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CAP 30: "Confesión"

—¿Qué mierda, Jackson Wang?— el omega ingresó al local con la ropa empapada por la lluvia y las manos hechas puños.

—Cariño, te lo puedo explicar, no te enojes— el alfa retrocedió considerablemente, mostrando las palmas de sus manos en dirección al rubio para tratar de calmarlo.

Seokjin lo miró confundido y luego a aquel desconocido. ¿Quién era ese omega? ¿Cariño? No tuvo que pensar mucho para dar con la respuesta.

El omega tomó uno de los paraguas que habían en la entrada y empezó a golpear al alfa como si su vida dependiera de ello. Mientras tanto, Seokjin trataba de detenerlo sin salir lastimado en el acto.

—Déjelo, por favor. Él no hizo nada malo— pero cuando el omega se giró en su dirección, se arrepintió de haber abierto la boca.

Los golpes con el paraguas cambiaron de dirección y ahora fue él quien empezó a recibirlos. Varios en su cabeza, hombros, brazos y pecho, no importaba, el rubio estaba enfurecido y lanzaba los golpes donde cayeran.

—Espera...— llevó una mano a su vientre para protegerlo y otra a su rostro —No estás entendiendo, yo no tengo nada con tu novio.

—¡Mentira, te vi restregándote contra él!

—¡Eso es mentira!

Él no quería pelear, no sabía si eso le haría daño a su bebé, pero tampoco podía dejar que aquel omega lo golpeara sin razón alguna. En un rápido movimiento, le arrebató el paraguas y lo apuntó en su dirección.

¡Ya basta!

Ambos omegas detuvieron sus movimientos debido a la voz de mando que se escuchó por todo el local, aunque cabe aclarar, a Seokjin no le afectó tanto por razones ya conocidas. Se giraron en dirección a Jackson, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que no fue él quien los detuvo. El alfa se mantenía viendo fijo hacia la puerta, por lo que ellos también hicieron lo mismo.

Los ojos del omega castaño se abrieron en grande al ver al moreno alfa de cabellera ceniza de pie junto a la puerta, con una expresión de confusión y molestia a la vez.

Deja a mi omega— el rubio agachó la cabeza y caminó en reversa para alejarse lo más pronto de Seokjin.

Jackson frunció el entrecejo, abrazó protectoramente al chico y empezó a gruñirle a Namjoon.

Tú no te metas con mi omega.

¡Lo hago porque estaba golpeando al mío!

El ambiente en el local se puso bastante tenso. Las feromonas del alfa de mechas castañas se volvieron más fuertes y pesadas, por lo que no pasó mucho para que el castaño se mareara y tuviera que sostenerse de una de las mesas para evitar caer al suelo.

Sin embargo, un cosquilleo en la boca de su estómago apareció de repente cuando entendió la situación y procesó las palabras que el alfa había dicho.

Deja a mi omega.

MI omega.

Sus manos temblaron y sus ojos picaron por las repentinas lágrimas que se asomaron, pero hizo todo lo posible por no de derramarlas, aun cuando sintió los brazos del moreno atraerlo hacia su cuerpo.

—¿Estás bien, Jinnie? ¿No estás herido? ¿Te duele algo?

Sus esfuerzos se fueron a la mierda.

Las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas y su cuerpo empezó a temblar. Ahora recordaba porqué se había enamorado de Namjoon en un principio. Era su forma de tratarlo como si fuera lo más importante y preciado del mundo. Cuando se hallaba en sus brazos, se sentía seguro y las inseguridades se iban lejos. Ésto era lo que quería, entonces... ¿Por qué algo tan bello podía doler tanto?

Su llanto solo preocupó más al alfa, quien trató de calmarlo con algunos besitos en su cabeza. En otra situación, hubiera hecho uso de sus feromonas para hacerlo, pero ahora ya no las tenía y debía recurrir a otros métodos para hacer que su omega dejara de llorar.

Los sollozos se fueron calmando hasta que unos suaves suspiros contra su pecho le indicaron que el menor se había calmado.

—Ya estoy bien— susurró contra su pecho —Alfa.

Algo dentro del pecho de Namjoon se removió inquieto y trató de salir, pero por más que quiso hacerlo, no pudo. Aún no era el momento.

La lluvia cesó en ese momento y los cálidos rayos de sol empezaron a salir, iluminando la carretera mojada y parte del local, transmitiéndoles una sensación de paz que hace mucho no sentían.

—Tenemos que hablar.

Ese era el momento indicado para que aclararan las cosas y no lo dejaría pasar.

—Está bien, vamos a sentarnos.

Seokjin nunca antes estuvo más agradecido por la falta de clientes, aunque solo llevara trabajando dos días, cabe recalcar.

Las mesas estaban vacías a excepción de la que él y Namjoon ocupaban en ese momento. Afortunadamente, la pelea entre ambos amigos no pasó de unos cuantos gruñidos, por lo que ahora estaban en buenos términos y el de mechas castañas los había dejado hablar sin problemas.

El omega llevó un vaso de agua a sus labios para beber un sorbo del preciado líquido y luego dirigirse al mayor, quien lo miraba expectante.

—Te escucho, Jinnie.

Sus nervios se dispararon, pero no iba a dar marcha atrás, no ahora.

—Tengo que decirte algo muy importante, pero antes de contártelo, necesito preguntarte algo y de corazón espero que me respondas con la verdad— Namjoon asintió con rápidez, esperando listo por aquella interrogante —¿Tú y Younha están juntos?

