CAP 29: "Paraguas"
Al llegar a su casa, cerca de las seis de la tarde, su madre salió a recibirlo con una sonrisa en el rostro. Se había quedado trabajando de una vez en el local y apenas venía saliendo, por supuesto, con el consentimiento de su madre. Al recibir la buena nueva por teléfono, se apresuró a terminar lo que estaba tejiendo en la mañana y se dispuso a preparar una deliciosa cena para celebrar.
Durante la comida, el castaño se dedicó a contarle a su progenitora cómo había conseguido el trabajo, lo que le tocaba hacer en el local y cómo había sido su día. A decir verdad, no le fue nada mal, era una persona que se caracterizaba por aprender rápido, por lo que cuando no hubo clientes, aprovechó para estudiar el menú y aprenderse los precios. También tuvo que aprender algunas preparaciones y aunque fue un poco complicado, ésta fue su parte favorita, no solo cocinaría aquellas delicias en su trabajo, sino que también podría prepararlas en casa para que su madre pudiera degustarlas.
Cuando la cena terminó, su madre evitó que se colocara de pie con la excusa de que le tenía una sorpresa preparada. Le hizo cerrar los ojos mientras ella iba por ello y cuando regresó, colocó en sus manos lo que estuvo tejiendo durante la mañana y parte de la tarde.
Al verlo, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Su madre había hecho un bonito vestido blanco para su bebé, completamente a crochet. A parte del pantaloncito y la camisa, también le había tejido unos guantes, un gorrito y calcetines del mismo color.
—Dios mío, mamá— se llevó una mano a su boca, empezando a sollozar —Esto es precioso, gracias— se levantó con una bella sonrisa en el rostro y abrazó a la mujer con todas sus fuerzas.
—Me alegra que te gustara tanto— correspondió al abrazo —Lo hice blanco porque aún no sabemos si será niño o niña. ¿Tú que piensas que será?
Seokjin lo meditó por unos segundos —Uhm, me gustaría que fuera un niño— tocó su vientre con amor —Pero si nace niña, tampoco me molestará.
—Sería lindo una niña, así le podré comprar muchos vestidos, vestirla de rosa y hacerle peinados bonitos— ante esto, Seokjin soltó una pequeña carcajada.
—Hay que esperar para ver— abrazó el conjuntito entre sus manos —Iré a guardarlo, después regreso.
Tras recibir una afirmativa de su madre, subió las escaleras rumbo a su habitación. Estaba sumamente feliz; no solo había conseguido un trabajo, sino que ahora tenía entre sus manos el primer vestido para su cachorro.
Sin poder borrar esa sonrisa de su rostro, guardó el conjunto en una de las gavetas de su armario. Ahora que lo pensaba, debía comprar un armario para guardar en él todas las cositas que le comprara a su bebé. Desde ropita, pañales, cremitas y biberones. Muy bien, ya sabía en qué gastaría su primer salario, claro, dejando un porcentaje de ese dinero para pagar sus primeros libros.
Mientras bajaba las escaleras, un pensamiento cruzó por su mente y no tardó en correr hacia su madre.
—Mami— llamó su atención, a lo cual, la mujer apagó el televisor para ponerle toda su atención —Yo... Necesito un consejo.
—Claro, dime.
—Esta tarde que hablé con mi amigo Jackson, pensé en si sería buena idea contarle a Namjoon sobre mi embarazo— al decir ésto, llevó una mano a su vientre —Jackson es el mejor amigo de Namjoon y si sigo trabajando con él, solo será cuestión de un par de meses para que descubra mi estado y cuando lo haga, estoy seguro que correrá a decírselo a él.
Yuna pareció meditarlo por unos segundos.
—Honestamente, creo que él tiene el derecho de saberlo. Además, quieras aceptarlo o no, ese alfa es tu predestinado y que ambos estén separados por tanto tiempo solo les hará más daño. Estoy cien por ciento segura de que por esta razón, perdiste a tu lobo ¿Sabes lo que me dijo el doctor?— Seokjin negó con su cabeza —Me dijo que debías recuperar a tu parte lobuna, de lo contrario, tu embarazo podría ser de alto riesgo.
Los ojos del castaño se llenaron de lágrimas al escuchar esto.
—No, eso no— abrazó su vientre con las lágrimas aún resbalando por sus mejillas —No quiero que nada malo le pase a mi cachorro, no es justo— se sentó al lado de su madre para que ésta lo abrazara.
