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✦ Gloria y gore | Baekhyun, KaiSoo.


     ➝ Universo: Battle Royale | Novela, película.

     ➝ Autor(a): ba0xiumin

     ➝ Género: Slight angst, acción, songfic.

     ➝ Advertencias: Muerte de personajes, aparición de miembros de NCT, Red Velvet y f(x).

     ➝ Palabras: 7,2K  

     ➝ Resumen: Una batalla comienza, pero nunca acaba.

Kyungsoo despierta para un baño de sangre y Baekhyun para una competencia. Ninguno sabe lo que le espera, porque cuando la guerra comienza, el único resultado será la sangre, y la gloria de un desconocido.




GLORIA Y GORE.


Kyungsoo soñó con arena entre sus dedos y rayos de sol sobre su piel cuando todo comenzó. Dormía en el hombro de Jongin, estaba cansado por el día de excursión, clasificar insectos no era su actividad predilecta y mucho menos cuando Jongin parecía más inmerso en ella que en tratar de mantener una conversación con él, no se imaginó despertar en el caos total y la histeria colectiva de sus compañeros de curso, todos con el miedo plasmado en el rostro.

Abrió los ojos, primero con lentitud, pero luego con apuro, como si hacerlo fuera a darle las respuestas a las preguntas que se arremolinaron en su cabeza. Una molestia se ubicó en su cuello, y cuando decidió hacer algo al respecto, su acción fue detenida por la mano intrusa de Baekhyun, uno de sus compañeros, que alejó su mano de aquello que tenía en el cuello.

—No lo hagas —comandó, seriedad en su voz. Baekhyun era conocido por ser siempre sonrisas, pero en aquel momento estaba tan serio como no lo había estado nunca. Traía, al igual que Kyungsoo, un collar en el cuello y no fue difícil entonces darse cuenta de lo que sucedía.

A su lado, Jongin siguió durmiendo en calma. Aquel collar que los marcaba como los próximos concursantes lucía siniestro en él. Casi como si ya estuviera muerto, como si no hubiera nada que pudiera hacer para evitarlo. Kyungsoo sintió la impotencia recorrer su ser, no encontraba razón alguna para verse en esa situación. Aunque se afirmaba que el azar era la forma de escoger la escuela elegida para la batalla, siempre coincidía con ciertos problemas difíciles de combatir: resistencias juveniles, muchachos rebeldes o simples delincuentes que alteraban el orden. Algunas veces los problemas se remetían a las generaciones anteriores, una advertencia de que sus hijos no eran la única cosa que podían arrebatarles, que las rebeliones no eran posibles en un lugar como ese y que los cambios estaban prohibidos para simples ciudadanos como ellos.

Conocía muy bien a cada uno de sus compañeros, desde la inocente Yerim, la menor del curso, hasta el problemático Yifan, el mayor de todos ellos que había llegado ese mismo año. Ninguno de ellos había hecho alguna cosa digna de tal castigo, no merecían aquello.

— ¿Por qué? —masculló Kyungsoo, el pánico palpable en su voz.

Baekhyun lo observó, un deje de lástima en sus ojos. Kyungsoo no era exactamente la persona más agresiva allí, vivía su vida de forma callada y pasiva, presentando los trabajos a tiempo y obedeciendo todo aquello que le ordenaban. No era lo suficientemente valiente para rebelarse, pero se sabía que dentro de esa cabeza suya se hallaban las mayores críticas contra aquellos que los oprimían, sin embargo, sólo reposaban allí sin ninguna intención de salir. A diferencia suya, Kyungsoo actuaba con cautela y cuidado, tratando de encontrar la forma en la que menor cantidad de personas se vieran afectadas.

—Alguien ha debido hacer algo —respondió automáticamente sin siquiera parpadear. Innumerables veces le habían dicho que podría ser un buen actor, que tenía la madera de mentir sin inmutarse, estaba de acuerdo—, la Gran República de Asia Oriental no actúa sin razones —terminó irónicamente.

Kyungsoo se quedó en silencio, su mirada se fijó en Jongin de nuevo. Respiraciones largas, dormía plácidamente. Kyungsoo se preguntó cómo era capaz de hacerlo en esa situación, incluso prefirió entonces que no despertara. Que jamás supiera lo que estaba pasando, así al menos no pensaría en él como una víctima más, sino como un accidente.

—Si no lo despiertas tú —urgió, la mirada fija en el menor—, lo haré yo. Creo que el preferiría que fueras tú.

Kyungsoo suspiró, no quería hacerlo. Despertar a Jongin significó sacarlo de la fantasía y llevarlo forzosamente a la realidad enferma a la que tenían que afrontar. Dentro de poco, estarían muertos, al igual que la mayoría de sus compañeros. Todos ellos menos uno, alguien que tomaría la iniciativa y se desharía de ellos para asegurar su prevalencia. No había forma de saber quién sería realmente el que iniciara con el baño de sangre que los acabaría a todos, pero podía apostar a que Baekhyun sería parte del pequeño grupo que pelearía por sobrevivir. Los demás tan sólo tratarían de evitar matar tanto como morir, para ellos la cuestión era la misma.

Nunca había tenido a Baekhyun como alguien de quien cuidarse, parecía alguien más bien ingenuo y que poco se relacionaba con aquellos temas, pero las situaciones extremas sacan lados desconocidos de las personas, y no duda en que aquellas que menos se espera, serán las que se debatirán entre la vida y la muerte, la condena o la libertad.

Con sacudidas pequeñas y golpes en la frente, Kyungsoo despertó a Jongin.

