CAP 28: "Resultados"
Media hora después de colgar, el doctor Lee llegó a la casa de Yuna. Ésta le abrió la puerta bastante angustiada y le hizo pasar. Para este momento, ella ya había cargado a Seokjin hasta su dormitorio y lo había dejado sobre su cama. ¿Cómo lo había hecho? Fue bastante vergonzoso.
El alfa entró a la habitación y examinó por completo al omega para descubrir la causa del desmayo. Al terminar, salió de la habitación y se dirigió a la fémina, quien esperaba angustiada en el marco de la puerta de la habitación.
—Bueno, el desmayo no fue provocado por nada grave. Se trata de un mareo normal para su estado, el joven debe alimentarse mejor y tomar muchas vitaminas, está algo debilitado así que se las recetaré ahora mismo— explicó el doctor, anotando la clase de vitaminas que Seokjin necesitaba tomar.
La mujer tomó el papel y lo dejó sobre una mesita —Pero no entiendo ¿Qué es lo que tiene mi hijo?
El profesional sonrió sinceramente —Los resultados del examen llegaron esta tarde, el joven está en cinta, señora Kim.
Todo el color en el rostro de Yuna desapareció y su garganta se cerró, no podía emitir ni una palabra.
—Sin embargo, eso no es lo que me preocupa. El joven es un omega, pero no detecto ningún aroma y tampoco distingo a su lobo— el profesional hizo una mueca —Esto podría ser perjudicial para el cachorro y para él mismo, sino recupera su parte lobuna, el embarazo podría ser de alto riesgo.
La fémina, aún aturdida, asintió con la cabeza, tratando así de procesar la información que acababa de recibir. Estuvo en ese estado de trance hasta que vio a su hijo despertar, veinte minutos después de que el doctor se hubiera marchado.
El castaño cerró sus ojos con fuerza para acostumbrarse a la luz y poco a poco los fue abriendo, encontrándose con la silueta de su madre sentada en el borde de la cama.
—Mami ¿Qué me pasó? ¿Cómo llegué a mi habitación?— la mano de la mujer acarició suavemente su mejilla, transmitiéndole una seguridad y calma a medias.
—Jinnie... Te desmayaste y tuve que cargarte hasta aquí— el menor abrió sus ojos incrédulo —Pesabas mucho, así que tuve que transformarme para traerte sobre mi lomo.
Al escuchar aquello, el menor se levantó de golpe y tomó las manos de su madre a manera de disculpa por haberle causado esa molestia. Sabía que a su madre no le gustaba transformarse y la había obligado indirectamente a hacerlo. Iba a disculparse, pero la fémina negó con su cabeza antes de que pudiera hacerlo, su semblante estaba sereno, demasiado para su gusto.
—Llamé al doctor y él vino para revisarte— Seokjin dio un asentimiento —También reveló los resultados del examen que te hicieron esta mañana.
Su corazón latió fuerte en su pecho y no pudo evitar tragar grueso —¿Y qué dicen?
Los ojos de Yuna se llenaron de lágrimas, confirmándole lo que tanto temía —Estás esperando un bebé, cariño.
Al oír esto, Seokjin rompió en llanto.
Gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas al tiempo que escondía su rostro entre sus manos para llorar. ¿Qué iba a hacer ahora? No estaba listo, no ahora que iba a comenzar sus estudios ¿Cómo iba a cuidar de un bebé en estas circunstancias?
Con los ojos llenos de lágrimas, miró a su madre arrepentido —Perdóname, mamá. Te juro que no quise fallarte— la mujer abrió sus ojos en grande y no dudó en abrazarlo con fuerza.
—No digas eso, Seokjin. No me fallaste— acarició su cabello para tratar de tranquilizarlo —Escucha, de nada sirve llorar sobre la leche derramada, debes afrontar la situación como el omega valiente que eres...
—¡No lo soy!— la interrumpió en un grito involuntario —Tengo miedo, yo... No sé cómo voy a hacer para cuidar de él— miró su vientre llorando —No quiero ser un mal padre y que después él me odie...
