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CAP 11: "Salida de omegas"

Cuando llegaron, Namjoon se estacionó y ambos bajaron del vehículo para ir al punto de encuentro que habían acordado por teléfono.

No tardaron mucho en divisar a Daehyun a la distancia: el omega llevaba la mayor parte de su vestimenta color rosa, a excepción de un buzo interior color blanco que hacía juego con su pantalón y camisa. Estaba sentado en una de las bancas del lugar mirando su teléfono, totalmente desconcentrado del mundo real. Conforme se acercaron, el mayor notó su presencia y alzó la mirada con una sonrisa.

—Nammie, Jinnie ¿Cómo están?— dejó un beso en la mejilla de cada uno, sintiéndose con la suficiente confianza para hacerlo y esperando que a Seokjin no le molestara.

Pero al contrario de lo que temía, el omega menor le brindó una cálida sonrisa —Muy bien, señor Kim— respondieron al unísono, a excepción de que Namjoon dijo "papá" a lo último.

—Bah, no me digas así, ya nos conocemos. Dime Daehyun ¿Sí? "Señor Kim" me hace sentir viejo— aquello provocó una risa en el castaño, pero al final terminó aceptando —Oye ¿Y tu mamá? Llevo aquí diez minutos, pero como no la conozco, no sé si ya está por aquí y se perdió o simplemente aún no ha llegado.

Seokjin instintivamente miró en todas direcciones, su mamá no era impuntual, debía haberse perdido.

—Jinnie, allá— Namjoon le señaló un local algo alejado. Se sintieron aliviados, pero sólo fue por un momento, pues se dieron cuenta de que, al parecer, Yuna estaba discutiendo con una mujer más alta que ella.

No pasaron ni dos segundos antes de que Seokjin fuera corriendo en su dirección, siendo perseguido a un trote más lento por Namjoon y Daehyun. Al llegar, pudo escuchar con más claridad aquello sobre lo que discutían y darse cuenta de que la mujer con quien peleaba su mamá se trataba de una alfa.

Dije que me lo des— la voz de mando salió, forzando a Yuna a entregarle el bolso que mantenía aferrado a sus brazos, pero a pesar de eso, ella simplemente se negaba a soltarlo.

—¡A mi mamá no le habla así!— la empujó, ganándose un gruñido por parte de aquella desconocida.

A mi omega no lo toca— intervino Namjoon, notando las intenciones que tenía la mujer de atacar a Seokjin. Ésta se dirigió a Namjoon con los colmillos a plena vista.

—¡A mi hijo ni se atreva a tocarlo!— esta vez Daehyun se coló en la discusión, no estando dispuesto a que una alfa le faltara el respeto a su único hijo.

La alfa guardó sus colmillos, mirando a los cuatro con una ceja arqueada y los brazos cruzados.

—¿Vinieron en pandilla o qué? Ah, no importa. La pelea es con esta señora que no me quiere entregar ese bolso— señaló el accesorio en los brazos de Yuna —Al parecer, nunca le enseñaron a diferenciar entre una tienda de alfas y una de omegas.

Los tres alzaron la vista para ver el nombre del local, dándose cuenta de que, en efecto, aquella era una tienda de alfas, en las cuales sólo era permitido venderles a estos.

El asunto fue que, mientras Yuna buscaba a su hijo, se entretuvo mirando las vitrinas de los diferentes locales y ahí lo vio: un bolso de mano color rojo con pedrería plateada y detalles de costura preciosos. Fue algo así como amor a primera vista. Sin ponerse a detallar el nombre ni la apariencia del lugar, entró y tomó el bolso para irlo a pagar a la caja registradora. Para su buena o mala suerte, la chica que atendía la caja era una beta algo despistada que no reparó en si se trataba de una alfa o una omega, simplemente le empacó el bolso y le recibió el dinero.

