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CAP 15: "Discusión"

Honestamente esperaba una reacción más positiva por parte de su alfa, por lo que el hecho de que éste se haya levantado de la cama con notoria molestia y estuviera dando vueltas en la habitación con el ceño fruncido, lo desconcertó bastante.

Namjoon miró a Seokjin como si esperara que aquello solo fuera una broma de mal gusto, pero al ver que el castaño no decía nada más, se convenció de que esto en realidad estaba sucediendo y que su padre omega era el más entrometido y traicionero del mundo.

Soltó un gruñido antes de sentarse nuevamente en la cama, mantuvo su mirada fija en sus zapatos como si estos fueran la cosa más interesante.

Claro que Seokjin se extrañó por esto ¿Acaso era tan malo que su suegro le hubiera facilitado los estudios? No entendía nada.

Se incorporó sobre el colchón para gatear hasta Namjoon, se acomodó detrás de él y le sostuvo por los hombros, esperando algún indicio de hablar por parte suya, pero luego de un rato se convenció de que esto no iba a suceder, por lo que decidió hablar primero.

—¿Estás enojado, alfa?— preguntó con voz suave para no perturbarlo.

Pero aún así, no obtuvo ninguna respuesta. Namjoon seguía callado, serio y liberando feromonas bastante fuertes y pesadas. Se notaba a leguas que estaba enfadado, pero solo se lo había preguntado para no quedarse en silencio. En realidad, no sabía qué decirle para aligerar la tensión de la habitación ¿Cómo se contenta a un alfa enfadado? O peor aún ¿Cómo se contenta a un alfa que se enfadó por razones que tú mismo desconoces?

—¿Estás enojado porque tu padre me inscribió en una universidad?— volvió a preguntar, esperando tener suerte esta vez.

Al parecer la tuvo.

—Sí, estoy enojado por eso— contestó cortante, cerrando sus puños con fuerza y evitando darle la cara a su omega.

Seokjin frunció el entrecejo y se levantó de la cama, haciéndose en frente de él para hacer que lo viera.

—¿Y se puede saber porqué?— cuestionó algo molesto, cruzándose de brazos.

—¡Porque mi padre es un entrometido! ¡¿De acuerdo?!— se levantó de golpe, causando que el castaño diera un respingo en su lugar y retrocediera unos cuantos pasos —Él sabe que no estoy de acuerdo con que mi omega trabaje, yo quiero mantenerte, darte todo y él se atreve a hacer esto— hizo rechinar sus dientes, sintiendo el enojo y frustración apoderarse de su cuerpo.

—Primero que nada, respeta a tu papá, él ha sido demasiado bueno con nosotros y no merece que lo trates de esa manera— riñó, adoptando una postura más recta para no verse tan pequeño —Y segundo ¿Cuál es tu problema con que yo estudie y trabaje? ¿Acaso tienes complejos de alfista?

—¡Claro que no!— inconscientemente, había alzado demasiado la voz, pero no cayó en cuenta de ese detalle —Solo quiero darte una buena vida, que no tengas que salir de casa todas las mañanas y volver cansado en las tardes. Mi omega no merece eso.

—Pues te informo que aún no soy tu omega Namjoon, yo quiero superarme, quiero estudiar administración y trabajar en una gran empresa como la de tu papá, ese ha sido mi sueño desde joven y tú no me lo vas a quitar— finiquitó, empujando al alfa y empezando a caminar hacia la puerta.

¡Vuelve aquí, omega!— su cuerpo se tensó y su lobo se encogió en su lugar al escuchar la voz de mando del alfa detrás suyo.

Agachó la cabeza y caminó lentamente hacia el de cabellos cenizos. Se sentía humillado y una asquerosa sensación se estableció en la boca de su estómago. Nunca habían usado la voz de mando con él y ahora podía entender porqué los omegas que lo habían experimentado, decían que era algo de lo más horrible.

—Quiero que canceles la inscripción.

Abrió sus ojos como platos y miró al moreno con las lágrimas picando por salir. No, él no podía estarle pidiendo eso...

—No lo haré— respondió algo dudoso, temiendo por la reacción de Namjoon.

