10. NO WHAT I WISH, BUT ONLY WHAT I NEED pt.2
OST: Make you miss me by Sam Hunt/ Angel Baby by Troye Sivan
🎧ACRÍLICO🖌
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Los ruidos de voces del otro lado de la habitación no conseguían aliviar la opresión en el pecho de Jimin. Era irónico, aún cuando Yoongi solo estuviera teniendo aquella discusión por video llamada, el pelinegro no podía dejar de pensar en sus propios padres cuando discutían sobre él como si no existiera.
Finalmente la especie de batalla de insultos y gruñidos cesó. Esa versión de Yoongi debería haberlo abrumado, pero Jimin estaba pensando en quien saldría lastimado de todo aquello mientras los adultos decidían.
Jun había conseguido quedarse dormido entre sus brazos después que Min Ji intentara sacarlo a la fuerza del hospital, alegando que ella era la madre biológica y que a su hijo se le maltrataba.
Una línea que utilizaría desde aquel encuentro en la oficina de Yoongi, horas previas al accidente en el refugio de animales.
"Maldita loca."
Jimin se mordió el labio inferior. Él nunca había insultado a otra persona, él nunca había sentido el impulso de golpear a alguien en el rostro como deseaba estamparle un buen puñetazo aquella mujer.
Por Jun, por Yoongi, por él. Por la familia que le querían arrebatar y que recientemente asumía que no deseaba perder.
Sin embargo, no estaba tan ciego como para no ser analítico. Pensando sin incluir al corazón, podía entender el problema que se avecinaba cuando las acciones legales para mantener la custodia de Jun del lado de su padre dieran inicio.
Él quedaría en medio del fuego cruzado, si es que no lo estaba en ese momento. La mirada de aquella bruja antes de subir al auto de su nuevo marido así lo atestiguaba.
Ningún juez le daría credibilidad a su capacidad para ayudar en la crianza de un niño precoz siendo un doncel con trastorno del espectro autista con tendencia a experimentar ataques de pánico y fobia social.
De repente, años de aislamiento y episodios vergonzosos donde su familia lo relegaba a un rincón llegaron a su mente. Ni siquiera la cálida imagen de Jun abrazando a su oso de peluche pudo liberarlo de esa realización.
No iba ayudar a Yoongi a ganar esa pelea, en todo caso sería un blanco para que esa mujer acicateara más su ilógica venganza. Tenía que encontrar una solución.
No podía quedarse de brazos cruzados mientras el mundo de Jun era destruido por los adultos. Mientras otro niño especial era exiliado a la esquina de los incomprendidos, tal como le había sucedido a él.
—Dulces sueños, mi bebé.
Musitó sobre la cabecera de la cama de Jun, antes de atenuar las luces en la habitación. Luego se deslizó fuera hasta encontrar el pasillo. Encontró a Yoongi sentado a la encimera de la cocina, con la mirada perdida en el bento que se suponía hubiera degustado a la hora de almorzar.
—No sabía que todavía se usaban. Es un detalle que me recuerda los días buenos, cuando todo era más fácil.
Una sonrisa triste estaba en el rostro del más pálido. El cansancio parecía haber colocado mayor cantidad de años sobre los anchos hombros de Yoongi. Jimin suspiró antes de aceptar su lugar sobre el regazo del mayor.
Pronto pudo percibir cómo se aferraba a su cintura e inhalaba sobre el punto donde su alocado pulso se hacía notar sobre la pálida piel del cuello.
—Por cierto… yo también te amo…
Murmuró Yoongi sin salir de aquel sitio. Jimin le acarició el cabello, comprendiendo que se refería a la nota que esa mañana le dedicara para sellar el bento.
—Yo todavía más. No permitiré que me arranquen mi mundo con tanta facilidad. Todo estará bien, aún cuando sea algo débil y necesite la ayuda de los demás hasta para llegar al supermercado, me esforzaré por mejorar. Jun nos necesita, no permitas que le hagan daño. Ni siquiera me importa que lo nuestro termine si con eso Jun se queda contigo. Yo…
—Shhh…—Yoongi salió de su escondite para interrumpirlo con un roce de labios—No quiero pensar en planes ni estrategias esta noche. Sé que mientras estés con nosotros piso tierra firme. Después, mi amor, después nos volveremos locos para hacerle frente al problema, ahora solo quiero tus brazos. Te necesito tanto, cariño mío…
El CEO de Min's Holding Inc. volvió a unir sus labios a los del doncel que reposaba sobre su regazo. Él tenía razón, esa noche ninguno de los dos contaba con estabilidad para idear una ofensiva decente.
Dejarían que la almohada se quedara con sus preocupaciones mientras ambos prometían aliarse por el bien de la persona que más amaban.
