CAP 05: "¿Me permitirías cortejarte?"
Habían optado por ir a cenar a un restaurante en el centro comercial más cercano. Wang había recomendado el lugar, diciendo que vendían el mejor sukiyaki del planeta y que quería probarlo con ellos, así que no tuvieron reparos en ir y cenar los tres juntos; después de todo, sería divertido.
Al entrar, Jackson intercambió unas cuantas palabras con el dueño del lugar y luego sacó de su billetera una cantidad generosa de dinero. Seokjin abrió sus ojos como platos, pero trató de disimular su impresión.
¿Todos aquí eran millonarios o qué?
Luego de eso, fueron conducidos por unas escaleras hacia el segundo piso, donde se podían apreciar varias habitaciones al estilo japonés tradicional, bastante lindas a percepción del omega.
El mesero tomó sus órdenes y se retiró luego de hacer una reverencia, dejando a los tres chicos solos.
—¿Les gusta el lugar? Es nuevo y quería invitarte a venir aquí desde hace días, pero estabas muy ocupado con tus cosas y no había podido— se dirigió a Namjoon en un ligero tono de reproche para después ver al omega —Y ya veo en qué.
El rostro de Seokjin se tornó de un color carmesí bastante fuerte, por lo que escondió su cabeza bajo su abrigo para que aquel par de alfas no vieran lo avergonzado que estaba.
—Tranquilo, príncipe. Jackson es así- escuchó la voz del de cabellos cenizos -Un completo idiota, a veces.
—¡Hey!— se quejó —¡No soy un idiota, tú eres idiota!— lo apuntó con su dedo, haciendo reír un poco al castaño.
Su pequeña "discusión" fue interrumpida por el mesero de hace rato, quien entró con las órdenes de los tres y las colocó con sumo cuidado sobre la mesa. Luego de hacer una reverencia, volvió a salir del lugar.
—Come, dulzura— le invitó, regalándole una sonrisa dulce que lo cautivó por unos segundos.
El omega sonrió tímidamente y dio el primer bocado, al hacerlo, abrió sus ojos más de lo normal, pues nunca en su vida se imaginó probar algo tan delicioso. Terminó de pasar la comida y volvió a devorar otro pequeño bocado, causando ternura en el alfa mayor, quien le veía totalmente embelesado.
El alfa de mechas castañas llevaba cierto rato viendo las acciones de los dos contrarios y no podía evitar sonreír para sus adentros. Ya había visto esta escena unas cuantas veces en el pasado, pero no quiso comentar nada acerca del tema, posiblemente sólo lo arruinaría y ese no era el plan. Quería ver a su mejor amigo feliz, no importaba la manera en que lo consiguiera, sólo esperaba que no terminara haciéndole daño a aquel omega.
Torció un poco su boca y recostó su cabeza en su mano, sintiéndose fuera de lugar cuando Namjoon empezó a alimentar al menor y éste respondía con dulces sonrisas y masticaba gustoso.
—Oigan, me estoy sintiendo incómodo— se quejó divertido —Ya vengo, no tardo— se metió un bocado de sukiyaki a la boca y se levantó, yéndose a quién-sabe-dónde mientras masticaba.
Seokjin giró su atención nuevamente hacia Namjoon con una expresión temerosa en su rostro, temía que el alfa de mechas castañas se hubiera ido por su culpa. Como si hubiera leído sus pensamientos, el moreno se apresuró a hablar.
—Descuida, posiblemente se fue a fumar al balcón— rió suavemente para después dejar los cubiertos de lado y girar su cuerpo, poniendo toda su atención en el menor —Así que... ¿Ahora eres mi omega?— sonrió un poco al verlo atragantarse con la comida que tenía en la boca —Eso fue lo que le dijiste a Jackson— se defendió, alzando sus manos.
—Sí... Eso dije— el tono de su voz fue descendiendo, causando temor en el alfa.
—¿Sucede algo?— acarició su cabello delicadamente, brindándole la confianza para que le dijera.
—Es sólo que... Todavía no me has cortejado— agachó su cabeza mientras jugaba con sus dedos —Mamá dijo que eso era un paso muy importante cuando un alfa quería que un omega fuera suyo— inconscientemente, hizo un puchero.
Namjoon tardó un par de segundos en captar la idea, pero ¡Qué tonto! Se había olvidado de lo más importante. Se acomodó más cerca de él e hizo que apoyara su cabeza en su hombro.
—Lo lamento, príncipe. Se me pasó por alto— tomó sus manos entre las suyas e hizo que lo mirara —¿Me permitirías cortejarte?
Seokjin sonrió ampliamente, desprendiendo feromonas de felicidad; su lobo agitaba su colita eufórico y corría por todos lados. Rápidamente se halló moviendo su cabeza de arriba a abajo, dando una afirmativa a aquella propuesta.
—Sí se lo permito— rio suavemente —Alfa.
Éste le brindó una cálida sonrisa antes de acercarse y besar castamente los labios del bonito omega. Ahora era oficial, estaba cortejando a Seokjin.
El omega dio un largo bostezo al llegar a casa, sentía sus ojos cerrarse por el sueño y su lobo sólo repetía la misma palabra en su mente.
Dormir. Dormir. Dormir.
Namjoon se dio cuenta de esto, por lo que, sin que Seokjin se lo pidiera, lo cargó hasta su habitación para recostarlo en su cama y que, de esta manera, pudiera descansar. El castaño atinó a aferrarse a los fuertes brazos del alfa mientras se dejaba llevar; pronto, se permitió soltar un gruñido de satisfacción al sentir el cómodo colchón y la calidez del mismo contra su espalda. Entre el mundo del sueño y la realidad, sentía cómo era despojado de sus zapatos y su abrigo, luego se sintió más frío y fue ahí cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se levantó de golpe asustado, golpeando no intencionalmente la cabeza del alfa con la suya.
