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CAP 08: "Desánimo"

Cuando la noche cayó, Namjoon se estacionó a las afueras de la casa de la madre de Seokjin. Acababa de salir de trabajar e iba a recoger a su omega.

Al verlo salir con una sonrisa del lugar, bajó del auto para aprovechar y saludar a Yuna —Buenas noches— hizo una reverencia —¿Cómo pasaron su día?

—¡De maravilla!— la respuesta cargada de energía por parte del castaño le hizo sonreír.

—Fue muy agradable— contestó calmadamente la omega mayor —Gracias por traerlo.

—No hay de qué, fue una promesa después de todo— les sonrió para después mirar al menor —¿Nos vamos, príncipe?— al recibir una afirmativa, hizo una reverencia hacia su suegra —Nos vemos, señora Kim.

—¡Adiós, mami!— se despidió y se subió al asiento del copiloto.

Namjoon se aseguró de que ambos llevaran el cinturón de seguridad antes de emprender marcha de nuevo a su casa. El camino fue bastante calmado, Seokjin se veía sonriente y desprendía feromonas de felicidad, su lobo lo notó y empezó a corretear de un lado a otro, le gustaba ver al castaño feliz.

Llegado a cierto punto del camino, el omega subió la ventana de su lado del asiento, argumentando que sentía algo de frío, acto por el cual Namjoon imitó su acción con su ventana, quedando así el aire completamente encerrado. Según él hacía calor, pero era mejor aguantar un poco hasta que llegaran a casa, tampoco quería que Seokjin se resfriara.

Una canción de un grupo local sonaba en la radio, poniendo el ambiente más alegre de lo que ya estaba. Namjoon iba tan concentrado en la carretera que apenas sí notó el momento en que las feromonas del omega se esparcieron por el ambiente.

—Alfa— llamó con voz queda —¿Cuáles son mis olores?— preguntó de forma casual mientras miraba al frente.

Namjoon no necesitó meditarlo mucho para contestar —Hueles a coco y vainilla, príncipe ¿Por qué?

—¿No huelo a nada más?— preguntó nuevamente, ignorando la pregunta del mayor. Éste negó con la cabeza, dejándolo algo decepcionado —No era nada, descuida; sólo creí que se me había pegado el aroma de mi mamá— mintió para que el alfa no sospechara de nada.

—Ya veo— soltó una risa suave —Ahora que hablas de eso, hoy cuando fui al supermercado me encontré con varias personas que me miraron raro— Seokjin se mostró mínimamente interesado, se encontraba en su propio mundo —¿Sabes por qué?— recibió una negación algo ida —Es porque olía a ti. Impregnaste mi ropa con tu aroma.

Al decir aquello, consiguió la total atención del menor, quien se encontraba algo avergonzado por lo sucedido.

—Lo lamento, yo no...

—¡No!— lo cortó abruptamente —No te disculpes, me gustó mucho que lo hicieras, es más, de ahora en adelante, quiero que impregnes mi ropa con tus feromonas, así puedo presumir a mi omega aun cuando no te lleve conmigo— un sonrojo se apoderó de las mejillas del castaño ¿De verdad Namjoon quería que hiciera eso? No pudo evitar esbozar una tímida sonrisa.

—Está bien, Nam. Lo haré— afirmó con una sonrisa leve y no volvió a hablar el resto del camino. Estaba demasiado concentrado en detectar el tercer aroma de Namjoon; tal vez éste andaba muy distraído y por eso no había detectado su tercer olor, sí, eso debía ser.

Pero comenzó a desesperarse cuando no detectó más olores que el de la madera y el petricor ¿Por qué no era capaz de percibir su tercer olor? ¿Acaso Namjoon no era su predestinado? Un significativo puchero se estableció en sus belfos, se sentía mal.

Namjoon se estacionó una vez llegaron a casa y encendió las luces interiores del auto para observar mejor a su omega. Soltó una risa enternecido por la imagen; Seokjin se veía demasiado lindo cuando hacía esos gestos con su boca.

Su lobo lo reclamaba, estaba de acuerdo con lo que pensaba su forma humana.

«Omega lindo, mío»

Dejándose llevar por sus instintos lobunos, se quitó el cinturón de seguridad para acercarse a él y plantar un corto beso en los labios contrarios. Aquel gesto tomó por sorpresa al castaño, quien se había mantenido ensimismado hasta ese momento. Apenas lo miró y abrió levemente sus labios para hablar, acción que Namjoon aprovechó enseguida para abalanzarse sobre él y empezar a besarlo con más intensidad.

Seokjin trató de apartarlo, pero no lo consiguió, estaba demasiado confundido como para corresponder al ardiente beso que le era proporcionado.