—Vas a hacerlo ¿Oíste? No quiero que estés por fuera de la casa mucho tiempo, quiero que estés aquí conmigo, quiero que estés con tu alfa.

—¡No voy a hacerlo!— empujó con fuerza al mayor y salió corriendo de la habitación para dirigirse a la suya.

Apenas entró, cerró la puerta con seguro para evitar que el alfa entrara. Éste lo persiguió por el pasillo y ahora estaba golpeando la puerta con fuerza.

—¡Ábreme la puerta o la tiro a golpes!

—¡Tírela si es capaz!

Empezó a llorar tanto de miedo como de rabia. Corrió hasta la ventana para abrirla y sacar las cortinas, esto para dar la ilusión de haberse tirado y desviar la atención de Namjoon de su verdadero escondite. Una vez hecho esto, se metió al armario y se encerró allí.

Los sollozos que emitía se escuchaban por toda la habitación, pero no quería que Namjoon entrara y lo descubriera, por lo que se tapó la boca y se encogió en su lugar. Era un armario grande, por lo que fácilmente podían caber allí unas cinco personas. Cerró sus ojos y trató de no hacer ruido mientras seguía escuchando los golpes en la puerta.

Namjoon, por su parte, estaba enfurecido. A este punto, ya no le importaba si tiraba la puerta o la rompía, lo único que quería era sacar a ese omega irrespetuoso y mal agradecido de allí para darle una lección.

Luego de unos cuantos empujones más, logró romper la cerradura de la puerta y entrar a la habitación. Sus ojos inmediatamente fueron a la ventana y se abrieron en demasía. Corrió hasta allí para mirar hacia el jardín al que daba, era imposible, estaba demasiado alto como para que Seokjin haya podido saltar y caer ileso.

Dándose cuenta de que era una estrategia para distraerlo, soltó un gruñido y empezó a buscar por toda la habitación. Revisó debajo de la cama, en el baño y en algunos rincones pero nada.

Unos lloriqueos se escucharon desde el último lugar donde podría estarse escondiendo, hizo una mueca y caminó a paso lento hasta el armario. Tomó las manillas de la puerta y las abrió de par en par, sintiendo su corazón encogerse al verlo.

Un pequeño lobo de pelaje marrón se encontraba hecho bolita en un rincón del armario.

El animal soltaba aullidos queditos con la cabeza escondida, su cola estaba decaída hacia un lado y todo su cuerpo temblaba. Ni siquiera se había percatado de que el moreno lo estaba viendo, solo quería hacerse más y más pequeño hasta desaparecer por completo.

—Jinnie... Bebé— llamó con un nudo en la garganta, sintiéndose el alfa más estúpido del mundo por haber causado que el lobito de su omega se deprimiera.

El animal lo miró por unos segundos, mostrándole que tenía los ojitos brillosos por las lágrimas, soltó otro aullido y volvió a esconderse con su cuerpo, esperando que el alfa se fuera y lo dejara solo.

—Dulzura— se arrodilló en el suelo y empezó a acariciar la cabeza de su omega —Yo lo siento mucho, no quería gritarte ni decir todo lo que dije— pero a pesar de eso, no obtuvo respuesta por parte suya.

Con algo de inseguridad, se recostó en el cuerpo del lobito, procurando no poner todo su peso sobre él. Volvió a retomar las caricias en su cabeza, pasando sus dedos por las orejas y dándole algo de su propio calor corporal.
El omega cerró sus ojos y solo se dejó hacer, todavía se sentía demasiado molesto con el alfa, pero quería tener aunque fuera un momento de paz antes de salir de ese armario.

—Me importas demasiado, Seokjin— susurró, empezando a liberar feromonas —No quiero que nada malo te pase, por eso tengo miedo de que estés mucho tiempo fuera de casa, solo. Quisiera estar contigo todo el tiempo para cuidarte de todos y todo, que no tuvieras que presenciar en carne propia lo duro que puede ser el mundo.

