CAP 01: "Acuerdo"
Seokjin corría de aquella casa, repitiéndose y jurando que nunca volvería al lado de ese hombre. Sus lágrimas brotaban de sus ojos a montones y sus ropas estaban desordenadas y arrugadas, había tenido que huir prácticamente y no tuvo tiempo de empacar sus cosas. Todo, absolutamente todo, lo había dejado en casa de Namjoon.
Llegó hasta una estación de buses y allí se sentó en uno de los bancos, tratando de normalizar su respiración y sintiéndose totalmente estúpido. Se quedó mirando el suelo con los codos apoyados en sus piernas y su rostro en las palmas de sus manos. No podía creer que se había dejado engañar por un alfa tan vil como lo era el moreno de cabellos cenizos, aquel que, en un tiempo, había sido el hombre que más quería y respetaba.
Flashback
Seokjin era un omega de diecinueve años que no asistía a la universidad debido a problemas económicos, razón por la que se dedicaba a trabajar en un empleo de medio tiempo para conseguir algo de dinero y así ayudarle a su madre con sus gastos. Sentía esa obligación y necesidad desde que su padre se fue de la casa con una amante que había resultado ser su predestinada. No obstante, a pesar de haber quedado completamente solos, eso no había sido impedimento para que vivieran una vida feliz y tranquila, con unos cuantos problemas económicos, pero feliz, al fin y al cabo.
Un día como cualquier otro, se encontraba llevando un plato hacia una de las mesas en el restaurante en el que trabajaba. Al parecer, el alfa que había llegado era alguien de buena posición social, lo podía deducir por su aspecto elegante y también por el platillo tan caro que había ordenado. Se veía imponente y hasta llegaba a dar un poco de miedo. Gracias al cielo iba solo, por lo que Seokjin no tuvo reparos en llevar la comida a su mesa sin temor a cometer una estupidez y que varios comensales se burlaran de él.
Parece chiste, pero es anécdota.
Ese mismo día se había tropezado con una de las sillas y había derramado un plato lleno de sopa de verduras sobre el vestido de una señora mayor; ésta comenzó a insultarlo y a golpearlo en la cabeza con su bolso hasta que el dueño del restaurante hizo acto de presencia. Después de dialogar unos instantes, el hombre le prometió a la mujer que no pagaría un sólo centavo por la comida que consumieran ese día, a forma de compensación por el mal rato; tras oír esto, la señora dejó en paz al pobre omega y ordenó toda la comida que pudo para ella y sus nietos.
Desafortunadamente, toda esa comida la tuvo que pagar Seokjin, como causante de aquel desastre.
En fin, volviendo con el hombre de aspecto elegante, Seokjin procuró no tropezarse y dejar la comida intacta sobre la mesa, agradeciendo mentalmente al lograr que ésta no hubiera terminado en la ropa del alfa. Éste le sonrió de forma cordial y se le quedó mirando el suficiente tiempo para hacerlo sentir incómodo. Con ganas de salir de allí, el castaño se rascó la nuca, hizo una reverencia y caminó a paso rápido hacia a la cocina, misma que agradecía, estuviera fuera del campo visual del hombre de cabellos cenizos.
Y a pesar de que debía atender a otros clientes, intercambió tareas con uno de sus compañeros para quedarse trabajando en la cocina. Únicamente se permitió salir cuando vio que el alfa ya se había retirado del establecimiento.
Pero el asunto no terminó allí, pues aquel hombre siguió frecuentando el lugar y a Seokjin no le quedó más remedio que seguirlo atendiendo. Se le hacía bastante raro ya que nunca en su vida lo había visto y no era por nada, pero sentía que se lo comía con la mirada cada vez que le entregaba el platillo. La verdad es que no eran para nada disimuladas las miradas sugerentes que el alfa le brindaba.
No fue sino hasta la quinta noche que el hombre decidió entablar una conversación con él.
—Hola de nuevo, lindo ¿Cómo te llamas?— apoyó su codo sobre la mesa, mirando al omega.
—Buenas noches...— agachó su cabeza —Me llamo Kim Seokjin, señor.