Pasó sus manos por sus ojos, trató de adaptarse a la luz y finalmente abrió los ojos con la confusión plasmada en su expresión. Miró a su alrededor, sus compañeros moviéndose de un lado a otro, el ruido incesante, la expresión de Kyungsoo y Baekhyun a su lado. Se sintió un extraño en su propio cuerpo, escuchó su propio latido y sintió como nunca el miedo recorriendo sus venas y la adrenalina apoderándose de su cuerpo.

En un movimiento inesperado, llevó ambas manos a su cuello solo para ser detenido abruptamente por Kyungsoo que lo miro con horror, pudo entonces comprender lo que sucedía al ver el cuello lleno de lunares del otro cubierto por un aparato metálico, el pánico entonces tomó parte de él de nuevo. Abrió los ojos de manera exagerada y apretó sus manos hasta que los nudillos perdieron su coloración y se tornaron blancos. Entendió con rapidez lo que sucedía, pues había pasado años deseando que no lo hiciera. Miró de nuevo a Kyungsoo, observaba la lejanía como si estuviera ausente, en silencio y con cierto toque metódico en su expresión. Supo que Kyungsoo lucharía, pero no sabía para qué.

Se levantó de la silla en donde se encontraba, fue el último en despertar y todos los demás ya estaban empezando a recuperar la poca cordura que les quedaba y sentándose de manera ordenada en los puestos asignados. Kyungsoo se alejó de él después de darle un apretón en la mano. Caminó junto a Baekhyun al rincón más lejano del aula, donde normalmente se sentaba. A su lado, Seulgi y Chanyeol se acomodaron silenciosamente, esperando alguna señal que les indicara lo que tenían que hacer.

El silencio se estableció en cuanto un hombre de traje, de unos cuarenta años, entró al lugar seguido de un par de soldados. Tenía una sonrisa lasciva en el rostro y los miraba con diversión. Todos ellos buscaron alguna explicación, pero no obtuvieron ninguna. El hombre se limitó a seguir mirándolos, mientras el silencio reinó en el aula.

Tras Jongin, Jinri y Joonmyun, otros de sus compañeros, empezaron a hablar en voz baja sobre la región en la que se encontraban. Él no había distinguido mucho de los alrededores, más allá de que el aula estaba hecha de madera claramente deteriorada y que tuvo que haber sido abandonada muchos años atrás, probablemente antes de la guerra. Los susurros de los dos lo mantuvieron alerta, pero no hablaron de mucho más, de lo que sí estuvo seguro fue de escuchar varias veces el sonido del papel rasgándose, dándole a entender que había algo de lo que no estaba enterándose.

Dirigió su mirada hacia abajo, su uniforme arrugado y los zapatos sucios. Sintió el regaño mental de su madre, el "no importa la situación en la que te encuentres, tu presentación debe ser la mejor", se preguntó qué pensaría su madre de esa situación, sintió miedo, en ese momento se dio cuenta de que por mucho que peleara, jamás la podría volver a ver. No tenía duda de que ella protestaría y tampoco la tenía de que él moriría, el problema era el cómo, el cuándo. Quería decidirlo él mismo, asegurarse entonces de que Kyungsoo estaría bien, de que el sí viviría y luego podría decidirlo, cuando estuviera seguro de que la única persona que le quedaba estaría bien, sólo en ese momento, podría morir sin arrepentirse.

Kyungsoo, desde el otro lado, miraba con atención a sus compañeros, la mayoría lucían asustados, buscando una forma de esconderse, acercándose a aquellos en quienes confiaban. Muy pocos, como él o Baekhyun, conservaban la calma y analizaban la situación. De esos tendría que cuidarse, alejarse lo más posible para poder poner a Jongin a salvo. Estaba asustado y no dudaba en reconocerlo. Jamás en su vida había tocado un arma y se había visto incapaz de hacerle una disección a una rana apenas unas horas antes, y, sin embargo, ahí estaba, preparándose para matar, preparándose para morir.

El hombre se aclaró la garganta, puso de nuevo esa sonrisa ladina que hacía que Baekhyun quisiera darle un puñetazo y los observó con atención. Paso su mirada por todos los estudiantes de tercer año, la más joven tenía apenas trece años y miraba a todos los lados con confusión, el mayor, Yifan, tenía dieciséis años y parecía relajado en su asiento. No observó a los otros y tampoco hablo con ninguno de ellos, simplemente aceptó lo que sería su destino y decidió relajarse mientras los demás descendían a la locura. Le dedicó un guiño al hombre, que lo reconoció al instante, un escalofrió quitó la sonrisa de su rostro y lo trajo de nuevo a la realidad de la que hacía parte.

— ¡Felicidades! —graznó el hombre, haciendo que todos los jóvenes volvieran su vista hacía él—, este año, han sido seleccionados para participar en el juego más grande de la república ¡Estoy seguro de que es un honor para todos ustedes! —el silenció se profundizó aún más, el hombre empezó a sonreír de nuevo, recuperando el entusiasmo brevemente perdido—, han sido escogidos entre cientos de clases para formar parte de la Batalla Real y deberían sentirse afortunados. Claro, por supuesto, la mayoría de ustedes no saldrán de aquí, pero tendrán una muerte por su país y serán un orgullo para sus familias. ¿No es eso excelente?

La voz cantarina del hombre causó que Kyungsoo tuviera que cubrirse los oídos para evitar un dolor de cabeza. La alegría con la que hablaba... no dudaba que el hombre era un sádico que esperaba con ansias cualquier oportunidad para ver la sangre derramarse. Se preguntó qué pensaría el hombre si esa sangre fuera la suya y se sorprendió de su propio pensar. Sacudió su cabeza de forma ligera para tratar de sacar los pensamientos fuera de ella. No podía dejar que su rabia le hiciera cometer un error.