Esta vez, Yuna lo interrumpió —Eso no va a pasar, cariño. Tu bebé no te va a odiar porque vas a ser el mejor padre del mundo, yo te voy a ayudar, voy a estar contigo para enseñarte y apoyarte ¿De acuerdo?— tomó la cabeza de su hijo entre sus manos para hacer que la mirara a los ojos —Escúchame, valiente no es aquel que no tiene miedo, sino aquel que afronta aquello que le produce temor. Además no estás solo, mi vida, me tienes a mí, a tu mamá.
Seokjin le sonrió en medio del llanto y se lanzó a sus brazos, siendo correspondido inmediatamente.
Aunque se sentía un poco mejor, aún seguía temeroso. No se sentía psicológicamente preparado para cuidar de una vida aparte de la suya, pero haría su mayor esfuerzo, ese bebé que ahora crecía en su interior merecía lo mejor y él trataría de dárselo.
Cuando su madre se fue para dejarlo descansar, se sentó en la cabecera de su cama para acariciar su vientre aún plano. Se mantuvo en esa posición por lo que parecieron horas debido a que el insomnio lo mantuvo despierto gran parte de la madrugada.
Las lágrimas volvieron a hacer acto de presencia y los sollozos bajos inundaron la habitación. No le molestaba tener una criaturita creciendo en su interior, le daba miedo no ser suficiente para ella.
—Voy a dar lo mejor de mí, te lo prometo— susurró mirando su vientre, segundos antes de quedarse dormido.
Aquella noche, el pecho de un alfa de cabellos cenizos se encogió y dolió al punto de hacerlo despertar. No entendía lo que pasaba, ni porqué había escapado de los brazos de Morfeo tan repentinamente, lo que sí sabía es que sentía muchas náuseas y tuvo que salir corriendo hacia el baño para vomitar todo lo que había cenado.
A la mañana siguiente, el omega castaño se levantó con más ánimos de la cama, se dio una ducha y se colocó ropa presentable. Minutos después, bajó las escaleras para ir en busca de su madre.
Al parecer, ese dicho de "consultarlo con la almohada" sí funcionaba, pues después de haber dormido lo suficiente, despertó con la mente más clara.
Debía hacerse cargo de su cachorro y lo primero que haría sería conseguir un trabajo de medio tiempo. Aunque ya lo había decidido el día anterior, ahora lo hacía por diferentes motivos. Debía conseguir el suficiente dinero para comprar las cosas de su bebé antes de que naciera. Tenía un mes de embarazo, por lo que tendría ocho meses para ahorrar.
No tardó mucho en encontrar a su madre. La mujer estaba sentada en el sofá de la sala tejiendo algo que a simple vista no pudo distinguir.
—Hola, mami— saludó con una alegría que extrañó, pero, al mismo tiempo, encantó a la omega.
—Hola, cariño ¿Cómo dormiste?— dejó de lado lo que estaba tejiendo para acariciar el cabello de su hijo —Te veo de mejor ánimo, eso es genial— comentó con una amplia sonrisa.
—Dormí muy bien y sí, ahora tengo mi mente más despejada— la fémina ladeó su cabeza —Estuve pensándolo mucho anoche y concluí que debo hacerme responsable de esta situación... Ahora mismo voy a salir, necesito encontrar un trabajo lo más pronto posible.
Al oír esto, Yuna abrió sus ojos en grande —¿Lo dices en serio? Pero... Aún estás delicado, el doctor te recetó unas vitaminas— se levantó de inmediato y fue por el papel que había abandonado la noche anterior —Aquí dice que debes tomarlas todos los días para que tu cuerpo se fortalezca y también debes alimentarte bastante para que tu salud no vuelva a recaer— su voz se quebró al recordar lo que el doctor le había dicho sobre el embarazo. No quería que su hijo se expusiera y le pasara algo a su nieto.
Al ver el estado en que se encontraba su madre, Seokjin la tomó por los hombros y le sonrió para calmarla —Estoy bien, mamá. Pasaré por la farmacia y compraré las vitaminas— tomó el papel y lo guardó en su bolsillo —Además, por mi alimentación no te preocupes, ahora sé que debo comer bien, no solo por mí, sino por mi cachorro— llevó su mano a su vientre con una sonrisa, ocasionando que la presión en el pecho de su madre disminuyera considerablemente.