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—Entonces, desde esa óptica, creo que Jimin tiene razón. Tendrás mejores resultados presentándote como padre soltero ante el juez que declarando un compromiso precipitado para aparentar que puedes darle una familia a Jun. Eso suena más forzado y la denfesa puede tergiversar los hechos alegando que incluso le has pagado a un doncel para recrear un falso hogar y quedarte con la custodia.
—¿Cómo un Kdrama donde hay un testamento y tiene que casarse o comprometerse para quedárselo? Disculpa Yoon, es que la lógica de Min Ji puede ser así de retorcida.
Namjoon asintió antes de dedicarle una mirada de advertencia al primo de Yoongi. Después de una temporada en Europa producto a su luna de miel, Taehyung y Jungkook habían regresado para estrenar su nueva casa de veraneo en Seúl, todo ello mientras adecentaban su residencia permanente en Daegu.
Cuando Tae se enteró que las suposiciones de su madre sobre la posible relación de su primo con el de Jungkook eran verosímiles, no pudo estar más encantado de ir a visitar a Yoongi y compañía, solo para coincidir con Namjoon y Seok Jin, bajo la molesta noticia de la demanda que libraba Yoongi por la custodia de su hijo.
—Sí, ella es bastante retorcida, pero yo tengo a Minnie—proclamó Yoongi con orgullo antes de acariciar la rodilla del doncel—y bueno, ustedes también. Estábamos tratando de averiguar la razón detrás del repentino interés de ella por Jun.
—Esa es una buena pista para organizar lo que vamos a decirle al juez y si pudiéramos sacar pruebas a la luz…
—Sobre eso, yo también puedo ser de utilidad con el registro médico de Jun. Lo llevo todo desde que esa zo… bueno desde que ella quedó encinta.
Concordó Jin. Jimin dejó de mirar por encima de las cabezas ajenas. Desde su puesto sobre el brazo del sofá, con una mano entre las de Yoongi y otra en el portátil sobre su regazo, comprobó que el infante por el que estaban planeado algo parecido a una estrategia de estado, estaba perfectamente entretenido con la maqueta de rascacielos que Jungkook le había traído de Francia, y que ambos armaban sobre la alfombra de la sala de estar, para redirigir sus pensamientos hacia la conversación actual.
—No sé si puedan validar esta información pero… logré obtener el estado de cuenta de Lee Min Ji y su esposo. Creo que trata de asegurar una fusión empresarial con Empresas Min a través de Jun, o lo que es lo mismo, quiere atrapar a Yoongi para salvarse de la quiebra.
La suave voz de Jimin hizo acto de presencia. Namjoon aceptó la laptop que sostenía el doncel antes que Taehyung se hiciera portador de lo que el resto opinaba.
—¡Demonios, Min! Tu novio hackeó un paraíso fiscal y tú como si nada ¡Mis respetos Minnie, no solo eres una cara bonita, tú si sabes cómo patear traseros!
Jimin se puso rígido cuando Tae se abalanzó sobre él para darle un fuerte abrazo.
—Suelta a mi novio, Tae.
Escuchó un gruñido de parte de Yoongi, pero como era de esperarse, lo ignoró hasta quedar en medio de su primo y de un sonrojado doncel que se esforzaba por seguir el hilo de cuestiones que Namjoon necesitaba para trazar el camino hacia los argumentos de su defensa.
—Bastardo egoísta… tú si que tienes suerte…
Murmuró Tae mientras admiraba el brillo en la mirada color ámbar de su primo, nuevamente posada sobre Jimin.
—¿Qué esperas para ponerle un anillo alrededor del anular izquierdo?
Insistió el efusivo castaño y Yoongi tuvo que reconocer que el pequeño Tae, como solía referirse a él internamente, era la viva imagen del carácter de su tía Ara.
—No ganarás esa apuesta para Navidad. No tengo prisa…
Concluyó Yoongi arrellenándose en el sofá. Jimin alzó la mirada de los documentos sobre los que él y Namjoon discutían para encontrar la de Yoongi.
Inconscientemente se peinó un mechón de cabello azabache detrás de la oreja antes de humedecerse los labios y regresar a su disertación sobre las formas de atrapar a Min Ji.
—Ya veo—regresó Tae a la carga—Pero mientras juegan a las casitas y hacemos pagar a la zorra de tu ex, tengamos muchas citas dobles.
—Jeon Taehyung…
Advirtió Yoongi, pero el castaño lo ignoró. No había quién le sacara una idea de la cabeza una vez que fijaba el rumbo. Después de recapitular un poco más sobre cómo llevarían el proceso legal sin lastimar a Jun, Seok Jin arrastró a Yoongi a la cocina alegando que era hora de que moviera el culo y atendiera a sus invitados.