Kyungsoo sabía que era diferente a ellos y quería demostrarlo, el problema era que no le quedaba más opción que morir para hacerlo, y si moría antes de que fuera necesario, entonces Jongin no se salvaría.

Chanyeol tiró un papel al suelo sin mucho entusiasmo, dudaba que Baekhyun leyera lo que estaba escrito ahí, pero era mejor intentarlo a rendirse, después de todo Baekhyun era su mejor amigo, y no quería que él muriera.

Por otra parte, tampoco quería morirse él, y eso hacía las cosas una infinidad de veces más difícil. No quería escoger entre su vida y la de Baekhyun, pues prácticamente eran la misma cosa. Se complementaban el uno al otro y nadie lo conocía tan bien como él. Morir así no era algo que quisiera, nunca se había imaginado a sí mismo en esa situación. Claro, alguna vez había tenido alguna pesadilla, pero la olvidaba rápidamente pues nunca pensó que llegaría a ello.

El hombre del frente empezó a llamar con su voz aguda y molesta a una chica y un chico. Les entregó una maleta y los envió fuera. La corta explicación que dio la mujer de cabello negro y acento extraño por el televisor, se acabó en cuanto ambos chicos estuvieron fuera, las instrucciones eran claras y Chanyeol sintió como el collar le quemaba el cuello. Sabía que cualquier palabra dicha podría causar su muerte, que cualquier error acabaría con él fácilmente. Tuvo miedo de no ser capaz de prever su propia muerte. Tuvo que admitir que, aunque era bastante bueno en las clases de educación física, no veía como su habilidad para tirar balones le serviría en un lugar como ese. A no ser que le dieran un balón como arma, que en todo caso sería inútil, si lo arrojaba no lo volvería a tener nunca.

A su lado, Sehun soltó un pesado suspiró cuando fue llamado. Le echó una mirada al papel al suelo y luego lo miró a él. Hubo un enfrentamiento visual por un rato, hasta que el hombre volvió a llamar a Sehun y este le dedicó una advertencia con la mirada. Ambos conocían la debilidad del otro y sabían que atacar allí sería un golpe bajo. Algo que, en cualquier caso, no se perdonarían ni en otra vida.

Sehun le sonrió antes de apresurarse a salir, recogió el papel del suelo con un gesto despreocupado y sin leerlo, lo volvió a arrojar, cerca del asiento de Baekhyun. El hombre de voz chillona no le puso mucha atención al gesto y le dio la maleta a Sehun sin ningún comentario. Este salió, junto a Hyuna sin decir nada, ambos caminando al lado del otro en absoluto silencio.

Yifan se estiró con parsimonia cuando escuchó su nombre. Lentamente se levantó de la silla, observó a cada uno de sus compañeros con indiferencia y fijó su mirada en algunos por unos cuantos segundos más de lo normal. Recibió la maleta del hombre con gracia y le dedicó una sonrisa que espantó a los demás.

Entre más pasaba el tiempo, más solo se quedaba el salón y más preocupado se sentía Jongin. Hace un rato había salido Sehun, y seguido de él, Zitao. Dentro del aula tan sólo quedaban diez personas, entre ellas Kyungsoo y Chanyeol. Jinri salió unos minutos antes, junto a Yifan. Joonmyun había salido mucho antes, junto a Soojung. Esperó poder salir antes de Kyungsoo, ralentizaría su paso y esperaría a que él saliera para que se quedaran juntos, después de eso, decidirían lo que harían.

Cuando el hombre canturreó su nombre, Jongin se paró con rapidez y recogió su maleta lo antes posible, junto a él, llamaron a Joohyun, que hizo casi lo mismo que él y que en cuanto estuvieron fuera, se apresuró a correr para alejarse del lugar.

Sabía de antemano que esa sería la primera área prohibida, y que estar dentro de ella cuando todos sus compañeros estuvieran fuera significaría la muerte instantánea, pero tenía que esperar a Kyungsoo. Por eso sus pasos fueron lentos y significativos, a la espera de la voz de Kyungsoo.

Unos minutos después, con paso acelerado, Baekhyun pasó por su lado. Paró bruscamente cuando lo vio. Tenía la respiración agitada y los ojos muy abiertos. Lo miro con desesperación.

— ¿Qué demonios haces ahí parado? —preguntó, casi gritando—, ¡¿por qué no te mueves?! ¡¿Acaso quieres morir?!

Jongin lo miró con indiferencia, quería seguir en silencio, pero temía que eso le traería problemas.

—Voy a terminar muerto de todas maneras, ¿qué más da si es ahora o más tarde?

Baekhyun respiró violetamente, sorprendido por la respuesta tan directa de Jongin. A diferencia de Kyungsoo, él no parecía querer luchar. Ya se había rendido, Baekhyun comprendió, y tan sólo quería proteger al otro. — ¿Ni siquiera quieres intentar vivir? —indagó, esperando una respuesta tan clara como la anterior, quiso evitar alguna duda sobre la voluntad de Jongin.

— ¿Quieres tú hacerlo? —inquirió, su voz sonó calmada, casi reconfortante para Baekhyun, a quien aquella pregunta lo tomó por sorpresa. Él no quería intentar sobrevivir, él quería e iba a sobrevivir, aquello lo tenía claro desde un principio. Si no podía ya escapar de ese lugar, entonces no se iba a doblegar. Iba a vivir, costara lo que costara.

Baekhyun levantó la frente con decisión. —Lo haré —afirmó, y Jongin le dedicó una sonrisa.

