Capítulo 13
Denisse
- Te odio – miro asqueada a Dante que engulle el helado que compro para mí. Lo come bocado tras bocado haciendo gestos y sonidos apetecibles, pero a mí solo me produce nauseas. – esta es la peor tortura que me han inflingido, no te lo perdonaré. – él toma una porción especialmente grande de helado y se la mete a la boca – eres repugnante.
- Tu eres una loca por no gustarte el helado – es capaz de meter el dedo en la copa de lo que antes contenía helado y lo chupa después. – haré que te gusten muchas cosas que no tienes ni idea.
- No necesito que me enseñes nada, nada de lo que tú me puedas enseñar me interesa. – él se encoge de hombros y sigue repasando con el dedo la copa - ¡ya deja de hacer eso! Te comiste dos copas desbordantes de helado.
Sigue haciéndolo como un niño de cuatro años, es asqueroso, pero no puedo quitarle lo lindo que es. En un principio pensé que se había acercado a mí para usarme para hacer su tarea, y no me equivoque, pero como no caí desfallecida ante sus encantos se rindió y dijo que quería ser mi amigo, pero seguía queriendo que yo le hiciera su tarea. Eso no iba a pasar. Lo podría ayudar a mejorar en sus clases, pero no haría su tarea.
Desde que se dio cuenta que yo era bastante buena en las materias, se me ha pegado como miel y no me molesta, tener un amigo es lindo, y ahora parece que me está yendo bien haciendo amigos, de lo que me perdí antes.
- Vamos, antes de que arrase con toda la heladería, seguro que puedo, aun tengo hambre – se frota el estomago algo abultado, se lo creo, no es un chico muy alto, pero sí bastante corpulento y desde que lo conozco lo veo comer a todas horas. Se parece a Brad Pitt en la peli "la estafa maestra", siempre con algo de comer en la mano. – pasamos por Taco Bell de camino a casa, pero ahora... quiero que veas algo.
- No quiero ver tu harén. – vuelve a arrastrarme a su auto y me dejo llevar, este chico tiene tanta energía, no se está quieto ni un instante y no le gusta que no vayan a su paso. – ahora ya se porque tienes tanta energía.
- Desde que era un bebé era de esta manera, no tienen nada que ver los helados, pasteles o dulces que pueda ingerir. – prácticamente me sienta y abrocha el cinturón y después va a su lugar – quiero mostrarte un lugar especial.
- ¿De verdad? – pregunto emocionada, nunca he conocido el lugar especial de ninguna persona, esto es muy lindo.
- De verdad – ya no dice mas hasta que llegamos a un parque ecológico, como su nombre profesa. Dante se baja y continua arrastrándome hasta una enorme y frondosa ceiba.
- Aquí estamos, este es mi lugar favorito de todo el mundo - suspira hondo y se sienta con la espalda recostada al tronco del árbol.
- Muchas gracias, Dante – me siento junto a él e increíblemente se sienta tranquilo por un largo rato – nunca nadie me había llevado a su lugar especial, muchas gracias.
- Bueno, en realidad... este no es mi lugar favorito en el mundo. – se rasca la cabeza incomodo - es mi segundo lugar favorito en el mundo. El primero lo estoy reservando para la bella dama que me robe el corazón... y ya que tu, por los rumores que me han llegado, estas perdidamente enamorada de otro... te lo has perdido.
- ¿Qué rumores?
- Que cierto compañero nuestro ha estado en tu mira por muchos años... – Dante me está viendo fijamente, esperando a que diga algo y aunque nunca me ha dado vergüenza decir cuánto amo a Allan, siento incomodidad en aceptar que estoy terriblemente loca por un chico desde hace más de diez años y que él no siente nada por mí, ni siquiera soy su amiga. Eso me hace sonar como una tonta. – así que es cierto. Y si mis fuentes no se equivocan... el susodicho es un tal Allan, ¿no?
- ¿Y se puede saber quién es tu fuente? –le contestó con otra pregunta, aunque según mi mamá hacer eso es de tontos, pero no quería responder a la suya.
- Aquí, allá, pajaritos que hablan de más, ratoncitos chismosos – se encoge de hombros.
- Pues deberías revisarte con un especialista, hablar con animales no es algo normal o si te crees que eres el nuevo Doctor Dolittle es que estás chiflado – estoy irritada y me levanto – ya es tarde, mejor llévame a casa.
- Oye, Denisse, no te lo dije para molestarte, era solo curiosidad – Dante se levanta y recupera su confianza y pone su brazo sobre mis hombros – además, me parece muy lindo un amor así, tan tierno y puro...- suspira exageradamente – eres ese tipo de persona, Denisse, una persona linda que guardaría sentimientos por otra persona durante un largo tiempo.
- ¿Eso me hace una persona predecible?
- No, increíble, eso es lo que eres – besa mi cabello y sigue parloteando hasta que llegamos al auto y yo asiento de vez en cuando, creo que me encanta mi nuevo amigo.
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