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CAP 31: "Compras"

Seokjin salía de la universidad con una sonrisa gratificante en su rostro. Acababa de matricularse y le había sido entregada la lista de libros que necesitaba, a parte de que ya tenía su horario de clases. Había sido una suerte que Jackson le hubiera adelantado un porcentaje de su salario. Claro, tuvo que sentarse a hablar con él para explicarle la situación; no podía esperar un mes debido a que las matrículas cerraban dentro de dos semanas y las clases iniciaban a finales de mes.

Estuvo recorriendo el campus para familiarizarse un poco con el lugar. Daehyun tenía razón al decir que era una de las mejores universidades, puesto que a parte de grande, se veía que tenía un método de enseñanza bastante eficaz; lo deducía por la increíble manera en que los demás estudiantes hablaban con respecto a algunos temas.

Tenía planeado salir esa tarde a comprar los libros que necesitaba, pero ésto pasó a segundo plano cuando vio a Namjoon estacionado al frente de la universidad, esperándolo con una enorme sonrisa.

Le sonrió de igual forma y corrió hacia él para abrazarlo. No esperaba que el alfa lo recogiera puesto que él ya tenía planeado usar el transporte público, aunque tampoco le disgustaba, a decir verdad.

—¿Cómo están mis dos amores?— besó los labios del omega y posteriormente, se agachó para besar su vientre.

Aquel acto le provocó un cosquilleo en su pecho.

—Estamos muy bien, gracias por preguntar— acarició el cabello cenizo antes de que el dueño de éste se levantara —No esperaba que vinieras ¿A qué se debe?

—¿No puedo venir a recoger a mi omega de la universidad?— cuestionó con una ceja arqueada, por lo que el castaño soltó una carcajada y negó con su cabeza —Bien, tú ganas. Estaba pensando que tal vez podríamos ir por la tarde a comprarle cosas al bebé.

Seokjin abrió sus ojos sorprendido y emocionado —¿De verdad? Bueno, tendría que hablar con Jackson para que me dé permiso.

—Espera un minuto.

El alfa sacó su teléfono de su bolsillo y marcó el número de su mejor amigo. Escuchó los clásicos pitidos y cuando contestó, se alejó unos cuantos pasos para poder hablar con él.

Mientras él hablaba, Seokjin se recostó en el auto del mayor para acariciar su vientre con una sonrisa.

—¿Oíste eso? Tu papi y yo te vamos a comprar muchas cosas lindas para cuando nazcas. Te prometo que van a ser las más bonitas que podamos encontrar.

Sentía su corazón cálido al estarle hablando a su bebé, mucho más porque al fin Namjoon sabía de su embarazo y se lo había tomado bastante bien. Ahora no lo dejaba ni por un momento y cuando tenía que hacerlo, lo recompensaba comprándole cualquier comida que se le antojara.

Habían decidido que no vivirían juntos por el momento, aún era muy pronto y les parecía más cómodo así. Decidieron que harían las cosas bien esta vez y no se apresurarían. Namjoon había iniciado nuevamente el proceso de cortejo y Seokjin lo había aceptado gustoso.

Le parecía que Namjoon tuvo un cambio bastante radical durante el tiempo que estuvieron separados. Para empezar, ya no demostraba estar en contra de que él estudiara, por el contrario, lo estaba alentando a continuar y salir adelante, cosa que Seokjin le agradeció profundamente. A parte de esto, le estaba dando su espacio para no parecer encimoso. De vez en cuando, le daba besitos para mimarlo, pero ya no insistía en mantener encima de él todo el tiempo.

Realmente le parecía tierno que el alfa estuviera cambiando para bien. Ahora no solo se trataba de ambos, sino también del cachorro que vendría dentro de ocho meses. A decir verdad, esperaba que este tiempo transcurriera con normalidad y no sucediera nada malo.

Cuando alzó su cabeza, se percató de que el moreno se acercaba a él con una sonrisa de oreja a oreja. Al parecer lo había conseguido.

—Listo. Dijo que le explicaría la situación a su hermano para que no te ponga problemas, pero también pidió que no tomáramos esto de costumbre porque aunque no reciben muchos clientes, necesitan que estés trabajando como se debe.

El castaño dio un asentimiento efusivo y con una sonrisa se subió al auto. Esperó unos segundos a que el alfa ingresara también y cuando lo hizo, puso en marcha el ferrari en dirección al centro comercial.

—Príncipe ¿Ya has escogido un nombre para el cachorro?— preguntó unas cuadras más adelante.

—En realidad, no. Aún no sé si será un niño o una niña, por lo que todavía no he pensado en algo. Prefiero esperar al quinto mes a que me digan el sexo.

Namjoon dio un asentimiento —Entiendo. Si es niña, me gustaría llamarla Sunhye.

Seokjin lo miró con diversión —Bien, si tenemos una bebé, la llamaremos así, pero si es un niño, quiero escoger yo el nombre.

—No tengo problemas con eso— respondió con una encantadora sonrisa sin apartar su vista del frente.