—Entonces tendrás las cosas más fáciles conmigo. No intentaré quitarte nada —comentó, su voz seguía siendo calmada y ambos podían escuchar el sonido de las hojas las unas contra las otras—, mientras no me quites nada a mí.

X

Kyungsoo se internó en la parte más profunda del bosque, buscando cualquier rastro de Jongin. Por alguna razón no había sido capaz de encontrarlo en el camino directo que todos habían seguido, parecía haberse desvanecido. Lo buscó cerca de media hora, hasta que se decidió por aceptar que no había forma de que estuviera allí. Bufó con exasperación, antes de sentarse junto a un árbol. Por estar buscando ni siquiera se había detenido a mirar lo que había dentro de la maleta. Con un movimiento brusco, fruto de la frustración, abrió la maleta. Contaba con las cosas básicas: comida, pero muy poca; agua, pero sólo dos litros que apenas y servirían para dos días, máximo; una linterna de baja intensidad y un bolígrafo que se había roto debido a la violencia con la que Kyungsoo había tirado la maleta al suelo. Por supuesto, también estaba el mapa, que sacó instantáneamente cuando lo vio. La brújula también se había roto, pero aún era utilizable y lo único que faltaba, oculto en el fondo de la maleta era un GPS que Kyungsoo supuso era su arma.

Había oído de algunas veces en las que las armas se limitaban a cosas inútiles, como joyería o libros. Entre todo eso, el GPS le pareció útil, pues al menos sabría dónde estaban los demás. El problema recaía en no saber quién era aquel punto rojo titilante. Al menos sabía que cuando Jongin estuviera con él, entonces no le importaría.

Cerró los ojos al mismo tiempo que se recostó contra el árbol. Le dolían las piernas de tanto caminar y quería dormir, pero se negaba a hacerlo. Pronto anochecería y sabría quiénes habían muerto ya. No dudaba que, para entonces, aquellos resentimientos guardados y rencores supuestamente olvidados volvieran a la luz y que, combinados con la desesperación de sobrevivir, ya habrían causado un baño de sangre. Esperaba que Jongin no estuviera entre ellos, porque si lo estaba, entonces no sabría qué hacer.

Era cierto que Kyungsoo era débil y que no tenía la fortaleza para muchas cosas. Que gustaba de pensar en rebelarse, pero al mismo tiempo, de guardar todo en extremo silencio y aislarse de los demás. Pero Jongin llegó y lo sacó de su letargo. Lo había conocido apenas tres años antes, ambos tenían doce y Jongin era nuevo en la escuela. Kyungsoo fue obligado a guiarlo y explicarle las reglas con sumo detalle, pero Jongin había insistido tanto en sacarle conversación que le fue imposible someterse a su papel y en su lugar empezó a hablar, le contó algunas cosas que nunca le había dicho a nadie y entonces estuvo sellado. Rápidamente se convirtió en su único amigo y aunque Jongin era esa clase de persona que atraía masas y conseguía millones de amigos con una palabra, jamás lo había abandonado. En su lugar, le contaba todas aquellas cosas que los demás le confiaban, y de esa manera, Kyungsoo había ganado una cantidad de conocimiento de sus otros compañeros que nadie se esperaba. Sabía sus fortalezas y sus debilidades, sus gustos y las cosas que les enojaban. Sabía todo esto gracias a Jongin, pues sin él, jamás se habría abierto a nadie. Y no saber si quiera si estaba vivo le destrozaba, pues después de todo, seguía siendo débil y la ilusión de ser fuerte solo podía tenerla con él a su lado.

Suspiró pesadamente y se levantó de nuevo, no sin antes guardar todo de nuevo en la mochila. Pasó sus manos por sus ojos repetidamente para tratar de evitar quedarse dormido. Suspiró de nuevo, se puso la maleta en los hombros y se dedicó a seguir con el GPS al punto más cercano a él. Estaba al menos a unos veinte minutos caminando y no se había movido desde, por lo menos, unos quince minutos antes. Sospechó que la persona o estaba dormida, o había encontrado un lugar para refugiarse. Todos los demás puntos se hallaban bastante lejos de esa zona y se movían constantemente, pululando en grupos de dos o tres. Tan solo había tres puntos aislados, uno era al que él se dirigía, el otro estaba al otro extremo del lugar, y el último iba siempre tras un grupo de dos. Probablemente los acechaba y la idea le empezaba a incomodar.

Aceleró su paso para llegar al lugar, entre más cerca estaba, menos árboles le rodeaban y podía ver con más claridad. Había decidido dejar dentro la linterna pues dudaba que la batería durara mucho y no quería gastarla en ese momento. Cuando la luz ya empezaba a desvanecerse, Kyungsoo llegó al sitio que creía el refugió de la persona.

Una gran casa abandonada, casi en ruinas, era tan sólo una de las partes de lo que parecía haber sido un área urbana del lugar. Había incluso palmas un tanto estropeadas que le indicaban que tenía que haber sido un lugar de clase alta en su momento. No dudaba que la primera persona que encontró el lugar lo hubiera escogido como su refugio, todos parecían estar bastante lejos de allí por lo cual era perfecto, claro, siempre y cuando no se volviera un área de peligro, que tarde o temprano lo haría. Entró con cuidado, siguiendo en silencio el punto titilante del aparato. No tenía exactamente un plan y tampoco un arma, tan solo esperaba encontrarse con Jongin y poder entonces estar en paz, pero no fue eso lo que sucedió. Porque cuando contuvo la respiración al adentrarse más al lugar, con una sonrisa en el rostro y una choquita en la mano, lo esperaba Yifan.