Lo cual significaba que iban a cocinar. Las risas y bromas sin sentido llenaron ese espacio del departamento mientras el CEO se remangaba la camisa y otro delantal de la desastrosa colección de estampados de animales se anudaba a su cintura.
Jungkook se unió a los preparativos de la cena aludiendo que era tiempo que Taehyung lo relevara con Jun. Nam fue excomulgado de tocar cualquier cosa en aquella área. El moreno era en extremo un desastre para la cocina.
—Y eso que tienes manos de pianista ¿Cómo puedes ser peor que yo en la cocina?
Bromeó Tae, antes de darle otro sorbo a su copa de tinto. Antes que Namjoon pudiera contestar, Jin apareció con una bandeja de aperitivos consistentes en brochetas de jamón, queso y gambas rellenas con crema.
—Solo tiende a incendiar todo lo que toca allí, por los demás… benditas sean sus manos.
Jin le guiñó antes de que su esposo fingiera una falsa tos y Tae se quedara con la mandíbula abajo después de comprender el trasfondo de las palabras del pelinegro.
—Jinnie tiene un sentido del humor único.
Se las arregló para afirmar el abogado después del primer impacto. Tae negó con un gesto despreocupado.
—No quiero ni imaginar lo que dirá Kook para alejarme de la cocina. Nuestros esposos son de otra especie.
—Brindo por eso.
Propuso Nam con un choque se sus copas. Sobre la alfombra, Jimin jugaba con un pensativo Jun que ahora apoyaba su mejilla contra el pecho del doncel.
—Minnie…
Llamó el menor y Jimin lo alzó para verle el rostro.
—¿Estás cansado?
El niño asintió ahogando un bostezo. Jimin sonrió antes de ponerse en pie con el más chico en brazos.
—Vamos a tomar un baño antes de dormir.
Proclamó antes de abandonar la sala de estar. Las voces quedaron amortiguadas mientras se ocupaba por ayudar a Jun con los preparativos.
—¿No tienes hambre?
El bebé negó antes de permitir que Jimin le subiera la cremallera a su pijama de pingüino.
—Vale, entonces, hora de visitar la tierra de los sueños.
Le arregló las cobijas, de manera que estuviera lo más cómodo y calentito posible, luego apagó la luces hasta ajustar la pequeña lámpara que recreaba patrones de galaxias en el techo de la habitación.
—Dulces sueños, mi ángel.
Lo besó en la frente y estaba a punto de abandonarle cuando una pequeña mano se aferró al cordón de la sudadera azul que traía hoy. Jimin frunció el ceño.
—¿Jun, bebé, qué pasa?
Para ese entonces, el doncel descubrió la verdadera razón de que el cuerpecito bajo las mantas temblara como una hoja. Otro hipido traicionero salió de Jun antes que Jimin lo tomara en brazos y se ovillara con él.
—No… no quiero irme con ella… no quiero dejar a papá ni a ti… no…
—Mi amor…
Jimin no tenía que preguntar para saber a quién se refería su sensible niño. Un sentimiento cáustico le hizo apretar los dientes con solo pensar en Min Ji. Qué tipo de persona se atrevía a usar a un inocente como moneda de cambio.
—Minnie… ¿Quieres… tú quieres ser mi otro papá?
Esa última pregunta quebró el delgado silencio en la habitación. Jimin exhaló antes que el llanto le cerrara la garganta.
—Sería un honor, cariño mío. De hecho—sorbió por la nariz antes de besar la frente del niño— Aun si existe la posibilidad de que un día tu padre se canse de mí, yo estaré aquí para ti. Puedes apostar que siempre te protegeré. Te quiero tanto, bebé, te quiero tanto hijo mío…
Jun se apretó más contra el cuerpo del doncel, tal como si su aroma a lavanda o lo cálido de su abrazo pudiera inmunizarlo de todo mal. Jimin dejó que sus latidos se sincronizaran con los del infante mientras tarareaba que era su hijo, en una especie de mantra sanador.
Ambos cedieron al cansancio de la jornada o al hecho de que los planetas cambiaban sobre las superficies de la habitación. Ninguno de los dos supo del hombre que lloraba en silencio contemplando bajo el umbral, la delicada belleza que contenía todo su mundo.
"Puedes escribirlo, mi vida. Ganaremos esa batalla. No eras lo que yo quería, para nada. Tú superas cualquier fantasía de mi imaginación.
Eres todo un universo en una sola persona, eres el océano de calma que tanto necesitábamos para saber lo que realmente importa.
No, no eres lo que quería, es mucho mejor saber que no podría desear un ideal, cuando eres lo que necesito para estar vivo."
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Notas:
Bento: Palabra japonesa que se refiere a la forma de preparar aperitivos y almuerzos que serán guardados en loncheras.
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