En ese momento, llegó la dueña del local, quien al ver lo que sucedía, se molestó tanto que empezó a gritarles a las dos: a Yuna por despistada y a la beta por negligente.

La discusión pasó a mayores y ambas salieron del local, lo cual las llevaba a la situación de ahora.

—Pero ella ya pagó el bolso, no puede quitárselo— Namjoon interfirió por su suegra, haciéndose a su lado para respaldarla.

—Lo que quiero es que me devuelva el bolso y yo le devolveré el dinero.

—¿Y en qué le afecta a usted que ella use un bolso de su tienda? De todos modos, ni la volverá a ver. Déjela en paz— Seokjin dio un paso al frente, estando dispuesto a pelear con esa alfa por su mamá.

La mujer no se inmutó, únicamente soltó un bufido, mirando con desdén a Yuna —No vuelva a acercarse a mi tienda— sin decir más, entró en el local, dejando a los cuatro con las emociones alteradas.

—Gracias por defenderme— la omega agradeció con la mirada gacha, empezando a caminar junto a ellos.

—No hay de qué, mamá. Yo siempre te voy a defender de todo alfa feo que quiera meterse contigo— la abrazó con cariño, ganándose una sonrisa de vuelta.

—Pero sí debo tener cuidado, ella tenía razón, no debí comprar en su local— se sentía mal. Cuando aquella alfa le gritó, su parte lobuna se removió de manera desagradable y le dolió.

—Ya no piense en eso, señora...— Daehyun inquirió, aún desconociendo el nombre de su consuegra.

—Kim Yuna, sólo dígame Yuna— sonrió levemente, ofreciéndole su mano para estrecharla.

—Un gusto, Yuna— correspondió al agarre, dándole un apretón amistoso —Soy Kim Daehyun, el papá de Namjoon.

Luego de presentarse, empezaron a caminar sin un rumbo fijo por todo el centro comercial. Se habían separado en parejas inconscientemente, Yuna charlaba de manera amena con Daehyun, mientras que Seokjin y Namjoon los veían en silencio con sonrisas cómplices por ver que sus progenitores se estaban llevando bien.

—Dulzura, creo que mejor me retiro— anunció, provocando que Seokjin se detuviera en seco y lo mirara con un notable puchero.

—Creí que ibas a quedarte con nosotros.

—No, Jinnie, esta es una tarde de omegas y yo sólo estoy haciendo mal cuarto. Además, ya quedé con Jackson de vernos para ir a dar una vuelta— no mentía. Al intuir que se quedaría solo esa tarde, decidió invitar a su mejor amigo a pasar una tarde de alfas, la cual sólo consistiría en caminar por ahí, comer cuanta cosa se les antojara y charlar de cosas triviales. No era un super plan, pero al menos era mejor que quedarse solo en casa. Tampoco quería interferir con la tarde de su omega, su padre y su suegra, así que lo mejor era retirarse.

—Me harás falta— susurró —Pero está bien, entonces nos vemos en la noche— sonrió cálido, cambiando su sonrisa a una mirada desconcertada al ver a Namjoon sacar una gran cantidad de dinero de su billetera y entregárselo.

—Ten y cómprate algo bonito— sonrió, mostrando sus hoyuelos —Pero después debes modelarlo para mí ¿De acuerdo?— susurró esto último, provocando que las mejillas de Seokjin se tornaran rojas por la vergüenza.

—Alfa pervertido— susurró, arrugando la nariz.

—Yo no me refería precisamente a eso, pero si tú quieres...

—¡No!— abrió sus ojos como platos al percatarse de que había gritado —Es decir... Voy a ver muy bien qué compro— balbuceó con un adorable puchero en sus labios.

—¡Qué ternura!— apachurró sus mejillas con sus manos —Está bien, Jinnie. Nos vemos después— dejó un beso en su nariz y se despidió.

Cuando se hubo retirado, Seokjin guardó el dinero en su billetera y se unió a la plática de los mayores.