—Pues mucho gusto— extendió su mano hacia el menor, quien tuvo que corresponder el agarre por educación —Yo me llamo Kim Namjoon, un gusto.
Luego de eso, intercambiaron unas cuantas palabras más antes de que Seokjin huyera como todas las noches hacia la cocina.
Ya le había comentado el asunto a su mamá, pero ésta no le había ayudado mucho. La señora se burlaba un poco diciéndole que aquel alfa le estaba coqueteando, cosa que Seokjin se negaba y rehusaba a creer, pero poco a poco, aquellos pensamientos fueron disueltos a medida que el hombre buscaba hacerse más cercano a él. Primero le había pedido su número de teléfono, luego había conseguido que el menor se sentara en la misma mesa que él para conversar y ahora le había pedido una cita.
Seokjin no sabía qué pensar; no podía negar que el hombre era guapo, demasiado para ser legal, pero eso no le quitaba la duda del porqué éste le había coqueteado hasta el punto de hacerle aceptar una cita. Además ¿Qué hacía un hombre tan millonario como él —porque sí, se había enterado de que pertenecía a una posición acomodada en una de sus tantas conversaciones— pidiéndole una cita a un chico que trabajaba de mesero de medio tiempo en un restaurante en el centro de la ciudad? Algo en definitiva no le cuadraba.
Aquella noche se había vestido lo más elegante que pudo; se había gastado dos de sus salarios en un traje para salir porque, antes que nada, el hombre le había dicho que debía vestirse muy bien ya que irían a un restaurante bastante elegante, mucho más que en el que trabajaba. Así que ahí estaba, en uno de los restaurantes más caros de Seúl, frente a uno de los hombres más ricos de la ciudad y con un pequeño ataque de nervios queriendo salir a flote.
—Bueno, lindo— rompió el hielo a mitad de la cena —Supongo que te preguntarás porqué te pedí una cita, siendo que apenas nos conocemos.
Seokjin agradecía que el mayor lo entendiera en ese sentido. Hizo un pequeño sonido de garganta acompañado de un asentimiento.
—Eso fue porque...— tomó la mano del castaño sobre la mesa —Me pareciste un chico muy lindo y no pude evitar que me gustaras.
Los ojos del castaño se abrieron como platos. Sino fuera porque había muchas personas presentes, hubiera salido corriendo hacia su casa, se encerraría en su habitación y no saldría en tres días, pero desafortunadamente, ese no era el caso y tenía que hacerle frente a aquella declaración.
—Usted... ¿Está hablando en serio?— suspiró —Porque si no es así, déjeme decirle que detesto las bromas.
—No estoy bromeando, Seokjin— profundizó su mirada —Eres hermoso y no lo digo sólo por el físico, hasta donde te conozco, eres un chico humilde y bastante tierno— rio de manera carismática —Por eso quiero confesarte que me gustas mucho y quiero que te vengas a vivir conmigo.
Okay, ahora sí había sufrido un ataque de pánico.
—¡¿Qué?! ¿Cómo piensa que me voy a vivir con usted? ¡Si apenas lo conozco!— se levantó de golpe, llamando la atención de los demás comensales —Ahora sí creo que usted está completamente loco, yo me voy.
Iba a emprender marcha hacia la salida, pero el brazo del mayor lo detuvo.
—Por favor, no pienses que estoy loco. Lo que te estoy diciendo es completamente verdad; quiero que te vengas a vivir conmigo, te puedo ofrecer una mejor vida y sé que te va a venir muy bien, no vas a tener que trabajar y yo te voy a costear todos los gastos, hasta los de tu mamá— Seokjin detalló los ojos del contrario y notó que no había ni una pizca de burla en su mirada, trató de descifrarlo, pero no había nada, aquel hombre estaba hablando completamente en serio.
—Pero ¿Por qué? Si usted ni siquiera me conoce ¿Cómo me va a meter en su casa, así como así?
—Ya te lo dije, hasta donde te conozco, eres un chico bastante humilde y quiero ayudarte con tus gastos, aparte de que ya me expliqué al decirte que me gustas.