Ambos se quejaron por esto.
—¡¿Qué estabas haciendo?!— se levantó de la cama y se alejó considerablemente del mayor. Bajó su mirada, notando que sólo portaba su bóxer; su camisa y jeans habían sido retirados, por lo que se hallaba expuesto casi en su totalidad.
Namjoon ya lo había visto así, pero eran otras circunstancias.
—Estaba quitándote la ropa— contestó serenamente —Iba a ponerte la pijama para que durmieras más cómodamente, no es sano dormirse con un jean puesto, te puede cortar la circulación— alzó la prenda mencionada en sus manos para que Seokjin pudiera verla.
Éste sintió cómo sus mejillas y orejas se teñían de color carmín; se sentía avergonzado por haber malinterpretado las intenciones del alfa. Era un malpensado.
—Lo lamento... Creí que ibas a aprovecharte de mí— confesó, agachando su cabeza.
Una pequeña risa resonó en sus tímpanos, seguido de ver cómo era acogido por los fuertes brazos de Namjoon.
—Jamás me aprovecharía de ti, dulzura. Ni siquiera lo pienses— depositó un sonoro beso en su frente —Ven para que te termine de vestir.
Seokjin asintió y se dejó guiar hasta la cama; allí, el alfa le colocó una bonita pijama de pollito que había encontrado entre las cosas del omega. De cierta manera, se sentía avergonzado, pues no quería que Namjoon viera esa pijama que tenía desde los dieciséis; le encantaba, pero le daba pena que alguien más la viera aparte de su mamá.
No obstante, todo pensamiento de vergüenza fue borrado en el momento en que vio a los ojos de Namjoon. Éstos desbordaban admiración hacia la belleza del omega, pues para él, era el ser más bonito que había visto hasta el día de hoy. Sus lindos labios rosados, sus ojos castaños acompañados de unas hermosas y abundantes pestañas, la manera en que la piel de su rostro se tornaba carmín cuando se avergonzaba o le decía algo lindo, su sedoso cabello que quería acariciar todo el día, el tono de su piel blanquecina, sus clavículas, su cuerpo, todo; absolutamente todo de Seokjin lo traía embelesado.
Pero no sólo por su físico; el omega era bastante cariñoso, tierno, inteligente y educado. Era la definición de "perfección" en carne y hueso.
—Eres hermoso— se halló diciendo en voz alta lo que sus pensamientos repetían en bucle. Al darse cuenta de que lo había dicho fuera de su mente, se sonrojó levemente y desvió la mirada.
Seokjin le sonrió apenado, se levantó y tomó delicadamente la mano del alfa para atraerlo hacia sí y hacer que se sentara en la cama. Una vez lo había conseguido, acarició con amor sus cabellos cenizos y depositó un beso sobre estos.
—Tú también eres muy hermoso, alfa— soltó sin una pizca de pena. Los ojos del mayor lo invitaban a revelar lo que pensaba y eso era lo que estaba haciendo. Realmente Namjoon era el alfa más guapo, tierno y perfecto que había conocido en su vida.
Ambos se miraron por un largo tiempo sin decir nada, se sentían demasiado atraídos el uno por el otro. A pesar de la tenue luz que brillaba desde la lámpara de noche, podían ver sus sonrojos con claridad y los amaban; amaban la manera en que el carmesí acentuaba tan bien en la tez del contrario.
Namjoon amaba como el rosa se apoderaba de las mejillas de Seokjin y éste adoraba la manera en que las mejillas acarameladas de Namjoon se tornaban de un rosa intenso, no característico de un alfa.
No era tan común que un alfa se sonrojara, mucho menos por el simple hecho de estar viendo a su omega, pero era imposible para Namjoon no hacerlo. Creía que la Madre Luna había sido bondadosa con él al poner en frente suyo, al fin, a su omega. Uno bastante hermoso, a decir verdad.
—Quiero que duermas conmigo hoy, alfa— susurró audible, restregando su mejilla con el hombro contrario para impregnar de su aroma al moreno.
—¿De verdad lo quieres?— preguntó en el mismo tono, no quería ilusionarse en vano.
—Sí lo quiero— sonrió tiernamente —Está haciendo frío y quiero tenerlo cerca para calentarme.
Sólo esas palabras bastaron para que Namjoon se fuera a apagar todas las luces antes de regresar con Seokjin y meterse bajo las sábanas con él. Era muy cómodo, demasiado, podría acostumbrarse a dormir con él todas las noches.
Se permitió soltar un agradable suspiro en el momento que sintió las manos el omega rodearle para apegarse más a él. Abrió sus ojos un poco para detallar cómo Seokjin se había quedado dormido en su pecho, respirando tranquilamente gracias a su aroma y la calidez que le proporcionaba. Tomó la sábana y los acobijó hasta los hombros, una vez así, posó su mano en el cabello del castaño y repartió suaves caricias en éste; no quería despertarlo, así que fueron toques sutiles, pero lo suficientes para ocasionarle cosquillas en la palma de la mano.
No tardó mucho en quedarse dormido también. Sólo en ese momento, se permitió dejar de acariciarlo y agradecerle a la Madre Luna por haber puesto a Seokjin en su camino.
Los lobos del alfa y el omega jugaban entre ellos, sintiéndose felices de ver cómo sus humanos se impregnaban del aroma del otro mientras dormían pacíficamente.
©AlejaDeMin
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