Antes de que pudiera hacer algo, el alfa se separó para quitarle el cinturón de seguridad, una vez lo consiguió, cargó su cuerpo y lo hizo sentarse a horcajadas sobre él.

—Espera... Namjoon, yo...— fue interrumpido por los labios del moreno, quienes nuevamente estaban sobre los suyos.

—¿No quieres que te bese, dulzura?— preguntó con la voz ligeramente más ronca —¿Te hice sentir incómodo?— ahora sus ojos delataban inseguridad, había pensado que el castaño lo disfrutaría, pero se había equivocado —Yo... Lo siento, no quise hacerte sentir mal.

Seokjin negó con la cabeza gacha, aún mantenía sus manos sobre el fornido pecho del alfa. No quería que se sintiera mal, tampoco que pensara que estaba haciendo algo mal, simplemente estaba demasiado confundido como para pensar con claridad la situación.

—No te sientas mal, Namjoon. Sólo es que... Estoy pensando en muchas cosas, no tienes la culpa de nada.

—¿Y puedo saber en qué está pensando mi lindo omega?— retiró un mechón de cabello que reposaba sobre su frente. Recibió una negación.

—Sólo tonterías, tranquilo— Namjoon iba a insistir, pero los delgadosbrazos del contrario rodearon su cuello a manera de abrazo —Por favor, llévamea la cama, alfa. Tengo algo de sueño— bostezó.

El moreno asintió con una sonrisa, llevándose a Seokjin cargado hasta la habitación del mismo.

Cuando le dejó en su cama, se ofreció a cambiarle la ropa, pero el menor se negó, también rechazó su invitación a que durmieran juntos esa noche. No quiso dar explicaciones al alfa y se metió bajo las sábanas para intentar dormir.

Por supuesto que Namjoon se sintió mal; pensó que había cometido un error al adelantarse a los hechos y ahora por eso, Seokjin estaba molesto con él.

«Esto es tu culpa»

Regañó a su amigo pulgoso. Por hacerle caso, había retrocedido más de lo que avanzó con el omega. 

Fue a su habitación y se cambió de ropa para tratar de descansar. Su lobo intentó entablar una conversación con él, pero se negó rotundamente, no quería hablar con él, no después de lo que había sucedido.

«Omega lindo se siente mal»

Cerró sus ojos tratando de ignorar aquella frase, pero no lo consiguió. Era cierto, podía sentir una presión en su pecho, su respiración se aceleró y, de alguna manera, sintió irremediables deseos de llorar.

«Por supuesto que sí. Todo por tu culpa»

Cuando sintió que el dolor en su pecho disminuía, se quedó profundamente dormido.

«Eres tan idiota a veces, humano»

A la mañana siguiente, Namjoon tuvo que irse al trabajo más temprano de lo usual. Su padre lo había citado a una junta de última hora para solucionar algunos problemas que habían quedado sin resolver desde ayer. Nada muy importante, pero debía asistir por ser el vicepresidente de la empresa.

Razón por la cual sólo vio a Seokjin un par de veces en la mañana. Para colmo de males, éste apenas sí le habló y se mantuvo callado durante el desayuno. No sabía si podría concentrarse en la junta de la mañana, aunque su padre ya le había dicho que no mezclara asuntos personales con laborales, no podía dejar de pensar en su omega y en el error que había cometido.

Sabiendo esto, era de esperarse que el alfa estuviera desconcentrado en la reunión y hubiera formulado un par de oraciones sin sentido cuando le preguntaron su opinión con las decisiones que se estaban tomando.

Al salir de la sala de juntas, fue directo a la dispensadora para beber un vaso con agua, esperando que aquello le devolviera al mundo real. Cuando terminó de beber el líquido cristalino, desechó el vaso y se dirigió a su oficina, pero justo cuando estaba por entrar a ésta, Jennie, la secretaria de su padre, lo llamó.

—Joven Kim, su padre lo está necesitando en su oficina.

Genial, lo que me faltaba.

Agradeció a la chica y se fue a la oficina de su padre, esperando que no fuera regañado severamente por su actitud ineficiente en la reunión. Al entrar, su padre lo invitó a tomar asiento frente a su escritorio, apenas lo hizo, inició el interrogatorio.

—¿Qué sucedió en la sala, Namjoon?— su voz sonaba dura y preocupada a la vez.

—Lo siento por la manera en que actué en la reunión, estaba pensando en otra cosa— se disculpó sin mirarlo, sabiendo que, si lo hacía, el señor Kim descubriría de qué se trataba.

—Es un omega ¿Verdad?— se atragantó con su propia saliva. Pero ¿Cómo? Ni siquiera lo había mirado.

—¿Cómo lo supiste?