Les propuso ir a comer helado antes de empezar con sus compras, ocasionando que los ojitos de Daehyun soltaran brillitos.

Se atrevería a decir que los tres parecían niños pequeños por la emoción que mostraban al ver los diferentes sabores de helado en la vitrina, todos se veían tan exquisitos que les daban ganas de comprarlos todos. Como era de esperarse, el padre de Namjoon escogió un bote de helado de mango, su madre uno de oreos y él, un veteado de piña.

Los tres salieron con caritas de satisfacción en sus rostros, caminando mientras degustaban el helado dulce en sus bocas. Esto hasta que decidieron que lo mejor sería sentarse a comer, temiendo que los helados pudieran caerse y desperdiciarse.

Llegaron hasta una plaza de comidas y se sentaron en una de las mesas para comer más a gusto.

Yuna y Daehyun habían retomado su conversación de hace unos minutos, comenzando a contar anécdotas de todo tipo, inclusive Seokjin se enteró de cosas que ni siquiera sabía de su propia mamá, como, por ejemplo, que cuando era más joven, conoció a su papá en la floristería en la que trabajaba. Pero la conversación se tornó vergonzosa cuando la fémina empezó a contar sus momentos más bochornosos de la infancia, causando que quisiera meter la cabeza dentro de un hueco o que la tierra se lo tragara.

—Entonces la maestra me llamó para informarme que Seokjin se había quedado dormido en el suelo del salón y se hizo pipí encima.

—¡Mamá!— frunció el ceño, totalmente avergonzado de que su suegro se estuviera enterando de todas esas cosas. Ahora sabía que su madre charlando era más peligrosa que un caldo de agujas.

Daehyun reía, apretando sus párpados para no derramar alguna lágrima —Tranquilo Jinnie, a Namjoon también le han pasado cosas vergonzosas de niño, es normal.

El castaño le puso toda su atención, olvidándose de su momento de vergüenza y queriendo saber más del pasado del alfa —¿Cómo qué cosas?— indagó curioso, sosteniendo su rostro en la palma de su mano y su codo sobre la mesa.

—Cuando era pequeño, tomó la ruta del bus equivocada en su primer día y fue a parar a otra escuela, al parecer no se percató y entró al primer salón que encontró. No fue sino hasta que un maestro le llamó la atención porque él no pertenecía a esa aula, lo llevaron a la dirección y allí se dieron cuenta de que él no pertenecía a ese colegio— detuvo su relato para empezar a carcajearse, recordando la carita asustada de su bebé cuando fue a recogerlo.

—Pobrecito— Seokjin también había comenzado a reír, imaginándose la carita de Namjoon en ese tiempo y cómo la debió haber pasado de mal.

Luego de unos cuantos minutos más, terminaron sus helados y la divertida conversación. Desecharon los botes en la primera cesta que encontraron y fueron al baño para lavarse las manos y retocarse un poco el maquillaje.

—Ahora sí vamos a comprar ropa— invitó Daehyun —Andando antes de que otra persona se lleve todo lo bonito.

No fue sino que dijera eso para que los tres salieran disparados del baño para ir al primer almacén de ropa que encontraran.

No llevaba la cuenta de cuanto tiempo habían estado comprando, lo que sí sabía era que los tres cargaban varias bolsas con ropa de diferentes marcas, de todos los colores y todos los estilos. También compraron zapatos y accesorios para cada uno. Todo lo que llevaban en las bolsas era demasiado hermoso a su parecer.

Claro que no había dejado que Daehyun gastara dinero en él y su madre. Usó el dinero que Namjoon le regaló para comprarse sus propias cosas y algunas para su mamá, aunque ésta también llevaba dinero que tenía ahorrado y, prácticamente, se había gastado más de la mitad.

Llegado a cierto punto, se detuvo frente a un local que le llamó la atención, sonrojándose por la simple idea de comprar algo de allí. La idea de por sí sonaba descabellada y hasta desvergonzada, pero tenía también curiosidad sobre cómo reaccionaría el moreno si lo viera usando algo como eso.