—Está bien, cariño. Cuídate mucho— besó la frente del menor con fraternidad —Si necesitas algo, no dudes en llamarme.
—Lo haré— sonrió antes de caminar hasta la puerta y tomar las llaves —Nos vemos más tarde, te amo.
Y dicho esto, salió de la residencia con toda la motivación del mundo.
Bueno, si algo debía admitir Seokjin es que conseguir empleo no era tan fácil como creyó. El único trabajo que había tenido en su vida lo obtuvo gracias a un ex compañero de escuela, quien lo reconoció al instante y lo recomendó con su jefe, pero ahora que no tenía ese tipo de ayuda, debía valerse por sí mismo.
Luego de comprar las vitaminas en la primera farmacia que encontró, se paseó por todos los locales del centro, preguntando si necesitaban personal para cualquier tarea, pero para su desgracia, en la mayoría estaban al tope de empleados y en otros no lo aceptaban por ser un omega.
Y eso que no sabían que estaba embarazado.
Aquello lo llenaba de impotencia, pues sabía que él podía llegar a ser mejor que un alfa cuando de dedicación se trataba, pero no le daban la oportunidad de demostrarlo.
Era cerca del medio día y su estómago comenzaba a reclamarle por no haber desayunado. Mierda, estaba incumpliendo la promesa que le hizo a su madre.
Al final, el hambre fue tanta que optó por entrar al primer local que se le atravesó. Al mirar la decoración y temática del lugar, se dio cuenta de que era un restaurante de comida china y para su suerte, estaba casi vacío. Se sentó en una de las mesas libres y se dedicó a esperar a que un mesero le pasara la carta.
No tuvo que esperar por mucho tiempo, pues un chico no tardó en aparecer —Buenas tardes ¿Qué desea comer?— hizo una reverencia, pero justo cuando se incorporaba para pasarle el menú, el alfa se quedó boquiabierto —¿Seokjin?
De todos, todos los malditos restaurantes de comida china que habían en la ciudad, tenía que entrar al que pertenecía al hermano de Jackson.
El corazón se le aceleró por el nerviosismo y perdió el habla por unos segundos. Aquel momento fue aprovechado por el alfa de mechas castañas para sentarse a su lado y sonreírle con sorpresa.
—No me imaginaba volverte a ver, qué milagro verte por aquí, al final aceptaste mi invitación.
El omega suspiró disimuladamente para tranquilizarse y responderle de manera casual —Sí, bueno... Fue un accidente, no recordaba que este era el restaurante de tu hermano— el alfa se hizo el ofendido ante esas palabras, por lo que rápidamente decidió añadir —Vine porque tengo mucha hambre y este lugar a simple vista se ve que sirve comidas muy deliciosas.
—Y no te equivocas— le guiñó un ojo —¿Qué te gustaría comer? Te lo traeré lo más pronto posible.
—Uhm— bajó su vista hacia el menú y examinó cada platillo con detenimiento, examinando los precios e ingredientes de cada uno —Me gustaría un plato de chop suey y de beber, lo que me recomiendes— dicho esto, le entregó el menú al alfa y éste asintió encantado.
—Excelente, ya te lo traigo.
A Seokjin le sorprendía la calidez con la que el alfa lo trataba, pero a decir verdad, tampoco le desagradaba. Durante el tiempo que estuvo viviendo con Namjoon, simpatizó con Jackson al punto de considerarlo un gran amigo, por el momento y por muy triste que sonara, era el único que tenía.
Veinte minutos después, el joven de mechas castañas llegó con el platillo que le había solicitado y un vino de la casa. Al ver ésto último, abrió sus ojos en grande y se dirigió a él con una sonrisa apenada.
—Lo siento, por ahora no estoy bebiendo ¿Puedes traerme algo que no tenga alcohol?— no podía hacerlo, por mucho que ese vino se viera tan tentador, no podía beber en su estado.
