Capítulo 27
Tres semanas después...
- ¿Qué te pasa? – Alex me empuja con el hombro. Estamos sentados fuera de la casa de Allan viendo hacia mi casa – no me digas que la estas extrañando. – no le respondo, no tengo ganas de discutir con él. – háblame, de un tiempo para acá has estado de lo mas raro conmigo, no hablas, no compartes lo que te pasa y si estuviste saliendo con Denisse y no me lo has contado a mi, o a los chicos, quienes me han dicho que desde hace semanas no hablan contigo…
- No soy Allan – suelto, porque no se inventar excusas ya; no se responder y todo esto está superándome y quiero a mi mamá – un día despertamos en el cuerpo del otro y no sabemos cómo volver.
Pasa segundos y luego minutos en los que Alex no responde, estoy a punto de decirle que es una broma cuando él me golpea el hombro, me giro para verlo y él me ve de hito a hito.
- ¿Es enserio? – pregunta muy serio y se me empaña la vista. Asiento. – mierda, no es que te esté creyendo, pero eso respondería muchas cosas, sobre todo el hecho de que estés a punto de llorar. – pasa otro largo tiempo en el que lloro y él mira mi casa - ¿en verdad eres la pequeña acosadora?
- Si, y creo que te odio – sorbo por la nariz y le doy la mirada más enojada que soy capaz de dar – eres muy malo conmigo y nunca te he hecho nada.
- Eres más pegajosa que caramelo caliente – responde a la defensiva.
- Pues eso no es un delito.
- Pero si un incordio. – volvemos al silencio y luego él dice – cuéntame cómo empezó todo.
Y entonces le cuento como sucedio y lo que ha pasado desde entonces, incluso la desastrosa charla del Padre Gabriel, sinceramente no creo que me lo crea, pero necesito contárselo a alguien como lo real que es, más aun ahora que estoy enojada con Allan. Ha tratado de hablar conmigo; en la universidad, cuando me ve fuera de la casa o incluso por teléfono, pero sigo molesta, aunque no tendría porque estarlo.
Nadie esta obligado a amar a nadie.
- Guau – se pasa las manos por el rostro y se queda pensando un largo tiempo – quiero ayudar, no sé con qué, pero lo haré. Tenemos que hablar con Allan.
- Pues habla tú con él, yo no quiero verlo. – me enfurruño.
- Bueno, eso será difícil – Alex se ríe - todos los días cuando te ves al espejo, lo ves.
- No me veo al espejo – respondo enojada. De repente veo a Allan salir de mi casa y me pongo en pie rápidamente – habla tú con él, luego me dices que te dijo.
Huyo al interior de la casa de Allan y me encierro en la habitación, más tarde la mamá de Allan entra y se sienta en la cama junto a mí.
- Cariño, ¿sabes que puedes hablar conmigo de todo lo que tú quieras, verdad?
- Si… - respondo insegura.
- Entonces me gustaría que me contaras que es lo que te pasa – acaricia mi cabello y las lágrimas vienen a mis ojos otra vez – ahora te exijo que me digas que es lo que te tiene así.
- No lo sé – susurro y tomo la mano de la mamá de Allan – siento que todo es demasiado para mí, es una presión muy grande.
- A veces creo que el amor no es suficiente, que entre géneros nos comprendemos mejor – suspira y ahora juega con mis dedos – sé que extrañas a tu padre, que no está todo el tiempo cuanto lo necesitas, pero él lo hace lo mejor que puede, te lo aseguro y yo siempre estoy aquí.
- Lo sé, no estoy reprochando nada, solo creo que crecer es difícil y estresante, eso es todo. – la tranquilizo, no sé qué tipo de relación tiene Allan con sus papás, pero no está bien que yo la complique o la estropee. – no es nada importante.
- Todo lo que a ti te suceda es importante – me da un golpecito en la nariz – no te guardes nada, no me gusta cómo has estado estos días… y eso me hizo preguntarme… ¿tiene algo que ver con Denisse?
- ¿Por qué preguntas eso? – pregunto con cautela
- Porque desde que pasó lo del baño has estado así y eso empeoro días después.
- Bueno… tal vez – digo a medias – es que quiero estar junto a él... ella, pero a la vez no quiero, es complicado.
- Yo sé el nombre de lo complicado, pero dejare que tú lo descubras por tu cuenta. – me sonríe con ternura - ¿recuerdas lo molesto que te ponías cada vez que te mencionaba a Denisse?
Auch, no quería escuchar eso, esta mujer siempre me cayó bien, pero no quería enterarme como era que ella le hablaba de mí y él fruncía el ceño.
- Yo siempre supe que en el fondo te gustaba, es inevitable no hacerlo, ella es como una pastilla efervescente y es tan amable y hermosa, porque me digas lo que me digas la chica es linda y siempre ha estado enamorada de ti, eso es muy tierno.
- Pues yo creo que ella estaba loca cuando decidió que estaba enamorada de mí - gruño – de hecho creo que ya no siente nada por mí.
- No lo creo, pero deberías mejorar tus formas de ser alrededor de ella, pasaste de ser indiferente a mano larga de la noche a la mañana – me reprendió – eso seguro fue algo que ella tomo en cuenta y por eso se ha alejado de ti. No creas que no me entere que seguían viéndose incluso después de que la mamá de Denisse lo prohibió.
- Yo te puedo explicar... – empiezo pero ella niega con la cabeza.
- Recuerda que yo también tuve tu edad y eres bastante retrasado en tus aventuras, lo cual agradezco, no me malentiendas, no quiero que te desvíes, pero quiero que tengas experiencias para tu futuro.
- Gracias… mamá.
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