X

Jongin estaba siguiendo a Chanyeol y Baekhyun desde que el último le había prometido ayudarlo a encontrar a Kyungsoo. Habían hecho un trato temporal, mientras no estuviera Kyungsoo, se ayudarían entre ellos, pero cuando apareciera, entonces se separarían y ya no serían más aliados. El problema recaía en si encontraban a Kyungsoo o no, porque le daba miedo que no fuera así y entonces no tendría razón para seguir allí. Siguiendo a Baekhyun, se dio cuenta de lo poco que lo conocía: no solo no había dudado en atacar a Joonmyun cuando había aparecido, sino que también, cuando había resultado muerto, olvidó su cuerpo y tomó sus cosas sin aviso. Y así había hecho ya tres veces, ante la mirada atónita de Jongin y el miedo en los ojos de Chanyeol. Cargaban con el equipamiento no solo de Joonmyun, sino también de Luhan y Sehun (que se habían suicidado), de Soojung, que acompañaba a Jinri (la única de la que Baekhyun no había podido hacerse cargo) y de Minseok. Así habían formado un pequeño arsenal que Baekhyun cargaba en una sola maleta en caso de emergencias.

Él se había convertido en su guía, sin explicar por qué o preguntar, simplemente ordenaba y ellos cumplían, había algo que lo impulsaba a obedecer y no solo era el arsenal de armas, quizás también era aquel rastro de gusto que tenía su sonrisa de satisfacción cuando la sangre manchaba su nívea piel. Le asustaba no saber cuántos de ellos, a los que pensaba conocer, se habían convertido en asesinos en un parpadeo.

—Aquí no está —anunció Baekhyun, después de salir de las ruinas de una casa, consigo traía otros dos equipajes con dificultad, una sola mirada bastó para que Chanyeol se apresurara a cogerlos, liberando al más bajo del peso—, dentro estaba Jongdae —explicó, mostrando su camisa que se había teñido de rojo—, trató de atacarme, logré esquivarlo —al ver la mirada de pánico del más alto, Baekhyun le dedicó una sonrisa—, fue superficial, Channie. No te preocupes.

— ¿La otra? —preguntó Jongin, en voz baja. Un equipamiento explicaba a Jongdae, pero el otro no—, ¿De quién es la otra maleta?

—Jongdae pensó que sería apropiado quedarse con la de Seulgi —aclaró, mientras trataba de limpiar sus uñas de la sangre seca—, dijo que fue Yifan el que lo hizo. Y que los equipamientos de Joohyun y Sooyoung también están donde encontró ese. A las afueras del bosque, en las casas donde estuvimos antes.

— ¿Piensas que Yifan está ahí? —preguntó Chanyeol, curioso. Jongin nunca se había relacionado mucho con el mayor de todos ellos, pero Baekhyun y Chanyeol se la llevaban bien con él. Ninguno de los dos parecía sorprendido de oír que su amigo había matado ya a tres personas.

—Probablemente sólo esté tratando de atraer a más personas a su trampa. Apuesto que el próximo será Yixing, si no es que ya está muerto...

—No pensé que habría tantas personas muertas en tan sólo el segundo día —reconoció Chanyeol, que sacó el termo de la maleta de Jongdae, y le echo un par de olidas al agua antes de tomar un poco—, no quedamos ni la mitad.

—La mitad se ha suicidado —comentó Jongin, uniéndose a la conversación—, han perdido la esperanza rápidamente.

—Es más que obvio —clamó Baekhyun, sentándose contra una pared llena de maleza—, se dieron cuenta de que no son capaces de matar, y que muchos sí los somos. Prefieren morir en sus propias manos y no en las mías —dejó caer sus brazos al lado, no se había dado cuenta de que las cicatrices allí de Baekhyun, no parecían recientes sino de ya hace mucho tiempo—, o en las de Yifan. Quizás hasta en las de Kyungsoo, o de quién sea que permanezca vivo.

Chanyeol cerró los ojos y recostó su cabeza contra el hombro de Baekhyun, tenía sangre en las manos, probablemente la de Jongdae, y algunos moretones en los brazos, producto del forcejeo que había mantenido con Jinri. La chica era fuerte y psicótica. No había dudado en apuñalar a Zitao y quedarse con su equipaje, momentos antes de que ellos llegaran. Primero se había ido contra Baekhyun al ver que había asesinado a Soojung, y luego había empezado a reír como loca. Tenía sangre cayéndole por el cabello y un gesto de burla en el rostro. Baekhyun casi se había caído de la impresión, pues Jinri juró matarle, y si no a él, entonces a Chanyeol. Preferiblemente a ambos había dicho, y a ti, Jongin. Y a tu noviecito, ninguno de ustedes quedará vivo. Ganaré yo, y serán ustedes mismos su propia destrucción.

Baekhyun parpadeó con el recuerdo, Jinri, la pequeña Jinri. Tenía catorce años, se había enamorado de él. Incluso habían salido por un tiempo y las cosas habían sido tolerables. A Baekhyun no le parecía que entonces esa fuera la misma chica con la que había salido cuando ambos eran unos niños y jugaban a cogerse de las manos. Ambos habían cambiado mucho y solo ellos dos conocían el secreto del otro, Soojung había muerto sin saberlo y Baekhyun quería que, si Chanyeol llegaba a morir, no fuera así. Que al menos supiera quién era realmente, no ese chico tonto obsesionado con la música ilegal, ni el asesino en el que se había convertido, sino Baekhyun: la razón por la que se encontraban allí. Apenas tenían quince, pero eso ya era suficiente en cualquier lugar para hacerlo responsable de algo tan grande. Sabía que era su culpa por dejar que los demás se enteraran, una resistencia no se hace a gritos, sino a susurros, y Baekhyun había cometido el error de equivocarse de la manera más ruidosa de todas y ahí lo estaba pagando. Igual que Jinri, igual que Yifan, e incluso, igual que Kyungsoo.