—Ya es la quinta vez que te veo así, Namjoon ¿Hasta cuándo vas a dejar de jugar con omegas y empezarás a comportarte como un verdadero alfa responsable?

—¡No estoy jugando con él!— alzó su mirada —Seokjin es diferente a Mingyu.

—Eso dijiste de Roseanne, de Kyungsoo, de Younha y ahora de ese tal Seokjin— enumeró con sus dedos —¿Hasta cuándo? Sabes que no me gusta verte en estas condiciones y siempre te terminas involucrando con el primer omega bonito que encuentras ¿Cuándo comenzarás a ser más responsable?

El alfa moreno apretó los puños y dientes, no queriendo gritarle a su progenitor por todo lo que le estaba diciendo ¿Cómo le decía que esta vez, su lobo sentía que había encontrado al indicado? No podía, se escucharía como un idiota porque ya había repetido esa frase un par de veces y siempre resultaba lo mismo.

—Yo... Quiero intentarlo con él. Si lo conocieras, sabrías porqué estoy así. Él realmente me gusta, papá. A mi lobo también.

El señor Kim se quedó mirando a su hijo unos cuantos segundos, manteniendo su semblante serio mientras apoyaba su mentón sobre sus manos entrelazadas sin decir absolutamente nada.

Namjoon iba a marcharse hasta que escuchó a su progenitor hablar.

—Muy bien, entonces preséntamelo— propuso —Lo conoceré y trataré de entender la situación ¿Te parece?— sin esperar a que el moreno respondiera, continuó —Entonces hoy a las nueve estaré en tu casa ¿Okay?

—Está bien— se limitó a responder antes de salir.

Tenía miedo, miedo de que su padre dijera algo impertinente y delatara a Seokjin cosas de las que no podía enterarse. Estaba cien por ciento seguro de que lo odiaría y se iría como todos los demás.

Cuando apenas era un adolescente, conoció a Mingyu, un chico bastante alegre y amable que fue transferido a su clase de último año. Cuando comenzaron a hablar, entablaron una amistad que fue fortaleciéndose cada día. Todos los días salían juntos, eran como un chicle, pegados el uno al otro todo el tiempo.

No fue sino hasta que, un día, Mingyu faltó a clases sin avisar. Claramente se preocupó y fue a su casa para preguntar por su ausencia. La madre del chico le comentó que su hijo se estaba presentando como un omega y por eso había faltado. 

No necesitó de más incentivos para ir a su habitación y verlo con sus propios ojos. Era cierto, su nuevo mejor amigo estaba desnudo sobre las sábanas mientras se retorcía, pidiendo a gritos un alfa.

Cuando vio a Namjoon, se abalanzó sobre él para empezar a restregarse y así tratar de calmar lo que sus instintos lobunos le pedían.

Ese día, Namjoon ayudó a Mingyu con su primer celo, haciendo de aquel acto la primera vez para ambos. Se sintió increíble y los días que procedieron a ese lo fueron más. Cuando el periodo de presentación terminó, ambos decidieron hablar sobre lo ocurrido y terminaron dándose una oportunidad.

Todo marchó bien desde allí, formaron una relación y se graduaron juntos. Namjoon inició con su carrera universitaria de administración de empresas, mientras que el omega optó por estudiar gastronomía.

Al obtener su título universitario, se independizó y se fue a vivir a la casa que le habían regalado sus padres como mérito por su esfuerzo en la universidad. Ahora era un empresario que trabajaba con su padre en una empresa de marketing bastante prestigiosa. Nada podía salir mal.

A los pocos días de mudarse, le pidió a Mingyu que viviera con él para así dar el siguiente paso en su relación. El omega inmediatamente aceptó y empacó su maleta. Pasaron varios meses y todo marchaba de maravilla, hasta estaba considerando la idea de marcar al omega y así reclamarlo como suyo de una vez por todas.

El día que lo decidió, regresó a su casa bastante emocionado y eufórico por ver a su novio. Estacionó el auto e ingresó a su residencia, pero apenas lo hizo, supo que algo no andaba bien. Las luces estaban apagadas, era extraño porque el omega le temía a la oscuridad y siempre andaba con las luces encendidas. Apenas encontró el interruptor e iluminó el lugar, su corazón se detuvo por un minuto.

La casa había sido medianamente saqueada. Las gavetas de las mesitas estaban en el suelo y todo lo de valor había desaparecido.

Como primer instinto, corrió escaleras arriba hasta la habitación que compartía con Mingyu para asegurarse de que el omega estuviera bien, pero no lo encontró, más bien, no encontró nada de sus pertenencias, tampoco las maletas en las que había traído su ropa.

—Mingyu... ¡Mingyu!— su labio tembló y su mente pensó lo peor. No podía pensar así de él... Él no sería capaz.