—Y si usted hace todo eso por mí... ¿Qué tengo que hacer yo a cambio? No crea que soy tonto y sé a qué quiere llegar usted.
—Mira— suspiró y sobó el puente de su nariz —Yo sé que todo en esta vida tiene un precio y esto no es la excepción— Seokjin iba a decir algo como "lo sabía", pero el mayor se adelantó —Lo único que quiero pedirte a cambio es que correspondas a mis sentimientos y seas mi omega... No te pido que lo hagas ahora mismo, ni mañana, ni la próxima semana. Yo sé que estas cosas llevan su tiempo, que debo cortejarte y todo eso... Si te soy sincero, nada me haría más feliz que un omega tan lindo como tú...— lo tomó de las manos —Fuera mi pareja.
El castaño se quedó pensando por un par de segundos, tratando de organizar las ideas en su cabeza para poder tomar una decisión.
—Yo... Déjeme pensarlo ¿Sí?
Namjoon asintió varias veces con su cabeza y una sonrisa en el rostro.
—El tiempo que necesites, precioso— acarició su mejilla y volvió a sentarse, haciéndole un ademán para que hiciera lo mismo.
La cena siguió con normalidad, a excepción porque el castaño se hallaba en su propio mundo. No quería aceptarlo inmediatamente, pero la oferta era bastante tentadora, además de que, si aceptaba, se resolverían todos sus problemas económicos. Definitivamente, esta era una situación que tenía que consultar con la almohada.
El de cabellos cenizos lo llevó hasta el departamento en su auto y lo dejó en la puerta, acto que, aunque lo negara, le había parecido muy lindo. Luego de un intercambio de palabras y un beso en el dorso de la mano del menor, Namjoon se despidió y se fue en su auto.
Seokjin corrió adentro y tras sacar a su mamá del sofá para llevarla a su habitación, se acostó apoyando su cabeza en el regazo de ella y le empezó a contar todo.
—¿Tú crees que debería aceptarlo?— miró a su mamá, la cual pensó en una respuesta por lo que parecieron varios minutos.
—Pienso que, si ese alfa te ofreció una mejor vida a cambio de corresponder sus sentimientos, deberías darle una oportunidad, cariño— acarició la cabeza del más alto —Así puedes salir de esta pobreza y darte los lujos que tanto has querido, bebé.
Seokjin se levantó de golpe y miró rápidamente a su mamá.
—Pero no quiero que pienses que quiero abandonarte, al contrario, quiero que tú también tengas una mejor vida, mami— la tomó de las manos —Escucha... Lo voy a pensar esta noche y mañana te diré mi decisión ¿Sí?— la omega sonrió enternecida y asintió de acuerdo. Luego de un rato, le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación.
El castaño se despojó de aquel traje para reemplazarlo por una pijama cómoda. Se metió entre las sábanas y apenas apoyó su cabeza en la almohada, el sueño le ganó y no pudo evitar quedarse dormido instantáneamente.
A la mañana siguiente, abrió sus ojos con pesadez debido a la alarma. Había soñado con Namjoon y con aquella propuesta, se veía a sí mismo en una casa muy hermosa, viajando en un auto de lujo y, por supuesto y lo más importante, dándole una hermosa casa a su mamá para que saliera de ese departamento feo en el que vivían. Aquel sueño le había hecho ver cómo podían cambiar sus vidas si aceptaba aquella propuesta y eso lo había hecho tomar una decisión.
Fue al baño para asearse y de paso, ponerse su ropa de trabajo; caminó hasta el comedor y al ver a su mamá, fue hacia ella para sentarse a su lado.
—¿Cómo estás, bebé?— le sonrió y se levantó para servirle el desayuno —¿Lograste dormir bien?
—Sí mami y ya tomé una decisión— se levantó y fue hacia ella para abrazarla por la espalda —Voy a aceptar.
La mujer abrió sus ojos en grande y dejó todo lo que estaba haciendo para darse la vuelta y mirar a su hijo.
—¿Estás seguro? Es una decisión importante, Jinnie— le acarició la mejilla.
—Está más que decidido, lo voy a hacer por los dos, mami.
©AlejaDeMin
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