X

Yifan había soltado la espada cuando se dio cuenta de que era Kyungsoo el que había entrado. Lo desconcertó, por supuesto, porque pensaba que estaría con Jongin, y, de hecho, eso era lo que necesitaba. Asegurarse de que ambos estuvieran juntos, para darle cabida a su plan. Kyungsoo había tenido que presenciar como Yifan, casi sin parpadear, mataba a tres chicas que habían cometido el error de asomar sus narices por el lugar, él le había alertado de las personas que se acercaban, pero no esperó encontrarse entonces con que Yifan las iba a asesinar sin siquiera dejarlas huir.

Había obtenido las cosas más importantes de sus equipamientos (el agua, la comida y las linternas) y había dejado las restantes allí, junto a los cuerpos de las tres jóvenes. Ni siquiera se había detenido a cubrirlas ni nada por el estilo, las tres tenían las faldas rasgadas y las camisas llenas de sangre, por donde la chokuto había atravesado. Kyungsoo tuvo que contener las ganas de vomitar, no podía dejar de pensar que quizás, Jongin estaba del mismo modo, en algún otro lugar, sin nadie que llorara por él.

Yifan lo observó entre curioso y asustado. Nunca había visto alguna reacción emocional de Kyungsoo, que parecía ser de piedra en clases.

—No tienes por qué asustarte, Kyungsoo —comentó el mayor, sentándose a su lado—, si quisiera matarte, lo hubiera hecho hace mucho tiempo.

—No creo que eso le guste al gobierno —respondió, señalando su collar. Yifan soltó una risa sarcástica.

—Y me vale una mierda lo que le guste. Me han mandado aquí de nuevo y no pienso contenerme. Y, además —susurró—, no pueden oírme. Y a ti tampoco. Saben que seguimos vivos, por supuesto, pero no pueden oír nuestra conversación. Algo las bloquea.

Kyungsoo se quedó en silencio, observando con atención la habitación. — ¿Por qué no me has matado?

—Supongo que vale la pena que tú te quedes vivo —comentó, estirando las piernas—. No has matado a nadie aún, no has querido aprovecharte de sus recursos y honestamente, serías un buen elemento para la resistencia. Piensas demasiado y sé que lo único que quieres hacer es salvar a Jongin. Pero él no necesita ser salvado, va con Byun y Chanyeol. Los vi temprano, antes de que llegaras.

—No te creo —masculló Kyungsoo, la cabeza escondida entre las piernas—, Jongin jamás me abandonaría.

—Te está buscando —informó este, despreocupado—, y creo que volverá aquí eventualmente. No lo mataré, si eso te preocupa. Tampoco mataré a Byun o a Chanyeol, son mis amigos, y tengo un corazón después de todo.

— ¿Por qué le llamas Byun? —inquirió Kyungsoo, sorprendiendo a Yifan—, a Baekhyun, quiero decir. A Chanyeol lo llamas por su nombre y a Jongin también, ¿Por qué a Baekhyun no?

—A los camaradas de la resistencia se nos obliga a llamarlos por sus apellidos, Kyungsoo. Para él, yo soy Wu y para mí, él es Byun. No hay más. También debería llamarte a ti Do, o quizás Kang, eh. ¿Cómo prefieres que te llame?

Kyungsoo se quedó en silencio. — ¿Cómo sabes que soy Kang? ¿Quién te lo ha dicho?

—Nadie, me he dado cuenta yo solo, Kyungsoo. No eres tan inalcanzable como piensas. Kang es un símbolo y es fácil deducir que se escondería en la sombra. Sin embargo, tú no quieres ser descubierto, dime, ¿qué pensaría Jongin si le dijera que su amado amigo es en realidad el jefe de una resistencia? —se burló Yifan, con gracia—. A lo mejor te culpa por todo esto, ¿no? Y pensar que fue Byun el que las chivo...

— ¡Yo no dije nada! —se escuchó un grito de la nada—, no mientas idiota. ¿Querías que llegáramos aquí? Pues aquí estamos, ahora, deja al enano en paz y ven con nosotros, en tu lugar, le dejaré a Jongin.

Baekhyun lo empujó con el hombro y Jongin miro con alivio a Kyungsoo. Casi se tira para estar a su lado, pero Yifan lo detuvo antes de que pudiera alcanzarlo. —Alto ahí, Byun. ¿Qué te hace pensar que soy intercambiable?

Baekhyun puso los ojos en blanco, dándole vueltas un par de veces al puñal que cargaba en las manos. —No te estoy intercambiado, idiota. Simplemente ven con nosotros, ¿o es que no vas a hacerlo? —bromeó Baekhyun.

—No voy a hacerlo —contestó Yifan con seriedad—, no voy a hacerlo. Me quedaré con ellos.

X

En el quinto día, los cuarenta y ocho estudiantes se veían reducidos a siete: Jinri, Yifan, Baekhyun, Chanyeol, Kyungsoo, Jongin y Yixing. Ese día en la mañana, Kyungsoo, en un acto de cobardía, había matado a Yerim, la menor de todos ellos, y había estado trastornado desde entonces.

Por más que Jongin trató de calmarlo, fue imposible acercarse a él. Su mirada estaba vacía y no pronunció palabra desde entonces. Yifan simplemente los guiaba y Jongin iba tras ellos dos, en silencio angustioso.