Aquello era en parte mentira y en parte verdad. Sí quería estar con Seokjin todo el tiempo para darle amor y protegerlo, pero también sentía una sensación desagradable al pensar en su bello omega estudiando y trabajando ¿A quién engañaba? Podría decirle mentiras al castaño, pero no podría decírselas a sí mismo, tenía un pequeño complejo de alfista en lo que respecta a que el omega también trabaje. Él pensaba que solo el alfa debía trabajar para mantener a su omega y sus cachorros, ese era el pensamiento que tenía y que compartían varios alfas y omegas en estos tiempos, pero ahora veía que existían excepciones y Seokjin era una de ellas.

Pasaron un par de horas antes de que el menor volviera a adoptar su forma humana. Su cuerpo desnudo se mostró ante Namjoon pero éste no lo vio con ojos de lujuria, sino con compasión y arrepentimiento. El hecho de que mantuviera sus pensamientos conservadores intactos, no quitaba el hecho de que se sentía mal por haber usado su voz de mando con Seokjin, haberle asustado, gritado y causado que su lobo saliera deprimido.

El menor no dijo nada y solo se sentó con las piernas pegadas al pecho, tratando de cubrir su desnudez del alfa en frente suyo. Éste le pidió que esperara unos segundos antes de salir del armario y volver momentos después con una manta.

—Pontela, dulzura. Está haciendo algo de frío y no quiero que te resfríes— Seokjin la recibió en silencio y se enrolló en ella como un sushi.

Caminó despacio hasta su cama, no pudiendo evitar mirar hacia la puerta notoriamente dañada. Al percatarse de esto, Namjoon se apresuró a hablar.

—Lamento haberla destruido. Llamaré a un cerrajero mañana para que la arregle— rascó su nuca apenado.

Seokjin soltó un suspiro y asintió con la cabeza sin decir nada, terminó de llegar a su cama y se acostó en ella, dándole la espalda al mayor.

Estaba molesto, pero no quería iniciar una nueva discusión y terminar gritándole o siendo gritado como horas antes, por lo que se limitó a cerrar los ojos, hacer un esfuerzo por quedarse dormido y olvidar ese día que había empezado de maravilla y había terminado de la mierda.

Al parecer, Namjoon entendió la indirecta, pero antes de marcharse, decidió caminar hasta él para dejar un beso en la punta de su nariz.

—Por favor, perdóname, príncipe— susurró para no despertarlo, salió de la habitación y cerró vanamente la puerta.

Seokjin abrió sus ojos con pesadez, dejando salir algunas lágrimas antes de volverlos a cerrar y quedarse realmente dormido.

Al día siguiente, Seokjin estuvo distante con Namjoon.

Apenas sí tocó el plato del desayuno y le dirigió la palabra a duras penas. No estaba de ánimos para iniciar una conversación y lo peor es que debía aguantar al moreno hasta el mediodía, hora en que se iría a trabajar el día de hoy por asuntos de poca relevancia.

—Iré a la biblioteca— avisó con seriedad antes de levantarse y dejar su plato de comida prácticamente intacto.

Namjoon se limitó a ver cómo su omega subía las escaleras y se perdía de su campo de visión. Se sentía un idiota, Seokjin estaba enojado con él y con justas razones, ahora lo único que podía hacer era alistarse para ir a trabajar en completa soledad y silencio, como lo hacía antes de que el menor fuera a vivir con él.

Lavó los platos y subió a su habitación para darse una ducha. Minutos después, salió con su traje habitual, su cabello peinado y su reloj de mano puesto.

Caminó hasta el lugar donde sabía estaba su omega y allí lo encontró. Seokjin estaba sentado en uno de los puffs mientras leía el libro de John Green que lo descubrió leyendo el otro día. No quiso interrumpir su lectura, por lo que cerró la puerta con cuidado y se fue a paso apresurado de allí.

Ya estaba retrasado de tiempo y no alcanzaba a cocinar nada para el almuerzo del menor, por lo que solo dejó dinero sobre la mesa del comedor y escribió una notita antes de irse.

No alcancé a cocinar nada para ti, dulzura, así que usa el dinero para ordenar algo de comida. Vuelvo en la tarde, espero que te diviertas. Por favor, perdóname por lo que hice y olvida lo de ayer, te juro que te lo compensaré. Te quiero ♡

©AlejaDeMin

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