Encontró una nota en la cama, rápidamente la tomó y empezó a leer.

Ya no quiero vivir más contigo. Tengo a otra persona desde hace dos meses, así que me voy con él. Por cierto, voy a necesitar dinero, así que me tomé la libertad de tomarlo junto con otras cosas que me gustaron, espero no te moleste.

Adiós :)

Las lágrimas recorrieron su rostro y sus manos empezaron a temblar. Pronto empezó a llorar y a gritar, arrugó la nota y tiró todo lo que había a su alrededor, destrozando así su habitación y parte de sus nudillos.

No tardó en darle la amarga noticia a su padre, quien, con todo el enojo e indignación del mundo, tomó medidas contra el omega.

Lo primero que hizo fue llamar a los suegros de su hijo, éstos, al parecer, no estaban enterados de lo que había hecho Mingyu y claramente se ofrecieron a ayudarles al señor Kim y a Namjoon. Estaban decepcionados de las acciones de su hijo.

No tardaron en encontrarlo, gracias a la cooperación de los padres del omega, lograron localizarlo en Gangnam, viviendo con su amante en un departamento bastante cómodo.

Los arrestaron a ambos por robo y complicidad, también hicieron que le devolvieran sus pertenencias y dinero robados a Namjoon, pero éste simplemente estaba destrozado, no tanto por el dinero, sino por lo que había hecho la persona que tanto amaba y que estuvo con él durante tantos años de relación. Se sentía estúpido por no descubrir la verdadera persona que era Mingyu antes de que sucediera todo esto.

El omega ni siquiera quiso verlo a la cara cuando lo confrontó en la estación de policía. Ni una disculpa ni una mirada, nada.

El juez le dio al omega cinco años de cárcel por el delito de robo simple y a su amante le dieron tres por complicidad y haber aceptado los cargos para disminuir su sentencia. Desde eso no volvió a verlo y era mejor así, no quería volver a ver su rostro en lo que le quedaba de vida. Agradeció a sus exsuegros por la ayuda y los compensó con una generosa cantidad de dinero. Después de eso, prefirió alejarse y no volvió a verlos. 

Medio año después, conoció a una omega rubia que atendía en la farmacia que frecuentó aquella vez. Fue algo así como atracción a primera vista, la chica era bonita y tenía por nombre Roseanne Park.

Luego de un mes de conocerse, iniciaron una relación, aquello fue como una liberación para Namjoon, se sintió mucho mejor y creía que su suerte había cambiado.

Sólo bastaron un par de meses para que la vida volviera a darle un golpe en la cara.

Aunque la omega no le robó, si lo dejó por otro alfa con mucho más dinero que él. Era ridículo porque Namjoon tenía demasiado dinero, pero al parecer el alfa que le calentó el oído a su novia poseía mucho más y se la quitó, prácticamente.

Así sucedió un par de veces más, con Kyungsoo fue lo mismo, sólo que él sí lo dejó por una alfa de clase media. Una decisión bastante idiota, pero ¿Qué se podía hacer?

Con Younha fue algo más diferente y asqueroso. Al llegar del trabajo, la encontró cogiendo con un alfa pelinegro en su propia cama. Sobra decir que los echó a patadas de su casa y, posteriormente, quemó el colchón y las sábanas.

Se sentía devastado; todo omega que se le cruzaba por el frente y con quien intentaba tener algo, le apuñalaba por la espalda ¿Acaso no merecía ser feliz? ¿A quién había matado en su otra vida para merecer este trato del destino?

Casi un mes después, decidió ir a cenar a un restaurante por el simple hecho de tener flojera para cocinar algo. Ahí fue cuando conoció al omega castaño de hombros anchos y piel pálida que tembló al momento de darle su plato.

Su lobo se removió emocionado e inquieto desde la primera vez que lo vio y supo que caería de nuevo. No quiso entablar una conversación sino hasta un par de días después, no quería hacerse falsas esperanzas y terminar de nuevo con el corazón partido en pedazos. Pero conforme pasó el tiempo, se fue convenciendo cada día más de que Seokjin era diferente, pues no demostraba mucho interés en él a pesar de saber que poseía dinero, cosa que no sucedió con los últimos tres. Después de pensarlo mucho, decidió proponerle su descabellado acuerdo al omega castaño.

Debía admitir que se sentía mejor con él a comparación de los últimos omegas con los que estuvo. Con él, su lobo se sentía a gusto y hasta más animado. Así que se convenció a sí mismo de que no estaba equivocándose.

Por lo que ese mismo día se fue a su casa temprano para avisarle a Seokjin de la visita que tendrían en la noche.

©AlejaDeMin

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