—Tendremos que armar un plan, para acabar con Chanyeol y Byun —dijo de repente, después de apartar algunas ramas del suelo—, y también con Yixing. Están todos por la misma área, según esto —señaló el GPS de Kyungsoo—, tendrá que ser algo sencillo. A lo mejor ponerlos a todos en su contra. Si nos deshacemos de ellos, quedaremos sólo los tres.

Jongin guardó silencio, de alguna forma, tenía que conseguir morir. No era la idea más atractiva de todas, pero sabía que, si quería a Kyungsoo con vida, después de matar a los otros tres, entonces tendría que matar a Yifan, y tendría que morir con él.

—Jongin —lo llamó Yifan, Kyungsoo levantó la vista cuando oyó el nombre del otro en los labios del menor—, acércate. Quiero decirte algo.

El menor asintió, la mirada penetrante de Kyungsoo clavada en su espalda. Se adelantó unos pasos hasta quedar al lado de Yifan, cuando estuvo a su lado, Yifan susurró una disculpa, justo antes de besarlo.

Yifan se separó de Jongin rápidamente, antes de despedirse y decir que iba por Yixing. Los buscaría en el mismo lugar, dijo, unos treinta minutos después.

Decir que Kyungsoo se había enfurecido era ponerlo levemente, Jongin no reaccionó, ni siquiera con los reclamos del mayor, ni con los golpes, ni con los insultos. Lo aguantó todo, pues descubrió que esa era la forma de Yifan de ayudarlo. Kyungsoo no estaba bien, por supuesto. Y no lo estaría, pero al menos estaría vivo.

—No me sorprende entonces que Yifan no me haya hecho nada, eh. El bastardo sólo quería esperar para hacer esto frente a mí. ¿Desde cuándo, Jongin? ¿Siempre ha sido? ¿Alguna vez me quisiste? —Kyungsoo gritó, moviendo sus manos armadas peligrosamente. No le importó entonces a Jongin, no huyó ni lloró. No se defendió cuando Kyungsoo lo acusó de no amarle, y en su lugar lo acercó y lo estrechó entre sus brazos, sabiendo que, de esa manera, aquel puñal lo mataría. Las lágrimas salieron junto a su dolor y suspiró.

—Siempre te he querido, Kyungsoo.

X

Yifan no había matado a nadie importante para él. Había dejado que Jongin arreglara su propio problema, había dejado que Chanyeol y Baekhyun decidieran por sí mismos, pero sabía que no había forma de evitar matar a Yixing. Su mente probablemente le carcomería por siempre, o al menos mientras Baekhyun decidiera dejarlo con vida. Suspiró cuando encontró a Yixing sentado en la hierba, tranquilo como siempre lo había estado.

—Esperaba a que llegaras —dijo a forma de saludo, levantándose calmadamente—, supongo que ya es momento, ¿no?, ¿has vuelto a este punto de nuevo? ¿Es tu vida o la de alguien que amas? Supongo que esta vez sabrás que no vale la pena escoger otra que no sea la tuya...

—Yixing... —fue un susurro ahogado lo que salió de su boca—, lo siento tanto —lloraba, claro. Yixing estaba tan calmado mientras dentro de su corazón sólo había tormentas—, no quiero hacerlo...

—No te preocupes —se acercó, puso su mano en su mejilla, la otra sostuvo la espada, muy lentamente, se acercó a sus labios—, te lo haré más fácil.

Y así, casi sin esfuerzo, Yixing se despidió con el beso de la muerte de aquella persona que tanto había querido.

X

Chanyeol y Baekhyun habían decidido quedarse en un solo lugar y esperar a que Yifan llegara. Se sentían traicionados, pues su amigo los había dejado por otras dos personas que no pintaban de nada en su vida. Chanyeol incluso lloró, se acurrucó al lado de Baekhyun y untó su ya húmeda camisa teñida de sangre con sus lágrimas. Entendía el dolor de Chanyeol, entendía también que era momento de darlo todo, y decidir qué era lo que tenía que hacer. Morir juntos o que tan solo viviera uno de ellos.

Chanyeol suspiró entre sueños. Quería que él viviera, decidió Baekhyun, iba a hacer que él viviera.

Baekhyun cometió el error de quedarse dormido. Pues al despertar con la imagen del cuerpo de Chanyeol al lado de Yifan, se permitió creer que todo había sido una pesadilla. Pero sabía que no era así y que Yifan, aquel que era su amigo, aquel que lo conocía realmente, había matado a la persona que él más quería. Había matado a la única persona que había amado.

—Te odio —masculló, lágrimas cayendo por su rostro, Yifan lo abrazaba y Baekhyun golpeaba su pecho repetidamente—, te odio, te odio, te odio, ¡TE ODIO! ¿Por qué tenías que matarlo? ¿Qué había hecho él? Ni siquiera... —sus palabras se ahogaron—, ni siquiera pude decirle que lo quería, Yifan. Murió. Y murió sin conocerme en lo absoluto, pensando que era una buena persona. Pensando que no tenía nada que ver con esto, pensando que yo era esa persona que creyó conocer. No puedo vivir así, Yi. No puedo vivir con ello. ¡Murió pensando que era un asesino, pero que no era malo! Me vio matar, y jamás pude disculparme con él. ¿Por qué lo hiciste?

—No ibas a poder vivir contigo mismo si lo hubieras hecho tú —respondió Yifan con simpleza—, ahórrame el trabajo. Mátame, déjame ir. Te lo imploro, he matado a la única persona que he querido y no quería que hicieras lo mismo. Hice que Kyungsoo lo hiciera... tú eres diferente Baekhyun. Aún te queda una oportunidad...