El resto del camino fue bastante tranquilo. Ambos se la pasaron hablando de cosas banales y relatando algunas cosas que les habían sucedido el último mes. Cuando menos se dieron cuenta, ya habían llegado a su destino. El de cabellos cenizos se estacionó y bajó del auto para segundos después, abrir la puerta del copiloto, dejando salir al omega.

—Ay, pero qué caballero— elogió con una sonrisa mientras bajaba.

Algunas personas que pasaban por ahí veían con envidia a la pareja. Se veían tan felices que no pareciera que tuvieran problemas de ningún tipo.

Pff. Sí, claro.

Al ingresar al establecimiento, se dirigieron directamente hacia el segundo piso donde se sabía, había una gran variedad de tiendas con artículos para bebés. Al subir, los ojos de la pareja de deleitaron con los vestidos, biberones y cunitas que se exhibían en las vitrinas.

—¡Mira eso!— Seokjin salió corriendo hacia un aparador donde había una cunita con temática de animalitos.

Una de las empleadas del lugar salió para atenderlos al notar su genuino interés por la cuna que se mostraba.

—Esa está en promoción. Es de las marcas más seguras en cuanto a calidad y seguridad. Si quieren, pueden entrar y verla más de cerca, también tenemos de otros estilos.

El castaño le hizo ojitos al moreno, por lo que éste no pudo negarse. Sin mencionar que él también estaba interesado por comprar una cuna para su cachorro.

—Está bien, entremos.

La empleada se encargó de mostrarles cada una de las cunas que se hallaban a la venta. Amablemente, les explicó los detalles importantes como el tiempo de garantía, el material con el que estaban hechas y los pro y contra de diferentes marcas. A parte de eso, se tomó la tarea de enseñarles unas mecedoras para la habitación del bebé, diferentes tipos de sofá-camas, algunas alfombras y móviles para el entretenimiento del cachorro. Todo lucía tan adorable que el menor deseaba comprar todo ahora mismo.

Y tal parece que Namjoon logró ver ese deseo en sus ojos.

—Compremos todo lo necesario, Jinnie. Ahora mismo.

El menor lo miró sorprendido y apenado por haber sido descubierto. Él de verdad quería, pero le daba vergüenza aprovecharse de la amabilidad de su alfa. No quería verse como un descarado.

—No es necesario, Nam. Podemos solamente comprar la cuna y dejar el resto de cosas para después. Tampoco es mi intención acabar con todo tu salario.

Ante esto, el alfa soltó una carcajada y negó con su cabeza —No te preocupes por eso. Mi salario es bastante alto y comprar cosas para nuestro bebé no me va a arruinar.

—Pero...

—Nada de peros, escojamos las cosas más bonitas para mini Jin.

Seokjin quiso soltarse a reír por el apodo que el mayor había escogido para su cachorro, pero logró contenerse y solamente esbozó una divertida sonrisa.

—Está bien.

Eran cerca de las cinco de la tarde y la pareja ya se dirigía de vuelta a casa, o bueno, a la casa del menor. El maletero y el asiento trasero estaban ocupados por las grandes cajas que contenían todo lo que habían comprado. En ese momento, agradecían que la mayoría de ellas fueran desmontables, así podían llevarlas sin mucho problema y armarlas cuando llegaran a casa.

Y hablando de eso...

—Alfa ¿Dónde vamos a dejar estas cajas? Mi habitación es grande, pero no van a caber todas ellas.

Namjoon lo miró por unos momentos y volvió su vista al frente.

—Eso no es problema. Podemos dejarlas en mi casa y desocupar un cuarto para el bebé. Creo que de aquí a que nazca, habremos solucionado todo y tú podrías volver a vivir conmigo si estás de acuerdo.

Volver a vivir con Namjoon. ¿Sería buena idea?

Claro que estaba pensando en algo a mediano plazo, no es como si se fuera a mudar de nuevo la próxima semana. Quería tomarse su tiempo así como Namjoon le había dicho hace unos días. No era necesario pensar en una respuesta ahora mismo, podían esperar los siguientes meses para determinar si volver a vivir con el alfa era lo mejor. No negaba que sí le gustaría, pero debía estar completamente seguro de que aquello no acarrearía problemas tanto para ellos como para su cachorro.

Aún estaba Younha de por medio y estaba seguro de que a ella no le agradaría para nada que ambos volvieran a vivir juntos. Después de todo, ya intentó separarlos una vez y aquello resultó doloroso para los dos. Sin mencionar que ahora no solo se trataba de ellos ¿Qué tal si atentaba contra la seguridad de su cachorro? No se lo perdonaría nunca.

Después de unos minutos de estarlo meditando, decidió responder.

—Aceptaré que dejemos las cosas en tu casa, pero te pido tiempo para pensar en lo que me propones. No me gustaría que algo le pasara a mi bebé por tomar decisiones apresuradas.