—Yo tampoco quiero que nada malo le pase a mi nieto, por eso te digo esto. Tienes que buscar a ese alfa y contarle todo. Yo sé que él te ama y que vaya a tener un hijo con otra omega, no es impedimento para que ustedes puedan volver a estar juntos. Él puede estar contigo y hacerse cargo de ese otro bebé.
—Pero le voy a quitar a su papá...
—¡Seokjin!— el susodicho brincó en su lugar por el grito de su madre —Deja de ser tan bueno por una vez en la vida, no puedes renunciar a ti mismo por hacer felices a los demás. Sé un poco egoísta ¿De acuerdo? ¿Crees que esa omega te va a agradecer por dejarle el camino libre? No, no lo hará porque eso es lo quería desde un inicio. La estás dejando salirse con la suya y no puedes permitirlo.
El omega se quedó sin habla.
Dentro de sí, sabía que su madre tenía razón. Ahora que lo pensaba, Younha siempre quiso alejarlo de Namjoon, por eso irrumpió en su fiesta para revelarle que estaba embarazada, quería que dejara al moreno para ella tener una nueva oportunidad. ¡Dios! ¿Cómo había sido tan idiota?
Apretó sus puños tratando de contener su enojo. Debía hacerle caso a su madre. Ahora no solo se trataba de él, la vida de su cachorro también estaba en juego y por él, haría cualquier cosa. Así tuviera que buscar a Namjoon y tratar de solucionar las cosas.
—Gracias, mamá— se levantó del sillón —Créeme que tomaré muy en cuenta tu consejo.
Y sin decir más, se retiró hacia su habitación. Mañana debía ir a trabajar y sería un día muy importante.
A causa de la repentina lluvia, muchas personas corrían de un lado a otro, tratando de refugiarse. Ésto había ocasionado que muchas de las personas que estaban en el club para ese momento, tuvieran que quedarse dentro de él mientras esperaban a que la lluvia amainara.
Un claro ejemplo de ello era Yuna, quien se encontraba a unos cuantos pasos de la entrada, pero no porque no tuviera paraguas, sino porque se hallaba debatiendo en si ayudar a aquella alfa frente a ella.
Hyunmi se aferraba a un cuadro que hace poco acababa de terminar mientras miraba cómo la lluvia caía estrepitosamente. Lastimosamente, ese día no traía paraguas porque realmente no parecía que se fuera a desatar un aguacero, el día estaba cálido, hasta podría decirse que hacía algo de calor, pero el clima se había puesto bipolar así que no tenía más remedio que esperar.
O eso pensaba ella hasta que una mano en su hombro la hizo voltearse.
—Disculpa, vi que no traes paraguas y ese cuadro aún se ve fresco ¿Necesitas ayuda?— la alfa abrió sus ojos en grande al ver aquella omega frente a ella.
—No necesito de tu ayuda, estoy bien aquí— gruñó y le dio la espalda nuevamente. Su orgullo de alfa le impedía aceptar la ayuda de una omega tan fastidiosa como lo era la castaña.
Sin embargo, Yuna no se dio por vencida.
—Vamos, a simple vista se ve que no amainará pronto— trató de persuadirla —Sería una pena que un cuadro tan bello se echara a perder.
Al oír esto, las mejillas de la alfa se colorearon de rojo.
—¿Crees que quedó bien?— alzó un poco el cuadro para que la omega pudiera verlo mejor —Tardé horas en pintarlo.
—¡Pero claro que quedó más que bien!— respondió animadamente, con sus mejillas de un tono rosáceo —Jamás había visto una pintura tan bella. Tienes talento, Hyunmi— por primera vez, la omega pudo apreciar a la alfa sonreír.
—Pues gracias— sonrió sinceramente —Disculpa, no sé tu nombre.
—Kim Yuna— hizo una pequeña venia, provocándole a la alfa una risa nasal.
—Ya veo...— se quedó pensando por unos segundos —Oye, disculpa por lo de antes. Yo... En verdad sí necesito ayuda, tengo prisa por llegar a casa.
La omega sonrió ampliamente y sin dudar dos segundos, sacó un paraguas plegable de su bolso. Sí, se trataba del mismo bolso rojo y sí, Hyunmi alcanzó a verlo, pero a diferencia de las otras veces, esta vez solo sonrió para sus adentros.
—Es grande, así que cabemos las dos— dicho esto, abrió el paraguas y lo colocó sobre sus cabezas. En efecto, era grande y las dos cabían sin problemas, por supuesto, el cuadro de la alfa también quedaba bien protegido.
Ambas empezaron a caminar hacia la estación de autobuses más cercana por petición de Hyunmi. Mientras lo hacían, el corazón de la omega empezó a latir de manera desenfrenada y su lobo se removió con fuerza. Jamás había estado tan cerca de aquella alfa y que ahora pudiera hacerlo, le hacía sentir un millón de cosas en su pecho.