—No me quedan más oportunidades —contestó con brusquedad, con los ojos picándole—, a ti tampoco. Mereces morir por matar a alguien que ni siquiera sabía que estaba haciendo aquí... por matar a la persona que te quería y admiraba —las lágrimas estaban agolpándose en sus ojos—. Por matar a la persona que iba a ver a su familia de nuevo.

Yifan no entendía. — ¿Tú... tú ibas a dejarlo vivir?

Baekhyun lo miró con desdén, y sin aviso se abalanzo sobre él, apuñalándolo. Cuidando dejarlo vivo lo suficiente.

—Baek... —sentía cómo las heridas estaban escociéndole—, lo maté porque tú mereces vivir. Sólo... —tragó con esfuerzo—, mátame.

Baekhyun lo apuñaló una vez más. Por supuesto que iba a matarlo, pero no se lo iba a poner tan fácil. Quería que muriera lentamente.

—Después de mí —continuó Yifan—, sólo te queda Kyungsoo. Él no va a querer vivir habiendo matado a Jongin —otra puñalada, Yifan se retorcía—. Así que sobrevive, esa es mi última voluntad.

Baekhyun sonrió cínicamente, se levantó contemplando su trabajo: Yifan tendido en el piso con múltiples heridas, ninguna mortal. De esa forma moriría desangrado. Le escupió antes de soltar una última pregunta para largarse de ahí. — ¿Y qué te hace pensar que tu voluntad vale la pena?

Yifan lo vio alejarse, sabiendo que su muerte iba a ser lenta y más tortuosa que la de ningún otro ahí. Al menos tenía la convicción de que iba a sobrevivir. Tenía que hacerlo, o Yifan habría hecho todo para nada.

X

La sangre de Jongin en sus manos se confundía con la suya propia. Kyungsoo no entendía qué había pasado, no entendía si había sido él o Jongin, si se había convertido en un loco, en un asesino.

Las lágrimas saladas le lavaban la sangre que tenía en el rostro, lloraba sobre Jongin, como si eso fuera a devolvérselo. Sus últimas palabras retumbaban en su mente "siempre te he querido, Kyungsoo". Y entonces, como en una maldita iluminación, un rayo le atravesó la mente: Yifan no tenía nada con Jongin, maldita sea, Yifan había planeado eso. Sabía que él estaba inestable, que sólo necesitaba un soplo para derrumbarse.

Con la ira corriéndole por las venas, tomo la decisión de matar a Yifan y morir después. Ya no le importaba quién iba a ganar el sádico juego. Él sólo quería vengarse. Recostó a Jongin con delicadeza, una sonrisa de melancolía y arrepentimiento le cruzaba el rostro.

Acomodó su cuerpo como si estuviera durmiendo, le alisó el uniforme con las manos, le fajó la camisa y con un pedazo de su propio pantalón, Kyungsoo le limpió los zapatos. Le peinó el cabello con sus dedos y besó sus labios, permitiéndose llorar sólo un poco más.

Una vez que estuvo listo, se levantó decidido a partir, echándole a Jongin un último vistazo. Después miró al cielo y le rogó su perdón, con el pecho doliéndole.

Miró su GPS y vio un punto fijo cerca de donde se encontraba, decidió ir hasta ahí sigilosamente. Tendría suerte si se tratara de Yifan una vez más, como el primer punto rojo que siguió al principio.

Se escondió entre los árboles, buscando una posición que le permitiera ver mejor. Entonces lo distinguió: era Yifan, pero alguien ya se le había adelantado.

Se acercó sin prisa, sin cuidado, y cuando estaba por llegar al cuerpo que él creía inerte, Yifan se volvió hacia él; moribundo y lamentable.

—Kyung... —trató de hablar.

Kyungsoo sonrió con disfrute. —Te mereces esto, Yifan. ¡TE LO MERECES! —le gritó, acercándose a él. Se agachó para quedar a su altura, y metió sus dedos en cada una de sus heridas. Los gritos de Yifan eran música para él—. No sé quién se me adelantó, pero me alegro que te dejara vivo.

Kyungsoo se arrodilló a su lado, Yifan trataba de decirle algo, pero su respiración estaba tan entrecortada que ninguna palabra era entendible. Kyungsoo lo miro con despreocupación y paso su mano lentamente sobre sus heridas. Poco le importaba ya si actuaba como un loco, su cordura no volvería nunca más. Sin cuidado, buscó formas de hacer que Yifan sufriera más y cuando terminó, cuando su última respiración cesó, Kyungsoo quiso volver donde Jongin, para morir a su lado.

X

Estaba a escasos metros del cadáver de Jongin, incluso podía verlo desde donde se encontraba. Apretó el paso para terminar con todo el sufrimiento que lo ahogaba más rápido, y cuando estuvo a dos pasos del cuerpo inerte de su amigo, el sonido de un arma siendo desasegurada lo hizo levantar la cabeza.

Frente a él, estaba Baekhyun. Su expresión estaba vacía, ver sus ojos era como ver a la nada. Kyungsoo se dejó caer junto a Jongin, abrazándolo, y cerró sus ojos recordando el día que se conocieron. Entonces Baekhyun accionó el arma y la bala atravesó el cráneo de Kyungsoo, matándolo al instante.

Baekhyun mató a la penúltima persona que merecía morir, alzó los brazos en señal de victoria con una sonrisa sarcástica decorándole el rostro. Cuando uno de los guardias se acercó a él, Baekhyun recorrió su cuello con uno de los puñales que aún conservaba en su mano derecha. No sin antes indicarle al hombre, lo que, con sangre, estaba escrito en el suelo. Una única palabra:

Gloria.

Baekhyun había matado a la última persona que merecía morir: él mismo.



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