Corrió rápidamente hacia su madre para susurrarle que compraría algo que le llamó la atención unos locales atrás, claro que sin entrar en detalles y diciéndole que se adelantaran, que él ya los alcanzaría. Yuna accedió, acordando de verse en la fuente para evitar que se perdiera.

Una vez se aseguró de que ni su madre ni Daehyun lo veían, corrió hasta el local de lencería que había llamado su atención y entró con rapidez.

—Buenas tardes ¿En qué le puedo colaborar?— una omega bastante amable se le acercó, por su uniforme intuía que trabajaba allí.

—D-disculpe... ¿Tiene... Lencería como p-para mí?— susurró lo más bajo que pudo, sufriendo un sonrojo por el miedo de que ella pudiera mirarlo mal.

Pero al contrario de lo que pensó, la chica soltó una suave risa y le indicó que la siguiera.

—No se preocupe, todo el día vendo este tipo de prendas, no debe sentir vergüenza conmigo— llegaron hasta un apartado donde había diferentes tipos de lencería —¿Qué le gustaría? Tenemos esta de encaje rojo, tenemos negra, blanca... También tenemos estos estilos— lo guio hacia otro lugar para mostrarle.

Seokjin miraba cada prenda con detenimiento, pensando en cual sería mejor para usar. Había varias que le llamaron la atención, pero, a simple vista, se notaba que no le quedarían. Después de pensarlo mucho, se decidió por una braga de encaje negro que traía consigo otro par de regalo, sólo que de diferente color.

Después de agradecerle a la chica, fue a pagar por la prenda y salió con la bolsa escondida entre las demás, temiendo que su madre o Daehyun pudieran verla y pensaran mal.

Al llegar a la fuente, se percató de que éstos estaban charlando sin prestar mucha atención a lo que sucedía a su alrededor, por lo que fácilmente se sentó a su lado y acomodó la bolsa con la compra reciente lo más escondida que pudo.

—Oh, ya llegaste Jinnie ¿Qué fuiste a comprar?— Daehyun se percató de su presencia y decidió ponerse de curioso, haciendo que el castaño se pusiera nervioso.

—Sólo... Fui a comprar una camisa que me gustó mucho— mintió con una sonrisa para hacerlo más creíble.

—A ver, muéstranos. Como tu madre, soy experta en saber qué te queda bien y qué no— su labio inferior tembló, sintiéndose acorralado. De verdad no quería que se dieran cuenta.

En ese momento, su teléfono sonó en su bolsillo, rescatándolo de un posible bochorno.

—Esperen un minuto, debo contestar— sacó su teléfono y miró el nombre de la persona que lo llamaba.

Namjoon Alfa

Se apresuró a contestar, estando internamente agradecido con el moreno por haberlo salvado.

—Hola, alfa.

Emm... Seokjin, no soy Namjoon, soy Jackson— escuchó del otro lado de la línea. Apartó el teléfono de su oreja rápidamente para corroborar el nombre, frunciendo un poco el ceño al ver que claramente decía "Namjoon".

—Ah, hola Jackson ¿Qué sucede? ¿Por qué me llamas del teléfono de Namjoon?— preguntó, mirando de reojo a sus mayores y notando que éstos lo miraban curiosos.

Eh... Necesito que vengas. Ocurrió algo.

—¿Qué sucedió? ¿Le pasó algo a Nam?— preguntó preocupado.

Algo así.

—¿Cómo que "algo así"? Explícate ¿Le sucedió algo grave?

No es muy grave, pero sí te necesita.

—¡Pero dime qué le pasó!— apretó sus dientes y frunció el ceño más de lo que ya lo tenía. Comenzaba a desesperarse por tanto misterio.

Seokjin... Namjoon entró en celo.

©AlejaDeMin

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