackson le había explicado todo, entonces el hombre ya debía saber sobre su embarazo. Había contratado a un omega embarazado que pidió un adelanto de su sueldo en menos de una semana de estar trabajando y de paso, faltó un día sin pedirle permiso al jefe.
Llevó una mano a su vientre con una expresión de amargura en su rostro. Lo más seguro es que sería despedido y él tendría que buscar otro lugar para trabajar. Lo peor de todo es que por no llevar una semana trabajando, no le pagarían su sueldo completo.
Estaba pensando en una disculpa para ofrecer que pudiera salvar su pellejo, pero su mente dejó de maquinar y su corazón se detuvo al ver al hermano de Jackson verlo desde la puerta de la cocina. Su semblante era serio, demasiado para su gusto. Jackson se levantó de inmediato y se colocó frente a él para tratar de protegerlo del genio de su hermano.
—Inari, por favor, ya te lo expliqué. Él no tiene la culpa de nada, si quieres regañar a alguien, entonces regañame a mí.
—A ti ya te regañé ayer, ahora sigo con él— desvió su mirada de su dongsaeng hacia el omega, quien mantenía la cabeza gacha —Seokjin, si te acepté aquí es porque quería darte una oportunidad de trabajar, porque sé el problema por el que pasan muchos omegas para conseguir trabajo, pero ahora que me enteré sobre tu embarazo, no puedo dejar que sigas trabajando aquí.
Seokjin boqueó como pez fuera del agua.
—Pero ¿Por qué? Apenas tengo un mes, puedo seguir trabajando normalmente...
—Ahora puede que sí, pero más adelante tu vientre crecerá y no tendrás la misma movilidad. No quiero que tengas un accidente laboral que te perjudique a ti y al cachorro que estás esperando— el castaño apretó sus puños y sus labios, le parecía muy injusto todo esto —No quiero que me veas como el malo aquí ¿Sí? Yo solo quiero que no tengas complicaciones por mi culpa.
—¡Pero yo necesito trabajar!— el alfa se sobresaltó por el grito —Necesito el dinero para comprar lo necesario para mi bebé, además estoy estudiando, necesito dinero para los libros y las demás cosas que me pidan. No puede despedirme solo por mi estado ¡Eso es ilegal!
El silencio reinó en el local. El pecho de Seokjin subía y bajaba por la presión que hizo al escupir todo eso. No le parecía justo que lo despidieran solo porque estaba en cinta, ni siquiera era por haberse ido el día anterior sin permiso ¡Era solamente porque estaba en cinta! Esto era el colmo.
Pero al parecer, ni siquiera sus necesidades lograron ablandar el corazón del alfa.
—Lo siento, Seokjin, pero no...— calló de inmediato al ver a un chico ingresar al local.
Los dos restantes giraron su atención a la puerta de entrada, mirando a aquel alfa castaño que acababa de entrar como un salvador.
El chico se acercó hacia ellos con la intención de preguntarles si conocían a una tal señora Choi que vendía comida callejera cerca del centro, pero al ver al omega que lo miraba con una expresión agradecida, olvidó por completo a lo que venía.
Su mirada se mantuvo sobre Seokjin por más tiempo del que se consideraría normal, por lo que se creó un silencio incómodo que afectó a todos los presentes. El alfa mayor carraspeó para llamar la atención del desconocido, lográndolo a los pocos segundos.
—Bienvenido a nuestro restaurante. ¿Desearía ver el menú?
"No" fue lo que quiso decir, "sí" fue lo que salió de sus labios, porque al ver a semejante omega tan hermoso, no pudo evitar sentirse embelesado.
—Muy bien, por favor tome asiento y mi hermano lo atenderá en un segundo— colocó una mano sobre el hombro de Jackson y éste atinó a sonreír cortésmente.
—Está bien, pero me gustaría que me atendiera él, por favor— dirigió su mirada a Seokjin y éste abrió sus ojos como platos.
No fue el único sorprendido con aquella petición.
Pero justo cuando le iba a explicar amablemente a ese alfa que él ya no trabajaba ahí, Inari intervino.
—Por supuesto que sí, vaya siéntese y Seokjin lo atenderá en un momento.
"Seokjin" Qué lindo nombre. Pensó.
Escogió una de las mesas del centro y esperó pacientemente a que el omega le llevara la carta, cuando lo hizo, le sonrió de manera coqueta antes de revisar el menú.
—Todo se ve delicioso ¿Tú que me recomiendas, precioso?— desvió su atención hacia el menor, quien se encogió apenado por el apodo.
—Bueno... El mashi frito es uno de nuestros mejores platillos— respondió cortésmente, mirando de reojo la carta.
—No se diga más— cerró la anterior mencionada y se la entregó —Por favor, dame un platillo de eso.
El menor asintió e hizo una reverencia antes de darse la vuelta y encaminarse a la cocina, pero antes de que pudiera alejarse lo suficiente, volvió a escuchar la voz del alfa.
—Soy Lee Jaehwan, un placer.
—Yo soy Kim Seokjin, un gusto también.
Y sin decir más, se perdió por la puerta de la cocina.
©AlejaDeMin
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