Para su buena suerte, Jackson no se lo tomó a mal y después de disculparse, retiró el vino y segundos después, llegó con un jugo tradicional.
El almuerzo fue bastante agradable. No se equivocó al intuir que la sazón de los hermanos Wang era exquisita, sumándole al hecho de que el restaurante estaba calmado por la falta de clientes, aunque esto le desconcertó un poco, pues la comida en ese lugar era tan exquisita que merecía que muchas personas la probaran. Sin dudarlo, esa no sería la última vez que comiera en ese lugar. Cuando terminó, se sorprendió al ver que había dejado el plato limpio y no pudo evitar reír apenado por ello.
Al pedir la cuenta, no solo el alfa vino a traerla, sino que también se sentó en su mesa con todo el atrevimiento del mundo para charlar un rato con él.
—Y dime ¿Qué hay de nuevo? No supe de ti desde ese día.
El omega hizo una mueca al recordar lo acontecido en su fiesta de cumpleaños, pero trató de disimular su descontento —No ha pasado mucho, solo...— dudó un segundo en decirlo —No, no ha pasado nada.
Quiso contárselo, pero no podía. El alfa era el mejor amigo del moreno; si se lo decía, más tardaría él en abrir la boca que Namjoon en enterarse. Y hablando de eso, aún no sabía si se lo diría o no.
La razón por la que se alejó de él es porque estaba esperando un hijo de otra omega, pero... Ahora él estaba en la misma situación que Younha. ¿Debería buscarlo? Y si lo hacía ¿Qué le diría? No se sentía con el derecho de buscarlo después de lo que hizo, aunque ya se hubiera disculpado y el moreno lo hubiera perdonado, claro está.
Muy bien, ya tenía otro consejo que pedirle a su madre.
La conversación entre ambos fue bastante fluida. Decidieron hablar acerca del negocio y cosas que habían acontecido en la vida de Jackson para evitar tocar temas incómodos. Fue así como Seokjin se enteró de que el alfa estaba cortejando al omega con quien estuvo coqueteando el día de su fiesta. Mark, sino se equivocaba.
También se enteró de que el negocio estaba pasando por una crisis por la falta de clientela y personal. Era ésta la razón por la que el local estaba casi vacío y tan tranquilo. Pero aunque se sintió mal momentáneamente por los hermanos, se le ocurrió una idea para ayudarlos y de paso, salir beneficiado de esto.
—Oye ¿Y si me dan trabajo aquí?— propuso de repente, ocasionando que Wang se atorara con su propia saliva.
—¿Qué dices? ¿Te gustaría trabajar aquí?— preguntó con ojos brillantes, pero antes de que Seokjin pudiera responder un rotundo sí, el alfa se levantó, salió corriendo hacia la cocina y volvió con un delantal negro, decorado con el logo del negocio —¡Estás contratado!
El omega abrió sus ojos como platos al ver cómo le era puesto aquel delantal, una sonrisa se ensanchó en su rostro y sus ojos brillaron con emoción.
—¿En verdad? ¡Muchas gr-...!
—Jackson ¿A quién acabas de contratar? Sabes que quien se encarga de eso soy yo— el hermano mayor del susodicho apareció de repente, ocasionando que la sonrisa de Seokjin se borrara por lo que acababa de decir.
Sin embargo, el de mechas castañas intervino por él —Es Seokjin, un amigo mío— abrazó al nombrado por los hombros —Es muy responsable y tiene ganas de trabajar, además, recuerda que estamos escasos de personal... Es más, los únicos aquí trabajando somos tú y yo— susurró con vergüenza ésto último.
El hombre torció la boca y se quedó viendo a Seokjin por unos cuantos segundos, examinándolo. Por su aroma tan fuerte, el castaño intuyó que era un alfa.
Madre Luna, por favor que no sea un tipo con aires alfistas, te lo ruego.
Sin embargo, todos sus pensamientos fueron detenidos abruptamente cuando el hombre lo tomó por los hombros con una sonrisa —Muy bien, estás contratado.
Y Seokjin se sintió tan feliz como la primera vez que lo escuchó.
©AlejaDeMin
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