Namjoon asintió de inmediato —Por supuesto, tampoco te pediría que aceptes de una vez. Yo también me preocupo por mini Jin y sé que las cosas ahora no están en los mejores términos.

El omega asintió de acuerdo y se limitó a ver por la ventana del auto mientras llegaban. Namjoon tomó esto como el final de la conversación, por lo que siguió conduciendo en un silencio acogedor que no incomodó a ninguno.

Unas cuadras antes de llegar, logró visualizar una repostería que le llamó bastante la atención. Se estacionó frente a ella, llamando la atención del menor.

—¿Te gustaría algo dulce?

Inconscientemente, el castaño se relamió ante la sola idea de comer algún pastelillo. Miró la vitrina y tragó grueso al sentir su estómago rugir de repente.

Con algo de timidez, asintió.

El alfa le sonrió mostrando sus característicos hoyuelos y sin perder tiempo, se bajó del auto para repetir la acción del centro comercial. Una vez Seokjin se bajó, entraron al local. Un beta bastante sonriente fue quien les atendió.

—Buenas tardes y bienvenidos a la repostería Sunshine ¿Qué les gustaría llevar?

Namjoon le hizo señas a Seokjin para que mirara la vitrina y escogiera lo que quisiera comer. Él por su parte, ya había sido cautivado por un delicioso pastel de naranja que se exhibía arriba de la vitrina.

Después de examinar bien cada dulce, el castaño se decidió por un rico pay de limón. Le pidieron ambos productos al chico de brillante sonrisa y éste no tardó en empacarlos cuidadosamente en dos pequeñas cajitas verdes que tenían el logo del negocio.

—Fue en placer atenderlos. Vuelvan pronto— le entregó sus productos a la pareja y recibió el dinero sin dejar de sonreír.

Si el servicio era así de bueno, Seokjin no dudaría en volver a ese lugar cada vez que le dieran antojos de algo dulce.

Unos minutos después, el auto de Namjoon se estacionó frente a la casa que alguna vez escogió para la madre de su omega. Éste se bajó sonriente y se acercó a la ventanilla del conductor.

—Entra. Después de haber gastado tanto en nosotros, lo menos que puedo hacer es invitarte a un café.

Namjoon no dudó ni un segundo en acceder.

Decidieron dejar las cosas en el auto y ponerle los seguros a éste. Únicamente entraron con sus cosas y las cajitas previamente compradas. Al ingresar, el castaño gritó el nombre de su madre para anunciarle que ya había llegado, sin embargo, no obtuvo respuesta.

—¡Mamá!— subió al segundo piso para buscarla, pero no la encontró.

—Jinnie— Namjoon le llamó —Mira esto.

El primer nombrado se acercó a donde él estaba y observó la nota que se hallaba pegada a la puerta del refrigerador.

«Bebé, voy a salir. Me invitaron a cenar, así que no me esperes despierto. Cuando vuelva, te explicaré todo.

Te amo»

La cara del menor era un poema. Su madre había salido a cenar... ¿Con quién? Que él recordara, ella no tenía amigas demasiado cercanas como para cenar con ellas. Aunque ahora que lo pensaba, el día que regresó de revelarle la verdad a Namjoon, la notó algo extraña; sonreía de la nada, estaba distraída y apenas sí reaccionó a todo lo que él le dijo.

Algo andaba mal.

Decidió no darle muchas vueltas al asunto y concentrarse en lo que ahora sucedía. Después le preguntaría todo más calmadamente.

—Siéntate, alfa. Voy a preparar café para que acompañemos los dulces.

El mencionado aceptó y se fue a sentar en un sillón donde podía ver cada uno de los movimientos del menor. No pudo evitar sonreír con gracia al notar los ligeros movimientos de cadera que hacía mientras preparaba el café. Le parecía algo realmente tierno y sensual a la vez, tanto, que no pudo evitar acercarse para abrazarlo por detrás.

Al sentir unos brazos rodearlo, el castaño se sobresaltó y miró por encima de su hombro a Namjoon, quien mantenía su rostro escondido en su cuello.

—La marca temporal que te hice ese día ya desapareció— mencionó en un murmullo que él pudo escuchar a la perfección.

—Lo sé. Hasta hace poco la tuve, pero supongo que era inevitable que desapareciera. Ha pasado más de un mes.

El alfa dio un asentimiento lento sin apartarse, solamente se quedó allí, respirando en el cuello del omega para tratar de percibir algún olor. Lamentablemente, no lo consiguió.

—Quisiera volver a marcarte, obviamente de manera temporal. Quiero reclamarte como mi omega ante la Madre Luna únicamente cuando estés listo, no quiero precipitarme ni hacer que te sientas obligado. Sabes que te esperaré el tiempo que sea necesario.

Aquellas palabras calaron tan dentro de él que unas repentinas ganas de llorar lo acecharon. No sabía si era por las hormonas, pero realmente quiso pedirle a Namjoon que lo marcara en ese preciso momento.

Al final no lo hizo.

Porque por mucho que lo quisiera, sabía que aún no era el momento.

©AlejaDeMin

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