Cuando llegaron a la estación, se dedicaron a esperar a que el próximo autobús pasara. Al parecer, debían tomar el mismo ya que sus casas quedaban más o menos cerca (a unos dos barrios de distancia).
Entre charlas sorpresivamente amenas, la alfa se dio cuenta de que la omega a su lado no era tan fastidiosa como pensaba, era una persona realmente amable que se interesaba por sus seres queridos. Asimismo, Yuna descubrió que debajo de toda esa fachada de alfa ruda y grosera, se encontraba una mujer con verdadero interés por las cosas, que tenía pasiones y le gustaban los gatos.
Ambas se habían juzgado mal desde un principio debido a circunstancias desagradables que las llevaron a conocerse.
—Entonces... ¿Vas a tener un nieto?— la alfa preguntó con verdadero interés.
—¡Así es! Mi pequeño bebé tendrá uno propio— respondió con nostalgia —Si vieras el montón de conjuntos que le tengo preparado. Ya hice los modelos, cuando llegue a casa, empezaré a tejerlos.
La alfa sonrió mirando por la ventana, ella jamás tuvo hijos porque así lo quiso, pensaba que los niños eran un problema del cual no quería hacerse cargo, pero al ver a la omega hablando de tal manera de su hijo, le hacía replantearse esa cuestión.
No tardaron en llegar a la estación donde debían bajarse. Al hacerlo, observaron con pesadez que la lluvia no cesaba. Yuna miró preocupada el cuadro de la alfa hasta que una idea se le pasó por la mente.
—Toma— le entregó el paraguas —Tú lo necesitas más que yo. Mi casa queda muy cerca de aquí— señaló la dirección por donde debía irse.
Hyunmi abrió sus ojos en grande y negó varias veces —Por supuesto que no ¿Cómo me voy a quedar con tu paraguas? Eso sería mucho abuso de mi parte.
Yuna le sonrió sinceramente e hizo un ademán, restándole interés —Descuida, puedes devolvérmelo después. Además, yo no cargo con nada que no se pueda mojar, no te preocupes.
Dicho esto y tras despedirse, se encaminó hacia la salida y se fue corriendo para no mojarse demasiado. Mientras tanto, Hyunmi miraba con detenimiento aquel paraguas y sin importarle las miradas de los demás, lo llevó hasta su nariz para olfatearlo.
En ese momento, juró que las almendras y moras nunca antes le parecieron tan deliciosas.
Ahora mismo, Seokjin se encontraba barriendo el local puesto que no había ningún cliente para esa hora, debía decir que la lluvia tampoco ayudaba mucho. Con las puertas de vidrio cerradas, podía ver cómo la gente se refugiaba en algunos locales vecinos; lastimosamente, ninguno en el restaurante de comida china.
—El día está triste— escuchó decir a sus espaldas. Se giró sobre su propio eje y sonrió levemente al ver a Jackson con una expresión afligida, mirando hacia afuera.
Dio un asentimiento con su cabeza, concordando lo dicho por su amigo —Casi no vienen clientes y con este aguacero, sí que menos— siguió con su labor hasta terminar.
Ya no tenía idea de qué más hacer; había limpiado las mesas y las puertas, sin mencionar que previamente barrió la cocina y ahora la sala principal. No tenía caso practicar preparando algo del menú ya que nadie lo probaría.
De repente, lo hablado con su madre la noche anterior golpeó su mente y no tardó en dirigirse al alfa de mechas castañas, quien estaba por irse a la cocina.
—Disculpa ¿Podrías hacerme un favor?
—Sí, claro ¿De qué se trata?— respondió serenamente, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—Pues verás, yo...— no terminó de hablar debido al fuerte mareo que lo golpeó de repente.
Llevó una mano a su cabeza para tratar de estabilizarse, pero no resistió mucho, sus piernas flaquearon y cayó al suelo... O bueno, ésto hubiera sucedido si el alfa frente a él no lo hubiera detenido a tiempo y atrapado contra su pecho.
—Madre Luna ¿Estás bien?— preguntó verdaderamente preocupado.
Seokjin abrió su boca para responder, pero se calló de inmediato escuchó la campanilla del local sonar, anunciando la llegada de una persona. Ambos se giraron en su dirección y abrieron sus ojos en demasía al ver a un omega rubio mirarlos como si quisiera asesinarlos.
—¿Qué mierda, Jackson Wang?
Dejen sus teorías aquí. ¿Será niño o niña?
©AlejaDeMin
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