La expresión de Namjoon se deformó en claro disgusto por el simple hecho de imaginarse aquello —No, por supuesto que no, Jinnie. Desde ese día, no quise volver a verla y casi no permito que se me acerque— tomó una bocanada de aire antes de continuar —Mira, voy a ser sincero contigo. Yo le doy dinero para que compre cosas para el bebé, la ayudo con cosas que necesite para el embarazo, pero hasta ahí, no la veo con frecuencia, no vivo con ella y mucho menos tenemos una relación. No puedo estar con una persona a la cual no amo, la única razón que nos une es ese cachorro que ella lleva en el vientre.

Seokjin asintió lentamente mientras llevaba otro trago de agua a su boca. Sinceramente, le agradaba eso. Sabía que el contacto entre él y Younha no podía terminar debido a ese bebé, pero al menos le reconfortaba saber que Namjoon no tenía planes de estar con ella y mucho menos la quería.

—Está bien, te creo— alzó su mirada —Lo que te tengo que decir es muy importante y no sé cómo vayas a reaccionar, solo espero que sea de buena manera.

Namjoon le sonrió mientras tomaba su mano y la acariciaba, dándole confort —Tendré la mente abierta, soy todo oídos.

El castaño suspiró y se preparó mentalmente para lo que iba a decir, segundos después, decidió hablar.

—Quiero que nos demos otra oportunidad, Namjoon, claro, si tú estás de acuerdo y aún me quieres— bajó la cabeza.

El moreno se quedó perplejo por lo que parecieron varios minutos, si bien había dicho que mantendría la mente abierta, no se imaginaba que el menor le pidiera eso. ¿Esto era verdad? ¿No se trataba de uno de sus muchos sueños? Bajo la atenta mirada de Seokjin, se pellizcó el brazo con algo de fuerza, haciendo muecas por el dolor que aquello le causó, pero estando supremamente feliz porque esto en verdad estaba sucediendo.

—¿Lo dices en serio?— inevitablemente, sonrió ilusionado.

Seokjin asintió con una sonrisa tímida —Quiero intentarlo de nuevo, Namjoon. Sobre todo porque sé que esta situación nos está haciendo daño.

A los tres.

—¿Qué quieres decir, príncipe?— en realidad, sí lo sabía.

—Ya sabes... Bueno, lo que dijiste ese día en mi casa antes de que nos separaramos— al ver que Namjoon seguía haciéndose el desentendido, decidió continuar —Lo de que tú y yo somos predestinados.

Al escuchar eso, una bella sonrisa se ensanchó en el rostro del alfa, ocasionando que sus hoyuelos salieran a relucir y el corazón de Seokjin se acelerara.

—¿Osea que tú también lo crees?— se atrevió a preguntar.

—No solo lo creo, estoy seguro de ello— tomó la mano de Namjoon sobre la mesa —Desde ese día, cambiamos mucho ¿No lo crees?— Namjoon dio un asentimiento —Yo por mi parte, perdí a mi lobo, mi olor y mis celos. Tal vez no lo notes por el maquillaje, pero todo el día mantengo pálido y hasta he perdido algo de peso.

Namjoon se quedó atónito.

—A mí también me pasa lo mismo.

Solo en ese entonces, Seokjin se detuvo a apreciar las ojeras que se mostraban bajo los ojos del alfa. ¿Cómo era posible que ni siquiera las hubiera notado? ¡Si eran demasiado visibles!

Sin siquiera detenerse a pensar, llevó una de sus manos al rostro del moreno y acarició su mejilla con cuidado, temiendo que con cualquier movimiento brusco, él se rompiera más de lo que ya estaba. Se sintió realmente mal porque a causa de él, ambos habían estado sufriendo todo este tiempo por algo que tenía solución.

Se levantó de la mesa y esperó a que Namjoon hiciera lo mismo, afortunadamente, no tuvo que esperar mucho para ello. Con su corazón latiendo a mil por hora, se acercó y lo abrazó por la cintura antes de besarlo en los labios.

Los ojos del alfa se abrieron desmesuradamente, pero no dudó en corresponder, sus dedos enredándose en los finos cabellos castaños mientras cerraba los ojos y rogaba porque su mente no le estuviera jugando una mala pasada.

A lo lejos desde la cocina, Jackson y Mark veían la escena atónitos, el primero con una sonrisa de orgullo y el segundo apenado por haber malinterpretado la situación hace unos minutos.

Sus labios danzaban al compás con los ajenos, sus cuerpos demasiado juntos para poder escuchar los latidos desenfrenados del otro. Se sentían tan bien en su pequeña burbuja que no querían saber nada del mundo a su alrededor, pero justo cuando Namjoon creyó que el momento no podía ser más perfecto, Seokjin cortó el beso para juntar sus frentes y después susurrar con una hermosa sonrisa:

—Vamos a ser papás.

En aquel instante, el tiempo pareció detenerse. Los ojos de Namjoon se abrieron al igual que su boca, los primeros no tardaron en llenarse de lágrimas.

—¿Lo... Lo dices en serio, Jinnie?— Seokjin asintió con una sonrisa —¡¿Estás en cinta?!— la emoción en su voz era palpable. Cuando recibió un nuevo asentimiento, sonrió a más no poder antes de levantar al omega del suelo en un abrazo que los hizo reír a ambos.

—¿De verdad estás feliz con la noticia?— preguntó cuando fue bajado nuevamente, aun conociendo la respuesta.

—¿Que si estoy feliz? ¡Lo que le sigue a eso!— besó sus labios repetidas veces —Vamos a tener un cachorro, tuyo y mío— lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello de su omega para tratar de ocultar las lágrimas que escaparon de sus ojos.

No era el único que estaba llorando. Seokjin se aferraba a su camisa mientras dejaba uno que otro beso en su cabello, susurrándole palabras bonitas que no hacían más que calentar el pecho del alfa.

Al final, hacerle caso a su madre fue la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida.

©AlejaDeMin

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